Partida Rol por web

El tiempo se congeló, o eso es al menos lo que sentían vuestras mentes al comprobar como mientras intentabais salir de aquella zona con sigilo el ruido de la tierra en vuestros calzados provocó más estruendo del que os debíais haber permitido.

El dinosaurio dejó su pequeño banquete para girarse bruscamente hacia atrás y hacer un contacto visual directo.

Esa mirada helaba la sangre, y lo peor es que ahora sí que reinaba absoluto silencio, un silencio sepulcral que iba a augurar un desastre difícil de solucionar.

Se podía percibir perfectamente que aquel que había hecho más ruido era DH, él ahora era el objetivo de ese monstruo jurásico ¿pero qué deberíais hacer ahora?¿correr?¿luchar?¿gritar?¿llorar?

Vuestras vidas pasaron como un flashback instantáneo por las retinas. Eran decisiones de milésimas de segundo... ya que el cazador no iba a dejar escapar a la presa.

John no había sido consciente del ruido que estaban haciendo en su desesperada retirada, hasta que Rex decidió dejar de comerse a aquella sabrosa dinosauria para centrarse en un par de escuálidos humanos... más concretamente en su fornido compañero militar... el científico consciente de que se estaba jugando el pellejo decidió hacer lo que tenía que haber hecho desde el principio, quedarse totalmente inmóvil, su supervivencia dependía de ello.

Retrocediendo con menos discreción de la deseada, DH pisó en falso. No habían sido lo suficientemente silenciosos, especialmente él. Maldiciendo para sus adentros por lo que se avecinaba, el crujido de la rama bajo su bota alertó al dinosaurio. Ahora sabía con total seguridad dónde estaban. John había optado por quedarse quieto como un resorte, DH prefirió probar otra cosa. Cogió su cuchillo y lo tiró a los pies del científico.

-Úsalo sin miedo si se te acerca alguno. ¡Yo voy a distraerlo! ¡En cuanto esté lejos sal volando al centro de visitantes! -instó al científico e inmediatamente empezó a correr tan rápido como le permitían sus piernas. Tenía una pequeña ventaja que intentaría aprovechar con el fin de confundir al dinosaurio entre tantos árboles.

Eran momentos desesperados y aquello requería medidas desesperadas.

DH lanzó el cuchillo a los pies de John, provocando que el dinosaurio siguiese la trayectoria del arma como un perro cuando le lanzan la pelota, sin embargo lo que llamó especialmente su atención fue ver al soldado emprender una carrera que activó todos los sentidos de esa exótica monstruosidad.

Para el dinosaurios el científico no existía, no formaba parte de ese juego, ahora tan solo tenía en mente una presa que estaba escapando y que iba a acechar hasta el final. ¿Sería aquello realmente lo que iba a suceder?

DH abandonó la zona mientras corría con todas sus fuerzas: su distracción había sido un rotundo éxito.

Ahora John estaba libre de la mirada del saurio, podía esconderse, gritar o llorar sin que nadie se percate de ello.

John se derrumbó en el suelo presa de la tensión, el miedo y la tristeza por el sacrificio que acababa de hacer su compañero por él... se sintio miserable, tenía que haberlo exhortado a que ignorase el gemido del dinosaurio que les había precipitado al encuentro del T-Rex, tembloroso cogió el cuchillo del suelo y se incorporó... de nada serviría la acción de DH sino llegaba al centro de visitantes.

Viste como finalmente DH desaparecía de tu vista junto con el dinosaurio, sin embargo tú continuaste andando con una idea en mente: la misión.

Avanzaste durante 10-15 minutos más en solitario a través de la jungla. La noche te daba buena cobertura pero eras consciente de que era peligroso seguir en aquella isla. Te aferraste a tus sentidos siempre en alerta por si aparecía alguna amenaza dispuesta a acabar con tu vida.

Sabías que el Centro de Visitantes no estaba demasiado lejos, quizás en menos de una hora de caminata ya podrías alcanzarlo pero... ¿qué sería de tus compañeros?

La adrenalina fluía por sus cuatro costados y el corazón estaba a punto de salírsele del pecho. La gente cuando está en situaciones de vida o muerte puede realizar hazañas realmente increíbles. Si ahora mismo participase en los 100 metros lisos sería capaz de quedar primero. Miró de soslayo para comprobar que el dinosaurio continuaba persiguiéndolo, pese a su aspecto pesado, poseía una larga zancada y un aguante estoico. Sin poder hacer otra cosa que no fuera correr e intentar despistar a la criatura entre los matorrales, solo esperaba que John llegara al laboratorio de una pieza.

Muchos tomarían como una imprudencia o un acto de locos su decisión, pero desde pequeño, él se había criado en ambientes hostiles y difíciles. DH aprendió desde su infancia a cuidar de los demás, quizá su carácter sobreprotector iba a condenarle, sin embargo él era así y nunca cambiaría. Ya no.

