Si, Hida-sama. Soy Matsu Naoko. dijo haciéndole una leve reverencia.
Como mi señor ha dicho, mañana al amanecer partiremos. Hoy descancen y por favor preparence bien para varios días de caza, busquen lo que necesiten y mañana podemos encontrarnos al borde de la ciudad, en el camino que debemos recorrer una hora después del amanecer. O hay algo que te gustaría hacer antes de eso, Hida-sama?
Al ver que algunos ya comienzan a reunirse con la Bushi que dirigirá la misión, por lo que también me acerco a ella, no sin antes hacerle un gesto a Akemi y Gayomi para que vayan también.
Cuando llego frente a la Matsu, está acompañada por el enorme Hida. Le hago una reverencia con mis manos en signo de oración y mis ojos cerrados, para luego hablar:
- "Es un placer, Matsu-dono, Hida-sama. Mi nombre es Togashi Toushiro, miembro del Clan del Dragón. Acompaño servilmente a Tamori Gayomi y a Mirumoto Akemi, emisarios de nuestro Clan. Me siento muy honrado de poder participar y ser de ayuda para el Clan de León. Agradezco de todo corazón la oportunidad."
Vuelvo a repetir una pronunciada reverencia para demostrar mi respeto y mi agradecimiento. Le sonrío a la joven Matsu pues creo que una buena guerrera puede guiarnos a una victoria contra este peligro que parece ser algo salido de las pesadillas de los cazadores.
Perdón no me describí como soy:
altura: 2 metros
Complexión: fuerte
llevo una armadura pesada con pinchos, una katana,Wakizashi y un tetsubo más grande de lo normal adaptado a mi tamaño
las fotos os darán una idea de como soy
Humpf, como tengamos que ir al bosque a cazar a la fiera, ese Hida y su enorme armadura van a ser mas un problema que una ayuda. Además, me estoy cansando solo de verle, con lo cómoda que es mi armadura...
Tras permanecer un rato ensimismado, parpadeo dos veces en rápida sucesión. No es el momento.
Así pues, me acerco a la Matsu y, cuando estoy frente a ella, le hago una reverencia y le digo:
-Matsu Naoko-san, soy Tsuruchi Genji. Me siento orgulloso de poder ayudar a vuestro clan, y de poder trabajar con miembros de tan distinguidos clanes.
Hasta el día de hoy no he tenido el gusto de compartir camino con miembros de vuestros honorables clanes, pero hasta nuestras lejanas islas han llegado historias sobre la gran ferocidad de las Matsu en batalla, y de la gran capacidad de vuestros hermanos de clan, los Akodo, para leer las batallas.
Me siento tranquilo sabiendo que una representante de un clan tan ligado al combate y la guerra nos acompaña. Y estoy convencido de que sabrá aprovechar nuestras virtudes con sabiduría.
Sabiduría, virtud por la cual Fénix y Dragón son tan afamados-digo efectuándo una ligera reverencia hacia los tres aludidos.
Y, tan cierto como que los cangrejo son la roca sobre la que reposa nuestra tranquilidad, mañana estaré puntual para salir. Hasta entonces, si necesitáis algo de mi, por favor, hacédmelo saber.
Y, con una última reverencia me alejo de la Matsu para darle a los demás la oportunidad de presentarse.
Ok. Acabad las presentaciones y pasamos a otra escena.
Con la aceptación de Tamori, el joven bushi también dio un paso al frente, hasta situarse tras Toushiro. Ya había sido presentado, así que se limitó a hacer una pequeña reverencia cuando dijeron su nombre.
Akemi no era una persona de muchas palabras. Era joven, distraído, con una melena algo descuidada. Parecía languidecer con los días, por no hablar de lo años. Cualquier ojo entrenado que en él se posara disfrutaría de esa extraña sensación de encontrar la juventud y la vejez al mismo tiempo, pues a ratos parecía interesarle lo que le rodeaba y a ratos decidía simplemente abstraerse en sus pensamientos.
Vestía una armadura pesada también, y en esos momentos apenas portaba más que un daisho. Un kabuto con una máscara de guerra bajo su brazo indicaba su estatus de guerrero y lealtad. La pulcridad y el reluz de su armadura, su juventud e inexperiencia más allá de las prácticas con bokken.
Y nosotros le agradecemos al Dragón su generosidad. Son tiempos en los que nada vale mas que la bondad de los amigos. Dijo Naoko con una sonrisa, haciendo una reverencia.
Es un placer conocerlo también, Tsuruchi-sama. Tengo Entendido que su familia es la que mejores cazadores tiene el imperio: espero que pueda ayudarnos. El Tsuruchi era ideal para la misión que teníamos nosotros, pero era un poco atrevido. Sería que había que ver si le fallaba la disciplina o sólo había sido un error de etiqueta. Islas? preguntó Naoko con una sonrisa inteligente Las tierras Tsuruchi están muy lejos de las islas. Ha servido en las islas capital de la Mantis? Sonaba mucho mas experimentado que lo que su juventud daba a entender.
Todos los clanes tienen su sabiduría. Con nuestros padres Akodo he aprendido a dirigir soldados a la batalla, y esas enseñazas también nacen de la sabiduría y la contemplación. Comentó Naoko confiada en quizás poder conocer a sus compañeros.
Cuando estemos listos para partir, Tsuruchi-sama, le pediré que me acompañe. Voy a comprar trampas y demás, creería que traer un cazador mas experto sería una buena forma de asegurarme que con seguridad voy a comprar lo que necesito.
Por mi ya la abres, que aca no vamos a hacer nada mas.
Chica de 16 años, 1,53m, pesa 47kg, pelo negro/marrón corto y desmechado (bajo una bandana cuando no tiene el Kabuto puesto). Tiene la nariz pequeña y respingada, ojos grandes de color marrón, y una boca carnosa y sonrosada. A pesar de ser fuerte y gustarle el combate, no tiene cicatrices en la cara.
Naoko tiene manos pequeñas pero brazos fuertes. Es voluptuosa para su edad, y tiene una voz alegre y aguda, aunque puede proyectarla bien cuando está dirigiendo a su gente.
Ahora mismo lleva un kimono grueso y pesado que la marca de forma femenina, aunque muestra quizás demasiado que está incómoda, como si siempre le faltara peso. Es ancha de hombros, pero no deja de ser femenina.
-El hecho de que en las islas se cuenten historias de la península no tiene ninguna relación con que yo resida en las mismas, Matsu-san. Nuestro clan realiza muchos viajes a través del océano, y los marineros siempre traen historias de sus viajes con ellos. Solo es necesario viajar a bordo de nuestros navíos para escuchar esas historias.
En cuanto a las trampas, lamento no poder serle de utilidad. Yo soy un samurái al servicio del Imperio y de mi clan, y, aunque es cierto que disfruto de la caza en mis ratos libres,me valgo únicamente de mi arco, sabiendo que la flecha conoce el camino.
Si me apetece valerme de las trampas, aviso a algún campesino adiestrado en esa materia específica.
Parecía un buen comienzo. Un grupo integrado por cinco de los grandes clanes uniendo fuerzas contra una amenaza común. Mas de uno podría pensar que así debía de ser siempre, pues por ese motivo hay un Emperador que rige el Imperio Esmeralda.
Poco más decís, dejando para el día siguiente seguir conociéndoos a sabiendas que necesitareis descansar para el viaje. Vuestra misión comienza esa misma noche, descansando para poder servir mejor a vuestro clan y al Imperio.
Escena cerrada.