Partida Rol por web

Ya que de por sí solo el fuego no podía generar humo suficiente para satisfacer los planes de la militar, Anastasia se vio obligada a buscar en la vegetación el catalizador perfecto para generar una humareda digna de su estrategia.

Tan solo le llevó unos minutos encontrar lo que buscaba, a fin de cuentas estaba en una isla repleta de vegetación.

El humo empezó a expandirse y expandirse a la par que la noche lentamente dejaba de ser tan oscura debido a los primeros indicios de que pronto amanecería.

Finalmente la manta gris cubrió toda la zona, era incluso posible que sus compañeros se percatasen de que una gran humareda estaba invadiendo el sector.

Una vez completado su plan Anastasia decidió que era hora de acabar el trabajo y volver con sus compañeros. En primer lugar tomó su muda de ropa, vació media botella de agua en ella y la usó como protector para su rostro. A continuación detectó a su fiero enemigo y comenzó a rodear su posición, tratando de seguir el mismo camino que sus compañeros, ocultándose gracias al humo tanto a la vista como al olfato. La joven se permitió pensar que tal vez podría volver a casa.

Aprovechando la distracción Anastasia se camufló entre la vegetación y el humo, huyendo de la bestia que hace unos instantes quería devorarla. Sabía que la isla acogía otras especies más pequeñas pero igual de peligrosas así que no soltó su arma ni un instante mientras corría, tratando de alcanzar a sus compañeros cuanto antes. Si todo salía bien les daría alcance tarde o temprano, especialmente si Hammer trataba de ir al paso del científico debilucho.

DH rezó por sus vidas mientras corría como alma que lleva el diablo, consciente del peligro que los acechaba. De vez en cuando se escuchaban los disparos de Anastasia desde el coche y gracias a estos el dinosaurio dejó de perseguirlos una vez se adentraron en el bosque. Sin embargo, el estrepitoso ruido de metal y cristales rotos le estremeció. Esperaba que Anastasia hubiese podido escapar antes de aquello, lo deseaba… Quizá tendría que haberse quedado él o haber ayudado en la medida de lo posible. Pero ya no había vuelta atrás, ahora lo único que podían hacer era llegar a los muelles. Y después intentaría encontrarla, si es que ella no los encontraba a ellos. “Que sea lo que Dios quiera.”

Tras una larga caminata a pie visteis como el cielo iba adquiriendo un hermoso tono anaranjado. El sol estaba saliendo y la desconcertante madrugada estaba dando a su fin.

Ya no se escuchaban ruidos de dinosaurios con lo cual se podía esperar que el T-Rex ya no era una amenaza, no por lo menos a corto plazo.

Sabíais que al ir a pie vuestro ritmo de avance era muchísimo más lento, tampoco sabíais si podríais llegar a tiempo para recibir el rescate a tiempo pero... ¿qué importaba eso ahora mismo? estabais exhaustos pero estabais vivos.

Encontrasteis un pequeño claro, era ideal para retomar un poco el aliento. De no hacerlo podríais caer al suelo presa del agotamiento. Sabíais que vuestro periplo estaba a punto de finalizar.

John había estado corriendo hasta la extenuación, tanto que ya se encontraba haciendo eses con cada paso que daba, como un pato mareado... simplemente es que ya no podía más... tan agotado estaba que no le importaba nada, excepto dejar de correr... es más si volvía a parecer el dichoso Rex era capaz de ponerse una manzana en la boca y echarse sal en el tupé para que se lo comiese a gusto y lo dejara en paz, librándolo del sufrimiento... ¿Qué parte del cuerpo no le dolía? aquello era horrible.

- DH... no... no puedo más...- dijo en un hilo de voz dando un traspies que lo hizo caerse al suelo

Jadeó espanzurrado en la hierba, dando grandes bocanadas de aire para tratar de recuperarse

- Sí... si... si vuelve a venir Rex... ofréceme de sacrificio... y vete tu... lo que sea menos correr... dame... dame un respiro... que me muero...

Los primeros rayos de sol de la mañana comenzaban a iluminar la isla y el dinosaurio había quedado atrás. Mantuvieron la carrera hasta que descubrieron un claro donde poder descansar durante unos minutos, y tras caerse John, DH hizo lo propio recuperando poco a poco el resuello. Constantemente resoplaba tratando de insuflar su cuerpo de oxígeno y de ideas renovadas. Si el dinosaurio apareciera en ese instante, probablemente posaría para él e incluso le ayudaría a masticarlo; tenía las fuerzas en la reserva.

