Partida Rol por web

 Caos se limitaría a inflar los mofletes cuando le corregiste declarando un empate, descartando rápidamente el asunto de las cartas cuando el Caos finalmente reclamaba que despertases.

 La chica te escucharía con atención mientras mantenía los brazos cruzados, a la vez que sus cuerpos empezaban a ser consumidos por el caos y a ser borrados por el mismo, dándote tiempo únicamente a cerrar tus palabras con un beso en la mejilla que te permitiría ver por última vez la expresión de sorpresa de Caos antes de que finalmente tu visión fuese cubierta por la completa oscuridad…

 Pasarían unos segundos antes de que te percatases consciente de nuevo, pudiendo abrir los ojos con cansancio como si no hubieses dormido nada luego de un largo día de trabajo. Te encontrarías tumbado boca arriba en el suelo observando el techo de una cueva, misma con la cual sentarte podrías examinar más detenidamente; a un lado se encontraba una pared rocosa indicando el final de aquel túnel, y hacia el otro un camino de algunos metros hacia una luz que seguramente significaba la salida. En todo caso, tu atención se centraría claramente en el centro, donde una segunda persona también se encontraba despertando tras una situación similar a la tuya...

 A un lado, una linda hada rubia de cabello corto y ojos brillantes como la miel, utilizando un pequeño vestido blanco así como varias correas alrededor del abdomen y las piernas, con un doble par de alas blancas que desprendían un brillo lumínico como la esencia de la chica. Su cabello estaba decorado con un par de flores en el lado izquierdo, destacando en el derecho un cuerno morado que se elevaba hacia arriba.

 Por el otro, una figura cuyo físico la distinguía como una chica de cabello púrpura que oscurecía al acercarse a las puntas, utilizaba un vestido aún más sencillo de color blanco que se ajustaba a su cuerpo dejando al descubierto sus hombros y sus piernas, una de las cuales estaba formada en su mayoría por una masa negra que subía cual gotas hasta perderse en la mini-falda. Sus alas estaban divididas en tres pares, de un tono gris semi-transparente que dejaba ver un fácilmente cierto diseño de líneas y símbolos púrpuras, así como las propias “raíces” de las alas. Sus orejas eran visiblemente puntiagudas, y mientras su ojo derecho era de un color similar al de su cabello el izquierdo era completamente negro y desprendía por la piel unas pequeñas venas moradas. Además del vestido, también utilizaba unos guantes y una media en la pierna izquierda.

 En aquel momento eran tan diferentes físicamente, pero su aura y alma eran inconfundibles…

Faith, portadora de la luz y la creación, y Fío, portador del caos y la oscuridad...

 El nigromante intentaría mantener su expresión neutral ante tu comentario, incapaz de ocultar que tal vez sí que se había tumbado un rato a descansar en la cama, más no comentaría nada al respecto.

 -Puedo hacer el trabajo por mi mismo, pero en todo caso tal vez puedas ayudarme con algunos asuntos más tarde… -respondió Glaius mientras terminaba de arreglar el desastre que había en su desastre de habitación, incluso cuando decidiste investigar un poco sobre todos los papeles que tenía. -. Son de proyectos que solo personas de alto cargo pueden manejar -con aquellas palabras, llevaría una de sus manos a tu cara para apartarte y que no continuases leyendo. -. Eso solo incluye a los que hayan alcanzado el rango de diamantes rojos…

 Terminando de acomodar entonces todo el papeleo, no podría evitar mostrar una expresión de molestia contenía al sentir como le acomodabas la capa y soltabas aquel comentario, uno ante el cual el nigromante solo te miraría por encima del hombro sin decir nada.

 -De momento es mejor que los príncipes lleven a cabo su rutina natural para ver como avanzan. Ya tendré tiempo para examinarles cuando tenga más información -concluyó el nigromante antes de finalmente disponerse a salir de la habitación, acompañándote por los pasillos del castillo hasta las afueras del mismo.

 Durante el recorrido ambos podrían observar como todo el castillo se movía con normalidad, no parecía haber nada fuera de lo común más allá de que en pequeños grupos se corría la voz de la ausencia del rey desde la noche anterior; obviamente los involucrados estaban haciendo un excelente trabajo por guardar la información, pero tarde o temprano todo tendría que salir a la luz...

