Partida Rol por web

-¡ACABARÉ CONTIGO!- grito mientras lo golpeo. 

Consigo romperle una pata y por si acaso, caía sobre mí al perder el equilibrio, me echo a un lado. Miro con cara de asco cuando de su extremidad cae algo muy asqueroso. 

Me detengo un segundo antes de volver a contraatacar, para ver si trata de huir o le ha sabido a poco la paliza que le he dado.

Knox se escabulle por un agujero, poniendo a salvo su viejo trasero. Mita consigue mantenerse alejada de la pringue del bicho. Pero Tahïr y Benito se manchan, Benito hasta casi que se revuelca directamente en un charco del líquido tóxico corrosivo. La médico parece no sufrir daños, su bata blanca (una vez fue inmaculada) debe estar hecha de algún material que soporte líquidos agresivos, como sangre de lecsikirs y crías de jokrinetas azules (las marrones son más sequeronas). Pero el explorador tiene mala cara, peor, mucho peor que de normal; el líquido le ha caído por todas partes y su pequeño cuerpo no parece soportarlo bien.

El bicho está a punto de volver a atacar, cuando se queda inmóvil. Entonces notáis una vibración en el suelo, en el techo, en las paredes. Una vibración que va creciendo poco a poco, y un ruido que se va acercando. El bicho ya no os presta atención, hay algo que le inquieta más. Sale huyendo por uno de los agujeros, distinto al agujero en el que está el viejo Knox.

El enemigo no tiene intención de seguir peleando, será...-¿Qué es eso? ¿Notáis esa vibración? ¡Tenemos que salir ya de aquí!- alerto a mis compañeros

- ¡ QUÉ ASCAZO, PARFAVAAAAAAR!- estallo en llanto. Al menos mi bata ha evitado que el líquido me toque la piel, pero está hecha un superdesastre, o sea.

Saco el spray desinfectante y me rocío entera.

Miro a Benito, que parece haber sido alcanzado también por el líquido, y lo veo superfatal. O hago algo o se supermuere, o sea...

Lo intentaré, pero en estas condiciones yo no puedo trabajar, o sea... es que no puedo...- digo mirando a mi alrededor:al suelo con restos putrefactos, el líquido asqueroso, el polvo en el ambiente, las paredes mohosas... Hasta que Mita no llamó nuestra atención, ni siquiera había notado la vibración

Que el suelo vibrara y que la cucaracha petada saliera por pata no parecía presagiar nada bueno. Sin embargo, yo estaba bien escondidita en el túnel. Y, si en aquel túnel no podía pasar la cucaracha, algo más grande tampoco, ¿verdad?

—Tsch, chicos. ¡Venid! —e hice algunos aspavientos para que mis compis me vieran.

Al menos, si moría, quería morir acompañada...

Tahïr consigue al menos estabilizar a Benito. Y ya ha sido bastante para el asco que le está dando todo en este momento. La mugre pegajosa ya no le quema más, pero está muy débil, 'realmente jodido' en términos médicos. El bicho se escabulle y os quedáis solos en las galerías.

La vibración va en aumento, y el ruido, como de rocas rompiéndose o chocando, está cada vez más cerca. Knox está agazapado en un túnel estrecho y os hace señas para que vayáis junto a él. Quizás sea un lugar seguro, pero quién sabe...

Segundos después rocas rodantes salen de algunos agujeros a gran velocidad, y atraviesan los túneles hasta el helado exterior. Os parece ver que tienen ¿ojos? El caso es que parece no ser un desprendimiento natural, sino algún tipo de mecanismo que las impulsa hacia arriba por el exterior, introduciéndolas por los túneles y dejándolas caer rodando por su propio peso.

Puede parecer extraño, pero te ha parecido verles brazos a esas esferas de roca. Brazos, ojos y bocas, somo si fueran unos seres pétreos. No es que hayas visto muchas criaturas por la galaxia, pero has oído de todo. ¿Unos seres de roca? ¿Por qué no? De todos modos son peligrosos, si por casualidad colasen por el túnel en el que estáis os aplastaría como mantequilla de veneralsh sin makrosa.

- No sé qué son esas rocas con ojos, pero no me parece buena idea adentrarnos en los túneles, no sabemos qué hay dentro. El poco tiempo que llevamos aquí ha sido suficiente para darme cuenta de que este lugar no traerá nada bueno, podría tratarse de una especie de hormiguero, y entonces ¿qué?- respondí a Knox ante su invitación para acompañarla.

-Si tengo que morir lo haré peleando pero no acorralada, lo mejor es que salgamos y busquemos otra forma de pasar la noche-

Miro a Knox que nos llama desde el túnel, miro a Mita que nos dice que salgamos...

¡ Ay! No sé qué hacer. Le preguntaré a Benito. Él siempre toma buenas decisiones.

- A ver, o sea, Benito... ¿Tu qué crees que deberíamos hacer, o sea?

¡¿Qué iban a salir de nuevo?! ¡Pero estamos locos o qué...!

—¡Tsch! ¡Cucha! ¡Flipadas! ¡Venid pa'cá!

