Partida Rol por web

Recuerda, delegado, que aquí el ritmo lo pongo yo. Si hemos parado aquí es por un motivo de peso y lo sabes, así que procura dejar de quejarte y disfruta la estancia en esta bonita ciudad mientras puedas. Acto seguido, cojo la taza de aguamiel y bebo de ella mientras trato de reconocer la zona con una ojeada con el objetivo de encontrar a alguien que case de una forma más o menos fiel con la breve descripción que me brindó la carta.

Me levanto de la terraza excusándome con el delegado y le digo que volveré pronto, le dejo con la  palabra en la boca y me retiro velozmente tratando de alcanzar al herrero sin que se de cuenta.

Cuando Senca cruza la esquina Thegren se percata de que no puede seguirle por ahí sin ser visto.

Senca se gira a la espera de su persecutor pero nadie le sigue, extrañado duda de si ha conseguido perderle el rastro o no. Consciente de que no puede permanecer mucho tiempo de pie sin llamar la atención se relaja ligeramente solo para ver como aparece un hombre ataviado portando un arma envainada pero descubierta.

Thegren ve como el sujeto ha desatabiado la espada, cosa ilegal al no tratarse de un protector, aunque es comprensible si se ha sentido acosado.

Eeeee, relájate, soy amigo lo prometo. Echaría mano a la daga que portaría sin exponerla aún, solo por precaución.  ¿Eres Senca verdad? Bueno, no se ni por qué pregunto, habré acertado como suelo hacer. En fin, soy Thegren, forestal del Gato, recibí una carta que decía que debía encontrarte aquí y así he hecho. 

Puse las telas que había quitado al mango de la espada y la dispuse sobre la bolsa donde estaba encuadrada antes de cogerla. No sin antes mirar a mi alrededor asegurándome que nadie me había visto hacer tal cosa. 

Observé al hombre, no parecía querer problemas, tenía una mano preparada en lo que seguramente sería un arma pequeña, eso me gustó, nadie buscaría atacar a otro con el arma escondida. Si quisiera problemas sacaría la espada que portaba más que visiblemente. 

Así es, Soy Senca, dije señalando la calle donde saldríamos del entramado en el que me había metido hacia la zona del mercado a la que me había acercado. 

Demos un paseo, dije serio tras escuchar quien era, me fiaba que hoy no moriría a manos de ese hombre, pero lo aseguraría caminando por un lugar con más gente. La orden era hacer amigos, necesitaba alguno, pero el maestro también fue claro sobre en qué confiar y en qué no. Y alguien que persigue tiene un objetivo. 

¿Una carta?, ¿decía algo más sobre mí? O sobre qué hacer cuando me encontraras. Pregunté con curiosidad, eso sería un buen comienzo, una verdad a cambio de perseguir a alguien que se siente perseguido. 

Supongo que debo fiarme de ti... No, solo decía que eras herrero y que debía reunirme contigo. Me fijo detenidamente en Senca con la esperanza de encontrar características que me ayuden a conocerlo mejor. Cuéntame, que haces aquí, yo he venido en tu búsqueda pero en la carta se daba a entender que quizás no estabas aquí en el momento de mi llegada. ¿Vienes por orden de alguien, es este tu lugar de residencia, o pasabas ¨casualmente¨ por aquí? La calle me sorprendería. El ambiente sería muy ajetreado, lo que me sorprende de una ciudad que debería ser ¨pequeña¨. Acostumbrado a trabajar en el bosque y pasar la mayor parte de mi tiempo en soledad, me sentiría un poco agobiado entre tanta multitud.

(Espero respuesta en retrospectiva)

A propósito, te llevaré a una terraza, hay alguien a quien debes conocer, nos acompañará. -Le llevó a la plaza de la Luna, Lugar donde tendríamos que habernos reunido en un primer momento.

Si, soy herrero, aunque me dirigia a esta ciudad ahora mismo, aquí aprenderé sobre nuevos materiales o quizá la posibilidad de ver si allí se pueden vender armas. 

