Partida Rol por web

La respuesta de Fio me dejó helada, haciendo que me volviera hacia el con una gran sorpresa en mi rostro, una sorpresa mala, pues estaba en el limbo entre la ira y la tristeza según me iba explicando Fio. No podía creer que fuera cierto... De mi madre me lo hubiera esperado, pero que Fio estuviera de acuerdo y encima me lo haya ocultado hasta ahora... Me partía el corazón.

Justo al instante, Glaius me quitó el pergamino y yo permanecí en silencio bajando la mirada y con los puños apretados escuchando todas y cada una de las explicaciones del nigromante acerca del hechizo y de donde encontró el pergamino. Ahora mismo, esa información no era de mi importancia... Pues se podía ver que aunque le estaba dejando hablar mi estado me hacia parecer que no. Cuando terminó haciendo a aquellas bromas de segunda, exploté en rabia.

Justo cuando dijo de hacer un hechizo yo me encontraba leyendo el de teletransportación mientras me encogía, para una vez terminado, invocar un portal de teletransportación justo encima mía y de la mesa, y lo atravesé.

El portal llevaba al almacén donde ayudé a guardar los materiales de alquimia con Fio, no es que no supiera donde estaban, es que no quería decirlo. No cerré el portal, sino que empecé a pasar algunos de esos materiales a través del portal, en especial los que había mencionado en un principio Glaius y trás haber pasado unos 10 o 15 frascos de materiales basicos volví a atravesar el portal quedando en mitad del aire y cerrando el portal.

-¡QUE HAGA TRAVESURAS CON TODOS LOS PODERES QUE TENGO, NO IMPLICA QUE ESA FUERA LA RAZON POR LA QUE CREE ESTOS HECHIZOS! - grité al nigromante. - No tienes ni la más remota idea de porque empecé a crear mis propios hechizos, así que nunca jamás vuelvas a insinuar que solo lo aprendería para hacer bromas de segunda. - La rabia se podía denotar en mi cara junto a unas lagrimas que estaban por salir. Fue entonces que miré a Fio. - Y no me puedo creer que hasta mi propio hermano no sepa las razones por las que aprendo más y más magia, y por qué intento ser cada vez más poderosa. Me siento... Traicionada por mi propio hermano - mientras decía las últimas palabras las lagrimas ya brotaban y decidí hacer otro portal para escapar de allí, no sin antes llevandome el pergamino. No quería que nadie me siguiese a través del portal ni hiciera otro para seguirme, por eso nada más lo atravesé lo cerré.

Nada más hice el portal, hice que me llevara al único sitio en el que, fuera de todo el castillo, me sentía tranquila y comoda, y compartía a veces con mi hermanito para estar tranquilos o a veces huir. El punto más alto del castillo, por el exterior. Era un buen sitio para gente que solo podía volar. Por ello cuando estuve allí, me posé sobre el punto más alto encogida llorando entre mis piernas

Inocente de que serían solo unas pocas cosas intento llevar la carga en un solo brazo para mantener el escudo en alza pero al poco me doy cuenta de que mi escudo ha sido relegado al puesto de bandeja sobre la que la princesa iba depositando sus compras. "Mejor así" pienso intentando auto-consolarme "Pues la princesa ha de seguir con las manos libres" Aun que al ver a Ameline, y hasta a Blhade, casi tan cargados como yo empiezo a dudar de nuestras capacidades si algo llegara a pasar.

Por suerte llegamos a nuestro destino y acato rauda y veloz la orden de soltar las cosas. Cuando por fin los bartulos dejan de entorpecer mi labor respondo al Jujin que nos da la bienvenida a su casa: Señor Perceval Digo con una reverencia es un honor conocer a un amigo de su Alteza Artanis. Gracias por dejarnos pasar a su hogar.

