Nihljem dio un par de pasos hacia atras, no estaba seguro de la reaccion del No-Muerto.

Esperemos que con esto le valga, sino vamos a tener que luchar

A pesar de las indicaciones de Eren, el muerto viviente continuó andando sobre el agua, empecinado en lo que parecía su misión. Todo indicaba que no deseaba razonar, o no le era posible.

- Traed a Lord Venado.

Seguía dando pasos hacia la orilla. En efecto, de alguna manera sus blancos ojos eran conscientes de la presencia de aquellas personas.

Davik sostenía su lanza la cual se podía ver inmaculada, sin rastros de podredumbre o corrosión, lo que contrastaba con su propio aspecto.

Sulmavate se acercó al carro y agarró un extremo de la manta con la que habían envuelto a Lord Venado.

SSerá mejor que acabemoss con essto cuanto antess. Siseo. Esstoy desseando librarme de esste olor.

Sin esperar a ver si alguien cogía el otro extremo de la manta, tiró de el hasta que el cuerpo cayó del carro. Esta muerto ya, así que no creo que se quejé, pensó mientras seguía tirando

-Mrgt. No ha cambiado su actitud al ver el cuerpo...- Dijo mientras lo arrastraba junto a Sulmavate a la orilla del río, incluso lo introdujo un poco en las aguas. -Dudo mucho que esto vaya a salir bien... estad preparados.- Tal vez necesitara sus atiendo originales para reconocerlo, o tal vez estaba en bucle y atacara a cualquiera que se acercase a la orilla. 

Sulmavate agarró el cuerpo del otrora temible bandido y lo introdujo en el río. La corriente tiró de él y lo arrebató de las serpentinas manos. El difunto se hundió a la par que era empujado en dirección del río, todo ante la atenta mirada de Davik.

- Lord Venado...

El muerto viviente gimió de forma lastimera, aliviada. Sus rodillas cedieron y fue ahora él quien cayó, quedando de rodillas. Tomó entonces su ranseur y con cuidado lo depositó sobre la superficie acuosa. El objeto una vez libre de sus manos no siguió el curso natural que se esperaba de él, sino que se dirigió hacia la orilla en la que el grupo esperaba, y quedó encallado ahí, a la vista.

Tras aquello, y tras una última mirada hacia los presentes, el cuerpo de Davik dejó de estar soportado de manera antinatural y cayó a plomo, provocando un chasquido. Su cuerpo fue dirigido por las aguas, ahora sin vida y sin falsa semejanza de ella.

Al otro lado del río se veían los restos quemados de lo que debía de ser su campamento.

- Ponre no muerto, se ve que su espíritu no podía descansar en paz sin ver caer a Lord Venado. ¿Qué diantres le haría? - Pensaba en voz alta el clérigo.

Mientras veían la escena, Eren se acercó y recogió la mágica arma que portaba el guardián del río, que ahora se había hundido del todo en las frías aguas.

- Puede que esto nos sirva y sino valdrá algo de dinero. Muy bien camaradas, sin el no muerto, se podría reconstruir el puente que cruzaba esta parte del río, pero ahora deberíamos volver al puesto de Oleg con las buenas nuevas y de paso organizarnos sobre dónde y cómo vamos a organizar nuestro futuro asentamiento. ¿Qué decís? - Preguntó el feroniés.

- Antes de marchar veamos que hay en el campamento, dijo Nihljem señalando los restos, quizas alli podamos encontrar algo que explique la historia de ese pobre hombre.

- Por cierto que hacemos con lo que queda de Lord Venado, miro al cadaver que llevaba dando vueltas con ellos una temporada.

- Tienes razón Nihljem. Vamos a echar un vistazo a esos restos de campamento. - Asintió a la idea del mago del grupo de seguir explorando el lugar.

Tras provocar la salida a la superficie del ser no muerto, Ser Auris había seguido sus evoluciones en silencio confiando en que sus compañeros, que habían tenido contacto previamente con la criatura llevaran las riendas de la situación.