-Tranquilo… no pienso moverme. Ahora mismo… estamos para que nos empaqueten y nos envíen por Panda Express al barco. Jodido día de perros… –masculló riendo sin ganas.

Anastasia caminó con esfuerzo por entre la maleza hasta que finalmente llegó a un pequeño claro. En él descansan sus compañeros, que parecían estar exhaustos.

¿Tomando un descanso? Me da a mi que no llegamos... -dijo la joven deteniéndose para coger aire. Ella estaba verdaderamente destrozada, axfisiada por la carrera y el humo tragado pese a la húmeda muda que cubría su rostro. El cansancio hizo mella en la férrea soldado, obligándola a apoyarse en su rifle para no tropezar mientras andaba hacia John y Hammer.

John que estaba tirado en el suelo se incorporó como un resorte cuando escuchó los pasos de Anastasia acercándose a ellos, al volverse, escucharla y verificar que ella era, se la queó mirando con cara de salmón, sin creerse lo que sus ojos veían... para finalmente levantarse y abalanzarse sobre ella.

- ¡PERO QUE PEDAZO DE TÍA!- le dijo con la boca abierta de par en par superfeliz y orgulloso de verla a salvo con las manos extendidas hacia la militar, sin apenas palabras que pudieran expresar lo mucho que le alegraba que hubiera escapado del dinosaurio y que encima los hubiese salvado

- Yo... yo... joder...- y sin más le cogió la cara y la besó en todos los morros

Paulatinamente el ritmo cardíaco disminuía y el oxígeno volvía a sus pulmones. “Joder, lo que daría por un buen habano…” –pensó para sus adentros cuando unos movimientos entre los matorrales le alteraron. Echando mano de su fusil, preparado para lo que llegara, una expresión de alivio e incluso felicidad se posó en su cara tras ver aparecer la figura de Anastasia. La efusividad del científico con ella fue tal que no pudo evitar soltar una risotada, acompañando con un rostro divertido la escena. “Una de dos: o le pega un puñetazo en la boca o le mete la lengua hasta la tráquea.”

-¡Einstein, que tienes novia! –exclamó riéndose a carcajadas-. No sé quién de los tres está más para el arrastre, pero yo me voy a tomar unas largas vacaciones…

Anastasia había sido capaz, desde que estaba en la isla, de matar a un dinosaurio y escapar de su primo mayor en una situación harto complicada. Sin embargo esas tareas eran las habituales para la soldado. Saber reaccionar ante el beso de un joven científico medio loco no era uno de sus puntos fuertes.

La joven dejó que John la besara sin destrozarle sus partes o darle un buen puñetazo. Pero, en cuanto pudo, dio un paso hacia atrás y trató de sonreír.

Bueno, yo también me alegro de veros. Pero debemos irnos, disparé a ese bicho pero no conseguí matarlo. Solo pude escapar -comentó la rusa urgiendo a su grupo a volver a caminar -vámonos antes de que tengamos más sorpresas desagradables -concluyó sin hacer mención directa al beso de John...

Cuando la mente de John comenzó a funcionar y fue consciente de lo que había echo... (besarramacaco con lengua incluida) se separó de ella con cara de espanto, como si Anastasia pasase a convertirse en el dichoso Rex que había estado a punto de devorarlos en varias ocasiones.

- Uy... perdón...- se excusó rápidamente al tiempo que ponía una prudente distancia de por medio, que todavía era capaz de arrepentirse y arrancarle algo...

- Tienes razón, tienes razón... pongámonos en marcha- cambió de tema rápidamente animado a concluir aquella terrible excursión- Vamos, vamos... ya tiene que faltar poco- animó a sus compañeros iniciando la marcha con espíritu renovado, habían llegado los tres hasta allí... ¿sería posible un final feliz? mientras avanzaba tratando de aparentar buen humor John rezaba por que hubieran llegado a tiempo "Que no se haya ido... por favor, que no se hayan ido sin nosotros"

DH se levantó lentamente exhalando un suspiro cuando estuvo en pie, era una pena no poder descansar más rato, pero corrían el riesgo de no alcanzar a tiempo el barco. De todos modos, el saber que Anastasia seguía con vida alzó su moral; quizá todavía podían conseguirlo, salir los tres con vida de la isla después de todo lo ocurrido.

-Pues si no hay nada más que besar… que diga... añadir, es la hora de salir de una puñetera vez de aquí. He cogido un empacho de verde y dinosaurios, no quiero verlos durante muuucho tiempo –comentó haciendo una señal para que comenzaran de nuevo a caminar.