La mirada de Faith lo decía todo y de tan doloroso que era verla así para el se iba encogiendo su estatura cada vez más hasta llegar a los 15 centímetros de pequeñez. Cuando esta abrió un portal hacia el almacén apartó la mirada, no podía soportarla porque tenía miedo de volver a observar su tristeza y rabia. -Her... hermana... No pudo decir nada más, empezó a gritarle al nigromante claramente dolida, aunque en eso tenía su razón e incluso a el le habían dolido aquellas insinuaciones, solo que no se atrevía a abrir la boca, la que tenía más sangre en las venas para esas cosas era Faith, no el.  Sintió la mirada clavada de su hermana en el y alzó ligeramente los ojos, empezando a llorar mientras escuchaba todo lo que le decía su hermana porque le dolía demasiado y por primera vez en todo el rato alzó la voz unos segundos antes de que desapareciera por el portal. - ¡ESTÁS EQUIVOCADA, ESO FUE CUANDO TENÍAMOS 10 AÑOS NO ES LO MISMO! Lo último lo dijo mientras su hermana cruzaba el portal, fijándose en lo que hubiera al otro lado con la esperanza de entender hacia donde se iba y esperando que le hubiera escuchado. 

-Lo hará. Solo necesitamos descubrir su talento, para ello es esencial que siga probando.

Como era de esperar, el príncipe no era solo noble de cuna, sino además de espíritu. No cabía duda de que sería un gran rey cuando floreciera del todo. Aunque no pudo evitar sonreír con la noticia sobre el incidente de la flecha, tachando el arco de su lista.

-Bienvenido -dijo con sobriedad al caballero que se reportaba para su labor. Lo miró de arriba a abajo, claramente evaluando- ¿Por qué llevarías una botella vacía a la iglesia? Debo señalar que si no estás en todas tus facultades es mejor admitirlo y descansar a forzarse a estar presente. 

No había forma de que Alanis fuera a dejar a Arthas bajo el cuidado de alguien ebrio, si es que lo estaba...y a todas luces parecía que cuanto menos había estado bebiendo. Por supuesto, no criticaba abiertamente el estilo del hombre porque no era inusual ver caballeros atípicos en los alrededores. En general estaba bien con ellos, mientras no fueran ruidosos o irreverentes.

La caminata continuo tras lo que parecían unas interminables compras, y tal cono había advertido, Feris no porto ninguna de las bolsas mientras se preocupaba mas por posibles ataques sorpresa.
Tras llegar a la casa, Feris observo el lugar con detenimiento por si hubiera algo fuera de lo normal, al tiempo que dirigía un repaso al jujin presentado como Perceval. A simple vista solo parecía un viejo sin nada extraordinario pero dudaba seriamente que fuese el caso tratándose de una amistad de la princesa.
-Feris-comento hacia el a modo de auto presentación sin dejar de mostrar una expresión seria que bien podría malinterpretarse como hostilidad hacia el viejo.

-Suena justo.

La explicación del nigromante sobre la ubicación del pergamino me pareció razonable y creíble. Por otro lado, se veía cierto conflicto entre él y las hadas, específicamente con Faith, pero esta mostró marudes al ir a por los ingredientes que había pedido Glaius, aunque no pudo contener su ira y terminó huyendo antes de que su hermano pudiese darle una explicación. Al igual que Fío, observe el portal antes de que esté se cerrase con el fin de deducir a donde iría.

-Señor Glaius, debo decir que por más cosas que le hayan hecho las hadas en el pasado, debe recordar que mucho tiempo sin estar con ellas, tiempo que les sirvió para madurar como caballeros y ganarse el respeto de muchos, o al menos algunos... No debería juzgarles por cosas que hayan hecho tiempo atrás -concluí antes de mirar a Fío. -. Se supone que no debemos dejar al nigromante, pero deberías ir con tu hermana. No parece que tenga intenciones hostiles, y en caso de que intenté algo yo estaré aquí para mantenerlo a raya mientras llegan ustedes -podía entender a ambas hadas, después de todo, yo tenía dos hermanos. -. Además... Me interesa el pergamino que se ha llevado -estaba sorprendida por lo rápido en que Faith había aprendido a manejar el hechizo, pero era entendible ya que ella era un ser mágico, y aún así era sorprendente. Yo prefería terminar con la misión y luego estudiar el pergamino con más calma en mi tiempo libre. -. ¿Tienen alguna idea de a donde pudo ir?

Los portales de Faith tenían forma circular con un bordeado de luz, cuyo interior permitía ver lo que había del otro lado. El último portal creado por la chica mostraba el cielo con las nubes pasando lentamente a lo lejos...

