- Aquí Hub, si si, Rezongos. Mucha estática... bffff... dale una patada... justo detrás de la clavija... hummm... más a la izquierda. Eso solía funcionar, antes... seguro, cuando las fabricaron... - Dije, mirando desde la Taurusonte como se subía Mita a la Wasabi. - kjmmm,... Para ganar una carrera al buen viejo Rezongos, tendrías que ... tsk tsk... tener mil años más, oh si... Pero por suerte me tienes en tu equipo. - Comentó por el micro, con un cloqueo que podría ser algo así como una risa o un gorgorito de enfado y protesta.
Luego se giró hacia la doctora - A ver, chiquita, ¿no tienes guantes o esas cosas raras? Si tanto asquito te da todo... mejor no abras ese tipo de cajones, o receptáculos, o lo que sean, que hay por los laterales. - Yo, en los de mi antigua nave, llevaba galletas a medio comer, chicles a medio masticar y tabaco de morder. Y bebida, claro. Así que allí... - No se quien habrá conducido esto, así que... mejor no mires, ¿vale, Azulita? Por ahí los pilotos guardan de todo... de todo. -Era muy especialita, ¿no? Para ser doctora... - A ti no te desmayará ver la sangre o eso, ¿no?
- Eehhh... no lo sé- digo encogiendome de hombros con un poco de vergüenza - no he visto a nadie de sangrar todavía... en persona. Hasta ahora solo he tocado cadáveres, y esos no sangran, o sea...
Los humanos le dan la mayor de las importancias a la simbología. Pongo atención al debate sobre los gatitos esos.... los peores seres del universo. Jojo. Y ese envoltorio testicular. ¡¡Por todos los dioses!! Es una especie de cerebro maléfico con capilaridad. No puedo esperar a comenzar esta aventura, estoy extasiado. El vehículo irá remolcado así que me apuro a subir a la torreta del Taurosonte. - ¿Qué esperan? ¡A por ellos! Disparemos dos veces antes de que se enteren. - Los mandos de la metralleta son un poco pesados, pero creo que podré con ellos... si no patean mucho...
Respondí al alzamiento del pulgar de la Musculitos con un guiño cómplice.
Todos parecían estar contentos: el Vejestorio con su Nekosonte, la Musculitos con su Sharksabi y Envoltorio... él con su... ehm... homónimo... Sin embargo, si había alguien que no estaba contenta, era la pijita de la enfermera de pacotilla. En el fondo sentí algo de lástima por ella... Así que tras desguazar todas las piececitas que pude, y tras meterlas en el maletero de la Nekosonte... fui hasta colocarme a su lado, totalmente pegadita, y pasarle el brazo por encima del hombro. Aunque... tanto estar arreglando y desguanzando naves que debían llevar milenios entre mugre había hecho que mi cuerpo estuviera llenito de grasa, polvo y bacterias...
Grasa, polvo y bacterias que ahora se estaban adheriendo, gracias a mí, en mi querida amiga por el roce.
—¡Tú tranqui! —le dije—. ¿Sabes cuántas veces hemos estado a punto de morir el viejo y yo? ¡Tsh! ¡Viejo! ¿Se lo cuentas tú? Na', ya me encargo yo, que con tu Alzheimer seguro que ni te acuerdas...
Sonreí y a eso que me puse a contar con los dedos haciendo memoria... primero de una mano, y luego de la otra... y luego... ehm... me hice un lío y traté de contar de nuevo pero... ¡a la mierda! que al final me encogí de hombros y desistí en el intento.
—¡Unas cuantas! ¡El caso es que seguimos vivos! Y... la verdad es que no tengo ni puta idea cómo, porque lo último que recuerdo antes de estar aquí era que nos habían bombardeado el hijo de fruta del Capitán Hover y que todo salía por los aires... ¡Pero aquí estamos! ¡pjé! aunque con los cuerpos intercambiados y con nuestros antiguos compis criando malvas... ¡Pero eso es otra historia! ¡En fin!, que no tengas miedo: con nosotros estás a salvo —sonreí y le di una palmada en la espalda que por poco la estampo contra la mugre—. ¡Palabrita de Knox~!
Y me puse a reír como si contar que en realidad deberíamos estar muertos era lo más normal del mundo. ¡Total! Más rara era esa chiquilla...
En cualquier caso, que tras tratar de tranquilizarla, como buena amiga empática que era, me senté en el asiento de copiloto dispuesta a ver todo el espectáculo desde la primera fila, ¡como siempre! Así era yo feliz... viendo al viejo contento pilotando cosas, viendo explosiones y cuerpos saltando en mil pedazos, y fumándome un cigarrillo durante el proceso... ¡Sin embargo! Me faltaba el cigarrillo... así que abrí la guantera a ver si había suerte...
Sin embargo, en vez de eso, encontré un cassette rosita y monoso que no dudé en meter en el asqueroso radiocassette lleno de polvo de la Neko y...
La música empezó a sonar por los altavoces a TOOOOODO volumen.
—¡Jojo! ¡Cómo mola! ¡Tiruriruriiii~! ¡DuDuDuLaLaAaaaAaAaaa~! ♪♫
La banda sonora perfecta para hacer volar el hangar entero... o para destrozar tímpanos...
¡Qué divertido! xD
Veo que no os tomáis mis amenazas en serio... jum...