 Finalmente, llegarían a la tienda de tu familia, donde todo parecía en orden.

 -Tienes cosas bastante interesantes aquí… -comentó el nigromante mientras veía lo que exhibías abiertamente a los clientes, añadiendo entonces. -. No compraré nada -siendo que prefería evitar que aprovechases esa oportunidad para convertirle en cliente… -. He de suponer que los materiales más extraños no se encuentran aquí delante, ¿cierto?

-Jeje. Perdón, perdón. Solo me gusta que el representante de la luz sea inteligente - dije como excusa, aunque realmente no lo fuera, pero podría serlo perfectamente. - Eso ni lo dudes - dije frente a todo lo que había aprendido a cuando saliera de aquí - Y bueno, prepara la cama si quieres, pero no caigo tan facil. - Puse pues una mano sobre su pecho para acariciarlo suavemente - Tendrás que sorprenderme y trabajar duro para que quiera ir directa a la cama - Le mencioné como un puro desafio, o más bien haciendome ver la sangre dominante que corría por mis venas. O quizás que me gustó más cuando estaba tan sometido al darle la recompensa.

Por otro lado, reí un poquito dandole un suave golpe - Oh vamos, no soy tan mala - dije haciendo pucheritos - Además ya te dije que era una bromita - y finalmente para quitarle hierro al asunto, le guié el ojo al tiempo que le sacaba la lengua.

Finalmente ante sus últimas palabras le miré y asentí - Mirame bien, pues lograré que la luz esté orgullosa de mi. Y haré todo lo que haga falta para que al fin se cumplan los verdaderos destinos de la luz y la oscuridad - Aunque eso lo dije más bajo, o más bien para mi, acabé diciendolo deseando así que Ordinem, y el que estaba junto a Fio, pudieran respirar tranquilos

Al despertar me llevé la mano izquierda a la cabez, frotandome el pelo y un poco la sien con ella. Desde luego, estar allí y ahora aquí, era totalmente distinto. Quería sinceramente que me metieran un tiro para poder descansar otro tanto, pero la sensación de no querer dormir más junto a la de cansancio estaban muy presentes, así que simplemente me incorporé para rebuscar en el lugar donde había despertado.

-¿Un tunel? ¿D-donde estoy? ¿Donde está...? - pregunté buscando con la mirada al responsable de que estuviera aquí, hasta que me enfoqué en el hada que tenía en frente, poniendome medio en guardia haciendo brillar mis manos, hasta que me detuve a verlo mejor.

Su apariencia desde luego no era la de ningún hada que conociera, menos con el físico tan cambiado que ni parecía el mismo... Aunque yo no podía hablar. Tampoco me parecía a mi antigua yo. Lo que me dió la pista para bajar la guardia así como apagar mis manos, fue aquella conexión innegable que teniamos entre ambos. Misma conexión que me dejor ver en más profundidad que tan solo en el cuerpo.

En su interior y en el mio, lo sentía, le conocía de toda la vida. Sabía quien era, y podia confiar en el ciegamente igual que el en mi, a pesar de que el cambio de apariencia fuera tan drastico - ¿F-Fio? - pregunté mirandole incredula y casi queriendo saltar en lagrimas por volverle a ver... Aunque para mi eso era una reacción lógica, para cualquier otro no la entendería, pues llevaba días, semanas incluso, sin verle... Pero en el mundo real solo habría pasado apenas un día.

No me contuve y fuí a abrazarlo directamente - Hermanito que alegría volver a verte. Tenía muchas ganas de poder verte de nuevo - Aunque como era obvio tenía que resaltar lo que veía - Y guau... Menudo cambio has pegado... ¡¿QUE TE HA HECHO CYTLA?! Prometo que como te haya tocado un solo pelo, se acordará de mi - como buena hermana tendría que protegerle. Y ahora más que nunca al tener una nueva responsabilidad en mi interior.