John caminaba deprisa, con todos sus sentidos alerta y con el cuchillo aferrado en su mano derecha. Debía llegar cuanto antes al centro de visitante... no debía fallar la misión, no debía fallar... se lo debía a DH. La visión del militar corriendo para darle una oportunidad de escape no hacía más que atormentarle... que idiota había sido... tenía que haber impedido que el militar fuera a investigar a aquel dinosaurio herido, el parque era tremendamente peligroso.. pero no tenía tiempo para eso... debía avanzar... debía continuar... ¿Y Anastasia? ¿Seguiría con vida? ¿Habría llegado con vida al centro... o habría perecido en el intento?

- Sigue adelante, sigue adelante- se decía a sí mismo sin aminorar la marcha.

En mitad de la noche y tras haber superado más de un obstáculo, por fin se había logrado llegar al edificio que contenía aquello que te haría cumplir la misión.

Ya el suelo dejó de ser tierra húmeda y la vegetación se sustituyó por muros hechos de hormigón que de poco sirvieron para retener a los dinosaurios que arrasaron con el parque. A fin de cuentas a estas alturas deberías dar gracias de seguir con vida después de todo lo sucedido.

Apenas había iluminación porque se daba por hecho que allí no habría nadie. Ahora estabas a tan solo unos pasos de abrir la puerta principal para buscar el lugar donde los laboratorios encerrarían secretos dignos manjares de especuladores y empresarios.

El señor Smith por fin pudo divisar el tan anhelado centro de visitantes, al verlo se apoyó en el tronco de un árbol mientras reflexionaba, para darse unos segundos de respiro. No podía creerse que hubiera llegado... a decir verdad era increible que no hubiese sido devorado por ninguno de los saurios que habitaban aquella terrible isla. El recuerdo del militar pesaba como una losa en su conciencia... pero se obligó a aislar cualquier sentimiento, al fin y al cabo su misión era ligeramente distinta a la de ambos militares... pensándolo friamente el éxito de la misión recaía en que John consiguiese salir de la isla él sólo, con toda la información que había ido a recoger... lo que estaba claro, es que ser John Smith no era fácil... y todavía no sabía como podía terminar aquello. Con un suspiro, se separó del árbol y terminó de salvar la distancia que le quedaba para  llegar a la entrada.

¿Estaría Anastasia dentro? ¿Se habría colado algún saurio en su interior? acarició la superficie de la puerta meditabundo. Las respuestas aguardaban en el interior... debía continuar. Tratando de hacer el menor ruido posible empujó la puerta hacia adelante para entrar.

Tal vez fuera por el miedo, tal vez por las ganas de seguir viviendo o quizás por ser un momento único en su vida, DH ganó ventaja en sus zancadas y tras un tramo a gran velocidad torció en dirección a la espesura. Permaneció en silencio, esperando que el dinosaurio se marchara hacia otra zona. Dejó escapar un suspiro de alivio mientras recuperaba el aliento perdido, por ahora estaba a salvo. En cuanto vio que todo estaba más calmado, caminó en busca del centro de visitantes.

Viste como finalmente el dinosaurio pasó de largo sin detectar tu presencia, sin embargo tú continuaste andando con una idea en mente: la misión.

Avanzaste durante 10-15 minutos más en solitario a través de la jungla. La noche te daba buena cobertura pero eras consciente de que era peligroso seguir en aquella isla. Te aferraste a tu arma por si aparecía alguna amenaza dispuesta a acabar con tu vida.

Sabías que el Centro de Visitantes no estaba demasiado lejos, quizás en menos de una hora de caminata ya podrías alcanzarlo pero... ¿qué sería de tus compañeros?

Al final el dinosaurio se marchó y sin embargo él todavía tenía el pulso acelerado. Trató de calmarse sin perder la concentración, su destino era el centro de visitantes. Si Smith había sido precavido estaría ya allí o al menos oculto de los peligros, y la otra militar pese a las heridas parecía una tipa dura, así que confiaba en que siguiera con vida. Volvió a mirar para los lados e inició de nuevo la marcha, lamentándose por no tener algún dispositivo con el cual comunicarse con ellos. "Aguantad. Joder, aguantad. Ya voy..." 

En mitad de la noche y tras haber superado más de un obstáculo, por fin se había logrado llegar al edificio que contenía aquello que te haría cumplir la misión.

Ya el suelo dejó de ser tierra húmeda y la vegetación se sustituyó por muros hechos de hormigón que de poco sirvieron para retener a los dinosaurios que arrasaron con el parque. A fin de cuentas a estas alturas deberías dar gracias de seguir con vida después de todo lo sucedido.

Apenas había iluminación porque se daba por hecho que allí no habría nadie. Ahora estabas a tan solo unos pasos de abrir la puerta principal para buscar el lugar donde los laboratorios encerrarían secretos dignos manjares de especuladores y empresarios.

Había estado caminando durante un buen rato hasta que llegó por fin al edificio principal del parque. "Un claro de luz en medio de tanta oscuridad" -pensaba DH tumbándose durante unos segundos en aquel suelo de piedra todavía sin poder creérselo. Todo lo que estaba pasando en la isla le dejaría marcado de por vida, si es que finalmente conseguía salir de allí. 

Volvió a erguirse, buscando con la mirada cualquier indicio de que estuvieran sus compañeros allí. "Hay que echarle pelotas al asunto." Avanzó con lentitud hacia la puerta del edificio, comprobando desde su posición el interior.