Por unos instantes temió que desembocara en violencia y se preparó para lo peor, pero finalmente el ser tomó el cuerpo y lo reclamó hacia las aguas del río, dejando su antes amenazante arma como mudo testigo de su presencia. Visiblemente más relajado asintió a las palabras de sus compañeros.

- Parece que esta criatura era un guardián cuyo propósito ha terminado aquí. La zona tiene paso franco ahora, eso es lo importante. Veamos qué nos revela el campamento y sigamos con nuestros asuntos. -

Sulmavate no tenía prisa por volver al puesto de Oleg. Le agradaba el sitio, y había conseguido que se acostumbraran a el a base de pasear constantemente entre ellos, pero su hogar eran los bosques, se sentía más cómodo con VukVard cazando en la naturaleza que en la tranquilidad de la "civilización", así que acogió con entusiasmo la idea de cruzar al otro lado, así que buscó con la vista la forma de cruzar... no recordaba si había una balsa o un puente, pero si había que cruzar a nado tampoco le desagradaría.

Aunque pasar al otro lado del río era tentador, la corriente era demasiado rápida para cruzarlo sin el uso de algún tipo de apoyo. Al fondo se observaban los restos de un bote destrozado, que tampoco llegaría a servir para la tarea dado su nefasto estado.

Una cuerda cruzaba de un lado al otro y podía servir para que alguien atlético hiciera un arriesgado intento. Existía otra opción que era rodear durante un día o dos hasta encontrar un lugar más sencillo por el que sortear las aguas.

-Mwrtg...- Masculló VukVard mientras se dirigía al carro y cogía la cuerda que había guardado en el cargamento. La dejó en el suelo y comenzó el cambio.

A estas alturas estaba ya familiarizado con las fuerzas naturales y su comunión con ellas era cada vez mayor. Estaba listo para dar el siguiente paso en su camino feral.

El Enano comenzó a encoger a medida que de su cuerpo comenzaban a salir plumas. Su cabeza se alargó formando un pico mientras sus ojos se agrandaron. Las piernas cambiaron hasta convertirse en poderosas garras y sus brazos en fuertes alas. 

VukVard el Cazador tenía ahora el aspecto de un pequeño aunque robusto búho. Con pasos torpes con las alas extendidas agarró la cuerda con las garras y con un aleteo potente alzó el vuelo y se dirigió al otro lado del río. 

No creía que hubiera nada relevante al otro lado, pero le picaba la curiosidad.

Yuhu! dijo Nihljem mientras veia como Vukvard agarraba la cuerda y salia volando.

- Vamos hagamos un puente con otra cuerda y pasemos al otro lado del rio, dijo a sus compañeros mientras se frotaba las manos, al final la muerte de Lord Venado nos ha abierto las puertas de muchos sitios, pensó mientras esperaba a que la cuerda estuviese tensada

- Si no lo veo no lo creo... ¿Se ha convertido en un búho? Pero VukVard, nuestro enano... Era eso, ¿Un enano? - Se preguntaba extrañado y mirando al cielo el clérigo.

No en vano, jamás había visto a su camarada usar aquel truco, más propios de los druidas, y le pilló de improviso todo aquel despliegue de poder en forma de transmutación en un ser alado.

Ante la idea del mago, Eren seguía mirando atónito el batir de alas de su fiel camarada enano convertido en búho, mientras hablaba al mismo tiempo, contestando a Nihljem.

- Esperemos a ver que encuentra VukVard... - Añadió.

Con los ojos desencajados de la sorpresa, Sulmavate se quedó mirando a su fiero compañero convertirse en ave y cruzar el río...

Había oído de poderosos chamanes en su tribu que habían llegado a conseguir proezas similares después de una vida de comunión con la naturaleza, pero nunca se hubiera imaginado que un guerrero pudiera hacer algo similar.

Observando atónito como se alejaba lo único acertado que llegó a poder hacer fue darle un capón en la cabeza a Ko cuando intentó colarse en el zurrón de las raciones aprovechando la distracción, y más ya como gesto entrenado por la costumbre que conscientemente.