A la musculitos se le había ido la olla, o lo mismo es que estaba tan calentita después de la pelea que ya se le había olvidado que... como saliera... iba a quedar conservada por décadas la mar de fresquita. La pijita parecía indecisa, pero... ellos no eran humanos, igual sí que podían aguantar el fresquito que hacía fuera.

—Como salgáis, yo no pienso ir a recoger vuestros cubitos de hielo, ¿eh? ¡Ni hablar!

Ahí que se iban a quedar como lo hicieran... Yo estaba bien segura en el sitio que me había agenciado y preparada para esconderme en cuanto viera acercarse alguna roca con ojos de ésas...

Benito está tan jodido que no reacciona, no es capaz de decidirse ni de responder a la pregunta de Tahïr. Entonces las criaturas rocosas y rodantes salen de los túneles. Es extraño, pero os parece haber oído hablar a una de ellas. "Pudozo do rumpos" parece que ha dicho, o quizás fuera el ruido al chocar contra las paredes. El caso es que las bolas se reúnen en la llanura, lejos de la entrada de los túneles, la luz del firmamento las ilumina. Ruedan y chocan unas con otras, como si de una manada se tratase. Ya no vuelven por aquí, están allí, rodando y chocando. Está claro que el frío no les afecta.

La luz en el cielo cada vez es más intensa, el día parece que está a punto de volver a comenzar. La noche es corta, el día será igual de corto. Debéis planear bien vuestros próximos pasos para poder aprovechar las horas de luz y calor en la superficie, si es que queréis ir a alguna parte.

- No tienen cara de muchos amigos... o sea, ¿no?- digo asustada a mis compañeros.- Si nos pillan aquí dentro, nos pueden hacer papillita contra las paredes del túnel, o sea. Yo saldría en cuanto el día empiece a calentar el exterior.

Sí que tenían cara de mala leche, sí...

Lo positivo era que la noche duraba realmente poco tiempo. Casi que había pasado en un plis-plas... o es que había estado tan jodidamente concentrada en el ataque de la cucaracha que se me había pasado volando. Una de dos. Fuera como fuese, en cuanto calentara un poquito, pensaba salir por patas de aquel tunel...

—Hecho. En cuanto eso, salimos cagando leche...

Eran feotes, y tenían cara de amargados... pero dudaba que pudieran rodar bien en un espacio abierto...

Me encontraba con un pie fuera de la cueva cuando escuché cómo mis compañeros planeaban salir de allí cuando amaneciese. ¡Pero qué tercos que son!

-¡Vamos Benito!, tienes que llevarnos hacia el puerto espacial, seguro que sabrás llegar-animé a nuestro explorador

Una de las jokrinetas, que es como se llaman estas extrañas criaturas, deja de rodar y se detiene, mirándoos. Luego parece comunicarse con las demás, que cesan su juego por decirlo de algún modo para mirar en vuestra dirección. Al instante todas ruedan para donde estáis, tomando más velocidad a cada segundo.

La luz de la estrella sale por el horizonte, anunciando el día y calentando la superficie de este lado del pedrusco en el que estáis. Al menos ya no moriréis de frío si salís al exterior, aunque esas bolas rocosas pueden aguaros la fiesta.

¿Por qué me miraba así, con el ceño fruncido? ¿Me estaban retando a un duelo de miradas? ¬¬

Sin dudar ni un segundo, fruncí aún más que el joputa ése el ceño y me quedé mirando fijamente a la croqueta con patas que me miraba. ¡No pensaba perder! ¡Yo jamás perdía un duelo de miradas! Al menos hasta que le vi empezar a rodar, y entonces...

—¡COÑO! ¡QUÉ VIENEN!

Y, a la velocidad que lo hacían, como no nos pusiéramos a cubierto igual acabábamos más planos que un folio...

Empiezo a ver cómo las pelotas de piedra con ojos y patas se congregan afuera y empiezan a...  ¿hablar?

- O sea, yo súperpaso de que me aplasten aquí. Me voy para fuera, o sea, pero ya- digo empezando a entrar en pánico, imaginándome pegadita a la pared del túnel como en los dibujos animados de holovisión.

Levanto la cabeza muy digna y me dirijo a la salida

Las rocas rodantes os alcanzan, apenas os ha dado tiempo de reaccionar. Benito muere aplastado por una pesada jokrineta (DEP Benito). Knox, a ti te alcanza otra, mientras trepabas para intentar escapar, pero con ese enclenque cuerpo no has podido llegar muy lejos, tu estado de salud es crítico, con que te roces con una chapita de nada puedes morir. Mita y Tahïr, vosotras aguantáis mejor la embestida, a una os hacen daño, y la otra consigue esquivar la carga de las bolas pétreas.

Tras este ataque infundado las jokrinetas siguen su camino. El pequeñín cuerpo del explorador adorna el suelo de Duslak de un color amarillo brillante, el color de su sangre. Mita acaba de perder a su compañero.

Al fondo, sobre una colina cercana, y ahora bajo la luz del día, podéis ver lo que debe ser una de las instalaciones más grandes del asteroide. Eso debe ser el puerto espacial.