Veo como mis compañeros encrudecen su ataque tras las primera refriega, Bakra esta herido y parece enfrascado en combate con los esqueletos, frunzo el ceño y emitiendo un ligero gruñido intento cargar contra el sacerdote mientras saco mi segunda espada y ataco de manera implacable al sacerdote.
- ¡Muere maldito!
Mis espadas bailan frente al sacerdote pero no se si el metal bastara para acabar con esta pesadilla.
Motivo: ataque 1
Tirada: 3d6
Resultado: 11(+5)=16
Motivo: ataque 2
Tirada: 3d6
Resultado: 4(+3)=7
Motivo: defensa 1
Tirada: 3d6
Resultado: 3(+2)=5
Motivo: defensa 2
Tirada: 3d6
Resultado: 10(+4)=14
No se si he hecho bien las tiradas...
Esta vez Bakra logra aprovechar las bajas defensas del esqueleto escudado para romperle en trozos varias costillas del torso... si hubiera sido un hombre ya estaría muerto, pero éstos ya están muertos y animados por brujería, por lo que el esqueleto aún consigue mover la espada y lanzar otro tajo hacia Bakra, esta vez sin tanto ímpetu y la armadura ligera del bárbaro frena el débil golpe de la hoja oxidada.
Arhuna decide centrarse en evitar cualquier daño, y aunque ataca a su cadavérico enemigo no consigue herirle de forma notable. El esqueleto ataca, pero su ataque es frustrado por la espada de Arhuna que estaba lista para protegerse.
Abdul decide dejar a Bakra luchando contra los dos esqueletos de su lado, aun a riesgo de que caiga tan herido como está, para centrarse en el terrorífico sacerdote. Su ágil, veloz y agresivo ataque logra hacer numerosos tajos en muy poco tiempo que cortan piel y hueso por igual, debilitando notablemente el esquelético cuerpo del sacerdote. Algo similar a un grito gutural se oye donde antes se oía la tétrica letanía, que ha dejado de oírse. El grito cesa, el sacerdote reacciona y lanza un zarpazo al uridimmu usando las garras que tiene de puro hueso afilado, sin que su rostro muestre emoción alguna por sí mismo pero expresando furia y rabia igualmente... aunque el ágil nómada logra evitar las garras haciéndose hacia atrás la distancia justa para no perder el equilibrio ni lo más mínimo.
Bakra es atacado también por el esqueleto herido que estaba combatiendo contra Abdul, e irremediablemente se ve superado al combatir contra los dos al mismo tiempo y recibe un leve tajo en el antebrazo derecho... que por sí mismo no es nada grave, pero es otra pérdida de sangre para el bárbaro que ya ha perdido demasiada, y se encuentra al borde de la inconsciencia.
Ver a Kulla combatir al mismo tiempo contra los dos esqueletos, con heridas que vuelven a manchar las vendas por el sobresfuerzo, es toda una escena digna de ver. La wardu se protege con su gran escudo contra los ataques de uno y del otro esqueleto, no llegan a dañarla lo más mínimo, y sin embargo ella sigue resquebrajando poco a poco los esqueléticos cuerpos de sus enemigos.
Motivo: ataque del sacerdote
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 1, 2 (Suma: 4)
Motivo: ataque Kulla
Tirada: 3d6
Resultado: 6, 4, 3 (Suma: 13)
Hay que hacer las tiradas como lo ha hecho Bakra. Se hace una sola tirada y se calcula. Abdul voy a usar la primera tirada que te ha salido, casualidad que es la más alta xD
Arhuna interpreto que estás usando postura defensiva y has hecho ataque implacable (algo que me parece contradictorio pero no he leido en ninguna parte que no se pueda xD).