Con una inesperada transformación en buho, VukVard voló hasta el otro lado del río con extrema facilidad, haciendo uso de unas alas que sabía usar de forma instintiva. El cazador había entrado con las fuerzas de la naturaleza consiguiendo habilidades propias de los sabios druidas.

En aquél lugar se advertían los restos de una casa de madera y una empalizada. La casa se encontraba quemada totalmente. Además, se podían encontrar los cuerpos de huesos de tres perror, muertos como todo lo que había allí, todo indicaba que por flechazos.

En vida, Davik no había tenido grandes posesiones, pero había algo de material de construcción y herramientas con algo de valor. Entre los restos, un grupo de monedas cubiertos de cenizas era el único tesoro que quedaba.

- Quizás nunca sepamos que asuntos tuvieron Lord Venado y ese pobre ser. Lo que si está claro es que el pobre encontró al fin descanso al ver el cuerpo sin vida de su enemigo hundirse en las frías aguas del río. - Murmuró Eren, acompañando el punto final de su frase con un asentimiento de cabeza, mientras estaba apoyado en Mournblade, cuya hoja se hundía un poco en el húmedo suelo de la orilla del río.

Tras eso, hicieron recuento del pequeño tesoro, en forma de monedas de oro, que estaban esparcidas por las ruinas de la casa del supuesto no muerto, y que VukVard, en su forma animal, había conseguido para formar parte del tesoro del equipo.

- Será mejor que volvamos al puesto de Oleg. Aquí hemos acabado y tras cargar con el cuerpo de Lord Venado nos merecemos unos días de descanso. De hecho, para cuando lleguemos estará, seguramente, el tatuador que contrató Oleg para mí. Tengo que realizar ciertos rituales a Feronia antes y después y no quiero llegar falto de tiempo... - Añadió al grupo, algo sonriente.

Cuando por fin llegaron de vuelta al puesto de Oleg, tuvieron tiempo para compartir con Oleg y Svetlana lo acaecido aquellos días de viaje, sin ningún contratiempo de por medio. Aquello se debía al buen hacer del grupo en los contornos del Cinturón Verde. No en vano, les empezaban a llamar Los Héroes del Cinturón Verde.

Y el día señalado por el feroniés llegó. Al fin, el tatuador hizo aparición en el puesto fronterizo e hizo los preparativos para realizar el tatuaje. El clérigo no paraba de enseñarle diversos dibujos de sus textos sagrados, así como los símbolos que poseía de su deidad, paraque no hubiese error alguno.

- ¿Ves? Así es como quiero que quede. Es esta mano, la izquierda. Sostengo mi espada con la derecha y es la que quiero que esté libre, la misma que porta mi escudo. - Decía al pobre tatuador, que asentía sin saber la que le venía encima.

- ¡Ay! ¡Auuu! ¡Por la fértil llama! ¡Aguantaré el castigo, pero acaba ya! - Iba quejándose el pobre Eren, cada vez que un pinchazo de aquella rudimentaria aguja bañada en tinte iba perforando la fina piel del dorso de su mano.

Pese a los sudores fríos del dolor, el feroniés hizo acopio de valor y aguantó estoicamente hasta que el trabajo estuvo acabado por fin.

- ¡Vaya! ¡Es una maravilla! - Decía mostrando la mano a sus camaradas, ahora con el símbolo de su deidad en ella.

Los días siguientes, aprovechó para realizar ciertos pequeños rituales a Feronia buscando que le concediera su don en aquel símbolo, de igual forma que el símbolo material que portaba en madera. Tambíen había pensado en hacerse con uno de mayor calidad: De oro puro. Además, había encargado a unos artesanos con conocimientos de lo arcano que realizasen una mejora en Mournblade. Pese a los cuidados del feroniés, la hoja de su espada era ya bastante tosca y una ayuda arcana nunca le vendría mal, potenciada por la ayuda divina de su deidad.