Le despertó el toque y la voz de alguien que conocía bien aunque nada más ser consciente deseó volver al sueño inmediatamente. Contuvo un grito de dolor mientras sus ojos se cerraban con fuerza a la par que abrazaba a su hermana, le ardía como fuego en el infierno su pierna derecha pero no dijo nada sobre ello, se centró en la calidez de su gemela intentando controlar su respiración. Por fortuna logró mantener a raya el terrible ardor y se apartó de su hermana, abriendo los ojos para poder verla mejor, comenzando a llorar de felicidad, con una sonrisa boba en la cara. Por primera vez Faith podía ver a su hermano mostrar sus emociones sin peligro alguno. - Faith... Le acarició el rostro con una mano, su voz era mucho más aguda, más femenina. - Ella... Ella no me ha hecho nada. "Caos... ¿Puedes ver? ¿Puedes oír? ¿Estás ahí?..." Respiró profundamente y miró a la masa negra que ahora conformaba su pierna Derecha, aún ardía y dolía como si aquello fuera un castigo eterno pero sabía en el fondo que aquello pasaría, que solo era temporal y todo volvería a una cierta normalidad. Lo que sabía que jamás volvería a ser lo mismo era un asunto que tenía pendiente desde hace años. - ¿En que año estamos?... Faith, no sé si me crean muerto pero si no es así... me buscan por asesinar a nuestro amado rey. Antes de que pudiera preguntar siquiera si había sido el de verdad negó rápido con las manos. - ¡Pero no fui yo! Solo... Creyeron que había sido mi poder, yo también lo creí pero... Caos me prometió que no fue la causante... Están en peligro. ¡No podemos quedarnos quietos más tiempo! ¿Cuantos días, semanas, meses o años han pasado? ¿Y si ya es demasiado tarde?¿Donde estamos?... Estaba muy claro por parte de Fío que debían volver. 

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Si Faith le calma
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-... Tú también... Has cambiado mucho. Le sonrió, acariciando con mucha suavidad las alas de su hermana, su cabello, cerca de los ojos, mejillas. - Lo que más me dolía... cuando estaba en ese extraño lugar... Era no haberme despedido de ti, haberme ido enfadado contigo... Yo... te amo tanto hermana... Siento haberme intentado separar de ti, estaba confuso y triste. Se acarició el cuello, lamentando profundamente no tener con el aquel amado medallón, ni su pendiente con la insignia de caballero. - Aunque ya no te lleve conmigo de forma física... Siempre estuviste aquí. Se puso una mano en el pecho y le sonrió. 

-¿Ella? - fue lo primero que pensé cuando después del abrazo, pareció dirigirme la palabra conociendome pues como su hermana - Se referirá... ¿A Caos? Tendría sentido ¿No Ordinem? Tu eres un chico, Caos una chica... O bueno, al menos eso me has hecho creer - empecé a pensar creyendo que Ordinem estaba conmigo, y al menos así lo creía yo, por el cuerno que tenía.

Justo entonces Fio comenzó a hablar, alterado como siempre trataba de aguantarse, aunque esta vez me sorprendió que sus poderes no se externaban - ¿Como? - Pero fijandome un poco en su dialogo, empecé a llevarme unas cuantas sorpresas que no pude preveer. - Años... ¿El rey ha muerto? Tarde... - Todo se me agolpaba según iba llenandome de información, pero recordé las enseñanzas de Ordinem y respiré hondo para entonces acercarme más a Fio y darle un beso tratando de hacer que sus palabras se mantuvieran quietas por un momento.

En ese momento solo un pensamiento cruzó por mi mente - Soy libre. Libre de mostrar mi amor por los que quiero. - Quizás un momento un tanto egoista, pero quería dejarmelo claro a mi misma.

Una vez le diera aquel beso, le acariciaría mientras iba alejandome poco a poco de sus tiernos y dulces labios - Se que no has sido tu - dije confiando por completo en el - Confio en tu palabra, y además, te conozco. No serías capaz de hacerle eso al rey. - seguí acariciandole la mejilla para que sintiera la calidez de mis palabras en forma de gesto - No sé cuanto tiempo ha pasado - entonces busqué su mano para agarrarla con firmeza y transmitirle mi tranquilidad - Pero aún no es demasiado tarde. Juntas, Fio, podemos lograr proteger a quienes queremos... - y entonces un pensamiento de nuestra hermana cruzó mi mente - ...a todos. Y si no podemos protegerlos, los salvaremos. - y de ahí mi tranquilidad se volvió determinación. - Así que calmate. Ahora que estamos juntas lo solucionaremos todo