Abdul doy por hecho que estás en postura ofensiva y has hecho ataque implacable. Le haces 6 de daño al sacerdote. Y qué suerte has tenido con su ataque jaja
Bakra recibes otros 2 de daño al haberte quedado solo contra los dos xD De todos modos si llegas a 0 de aguante puedes elegir quedarte inconsciente o luchar hasta la muerte, lo que te devolvería la mitad del aguante y podrías seguir luchando... arriesgándote a morir definitivamente eso sí jeje
Kulla le hace otros 3 de daño al primer esqueleto y 1 más de daño al segundo (el ataque anterior no tuve en cuenta la regla de la superioridad numérica xD)
-No sé si está en la parte del reglamento, pero si atacáis a un objetivo que haya sido atacado antes este turno tenéis +2 a TA y TM. Y para atacar a un segundo oponente el mismo turno se resta -2 a la TA y TM del segundo ataque, pero se puede :) El TD no se ve afectado por la superioridad numérica ni la inferioridad.
*Por cierto, perdonad la tardanza en actualizar, con las fiestas navideñas me he relajado xD ¡Felices fiestas! :D
En condiciones normales, Bakra no habría sufrido grandes complicaciones en derribar a dos enemigos a la vez. Sin embargo, la maligna influencia que ejercía todo lo que había dentro del zigurat, junto con las heridas que el bárbaro había sufrido hasta el momento hicieron que se viera superado y recibiera una nueva herida, superficial pero que agravaba su ya de por sí maltrecha situación. Lejos de achantarse, respondió con contundencia al nuevo esqueleto, intentando aprovecharse de los huecos que éste había abierto en su defensa al atacarle. Lucharía hasta la muerte si fuera necesario.
Motivo: Ataque Implacable
Tirada: 3d6
Resultado: 1, 5, 5 (Suma: 11)
Reflejada de nuevo en la ficha la pérdida de aguante.
De nuevo haré un ataque implacable usando Pasión:
TA = 11 + 7 + 2 = 20; TD = 11 + 2 = 13; TM = 11 + 2 = 13
El esqueleto se me resistía. Mientras intentaba controlar mis flancos para que no se me acercaran más esqueletos, dominaba a mi rival. Estaba aguantando más de lo que me esperaba y no me gustaba. No estaba hecha para combates duraderos, sino más bien para incursiones rápidas.
Tenía que acabar con aquello de una vez.
Motivo: Ataque implacable
Tirada: 3d6
Resultado: 7(+2)=9
Ataque implacable
Cuando ceso mi ataque me sorprendo al ver que ha tenido éxito contra el horror que tengo delante, justo antes de que se dibuje una sonrisa en mi rostro el engendro intenta alcanzarme con su pútrida mano pero mis reflejos me permiten esquivarlo pese al estupor. Si te ha dolido espera que tengo más. Convencido que mis compañeros podrán aguantar y que la forma de acabar con esta pesadilla es matar al sacerdote y sus oscuras energías.
Vuelvo a cruzar mis espadas y a soltar una tormenta sobre el sacerdote, sin saber cuanto más podrá durar el no muerto
Motivo: ataque
Tirada: 3d6
Resultado: 14
Motivo: defensa
Tirada: 3d6
Resultado: 11
14 + 5 y 14 + 3 (dos espadas)
11 + 2 y 11 + 4 (dos defensas)
Los escalofriantes esqueletos, que parecen frágiles en su figura, resultan ser temibles con su sobrada fuerza, agilidad y dureza... Sin embargo no resulta suficiente para vencer a nuestros determinados héroes. Abdul continúa atosigando al sacerdote con ambas hojas, hasta que éste ya no puede seguir resistiendo; un fuerte tajo le separa un brazo y le hace desestabilizarse, cae apoyándose en el trono, y Abdul da fin a su no-vida con otro rápido corte oportuno que cercena su fino cuello y hace que su terrible calavera forrada de podrida carne humana salga rodando, cayendo al suelo a poca distancia y perdiendo su enjoyada diadema en el proceso.
El cadáver dos veces muerto del sacerdote yace destrozado en el trono, y con su caída sus siervos esqueléticos se desmoronan también como el saco de huesos inhertes que deberían haber sido desde el momento de su muerte para toda la eternidad.
