Partida Rol por web

Sala donde hay muchísima variedad de instrumentos: un piano de cola, violín, panderetas, flautas, guitarras clásicas y eléctricas, un bajo eléctrico, una batería, etc…

En ocasiones el profesor de Arte dará clase de música.

Abrió la puerta del aula y se quedó en el lindar unos instantes, observando la calma y la belleza que le ofrecía aquel lugar al cual, con sumo respeto entró. Lo primero que hizo fue abrir una ventana para que entrase el aire, pues este estaba muy viciado en el aula muy posiblemente por haber permanecido cerrada por algún tiempo antes de empezar el curso.

Acarició el hermoso piano de cola hasta llegar a las teclas tapadas por el fino terciopelo protector, quitandolo con un gran cariño mientras se sentaba sobre la banqueta y se acomodaba.

Con los dedos, fue acariciando tecla a tecla hasta conseguir la posición debida, y como si el piano se tratase de su corazón empezó a tocar aquello que en el momento sentía.

Varios minutos después salí del baño ya vestido y con una toalla al cuello, con el pelo ligeramente húmedo. Me encaminé hacia mi habitación y guardé la toalla y demás cosas en el armario. Decidí salir a dar una vuelta por el lugar para ver que estaban haciendo los demás.

Al salir de la residencia fui a los jardines, los cuales eran bastante bellos. Me fijé que Shiro estaba tumbado en el suelo con los ojos cerrados, por lo que a lo mejor estaba dormido o descansando y no quería ser molestado. Escuché unas voces hablar y miré hacia arriba con curiosidad. Bastante más arriba podía ver a dos figuras en el aire, aunque no distinguía muy bien cuáles. Pensé en ir a hacerles compañía pero estaba descansado después de mi baño y no me apetecía agitarme.

Seguí caminando en dirección hacia el instituto, cuando de repente escuché una pieza de piano. Me dejé llevar por la música y me adentré en el lugar mientras caminaba por los pasillos, en dirección hacia el aula de música. Tras unos minutos llegué hasta el lugar donde una chica se encontraba sentada al piano mientras sus dedos bailaban sobre las teclas. Me apoye en el marco de la puerta y esperé a que terminara de tocar.

-Niky, ¿verdad? A mi también me gusta mucho el piano.- dije mientras caminaba lentamente hacia ella. Sentí un poco de nerviosismo y como mis mejillas se coloreaban levemente, maldito problema de timidez...

Una vez había terminado de colocar todas sus cosas en el armario decidió que podría ser buena idea dar otra vuelta por el lugar para terminar de familiarizarse y no tener que ir rompiendo cosas si llegaba tarde. Mientras caminaba por los pasillos el sonido de un piano llamó su atención, haciendo que esta fuese a averiguar de donde provenía y estaba tocando en aquel momento. 

Su oído la condujo hasta la sala de música donde parecían escucharse también algunas voces, haciendo que su curiosidad la impulsase a abrir la puerta viendo a Kise allí dentro y a Niky al piano. Se quedó nos segundos en la puerta mientras los observaba fijamente, parecía que volvería al ataque tal vez porque el piano sonaba demasiado fuerte, pero para sorpresa de ambos se limitó a cerrar la puerta e ir a una de las sillas donde se sentó en silencio para dejar que siguiese tocando.

Se sobresaltó un poco al escuchar la voz de Kise, pero se calmó rápido al verle y le sonrió con calidez.

- Y usted debe ser el señor Yagami, ¿Me equivoco?- Hizo una pausa para mirar por la ventana al notar movimiento en el cielo, viendo a sus dos compañeros volando y al parecer charlando animadamente. Volvió la vista hacia Kise y le hizo un hueco en la banqueta del piano para que se sentase junto a ella a la vez que llegaba Nilith, a la cual saludó con una leve inclinación de cabeza en señal de respeto y saludo.

Al ver que Nilith se sentaba a prestar atención, se dirigió a Kise.

-Sientese junto a mi, si lo desea, podemos tocar algo en conjunto. No hace falta saber una partitura, tan solo... toque desde lo mas profundo de su corazón.-

Empezó a tocar con suavidad, aun dejando hueco suficiente en la banqueta, y tocando en el piano como si hubiese un dueto.

Miré con una ceja alzada a la joven por eso de "señor Yagami", aunque al no detectar burla en ello lo tomé como una simple muestra de educación. Sonreí levemente al pensar eso, pues prefería la gente educada a la vulgar. Me fijé entonces en cómo su mirada se dirigía al exterior, más allá del vidrio de la ventana. Seguí su mirada y vi a nuestros compañeros voladores charlando tranquilamente en el cielo.

Tras eso contemplé como Niky me hacía un hueco en la banqueta, invitándome a sentarme. Iba a acercarme, pero en ese momento llegó Nilith, por lo que la saludé con un movimiento de mi mano y una pequeña sonrisa.

Niky volvió a mirarme, invitándome a sentarme con ella y tocar lo que me apeteciese, mientras que ella empezaba a tocar. Lo pensé durante unos segundos antes de decidirme y acercarme a paso tranquilo hasta la banqueta, donde tomé asiento en el hueco libre. Cogí aire y lo solté lentamente, mientras posaba mis dedos sobre las teclas. En ese momento comencé a tocar una de mis canciones favoritas.

