1 Real de plata por favor.
Cobratelo por la noche cuando haya terminado de comprar el equipo y vea cuanto me sobra.xD
Permanezco en silencio durante toda la discusión, pues no quiero mojarme con la tormenta que le cae a Albar y a su deslenguado criado.
La mesura del pueblo no es la misma que la de la corte -pienso, recordando la metedura de pata de Ignacio.
Supongo que deberíamos alquilar un coche para llegar a Bocairente -sugiero. Puede que los caballeros puedan ir cabalgando, pero no sería correcto en una dama montar a horcajadas y, de lado, no se pueden recorrer distancias sumamente largas. La espalda acaba por resentirse.
Lo mejor sería reservar el dinero para nuestra estancia en la posada.
Lamento no haber escrito antes. Los fines de semana no suelo poder postear.
Bueno de momento nadie tiene caballo. De hecho Albar e Ignacio ni siquiera han comprado nada.
Según la información que tenéis podéis investigar en:
- La posada de Valencia donde se aloja Luis de Velasco
- El Pueblo de Bocairente
- Cualquier otro lugar que se os ocurra
Estando ya todos sentados en la mesa y esperando la cena y el vino pedidos al tabernero y como en mi mundo sigo dándole vueltas a la cabeza sobre lo sucedido en la planta de arriba. Será mejor no permanecer mucho tiempo aquí no sea que este hombre quiera tomarse algún tipo de reprimenda hacia mi persona. Solo hay una cosa que me haga olvidar el encaramiento con ese extraño personaje y eso es !!la comida¡¡¡, me froto las manos según vuelan como lindas doncellas desde la bandeja a la mesa platos y copas con rico vino y conejo. Vaya por fin llega el posadero con la comida. Después de descargar mi rabia con la carne con violentos mordiscos y mi sed con el vino, respondo a Albar después de haberle escuchado. Si sí guardar vos Don Albar el dinero por mi parte no hay problema, y el plan de acción cuando acabe con este bellaco lo hablaremos. Sebastian sige dando violentos bocados al conejo.
Yo preguntaría al posadero por el tío del disfraz el lo ha visto igual que todos nosotros puede saber algo o incluso alguien de la posada....Encuanto a lo del carro me parece caro pero si así se decide y vamos todos mejor en el pues adelante, pensar lo que valen las cosas en aquelarre y como dijo el hombre del disfraz soy un bellacooo no tengo apenas dinero y mi idea es pillarme una pistola de pólvora que vale 60 monedas. Yo tengo algo en cabalgar puedo ir de viaje tranquilamente lo de entrar en combate seria otro cantar.
Termino la comida con recelo. Siempre me siento culpable por comer, a pesar de que hay palomas que comen más que yo.
Bueno -digo, limpiando de mis labios los últimos restos de salsa-, entonces lo mejor será que el señor Albar y yo vayamos a hablar con Luis de Velasco mañana a primera hora -Hoy ya es demasiado tarde.
Para el viaje a Bocairente puedo encargarle a Roberta que nos busque hueco en algún coche de línea que pase cerca del pueblo.
Que comida más buena. Dejo el plato sobre la mesa y me recuesto contra la silla. Tienes razón Águeda. Hoy es demasiado tarde, mañana a primera hora hablamos con Luis de Velasco y haber que nos puede decir. Pienso durante un momento. Mentras, Sebastián e Ignacio podrían ir a alguna iglesia o donde se les ocurra y intentar saber algo de nigromancia.
No me parece buena idea -digo al instante-. La nigromancia es un tema demasiado escabroso como para tratarlo tan abiertamente. Debemos buscar información en libros o tratados antiguos, si es que los monjes nos los dejan ver -suspiro, pensando en la ardua tarea que tenemos por delante-. Solo usted y yo, don Albar, estamos cualificados para dicha tarea. Nuestra posición y educación supone una ventaja que no debemos dejar de aprovechar.
Me temo que Ignacio y Sebastián no están en posición de reclamar tales favores.
Sin animo de ofenderla mi señora, creo y sin todavía habernos presentado, que da demasiada veracidad a las palabras del hombre del antifaz. Yo no soy un siervo y no pienso dejar a Albar a solas sin yo hacer nada, si me decís que no puedo estudiar la nigromancia es decir la brujería, estoy deacuerdo, no se ni leer, pero si el hombre nos puede decir algo que nos sea de utilidad yo quiero estar al tanto, menospreciáis a la gente humilde y puedo ser analfabeto pero tonto no soy y la repito con todos mis respetos no os toméis a mal estas palabras.
