Partida Rol por web

Ves que ahora hay un hombre corpulento a la puerta, no está justo delante para no resultar intimidante o amenazador, pero es evidente que se mueve en torno a ella.

No ves más, pues la calle está tranquila y exponerte sería un riesgo.

Visto lo visto, prefiero ir a buscar a Askuro, para pedirle lo necesario del medico y mas tarde, buscar a los protectores y reunirme con ellos. Un buen sitio para mirar, seria donde empez todo. Seguro que deben saber algo mas de lo ocurrido.

Pues apartandome y susurrando a Deno le pregunto:

No se que pensarás tu, pero es muy raro que sólo una persona haga todo ese trabajo. Suena mas bien a oportunismo o simple prejuicio. Cual es su opinion honorable?

- Opino exactamente lo mismo, pero hasta ahora no hemos encontrado ninguna prueba definitiva. Como ya he comenta me extraña que no haya una vigilancia más estricta en la zona de los árboles o que no nos hayan remitido a alguna otra personalidad responsable en estos quehaceres. Nos falta el comentario de un tercero, cuando menos, porque estos dos elementos se pueden quedar ladrándose por toda la eternidad y tan anchos...- Le comento a mi compañero.

Me giro hacia Dosma: - ¿Tiene usted testigos de lo acontecido? Este poblado es pequeño y dudo que una sola pwrsona pueda talar y transportar estas piezas sola tan alegremente...- Quería culpar al denunciante, sin duda, pero la ley no ha de basarse en un simple pálpito o la incriminación de un niño...

Voy a tomar posesión de la narración.Esta escena de transición debe finalizar. Así que decidme lo que os gustaría (dos o tres opciones con ordenes de prioridad) y narro el final de la escena para empezar con la historia principal.

En efecto la acusación es poco firme, por lo que la desestimáis e imponéis una multa a ambos en medida de reparación por la mala praxis. Como el robo si parece haberse efectuado y os veis obligados a imponer orden en la zona imponéis a toda la aldea una multa para financiar el pago de un aldeano que cuyo trabajo será el de ser testigo y que tendrán que elegir entre aquellos en quién confíen, de tal forma que si volviese ocurrir algo el será responsable de ofrecer una historia coherente o será castigado tanto fiscal como físicamente llegando incluso a la ejecución si se sospecha que ha sido comprado para mentir en favor de alguien.

De igual forma se reúnen entre todos una cuota igual al valor de un olmo robado y se la dais a Dosma, el cual entiende que se ha hecho justicia y que no hay lugar a queja o reclamación.

Todos acatan la orden y la transcriben para que la validéis de forma que un documento acredite vuestra imposición ante un futuro problema o duda en cuanto a la figura de testigo veraz que habéis impuesto.

Algunos no están muy de acuerdo con la decisión tomada pero nadie lo exterioriza de forma explícita, se entiende que es un castigo por quebrantar el orden y no haber sido solidarios a la hora de inculpar a los responsables, que evidentemente no pudo ser un solo hombre.

La mayoría está conforme con la solución que se le ha dado al asunto.

***

Al volver a la ciudad ya está cayendo la noche y os encontráis con Hokelsa.

Os comenta la situación de Karu, quien se está recuperando de forma pronta, ha ido a cobrar los gastos médicos a Askuro tal como él se ofreció a pagar.

Al día siguiente cada uno realiza sus tareas de ronda cuando un mensajero de Dagio os pide que os reunáis con él.

Al ir a ver al magistrado os comenta que continuando la investigación ha descubierto indicios de que el ataque se había perpetrado oculto por artes ilusorias y que eso aplica un nuevo prisma. Deno le comenta al magistrado que él había llegado a esa misma conclusión hace dos noches, pero que al carecer de seguridad no quería nublar el juicio de nadie imprimiendo una idea que podría estar errada.

Los siguientes días son tranquilos, cada vez hay más gente pero también han llegado protectores con las delegaciones, y aunque la mayoría rondan por la zona de palacio su presencia alivia mucho el trabajo. Sumado a la presencia de algunos soldados que sin autoridad civil, siguen pudiendo portar la lanza al estar de servicio en comitiva de los delegados del ejercito que asisten a la corte.

Tras visitar a Askuro, quien parece no reconocerte al principio, y conseguir la cantidad solicitada, exacta, buscas a los protectores, pero no los encuentras. Para aprovechar la tarde vuelves a ir a la zona del estafador pero no sin antes cobrar un pequeño favor.

Dorade una mujer mayor que te debía una, conseguiste que la aceptarán en el trabajo que ahora ostenta tras hacer correr un par de rumores sobre la otra candidata, acepta a ir a por el medicamento.

Tras pagar la consulta y darle una cantidad de 24 ciclos por las molestias ya tienes la dosis.

Es de noche así que estimas que es mejor ir al día siguiente a la casa de sanación. De camino a casa te cruzas con los protectores Deno y Gaaru, quien parecen agotados y están sudados. Tras ponerles al día de las noticias, nada de lo del fraude, os separáis.

A la mañana siguiente entregas el medicamento. 

Parece que ahora mismo lo único que te queda por hacer es hablar con Galoko, pero un jovencito, un mensajero te está esperando en el salón donde sueles comer. El susodicho trae una carta de tu amigo el delgado Taramo, en ella te pide que por favor asistas a la corte con la excusa de ser el ayudante de un muchacho que viene en representación de unas aldeas al norte. Quiere que espíes la actividad de los demás delegados con los métodos que estimes oportunos. Comenta además que se te ha enviado a tu residencia tres juegos de ropa de la calidad apropiada y que por supuesto tendrás financiación, razonable, para ejecutar las maniobras necesarias.

Desgraciadamente la proximidad del acto inaugural te impide dedicar el tiempo necesario a la investigación. Por otro lado Askuro estará en la corte, lo cual hace que durante las próximas tres semanas tendrás oportunidad de averiguar más acerca de él.

Te encuentras con los protectores Deno y Gaaru, al comentarles los nuevos indicios Deno te dice que él había sospechado del asunto ilusorio, pero que al carecer de bases sólidas prefería no contaminar el juicio de nadie hasta estar al menos un poco más seguro.