Escucho al rey atentamente, y clavo la vista en su consejero Earn. No le pierdo ojo: algo me dice que hay más en él de lo que parece. Pero cuando mis compañeros hablan, echo la cabeza hacia atrás. "Narieth tiene razón. Un sello real nos dará credibilidad."
- ¿Cuál está más cerca, las planicies de Estemnet o los vados del Isen?- Pregunto a Eothred.- La verdad, después de tener que perseguir un troll, esto parece mucho más fácil.
-El matrimonio no será una mentira sino que se celebrará de una forma u otra, siempre y cuando Esmund y Mildryd acepten. Sin embargo, del éxito de vuestra misión dependerá de si se trata de una boda que reconcilie a nuestro pueblo o una en la que los invitados se mirarán con desconfianza -explica el Rey- Para que no haya dudas, vuestra misión no es llegar a un acuerdo definitivo entre los Mariscales sino convencerlos para que acepten la boda entre dos de sus súbditos y se comprometan a sentarse aquí en Meduseld para empezar a ponerle fin a su enemistad -acto seguido, Thengel centra su mirada en Narieth- Si os doy un símbolo real o un documento, los Mariscales serán menos receptivos ya que lo tomarán como una orden directa mía. Tanto Cenric como Éogar son conscientes de tu presencia aquí y si te envío a ti en lugar de uno de mis consejeros, sabrán que no se trata de una orden real sino una propuesta.
Mientras en Rey Thengel habla, podéis ver que la Reina Morwen asiente en silencio a las palabras de Aldor.
Todos: Para que os quede claro, la idea no es hacer de negociadores sino convencer a los Mariscales para que permitan la boda entre Esmund y Mildryd y que comiencen a hablar entre ellos para así ponerle fin a la enemistad. Una vez que ambos estén sentados en la misma mesa, el propio Thengel se encargará de hacer de árbitro e intentará que los Mariscales lleguen a un acuerdo definitivo.
Además, todo esté asunto es extraoficial, de allí que os envíe sin ninguna autoridad real y que no os permita actuar como sus agentes sino como simples “mensajeros”.
Trick y Holmes (por si quieres responder): La distancia es diferente (los Vados quedan más lejos) pero por cuestiones del terreno (el viaje hacia Estemnet es a campo traviesa mientras que hacia los Vados es por el Gran Camino del Oeste), el tiempo que tardaréis es prácticamente el mismo. Desde Edoras, ambos Mariscales están a dos días de viaje.
- Sabias son sus palabras y sus decisiones, Rey -dirijo mi mirada hacia el alto hombre, y sonrío con cierta complicidad-. Bien, en ese caso, propongo seguir el consejo de Earn y visitar primero a Cenric en Estemnet.
A continuación miro a los compañeros que me rodean en la mesa, dando una explicación a mi propuesta: -Me consta que ha atravesado estas tierras sin descanso, y no desoiría sus consejos sobre viajes a la ligera.
Luego de las intervenciones de algunos de mis compañeros y de las respuestas del Rey ya no me quedaban dudas, pero si la preocupación de que pese a su aparente facilidad sentía que las cosas serían más complicadas de lo que creíamos. No era normal que yo le estuviera dando tantas vueltas a un asunto, no me gustaba, prefería actuar y ver como se desarrollaban las cosas, así no tenía que sufrir las incómodas preocupaciones que atormentan la mente de los hombres y los hacen dudar. Necesitaba urgéntemente ponerme en marcha, así podría distraerme y volver a sentirme yo mismo.
Entre tanto pensamiento logré escuchar las palabras de la elfa y asentí. -Estoy de acuerdo. Además, considero que no deberíamos demorarnos en partir. El Rey ha sido muy amable y me siento honrado por su hospitalidad, pero será mejor darnos prisa, pues mientras antes salgamos antes resolveremos esta situación. Dije tratando de demostrar confianza para ocultar las preocupaciones que sentía. Acto seguido esperé con algo de impaciencia la respuesta de mis compañeros.
Luego de las respuestas de la familia real y su consejero, Dengal opinó con sus compañeros sobre como comenzar la misión.
-Coincido en que debamos ir primero con el mariscal Cenric, hablar con Esmund y de alguna forma despertar otra vez sus sentimientos hacia Mildryd. Comenzar con el hombre es tal vez el primer paso, de allí tal vez él nos tome como mensajeros suyos para ir en busca de la joven.
La idea de empezar con el hombre era acertada puesto que el hombre siempre era más propenso a seguir enamorado de la mujer que la propia misma, o al menos eso decían todos los cuentos e historias de amor que había escuchado.
.-Secundo la idea de ir a ver al mariscal del Folde Este y empezar por Esmund.-dije con el entusiasmo propio de una pared. Aunque por dentro me tenía ganas de volver a cabalgar sobre Palafrén y sentir el viento en el rostro.
Con el rumbo a seguir definido y sin ninguna pregunta más que hacerle a los monarcas y a sus consejeros, vaciáis vuestras jarras y os despedís de los presentes con una reverencia para luego cruzar las puertas de Meduseld o, en el caso de Narieth, dirigiros a vuestros aposentos. Una vez fuera, bajáis por las escaleras que llevan al Castillo de Oro y tomáis rumbos distintos, algunos para cambiaros de ropa, otros para despediros de vuestros seres queridos, pero todos para prepararos para el largo viaje que os espera.
No sabéis cuanto tiempo tardaréis en volver a ver Edoras ni a que peligros os enfrentaréis en el camino pero de algo estáis seguros, vuestras espaldas cargan el peso del destino de Rohan y vuestras acciones determinarán la unión de los rohirrim o más años de enemistad y conflicto.
Cambiamos de escena: Capítulo 2: Provocaciones en el Vado