Glaius se esperaba una reacción diferente por parte de Faith, quedándose un poco sin palabras. No tardo en ser reprochado por Elizabeth, quién aconsejo a Fío para que fuera con su hermana.

-Supongo que tienes razón... -admitió el nigromante, dirigiendo su vista a Fío. -. Faith apenas acaba de aprender el hechizo, dudo que haya ido muy lejos. Por lo visto en el portal, estoy seguro de que te bastará con salir por la ventana y volar un poco sobre el castillo. Adelante, Elizabeth cuidará de mi -añadió antes de tomar él mismo algunos libros de la estantería para llevarlos a su escritorio. -. No se queden mucho afuera, ¿okey? Luego podrían decir que soy yo quién les convenció de descuidar su trabajo...

Tras lo cual, Fío salió de la habitación y empredió su busqueda.

Lo visto a través del portal, y lo dicho por el nigromante, ayudó a que Fío cayese en cuenta casi enseguida sobre donde se encontraba su hermana. Luego de volar un poco, el chico llegó por el exterior al punto más alto del castillo, lugar al que solo podían acceder aquellos con capacidad para volar; también ambos lo conocían por ser un lugar donde podían pasar el tiempo tranquilamente disfrutando de la vista.

El cielo estaba despejado, con las nubes cubriendo levemente el sol. La ciudad se veía pacifica, y si se prestaba atención se podía escuchar a los caballeros practicando en el patio de entrenamiento. Seguramente nadie las había visto llegar hasta ese punto.

Cuando estuve allí, me posé sobre el punto más alto encogida llorando entre mis piernas. Pero no con rabia, pues con los pocos segundos que habian pasado, esa rabia desapareció... Simplemente estaba triste y llorando abrazando mis piernas mientras escuchaba lo que el paisaje hacía sonar

Luego de haber quedado solos, Glaius ordeno los libros sobre el escritorio, colocando uno abierto delante de su silla para empezar a pasar sus paginas en busca de algo.

-Tu tienes hermanos, ¿verdad? -comentó el nigromante, como si quisiese sacar tema de conversación. -. Uno es un cabeza de musculo, y la otra... lo suficiente madura para no ser engañada fácilmente con dulces, diría yo -dedujo como si los conociese desde hace mucho o si hubiese escuchado hablar de ellos. -. La verdad, el chico fue uno de mis guardias ayer... No es muy agradable, pero hace bien su trabajo. Supongo que tu eres la inteligente del grupo.

Con ojear un poco las paginas del libro que estudiaba el nigromante, pudiste reconocer varias pociones de nivel básico: cicatricación rápida, anti-toxinas no letales, energizantes, curación menor, aumento físico, paralizante menor, entre otras comunes, pero que tienen su uso e importancia.

-¿Que te motivo a ser parte de los caballeros reales?

Se disculpó varias veces con el nigromante y Elizabeth antes de salir corriendo por la ventana con aire preocupado y lagrimeando. Aquello le había afectado no solo a ella, si no a él también.

Salió volando a una velocidad increíble por la ventana, yendo directamente a la zona más alta del castillo. Era imposible no reconocer donde se había ido su hermana y allí la encontró, hecha bola y llorando. Aquello le partía el corazón pero no podía evitar seguir pensando que lo que hizo era lo correcto, no quería pensar en una vida sin su amada hermana. Se posó en el tejado justo tras ella, sin tocarla pues sabía que en ese momento sería rechazado. Su voz temblaba y la garganta le ardía cuando hablaba, pero debía hacerlo.

-Hermana... Yo... N-nunca... Nunca he dudado de ti... Se lo... Lo mucho que hemos aprendido... Pero... No me arrepiento de aquello... Notaba como las lágrimas se hacían más abundantes a medida que hablaba, y como tenía que hacer pausas mayores para poder hablar con buena oratoria.
-No... Conocíamos bien la magia cu..cuando éramos infantes.... Y... Y todo lo que descubríamos... Lo usábamos... Cuando mamá me... Me vio con el pergamino... Ella se echó a llorar asustada porque estaba solo, pensó que lo usaste... Y que te habías m-muerto... Me explicó cosas... No... No era algo que podíamos usar y... Y tú... De pequeña eras cabezota... Querías hacerlo todo y... No quería... No quería perderte por nada del mundo... Se agarró la ropa que le cubría parte del cuerpo ya al borde del sollozo, el cual apareció tras decir la última frase. - Si te morías... Yo moría de pena detrás...