Así, Abdul el nómada, Arhuna la ladrona y Bakra el bárbaro cimmerio, con el siempre fiel apoyo de Kulla la guardiana wardu, han vencido al mal que esperaba bajo el zigurat de la perdida ciudad de Tab-Tahúr, y se encuentran con la famosa biblioteca del sacerdote dos veces muerto a poca distancia tras el gastado trono. Encontráis algunas estanterías enmohecidas llenas de viejos manuscritos. Y por supuesto, para quien busque riquezas, sigue llamando la atención la diadema enjoyada del sacerdote, dejada en el suelo a poca distancia de la horrible cabeza cercenada...
Y ése fue el fin del sacerdote. Bakra no había estado especialmente fino en el combate, pero gracias a sus compañeros ahora estaba herido y no muerto, y siempre les estaría agradecido por ello. Habiendo caído el siniestro clérigo, se descubrió ante ellos la famosa biblioteca que buscaban. El cimmerio dejó a sus compañeros que se acercasen a ella, apoyándose en un muro para reposar sus heridas, pues él no estaba interesado ni en los vetustos manuscritos que atesoraba ni en llevarse nada de aquel maldito lugar. Sólo quería salir del zigurat y de la ciudad y olvidar para siempre esta experiencia.
Por un momento la diadema llama poderosamente mi atención, pero al ver la horrible cabeza que yace a su lado recuerdo los viejos cuentos de objetos malditos. Seguramente este impregnada de la maldad de este sitio. No tenia del todo claro que esa fuera la primera vez que el sacerdote caía en combate, mientras caminaba hacia la biblioteca pateo su cráneo alejándolo del trono.
Voy a buscar algunos conocimientos, remedaos mientras compañeros... Y buen trabajo.
Busco con la mirada algún manuscrito que parezca importante y a la vez, que resista salir de su estante. Este lugar puede contener las respuestas que busca mi pueblo... Pero podría ser destruido por unas manos inexpertas.
Habíamos salido victoriosos de la batalla. Había estado cerca el fracaso de la misión, pero habíamos conseguido derrotar al sacerdote.
Ahora teníamos un momento para investigar la habitación y buscar algo que nos pudiera ser de utilidad. Me acerqué al cadáver del sacerdote y me agaché junto a él. Quizás pudiera encontrar algún amuleto o anillo entre los restos o algo que pudiera vender en algún mercado cuando volviéramos.
A Abdul le lleva un buen rato rebuscar en las estanterías, leer lo aún legible para discernir los manuscritos realmente útiles. No logra encontrar nada que haga referencia a las ruinas bajo el desierto de Eria, por desgracia, pero sin embargo sí logra encontrar otros escritos interesantes: hay un papiro gastado que está escrito en una lengua extraña; es parecido al akkadio, pero incomprensible al mismo tiempo... quizá sea alguna especie de dialecto, una variación del akkadio original que haya desarrollado alguna población alejada. Y encuentra también algo quizá más interesante... una tablilla que parece hablar del Saber de la Carne, y que parece ser solo un fragmento de un texto mucho más amplio. Es entonces cuando Abdul recuerda la leyenda; se supone que hay más de diez tablillas que hablan del Saber de la Carne, una muy poderosa magia que cualquier brujo podría aprender si tuviera todas las tablillas en su poder.
Arhuna prefiere rebuscar en el cadáver del sacerdote, y cuando se acerca lo suficiente el olor de carne putrefacta y la apariencia de horror difícilmente descriptible le impiden rebuscar en profundidad; aun así, esforzándose, ve que por lo menos encima del traje de piel humana no lleva nada de valor, y difícilmente podría portar algo de valor debajo. La diadema que éste portaba en su cabeza, que ahora está en el suelo al lado del cadáver, vuelve a llamar la atención de la ladrona.