Entonces, siguiendo con los gestos, abrazos y frases de calma, esperé a que al fin mi pequeño hermanito estuviera ya mejor para oir sus siguientes palabras sonrojandome en el momento - Oh, e-eh... B-bueno... ¿T-te gusta? - obviamente ahora que ambos habiamos vivido algo similar, cada uno sabiamos a que era debido el cambio del otro. No obstante, según avanzaba la conversación, negué ante su disculpa - Nunca nos despediremos el uno del otro, eso para empezar - Aclaré - Y... más bien debo pedir disculpas yo... Solo me preocupo con toda mi alma por ti y... quizás te hice enojar por eso. Procuraré estar más atenta ahora, pero eso no significa que deje de preocuparme por ti, por que te amo hermanito, y eso no cambiará nunca. - ni en mil vidas.

Pensando en lo que mencionaba Fio ante la forma fisica de tenerme consigo, sonreí antes de quitar mis manos de el y juntarlas - Por eso digo que no nos despediremos nunca, porque somos parte del otro. Pero... - Concentré entonces mi energía luminica en mis manos lo suficiente como para demostrar lo que había aprendido en tanto tiempo. Quizás no era Ordinem... Pero en ese momento y para mi hermano, seguro era lo justo y necesario. Al abrir mis manos estaba aquellos emblemas que para el significaba tanto, tanto el pendiente, como el colgante. - ...se lo que significan para ti. - Y se los ofrecí - Aunque sean temporales hasta recuperar los originales, seguro que no querras separarte de ellos. - No serían lo mismo, pero así podría sentir a Alessandro de la misma manera. E igual a sus hijos. En especial a Feris - S-si no los quieres... p-puedo deshacerlos - dije mostrandome quizás un poco nerviosa al mostrar dicha iniciativa.

Sonreí con malicia al ver que el hombre no negaba que se hubiera tumbado a mi lado en la cama, pero simplemente me callé y no dije nada más... Fue bastante satisfactorio ya simplemente verle intentar mantener la compostura cuando ya le había pillado.

De acuerdo- le dije simplemente al nigromante cuando me dijo lo de ayudarle con aquello... en estos momentos cualquier cosa que ayudase al castillo sería útil. Aunque no pude evitar  -Si... porque nadie salvo un diamante rojo puede rellenar papeleo...- ahí si fue un poco irónica, pues sinceramente ahí había papeles que yo podría hacer con facilidad como llevo haciendo inventarios desde antes de cumplir diez años.

Le miré con una sonrisa traviesa al verle mostrarme molestia al tener que acomodarle la capa -Oye, que si prefieres vestir con ropa rota por la calle... La gente pensaría que te has metido en una pelea y no es plan de que piensen que pasa algo malo- le dije al nigromante con algo más de seriedad, para que viera que no lo decía tanto por lo divertido de la situación sino también para que no cundiera el pánico... ¿que opinaría la gente si ve a un caballero diamante rojo con la ropa rasgada como si la hubieran desgarrado?

Asentí cuando dijo que mejor dejar a los príncipes... ver como llevan la rutina diaria... aunque por dentro no pude evitar sentirme mal por la princesa. Ahora mismo el príncipe esta en su inopia amnésica, el no sufre por nada porque no sabe ni entiende nada... es su hermana quien lo esta pasando peor. Quizás ayer, aunque realmente no hubiera cambiado mucho la forma de decirle nada, si que quizás me pasé de cínica y furibunda... debería pedirle disculpas cuando la volviese a ver. También tendría que reunirme con mi "mentora"... porque al final la muerte del rey hizo que me perdiese la reunión. Hoy seguramente fuera un día muy atareado.