Escuché el aleteo de mi hermano y sin embargo ni me moví. El sabía que era logico que yo pensara que vendría a por mi y probablemente que no estuviera en mi mejor momento... Pero por dentro solo quería pedir perdón. No podía creer que le hubiera gritado a mi amado hermanito. Tras salir de la torre del nigromante lo pensé friamente y... El no tenía la culpa de nada.

Sin embargo, callé y escuché... Hasta que terminó y casi creí que lloraba. Fue entonces que empezando a volar le arrollé dandole un abrazo y manteniendonos los dos en el aire.

-Tonto. - dije con voz triste y cariñosa. - No me perderás. N-nunca... JAMAS. En la vida... - decía mientras mantenía el abrazo fuertemente - Porque se que tu siempre me protegerás, al igual que yo siempre lo haré por ti. - Las lagrimas eran obvias en ambos, y nos ibamos a empapar mucho con nuestro pequeño tamaño. Dejé que se diera la vuelta aterrizando en las tejas para poder abrazarlo mejor. - Tu no tienes la culpa de nada... Si, me dolió que me hayas mentido durante tanto tiempo... pero no me dolió que me escondieras el hechizo del teletransporte... Yo...

Paré a respirar dando un profundo suspiro - Yo siempre he querido aprender tanta magia para ayudarte. Para protegerte. - fue entonces que me aparté tratando de limpiar las lagrimas que no paraban de salir mientras mi cara se ruborizaba mucho por la explicación que nunca antes le había dado a nadie - Si yo accedí a entrenar toda mi magia, fue por ti. Te quiero hermanito, y quiero protegerte a costa de mi propia vida, porque eres lo más importante del mundo para mi. Por eso, mis hechizos son curativos y de defensa... Quería ser util para ti y hacerte feliz... hasta que me regañaste diciendo que tenía que aprender hechizos ofensivos... Ahí solo los aprendí porque me lo pediste tu... Pero me han resultado utiles.

Me acaricie el brazo cuando llegué a la parte más dolorosa, que era por lo que había empezado la pelea - Si yo quería aprender a teletransportarme... era porque quería que te sintieras a salvo en todo momento... Saber que cuando yo sintiera algo moviendose aquí - Señalé mi corazón con la mano derecha pegada a mi pecho, para luego pasar a la de Fio - habría algo diez veces más fuerte aquí. Se lo que te asusta tu magia y... Quería poder calmarte en todo momento, estuviera donde estuviera... Tan solo pensando en ti y sintiendote.

-Y si, voy a hacer travesuras con la teletransportación, igual que con toda nuestra magia - agarré entonces la manos de Fio palma contra palma. - Porque quiero verte sonreir, y quiero verte confiado y seguro... - Entonces entre las lagrimas cada vez menos abundantes y la cara más rojiza, sonreí un poco - Si en vez de mentirme me hubieras dicho la verdad... No tocaría nunca el hechizo de mama. - Y finalmente puse mi frente contra la suya, poniendome un poco de puntillas - Tonto - y el tono pasó de triste a cariñoso por completo. - ¿Me perdonas? Por gritarte digo...

El pelirrojo ayudó a llevar las compras de la princesa con total voluntad, dejando así que Feris fuese el único del grupo con las manos libres por si algo sucedía; aunque no dudaba de que sí llegaba a suceder algo, la princesa se defendería si ve la oportunidad.

-Siempre había escuchado de las salidas de la princesa los domingos, pero nunca pensé que fuese para visitar a un amigo; cualquiera esperaría que fuese él quién la visitase. Intentaremos no ser una molestia para vuestra reunión -comento Bhlade mientras dejaba las cosas que llevaba donde se lo indicó el Jujin. -. Soy Bhlade, por cierto.