Entre los manuscritos de las estanterías nuestros héroes también encuentran un pequeño cofrecillo sin cerradura, que en su interior guarda un par de brazaletes de oro, un anillo de plata ornamentada y un amuleto engarzado. Por suerte, después de la sangre derramada y el terror sufrido, estos valientes no se irán con las manos vacías...
Aquí termina la aventura. Postead cerrando la trama si queréis, poniendo lo que harán vuestros PJs o lo que queráis... y ya cerraré la partida.
Como veis dejo la puerta abierta a seguir con otras aventuras. Si alguien de los presentes tiene interés en seguir con otra aventura que me hable por privado.
Una diadema y varias joyas fue lo que conseguimos sacar de la sala. No había más tesoros ni nada a excepción de documentos y libros que hicieron feliz a Abdul.
Tendríamos que llevar los objetos a un mercado para ver si sólo eran valiosas por su valor en metal precioso o alguna de ellas poseía algún encantamiento mágico.
Hora de ir volviendo, amigos. ¿Has encontrado algo de interés, Abdul? Parece que estas emocionado con esos manuscritos.
Guardo con cuidado los manuscritos en la lengua que desconozco y la tablilla, esta última con recelo tras recordar lo que puede significar, y me giro hacia Arhuna cuando me habla.
Viajando se aprende y así crece el espíritu joven Arhuna, yo ya he terminado, ayudemos a nuestros amigos a salir de este maldito lugar.
Camino hacia el grupo y ofrezco mi hombro a uno de los dos compañeros heridos para ayudarle a caminar.
Abdul consiguió varios manuscritos del templo, y Arhuna no pudo evitar rebuscar en el cadáver en busca de nuevas riquezas. Nunca cambiaría. Una vez hubieron acabado con sus quehaceres llegó la hora de volver. Dispuesto a salir de aquel lugar, el cimmerio vio cómo el uridimmu se acercaba a ofrecerle ayuda, cosa que rechazó con un gesto de la mano. Nunca aceptaría ayuda si todavía podía caminar solo, daba igual lo que le costara.
Y así, Bakra comenzó a caminar junto con sus compañeros hacia la salida del zigurat, dando por concluida esta aventura, quién sabe si para comenzar una nueva.
De un modo u otro puede decirse que este particular grupo de buscadores de tesoros y aventuras acabaron encontrando lo que buscaban: tesoros de diversa índole, y buenas historias que contar. Poco a poco van desandando el camino recorrido, ahora menos tenebroso que antes dada la notable victoria, y aun así algo inquietante igualmente. Superan los restos de las trampas dejadas desde antaño, y finalmente salen a la superficie; parecía que nunca volverían a ver la luz de Shamash, pero ésta les abraza cuando ponen un pie fuera del zigurat.
No hay ningún etemmu a la vista. Aunque quizá el cálido fulgor de Shamash los espante, lo más probable es que ahora que el sacerdote ha sido vencido en su no-vida ellos descansen en paz. El carro sigue donde lo dejaron, con sus pertrechos. Y así es que inician el camino de vuelta, tras descansar una danna bajo la cobertura del anunnaki de la luz.
A nadie encuentran de vuelta en el camino, pues pocos son los que se aventuran más allá de la protección de los muros de ciudad, y muy pocos son los que se atreven a dormir bajo la presencia de los temibles Igigu. Pero sí ven una cosa... pasan cerca del campamento de uridimmu que en la ida dejaron atrás sin detenerse, y ya desde cierta distancia ven el humo alzarse. El campamento ha sido devastado y reducido a cenizas. Los cadáveres ahora alimentan a los cuervos y a las alimañas, única vida restante. ¿Hicieron bien nuestros aventureros en no detenerse, para evitar este destino? ¿Habrían podido evitar esta masacre de haberse detenido? Jamás lo sabrán, por suerte o por desgracia... solo los dioses lo saben.
FIN
Nada como un final triste jajaja ¡Un placer, hasta la próxima!