Si Albar me lo pide me quedare aquí en la posada en eso no hay problema pero no encuentro razón para que lo haga. Miro a Albar esperando una respuesta.
La indignación de Sebastián me hace ver que se necesita de una acción antes de que nuestro grupo se divida al principio de la misión.
Te entiendo Sebastián. Miro a Águeda para intentar que me entienda. Señora, mi amigo lo que quiere decir es que 4 intimidan más que dos, y que si además no es tonto como para meter la pata dos veces seguidas. Si véis mejor el que sólo hablemos usted y yo vale, pero su presencia puede ser requerida, y más si como usted dice los asuntos de nigromancia son tema de especialistas. Tomo un respiro. Yo la verdad es que no se de esas cosas y esto quizás me viene grande y en este aspecto le haré caso.
Eso sí, le pediría por favor que tratara a nuestros compañeros como iguales, al menos cuando estemos a solas. Sebastián ha demostrado más de una vez su gran valía y su cabeza es muy buena para algunos casos. Me supongo que Ignacio será igual y si no no se lo habría traido con usted.
Disculpad si ha parecido que les hacía de menos -me corrijo, sorprendida-. Nada más lejos de mi intención -me excuso-. Me refería a los cuatro, cuando hablaba de ver a Luís de Velasco, por supuesto -añado con total sinceridad.
Pero, de hecho -añado-, quizá lo mejor sería que Roberta y yo nos acercásemos por la mañana a tratar de investigar el escabroso tema de la nigromancia, mientras ustedes hablan con Luis de Velasco -sugiero, con cuidado de que no parezca una orden-. Quizás entonces, Ignacio podría buscar un medio de trasporte que nos lleve a Bocairente.
Si todos estamos ocupados en tareas distintas, avanzaremos más rápido en nuestras investigaciones.
Águeda sabeis muy bien que apesar de mi condición de plabeyo, se leer asi que podria despues de ir a hablar con Luis de Velasco, con usted a los archivos de la Ilustre catedral de Valencia y mirar los documentos que hagan referencia a cultos y nigromancia en la zona.
Además no os dejaré sola sois mi amiga, pero una vez juré protegeros y asi lo haré como podria cumplir mi palabra si no estoy con vos??
Todo esto lo dice Ignacio comiendo y hablando al tiempo, sabrá leer pero eso no le hace tener los modales de alguien "educado".
Hacer dos cosas a la vez creo que es lo mejor que podemos hacer. Si Ignacio quiere acompañarla ya que sabe leer por mi de acuerdo, así usted y su criada no van solas y tienen a un hombre que pueda protegerlas. Tomo la última copa de vino, no quería estar con la cabeza atontada al día siguiente. Así mientras tanto Sebastián y yo hablamos con Luis de Velasco y confirmamos por que hizo la denuncia y todo lo que sabe del caso.
Entonces, decidido -declaro, levantándome de la mesa, con una leve inclinación-. Buscar la información que necesitamos nos llevará más tiempo de lo que dura una conversación -digo, siendo realista. Con solo imaginar los tomos de la biblioteca ya me duele el brazo-, así que les sugiero que sean ustedes los que vengan a buscarnos al monasterio, cuando hayan acabado.
Y sin más dilación, me retiro.
Con todo decidido no tenía sentido estar más tiempo en la taberna. Me levanto y me despido del tabernero. Buena comida y mejor vino, puede que volvamos pronto. Vamos Sebastián retiremonos a dormir que mañana nos espera un día duro. Digo al salir.
Sebastián y Albar se retiran a casa de este último del centro, casa no muy grande, aque como murmura Albar cada vez que sale el tema, " es una casa de paso". Por otro lado Ignacio y Águeda se retiran a la espléndida casa de Águeda, casa que adquirió a un catalán afincado en Valencia que partía a Nápoles, a precio de saldo.
La noche discurre tranquila y sin incidentes, cada uno toma su propio camino.
Escucho sorprendido las gratas palabras de la señora de Agueda. -Estoy seguro de que nos podremos llevar bien.- La miro a la cara. -Me alegra saber que estamos deacuerdo estoy seguro que el éxito de esta empresa depende mucho en que nos llevemos bien.- El resto de la velada permanezco callado y escuchando. Llegado el momento me despido de Agueda de una manera respetuosa y de Ignacio con un fuerte apretón de manos.- Cuando queráis señor Albar nos retiramos a dormir.-
Mas fiel es la amistad que la servidumbre.