-Es un honor tener a tantos caballeros de alto rango en mi humilde hogar -Perceval mostró una leve y amable sonrisa. -. Por favor, siéntanse como en su casa.

Luego de las presentaciones, la princesa fue hasta el comedor y retiró una silla para sentarse. Perceval tomó asiento delante de ella; era una mesa para que cuatro personas pudiesen comer comodamente.

-Muy bien. Empecemos por donde nos quedamos... -dijo el Jujin antes de aclararse la garganta. -. El Rey Aztora y sus caballeros habían llegado al castillo del Dragón Anciano. No esperaban una bienvenida agradable, pero los dragones tampoco esperaban que el Reino del Norte contaba con la ayuda del Reino del Este. En cuanto el rey declaró su intención de reunirse con el Rey Dragón, un combate se desato en aquel territorio...

De una manera atrapante, Perceval narraba la historia sobre como el difunto Rey Aztora se abrió paso a través del territorio de titanes para llegar hasta el Rey Dragón y hacerle llegar el comunicado personalmente de que buscaba la unión de los reinos y así llegar a la paz. La princesa escuchaba la historia con atención y curiosidad, pues en realidad existían pocos libros que contasen la vida de Aztora de esa manera tan detallada y llamativa.

La lucha entre las manos derecha de los reyes, el choque de la lanza y bastón de los mismos, la victoria de Aztora y las risas del dragón al haber encontrado un humano que estuviese a su nivel(al menos en su forma humana)... Perceval contaba todo como si fuese el capitulo de un libro muy bien escrito.

-Luego de haber conseguido demostrar que los dragones también tenían un lado pacifico que solo quería lo mejor para su raza, al igual que los demás, solo seria cuestión de tiempo para que Aztora fuese al reino del sur y convenciese a los orgullosos enanos de que la paz entre todos los reinos era posible, pero antes, volvería victorioso al reino del norte para anunciar su avance en la busqueda de un mundo mejor -concluyó el Jujin.

-Deberías escribir todas las historias de tu padre en un libro. Muchos querrían leerlo -admitió la princesa antes de reír un poco.

-Para nada. Ya estoy viejo para todo eso... Estoy feliz de que usted venga todos los domingos a escuchar mis historias. Al menos así, cuando me vaya, sabré que las acciones de Aztora podrán ser contadas por alguien como usted -respondió Perceval antes de levantarse. -. Lamento haberme alargado mucho; el encuentro con el rey dragón es una de mis historias favoritas. Supongo que ya piensa retirarse...

-Lamentablemente, si. Me gustaría seguir escuchando, pero tenemos que dejar historias para el domingo siguiente, ¿no crees? -bromeo la princesa antes de levantarse ella también.

Entonces, alguien tocó la puerta un par de veces.

-¿Hm? Que raro... No espero visitas... -comentó Perceval, mirando la puerta.

-¿Son muy inusuales las visitas para usted los domingos, señor Perceval? -preguntó Bhlade instintivamente, empezando a pensar en quién podría estar del otro lado de la puerta.

-Me aseguró totalmente de estar libre los domingos para poder atender a la princesa. Mis vecinos suelen respetar mi decisión, y por lo tanto nunca vienen hasta que ven que la princesa y sus caballeros ya se han ido -respondió el Jujin, quién parecía bastante seguro de lo que decía.

Al no recibir respuesta a sus toques, se pudo escuchar a alguien hablando en voz baja desde el otro lado de la puerta; se tendría que prestar atención para saber lo que decía...

Ante las sospechas de Bhlade mi reacción es poner mi escudo delante de mi para ponerme en guardia mirando hacia la puerta lentamente.

Intentando prestar atención en lo que pueda ocurrir detrás de la puerta me aproximo lo más despacio y sigilosamente que puedo a ponerme delante de la princesa.

Hice un gesto con la mano indicando a Fio que no pasaba nada antes de que marchara de la habitación antes de volver a fijar mi mirada en el nigromante. No estaba precisamente “a gusto” de quedarme a solas con él, pero si era mi trabajo no podía hacer nada en contra. Camine hasta colocarme cerca de una de las paredes, donde apoye la espalda mientras seguía con la mirada los movimientos del nigromante.

