Cuando Pere echa a correr, y escucha la amenaza de Ignacio, Sebastian suelta una carcajada. Hasta que se dobla sobre si mismo, apoyando las manos en las rodillas, por el cansancio y la risa.
- ¡¡Que el tonto del pueblo nos ha hecho tontos a nosotros!! jajajaja ¡Merecido nos lo tenemos! jajajaja. Aiii... - respira serenándose, y se incorpora, para rojo por la risa, acercarse a Albar y Águeda.
Fijándose que ni el chaval ni nadie ajeno al grupo nos oiga, ya serio comenta.
- Encontramos algo en las cuevas, lo tiene Ignacio. Pero igual mejor vamos al cuarto antes de sacar nada en público. - dice sólo para sus oídos.
Sin haber llegado a la casa del corregidor y por tanto sin saber nada más de lo que sabíamos hace unas horas vemos como Ignacio y Sebastián están de vuelta junto con Pere.
- O sea que habéis descubierto algo... Antes de pedir que me lo enseñen me doy cuenta de que Sebastián tiene razón, que hay que esperar a estar en un sitio más privado para hacerlo. Si claro, mejor irnos a la taberna de nuevo para poder ver lo que habéis visto.
Pere tira a Don Albar de la túnica mientras grita , - ¡Prometiste! ¡Moneda! ¡Moneda! , ¡llevé a las cuevas!- varios vecinos salen de sus casas a ver qué es tanto alboroto.
Mierda, me había olvidado de la moneda y el chaval no hacía más que gritar, saco una moneda de la bolsa y se la doy. Aquí tienes chaval, te la has ganado. Si no fuera tan escandaloso me iba a caer bien el niño, pero sólo hacía que vocear y eso no lo aguantaba...
Sonrio cuando veo a Pere cogiendo la moneda.- Sera pilluelo, ¡no te la gastes toda de golpe!.- Le grito a Pere mientras el chaval se va corriendo.- Si será mejor que vayamos a algún sitio mas resguardado de la vista de la gente, y os enseño lo que tengo aqui.- Les digo a todos dandome unos golpecitos en el pecho.
¿ A la taberna de Candido ?
Si, ahí es donde queremos ir. Yo estaba esperando por Águeda, pero nos la podemos saltar y avanzar algo.
Pere sale corriendo y vuelve a donde quiera que viva, los cuatro entráis en la taberna de Cándido que os mira con gesto curioso cuando entráis, os saluda con la cabeza y un lacónico - Me imagino que estaréis hambrientos, voy a prepararos algo de comer. Sentáos allí- dice señalando una mesa.
Una vez sentados los cuatros es hora de intercambiar impresiones.
Al entrar en la taberna me asaltan los olores a los que ya me estoy acostumbrando. Hola de nuevo cándido, sería conveniente que nos hicieras algo de comer si. Mientras lo haces estaremos en nuestra habitación. Subo por las escaleras y me encamino hacía las escaleras y subo por ellas en dirección a la habitación.
Subo las escaleras detrás de Albar.-Estoy deseando enseñarles lo que encontré en las cuevas.- Pienso mientras subo; tambíen tengo ganas de sentarme y descansar un poco despues de la caminata que nos hemos pegado Sebastian y yo.-Espero que le encuentren a todo esto mas sentido que nosotros.- Pienso.