Las fiestas se acercan y quizá alguien quiera algo de lo que ofrezco. 

El hombre me miró de arriba a abajo, algo obvio al dar yo la orden de caminar, era precavido. Eso era una buena señal. 

 Lo que ve es un hombre atlético, aunque a simple vista se ve la fuerza no es la mayor de sus virtudes. Sobre el cuerpo visible aparecen unas cicatrices muy claras de haber sido provocadas por el fuego. Al menos había trabajado en una herrería. Perfectamente guardadas, dos espadas, una es imposible saber como es, ya que no ha salido de las telas, la otra, con la que esperé tras la esquina, era una espada de buena buena calidad al menos el mango, que es todo lo que enseñé. Bajo el brazo una bolsa grande, alguien con conocimientos vería que es un compendio de aparejos, cuerdas, cuchillos para degollar animales, yesca y otros utensilios para hacer hogueras. Se ve que no es la primera vez que viaja. 

Por último un bastón, sin ningún símbolo, ya algo viejo aunque aún fuerte, no era el primer viaje que hacía con él, pero tampoco los suficientes para considerarlo inservible. De madera de baja calidad aunque bien tallado. 

Al oír la plaza de la luna, paré, Le miré y observé algo que pudiera decirme si de verdad es aquel al que estoy buscando. 

Claro, estoy deseando conocerle. 

Una vez iniciado el movimiento, noto como Senca se queda un momento atrás observándome. 

Senca vería un hombre joven, de pelo claro y corto, de estatura media y cuerpo aunque atlético, no demasiado fornido. El color pardo de sus ropajes delataría su condición de forestal, que previamente había manifestado. Un arma oculta escondida por lo que pudo intuir cuando Thegren se echó la mano al bolsillo y una espada corta al cinto serían las armas que se verían, destacándose esta última por ser de mayor tamaño y estar  notablemente a la vista.

Me giro-Vamos, a que esperas, no hay  tiempo que perder. Mi ausencia ha debido preocupar a quien debo presentarte y no quiero que entre en pánico.-Acto seguido vuelvo a darle la espalda y camino en dirección a la terraza que abandoné minutos atrás, mostrando cierta inquietud por el delegado y por su paradero.-Espero que ese idiota no se haya movido, solo falta que encima empiece a darme problemas. No tengo suficiente con cuidarme a mí mismo sino que encima ahora debo de hacer de cuidador a tiempo completo.

Al llegar a la plaza vamos a la terraza, donde espero encontrar al delegado. 

Al llegar a la mesa de la terraza veis al hombre que Thegren dice ser un delegado. 

-¿Quién es él? -pregunta Foldai.

-Un amigo que nos va a acompañar en el viaje, estaremos mejor siendo más.

-No voy a cuestionar tus métodos, pero no te creas que puedes mentirme así sin que me de cuenta.

Tras las presentaciones pertinentes Thegren recuerda la importancia de volver al camino, aun quedan dos horas para el crepúsculo, a buen paso llegaréis a una población al caer la noche.

Así el viaje resulta tenso, todos tenéis motivos para estar incómodos con el resto de la comitiva.

La primera noche la hacéis en una posada de camino, estaba abarrotada, pero ante un delegado y un protector nadie tiene problemas en hacer algo de sitio.

La sala común aunque pequeña y llena de gente está organizada de forma elegante con lo que se puede tener cierta intimidad para charlar. Estáis sentados en ella cuando os sirven un variado de verduras al vapor aderezadas con una salsa de pimiento picante, todo acompañado de un huevo escalfado, pan caliente y cerveza diluida.

(*)

El resto del viaje os toma solo dos días, os hacéis con un tercer caballo por la mañana para Senca y así poder hacer el viaje a paso vivo. Al ser solo dos días los animales podrán soportarlo.

Al llegar a la corte del Loto lo hacéis en el atardecer del tercer día, y consideráis adecuando asearos y descansar para presentarse el cuarto día. Ya que tarde, al menos bien presentados.