Cuando por fin volvió al puesto de Oleg, Sulmavate se dedicó a intentar entrenar en el uso del arco a los guardias, pero sobre todo se apuntaba cada vez que surgía una expedición de caza, o de exploración. Le habían entrenado para trabajar siempre duro, sin descanso, y se sentía extraño descansando más allá de lo que el cuerpo necesitara para reponerse, sin embargo no todo el trabajo tenía que ser duro, pasó bastante tiempo con Korovati, educándole e inculcándole valores morales.... cosa a ratos frustrante y a ratos cómica, pues pese a su inteligencia no dejaba de tener menos de 2 años.

El pequeño dragón, además, desde que habían recibido su armadura y habían descubierto que era demasiado grande para el no paraba de morder "accidentalmente" al arquero cada vez que éste se distraía, con lo que el hombre reptil iba a todas partes con vendas cubriéndole los dedos, la nariz o las orejas, dependiendo del día.

Nihljem no estuvo ocioso mientras volvian del paso de Davik, aunque tambien le picaba la curiosidad suponia que los bandidos de Lord Venado habian emboscado a la pobre criatura.

Al llegar al puesto de Oleg, saludó a todos los miembros sobre todo a Irina, ya que le iba cogiendo un gusto a sus cocidos que echaba de menos en la carreta.

- He aqui un presente para el puesto, una copia en miniatura de la región que rodea al puesto le presentó a Oleg el mapa. Estaré ocupado, voy a hacer un mapa definitivo de las tierras robadas, el que tengo esta hecho a lapiz y lleno de borraduras.

Cuando Oleg le avisó que su encargo estaba listo una sonrisa de satisfaccion lleno su rostro, casi parecia un niño contento con los regalos del dia de su cumpleaños.

- Perfecto, dijo mientras se colocaba su anillo. Ahora a descansar y degustar un buen cocido, dijo en tono jovial

A pesar de sus reticencias iniciales, el paladín accede a la propuesta del resto para con Akiros, prometiéndose que pasará por allí tan a menudo como pueda para comprobar el comportamiento del antiguo paladín. El hosco enano había dado con una solución que inicialmente parecía había calado bien el el hombre. Faltaba saber si sus propósitos se mantendrían.

Una vez en marcha hasta el lugar del ría custodiado por el no muerto que reclamaba el cuerpo de Lord Venado los acontecimientos en el lugar se precipitaron de tal manera que todas las partes quedaron satisfechas, y el grupo pronto pudo emprender camino de vuelta al puesto de Oleg.

Una vez allí, el caballero se dirigió a sus amigos después de la copiosa cena de celebración de sus recientes hazañas.

- Amigos, pasaré unos días en comunión con Adabar. Hemos conseguido grandes logros al traer la luz de la civilización a esta tierra que se veía azotada por peligros de todo tipo. Después de conseguir el permiso de los señores de la Espada y el acceso a ese caudal que nos permitiría crear un asentamiento civilizado destinado a mejorar en estas tierras debo rezar a mi dios, y es posible que renovar mis viejos votos o crear unos nuevos. -

Tras esto Ser Auris se despoja de su armadura, portando únicamente su espada y una túnica y es visto en pocas ocasiones. No hay un santuario de Abadar en el puesto pero parece que el caballero encuentra solaz en su habitación o velando sus armas en el pozo del puesto. Cuando pasan esos días se reúne de nuevo con el grupo. Algo ha cambiado en su mirada, parece que está llena de una férrea determinación.

- Amigos, he renovado mi voto de proteger a aquellos que llevan la luz de la civilización a tierras salvajes, y además me he erigido en protector de sus vidas  y vengador de sus infortunios. Espero poder seguir a vuestro lado para hacer de estas tierras un lugar mejor, cosa que conseguiremos como hasta ahora, afrontando el peligro juntos. -

Parecía que el caballero tenía una nueva luz en su mirada, y parecía dispuesto a seguir adelante con la obra que la compañía había llevado hasta ahora armado con nuevas ideas y habilidades.