-En teoría si soy el señor Yagami, pero llámame Kise.- comenté un poco nervioso mientras movía mis manos sobre el teclado con rapidez.

Mientras tocaba no podía dejar de mirar hacia Damy cada dos por tres, y de vez en cuando se le escapaba alguna que otra sonrisa tierna e inocente hacia el, denotando que en ese momento se sentía completamente en paz y feliz.

Poco a poco la melodía se iba pausando, llegando a su final con la lentitud y gracia destacadas de la música. Posó las manos sobre sus muslos y miró a Kise sonriendo radiante durante unos segundos antes de hablar. Le había encantado poder tocar el piano con otra persona, pues aunque había hecho duetos antes, siempre había sido con su padre, ya que nunca había tenido amigo alguno a causa de no haber socializado demasiado, cosa que ansiaba desde hacía mucho tiempo atrás.

-¡Uaaah! Que alivio no haberme equivocado de tecla.- Rió levemente -Muchas gracias señor Yagami, ha sido hermoso poder tocar con usted.- Miró a Nilith sentada y le sonrió a ella por igual. - ¡Espero que le haya gustado señorita Satán!-

De pronto un rugido estomacal se escuchó por todo el aula, y Niky cogió rápidamente a Damy aferrándolo contra la barriga, sonrojada como un tomate.

-Uy... ¿Que hora es?... creo que deberíamos ir a comer algo... ¿Tienen hambre? ¡Porque se ve que yo si!- Rió de nuevo un poco, ahora algo avergonzada por el sonido de sus tripas.

Se levantó de la banqueta y cerró la ventana no sin antes mirar hacia sus dos compañeros voladores y saludarlos, contenta, sin darse cuenta de que justo abajo estaban sus otros dos compañeros. Una vez quedó colocado todo en su sitio tal y como estaba, miró a los demonios astados y les sonrió.

-Si me disculpan, me dirigiré ya al comedor. ¡A ver que nos ha preparado la cocinera! Les guardaré un sitio en la mesa, bajen cuando lo deseen! Hasta luego.- Dicho esto y después de una leve reverencia hacia Nilith y de un beso por parte de Damy en la mejilla a Kise, desapareció por la puerta, en dirección al comedor.

Sonreí levemente mientras mis manos danzaban sobre las teclas, al igual que mi hacían las de mi compañera pianista. Tras unos minutos la melodía cesó y suspire, dejando escapar la tensión. Me masajee un poco los hombros y miré a Niky. Hacia un tiempo ya que no tocaba el piano, pero creo que no lo hice mal.

-Ya te dije que puedes llamarme Kise, se me hace más natural. Y también ha sido un placer tocar contigo.- dije contestando a su brillante sonrisa con una más tímida de mi parte. Tras eso la rubia se dirigió hacia la demonio, esperando que le haya gustado. Fue entonces cuándo recordé que Nilith se encontraba ahí, pues estaba tan concentrado tocando que se me olvidó.

Iba a decirle lo mismo a la pelirroja pero un ruido extraño, pero conocido a la vez, me interrumpió. Miré a la chica que produjo ese sonido y comprobé que su rostro estaba sonrojado cual piruleta de fresa, lo que me hizo reír un poco en voz baja. Lo cierto es que hace bastantes horas que no probaba bocado, por lo que ir a comer algo no parecía una idea del todo mala ahora mismo.

Niky se fue de la habitación, asegurándonos un sitio. Entonces me acercó su peluche a la cara y simuló que éste me daba un beso en la mejilla, a lo que yo me sonroje levemente. Una vez se hubo marchado, cerré la tapa del piano y me acerqué hasta Nilith.

-Espero que le haya gustado, princesa. Nos vemos en el comedor.- dije haciendo una leve inclinación antes de salir del aula.

Bostece mientras caminaba por los pasillos y me frote los ojos. Tras eso me coloqué mis cascos y empecé a escuchar música para entretenerme por el camino. Mentalmente me preguntaba como sería el comedor. Ojalá haya bufet libre...

Observó en silencio durante toda aquella pequeña actuación, cruzada de brazos y con una pierna sobre la otra que pese a todo no parecía darle un aspecto de desagrado, de hecho tenía una pequeña sonrisa y mantenía los ojos cerrados para escuchar con atención. Cuando ambos se despidieron esta abrió los ojos, quedándose sentada durante unos segundos más para poder permanecer con aquella tranquilidad tan agradable.

No pasó mucho cuando decidió levantarse e ir a por uno de los violines que había en el aula, aunque su especialidad era la guitarra también tenía algo de conocimientos sobre este instrumento. Sin perder más tiempo se puso a tocar con total tranquilidad lo que parecía ser una pieza improvisada, haciendo un pequeño baile con el que lentamente se movía por la sala con los ojos nuevamente cerrados.

Se mantuvo así unos seis o siete minutos antes de terminar y volver a guardarlo, saliendo risueña para dirigirse al comedor donde se encontraría con los demás aunque seguramente volvería bastantes veces por allí.