Al final, llegamos a mi tienda, que parecía tan normal como de costumbre, como si no hubiera cambiado nada... normal cuando no se sabe que el rey esta muerto y el futuro rey sin memoria -Lo se- le dije simplemente a Glaius cuando me dijo que tenía cosas interesantes, no pudiendo esbozar una sonrisa pícara al escucharle decir que no compraría nada -Ahora...- le dije como completando su frase. Porque estoy segura de que ahora no... pero que si le enseño cosas, le tendré de cliente satisfecho -¿Crees que conoces mi organización?- le pregunté sonriendo mientras le guiaba por los pasillos de mi tienda -Tengo materiales "extraños" tanto expuestas como en el interior, tranquilo que te enseñaré todo lo que tengo para ver que te pueda servir en las investigaciones. Así con esa distribución, escondiendo verdaderas piezas valiosas entre lo mundano, cuando un cliente se da cuenta de lo que tengo fuera, se que tengo una buena venta entre manos... por ejemplo esta maravilla- le terminé diciendo, parándome frente a un maniquí con una túnica de color rojo y negro, con unas hombreras negras y detalles dorados y metálicos -La túnica del Cuervo Carmesí, el brujo... después de restaurarla, limpiarle la sangre y coser los cortes de hacha... Ufff, alguien que le gustase las artes oscuras me podría pagar una pequeña fortuna- parecía que se la estuviera vendiendo, y estaba más que tentada de hacerle una oferta, pero... Ains, simplemente miré a Glaius -Vamos, cógela... no te pienso meter en mi almacén estando semidesnudo, no tengo ninguna gana de que mi madre entre te vea con el torso al aire y tenga que explicarle el malentendido que seguramente se piense- le terminé diciendo echándome a un lado para que la cogiera.

-Hmmm...

Alanis curiosamente miro a un lado y a otro, un tanto inquieta. ¿Nerviosa?

-Puede ser mejor adaptar nuestros horarios para maximizar la eficiencia...pero, solo si no es incomodo. -de removió un poco en sitio- Normalmente desayunamos más temprano.

Cerró los ojos.

-Creo que sería bueno si realmente no... produce ninguna incomodidad a sus majestades.

A pesar de decir esto, Alanis se veía inquieta aún. Parecía estar evaluando las posibilidades de algo inesperado, y a juzgar por en movimiento rápido de ojos y el reacomodar varias veces las manos que formalmente conservaba en la espalda, no estaba llegando a una respuesta que le fuese satisfactoria. Hasta que finalmente el misterio de rompió con un solo e inconfundible quejido de su estómago, que de forma inconfundible manifestaba su inconformidad por haberse ido a dormir sin cenar, y estar retrasando el desayuno. En respuesta, cerró los ojos para evitar miradas directas de nadie a los mismos, un tanto ruborizada, y no dijo nada más

-C-con permiso -articuló como si nada hubiese pasado, o más bien haciendo su mejor esfuerzo al respecto.

Al llegar al comedor ya estaban esperando Arthas y Alanís, al menos parecían estar de una pieza, lo cual era de agradecer, pero lamentablemente…la memoria del príncipe seguía sin mejoría.

Fuera como fuera, obedientemente avanzó tras la princesa mientras escuchaba a ambos hermanos hablar, al menos hasta que tomaron asiento y terminaron con una mesa llena de todo tipo de comida y para su sorpresa, Arthas sugirió que los propios caballeros comieran con ellos, incluso la princesa parecía estar de acuerdo.

Baeric miró la escena un tanto confuso, no era algo que se les pudiera permitir la verdad…pero aún así se mantuvo de pie y expectante, solo se movió cuando escuchó el quejido de estómago por parte de Alanís, a lo que el respondió con una leve sonrisa tranquila.

-Con su permiso altezas…-Murmuró antes de tomar asiento junto a los príncipes.-Si me permiten la osadía…me alegro de ver que está bien Príncipe Arthas.   

 El reencuentro en aquella cueva no se vería interrumpido por nadie más, al menos hasta que cada uno se concentró en intentar contactar con aquella persona que, inevitablemente, debía estar con ustedes en todo lugar…

 -No parece un lugar muy diferente a donde suelo estar… -escuchó Fío en su cabeza la voz de la chica, cuyas palabras a pesar de no expresar mucha sorpresa su tono sí que demostraba que aquella cueva, por más oscura y simple que fuese, podía significar mucho para ella.

 -Faith, creo que se refiere a la chica por la que le preguntaste, Cytla… -corrigió Ordinem también en la mente del hada de luz; a pesar de ser la primera vez que escuchaban sus voces estando despiertos, resultaba de lo más natural el hablar con ese par de entidades. -. Aunque por lo demás… Tienes razón, la representación física del caos es una chica, o al menos así era la última vez que supe algo de ella; en realidad puede tomar la forma que desee, por lo que no dudo que tal vez tuvo algo que ver con la transformación de tu hermano...