Mi cabeza asintió levemente a la pregunta de si tenía hermanos.- Así es.-Fueron las únicas palabras que salieron de mis labios antes de que empezara a hablar sobre mis hermanos. Me preguntaba porque iniciaba aquella conversación y porque hablaba de forma tan despreocupada sobre ellos, casi como si los conociera, hasta que menciono que había sido Feris quien había hecho de escolta para él. Una pequeña sonrisa asomo por mis labios, podía comprender bien el porqué de aquellos comentarios. Finalmente mi cabeza se agito negativamente.- Piensan bastante más de lo que quieren mostrar.- Mencione sin responder a la suposición que había hecho el nigromante.

Mi ceja se alzó levemente al escuchar la pregunta siguiente y me cruce de brazos antes de responder desviando la mirada.- Mi padre, desde que tengo memoria siempre he querido ayudar a la gente como él lo hacía…- Hice una pequeña pausa antes de volver a mirarlo y preguntar.- ¿Y tu? ¿Qué te hizo querer ser parte de los caballeros reales para luego dejarlo y ahora volver? No es un historial común la verdad.

La abrazó con toda la fuerza que tenía, que era más bien poca pero bastaba cuando esta se abalanzó sobre el, provocando que tuvieran que volar para no caer. Las lágrimas caían aún por las mejillas de Fío mientras su hermana hablaba y soltaba todo lo que necesitaba decir mientras también lloraba. Cuando empezó a limpiarse las lágrimas el mismo la ayudó, con sumo cariño mientras la seguía escuchando, con toda la calma que el momento le permitía, claro. -Fa...Faith... Fue lo único que dijo mientras acariciaba el pelo de su hermana una vez se hubieron posado sobre las tejas. Colocó su mano sobre la de ella cuando hizo aquellos movimientos, aún sin decir nada, respetando que ella quisiera dejarlo salir todo mientras apoyaba la frente contra la suya. - ¿me... perdonas tú a mi?... por... tener miedo... y no contártelo... yo... te quiero mucho... Esa era su forma de decirle que no había nada que perdonarle, porque no había nada malo que hubiera hecho ella, cosa que el sí había hecho aunque fuera por protección. Se apartó un poco para secarse las lágrimas que ya no caían más y le sonrió con mucho cariño. - ¿Sa...sabes?... a mi... a mi t-también me apetece... jugar. Aunque... será m-mejor que lo uses tú. Rió un poco y se acercó a su oído, quería hacer reír a su hermana a la vez que hacía algo que de normal no pasaría. - ¿Creamos un portal... detrás de Glaius y le echamos una.. poción crecepelo? S-seguro... seguro que quedan... en el almacén donde guardamos todo...

Sonreí finalmente al ver que Fio parecía estar bien, o mejor que incluso cuando venía - Tonto - respondí ante su pregunta - Nunca podría enfadarme contigo. Vivir sin ti es una locura. Y estar enfadada contigo es practicamente eso.  - volví a darle un abrazo esta vez lleno solo de cariño o más bien lo que para mi era el mayor amor que había dado nunca a una persona antes

Fue entonces al retirarme que al oir la propuesta de Fio reí por lo bajo y empecé a apartar mi pelo para que se viera la oreja en donde estaba puesto a modo de pendiente el distintivo de caballero diamante, igual que Fio llevaba el otro juego que le hice cuando lo obtuvimos - ¿Crees que ya habrá pasado el tiempo de prueba para hacer bromas? - Pero no esperé a que respondiera, ambos sabiamos que sí, Zedron lo confirmó. Por ello detrás de mi abrí un portal al almacen donde guardabamos nuestros trastos para travesuras. - Gracias hermanito - le agradecí simplemente por querer hacerme sonreir cuando le había dicho que es lo que yo quería lograr siempre con el. Entonces agarré su mano y esperé a avanzar los dos para ponernos manos a la obra con esta nueva travesura

Las alarmas internas de todos los presentes parecían saltar ante la llamada a la puerta, y Feris no fue diferente. Agarrando su arma con una mano se dispuso a situarse frente a la puerta, preparado para recibir al extraño al otro lado cuando recibiera aprobación de los presentes.