Partida Rol por web

Cuando Bumag logró llegar al otro lado sintió como si un nudo en la garganta se intentara deshacer, no lo consiguiera, y su cuerpo no encontrara otra forma de quitarlo que empujándoselo hacia la boca del estómago.

Estirado por el miedo al derrumbe y frenado por el miedo a un segundo resbalón sin salvavidas consideró que prefería enfrentarse a un mar de bichos a que el Sarjento le ordenara cruzar de nuevo por ese “puente” traicionero y a punto de hacerse pedazos.

Ahora, el silencio y una suave brisa que debía de ser tan helada como la que le azotaba sin protección en el Fuerte le calman los ánimos.

Pasa a distinguir mediante visión natural un entorno tornasolado de azul y blanco compuesto principalmente de hielo y roca iluminado finalmente por la salida. Más allá de ese punto solo queda capturar al bicho cerebro.

Con calma y movimientos precavidos revisa su munición y se asegura de que el cargador nuevo está lleno. – Hey, Hikawa – Comenta por lo bajo a su colega zapador – Deberíamos fijarnos en la estructura que tenemos por delante. Por si viéramos algún punto donde pudiera ser necesario colocar cargas explosivas. Ya sabes, para cerrar un túnel, abrir una entrada o ganar tiempo…

Levantó su pulgar para verificar el mensaje con su camarada zapador. Lo mismo me rondaba la cabeza... primero tenemos que localizar al cerebro, hay muchos sitios que no sabemos qué útiles pueden ser. Sus sentidos hacían esfuerzos por detectar al objetivo, ya que el hielo pocos rastros coherentes dejaba para rastrearles. Prueba con el suelo, quizás se me haya pasado algo. Luego le diremos al cabo lo de las bombas... Una sonrisa se dibujó en su cara al mentar de nuevo la gran explosión.

Mientras espero la contestación de los hombres del fuerte, asiento a las palabras del cabo y cambio el modo de visión a normal.

Kurt escuchaba sin prestar mucha atención a las conversaciones, pero algo le llamó la atenció de lo dicho. El suelo. Joer, si es de la instrucción básica. Mira al suelo, mira donde pisas, porque igual machacas las huellas de otro. Eso era, ¡el techo! o el suelo o las paredes; pero por algúan parte tendrá que haber entrado. No nació aquí, y si lo hizo por algún sitio le tendrán que traer la comida. Siene que haber huellas, restos, babas ... o lo que sea, que no sea natural del sitio. Ya sabía lo que tenía que buscar y empezó a ello.

Antes miraba a ver que le llamaba la atención, ahora sabía que y donde buscar.

El hielo que cubría las paredes de la cueva en la que nos estábamos adentrando era el causante de que el ultravioleta ya no nos sirviese, por lo que ahora volvía a tener el visor en modo normal, a pesar de que la poca luz natural que había apenas era suficiente como para ver con normalidad.

Maldita sea, podrían estar en cualquier parte- pensé mientras vigilaba a mi alrededor en búsqueda de cualquier señal de bichos -Si el cerebro está aquí, dudo que esté solo- me dije mientras avanzaba.

A la orden señor, no dejaremos que esos bichos se les acerquen- dije en respuesta a las palabras del cabo -Los mantendremos tan lejos de ellos que ni siquiera las manchas de sangre cuando mueran les alcanzarán lo suficiente como para poder mancharles- añadí, con una confianza que no sentia.

Miller levantó la rodilla del suelo cuando Bumag hubo pasado y escucho las palabras del cabo.

-Roger, cabo. Esos cabrones van a tener que darnos muy duro para que dejemos tirados a los nuestros, señor. Vamos a enseñarles como nos las gastamos en la tierra.

Alice comprobo una vez mas que tenía el arma lista y bien cargada y pasó a luz natural cuando apagó el visor de UV.

El ruido en la transmisión te deja en claro que los infantes que combaten en el fuerte se encuentran en completo caos, escuchas el rugir de explosiones seguidas de gritos, disparos y mas caos. El bombardeo había pensado y por tanto la onda expansiva de las explosiones no les tardaría en llegar. Por el momento nadie te responde y no puedes hacer nada más que mantener la transmisión.

El capitán escuchó las palabras de sus tropas asintió hasta el momento en que el sargento Corbec habló de forma inadecuada con respecto a el y por consiguiente le reprendió. –El capi Ninke?, quien diablos se cree usted que soy. No olvide soldado que soy un capitán de inteligencia. Un acto mas de negligencia o insubordinación de su parte y me recordará cuando esto termine-.

Su regaño de hecho parecía que iba a continuar o incluso expandirse pero súbitamente, todo empezó a temblar de nuevo tal como si algo sacudiera los túneles repentinamente. La intensidad no era tanta como antes, pero la forma en que se gestaron fue tal que ahora pudieron identificar o al menos creer que se trataba de una serie de lejanas explosiones.