 Por supuesto, ambos parecían dispuestos a mantener silencio mientras llevaban a cabo su reunión fraternal, siendo que el simple hecho de poder ser testigos de aquella escena en el mundo real era más que suficiente para ellos para considerarlo un buen comienzo, un primer vistazo más allá de la jaula donde habían permanecido encerrados… Al menos hasta que Faith dio forma a aquel medallón utilizando su magia, ofreciendo el mismo a su hermano segundos antes de que las entidades en sus cabezas hablasen a la vez.

Alguien se está acercando…

 Seguidas de aquellas palabras la cueva sería recorrida por el eco de unas pisadas que se acercaban desde la salida, siendo que al girar podrían identificar una figura grande y corpulenta cuya identidad era ocultada por la luz del exterior que oscurecía su cuerpo. Alrededor del cuello y sobre los hombros llevaba una capa que caía hacia atrás, ondeando ligeramente con cada paso que daba en vuestra dirección.

 En cualquier otra situación pensarían que se encontraban ante un desconocido, pero tan pronto como se acercó lo suficiente y sus ojos se fueron adaptando podrían identificar a aquel hombre de ojos marrones y cabello despeinado, portando una katana enfundada en el lado izquierdo de su cinturón así como una calabaza en lado derecho.

 -Al fin las encuentro, hadas… -haciendo una pausa para quitarse el cigarro de la boca, Muramasa añadiría entonces. -. Tenemos cosas de qué hablar…

 -No es por el papeleo como tal, sino por lo que significa cada dato en ellos… Es información que no cualquiera debe manejar -concluyó dándote a entender que el castillo también tenía sus asuntos que ocultar, al menos en aquella situación donde parecían haber traidores en todas partes. -. En fin…

 Nuevamente se quedaría sin palabras por otro de tus comentarios, esta vez relacionado a su capa y como le vería la gente si la llevaba rota y desacomodada. Resultaba que habías aprendido rápidamente a dar argumentos que dejasen al nigromante sin habla… O tal vez simplemente no le daba la importancia como para responder.

 Una vez en tu tienda, Glaius enarcaría una ceja al escuchar como completabas su afirmación, escuchando entonces tu pregunta seguida de la presentación de lo que era la tienda y lo que podía ofrecer para alguien como él, terminando entonces frente a aquel conjunto que alguna vez perteneció a un señor de las artes oscuras...

 -Supongo que no sería adecuado… -concluyó respecto a ser visto por tu madre en pleno cambio de ropa, siendo que mientras Glaius se acercaba a tomar el traje, con todo y maniquí, su mirada se desviaría momentáneamente a la entrada de la tienda, volviendo entonces a ti. -. Iré al almacén a cambiarte, parece que tienes clientela… -afirmó mientras se disponía a ir a la parte trasera de la tienda; resultaba que no podrías ver al nigromante cambiarse, al menos no si querías evitar perder una venta como seguramente sería aquel cliente que no tardaría en abrir la puerta ya cuando el nigromante se había ido a la parte trasera.

 La campana de la puerta sonaría, las pisadas del cliente anunciarían su llegada, y una vez dados un par de pasos dentro del local y encontrándose prácticamente de frente contigo…

 Cytla…

 -Si lo ves conveniente… -respondió la princesa a la propuesta de Alanís de modificar sus horarios, pero no parecería darle muchas vueltas al asunto antes de que el estómago de la dragona delatase sus deseos de alimento, provocando que Artanis le dirigiese una mirada un tanto juzgante mientras el príncipe se limitaba a intentar no reír, algo que ambos disimulaban muy mal…

 Una vez con los cuatro en la mesa, Arthas sonreiría a Baeric por sus palabras.

 -Pues físicamente me encuentro bien, pero no sabría decir si “estoy bien” debido a que aún no recuerdo muchas cosas… Pero tarde o temprano debería recuperarme, ¿no? -optimista, dedicó otra sonrisa a todos en la mesa antes de continuar con la comida.

 A diferencia de otros desayunos donde toda la familia real mantenía conversación, en aquella ocasión reinaría el silencio durante minutos, únicamente interrumpido por el sonido de los tenedores y cuchillos sobre los platos.

 -Arthas… -dirigió la palabra la princesa a su hermano luego de varios minutos de hielo.

 -¿Sí, hermana? -dispuesto a escuchar, Arthas la miraría expectante y con una sonrisa característica.

 -Seré yo quién tome el trono -y así, Artanis rompió el hielo...