Partida Rol por web

Cuando entras al cuarto tienes que pasar al lado del Charles Szymczack  quien tambien parece buscar algo. Miras el cuarto, y en una repisa encuentras la botellita con la misma nota. La botella esta cerrada, no se ha abierto, esta llena.

El mueble de la mesa de noche esta corrido, hay mucho desorden en la habitación.

Es que no me atrevo... yo no puedo creer. Dice lloriqueando. No quiero dejarla sola, esto es anormal... se debe avisar a alguien, esta chica debe tener familia, alguien que le interese. Nunca me contestó cuando le pregunte al respecto, nunca nunca.

El hombre responde a la pregunta de Bishop, diciendo con un dejo perturbado. No, solo miro todo.. parece tan irreal. Sea como sea, no sabemos lo que ocurrio, y si llamamos a la ambulancia ellos llamaran a la policia, así que creo que es mejor avisar. Tenemos que reportar esto a las autoridades, que ellos definan si fue accidente, o algo más.

Entro a la cocina y veo a la dedicada y afanosa Señorita Collins tener el té listo - Que bien, es usted muy amable en preparar tan rápido el té, mmmm.. creo que nuestros compañeros no van a bajar señorita, mejor subamos- Digo al mismo tiempo que tomo la jarra con agua hirviendo y dos tazas con sus platos y cucharas para subir, -no olvide el azúcar- Salgo con la intención de subir.

El profesor Bishop se mantiene callado, al parecer han perdido sus compañeros inquilinos el interés por llamar a la policía -¿Alguien tiene la hora?- pregunta tanteando sus bolsillos en la pijama -Me he dejado el reloj en mi recamará- después anuncia -Creo que iré a llamar a un sacerdote... a mi me parece lo mas apropiado en estos momentos, haya sido natural o no su muerte...- dice mientras toma su bastón y comienza a dirigirse a su cuarto, escaleras abajo, para colocarse encima ropa mas adecuada. -¿Alguna compañía?- dice preguntando si alguien desea ir con él.

Oh por Dios, ¿y que puede hacer un sacerdote?, dice la mujer llorando  un poco disgustada con la reacción de todos. Yo soy la dueña de casa y yo dire lo que se hace y no se hace. Dice en un tono con disgusto mientras se levanta. Iré entonces yo por la policia...- llora entonces alterada- un cura no me sacará de un problema legal si existe una denuncia.

Y entonces la mujer se levanta temblorosa y a pesar de que no podia bajar bien las escaleras lo hizo, casi cruzandose con los que estaban en la cocina.

—¿Subir?

Me quedé indecisa mirando las tazas que aún quedaban encima de la mesa. No me parecía buena idea tomar el té con el cadáver a nuestro lado.

—Yo... Creo que sería mejor que bajaran aunque sólo fuera unos instantes. Aquí estaremos más tranquilos para poner nuestras ideas en orden.

Por otra parte, no era buena idea quedarme allí sola y que todos los hombres estuvieran arriba, así que no me quedó más remedio que coger una bandeja para colocar las tazas que aún quedaban y el azucarero. Me disponía a salir de la cocina cuando me crucé con la señora Woliski.

—Señora... Tiene muy mala cara, será mejor que tome algo caliente. Espere... ¿Qué ha pasado arriba? ¿Vamos a avisar a la policía? Por cierto, el doctor Saitsef dice que la puerta está bien cerrada con llave. —Me empezaba a poner nerviosa y eso se reflejaba en mi manera rápida de hablar, casi sin pensar—. La policía sabrá lo que hay que hacer en estos casos, se llevarán el cadáver e investigarán que ha podido ocurrir, ¿verdad? Por otra parte... ¿No sabemos nada de su vida? Quizás la policía también pueda saber de dónde venía y si tenía familiares.

Esto se había pasado de grises sin dudas.

Que llamar a la policía, a la funeraria, ¡que hacer un te! y hasta incluso llamar a un cura.

¿Para qué demonios querrían un cura si la mujer ya estaba muerta?

Entendía sobradamente que Petula reaccionaria tan violentamente, ¡claro!, si todos estábamos dando vueltas por el lugar sin decidir nada.

En lo que a el concernía, no había mucho para hacer ahí, sus dudas acerca del botellín se habían escurrido entre sus dedos como si de agua se tratase al ver la dichosa botellita sobre uno de los estantes.

El viejo, claro está, quedaba entonces descartado de toda culpabilidad.

Negando con la cabeza y un tanto molesto consigo mismo – para que negarlo -, salió entonces de la habitación y bajo tras la dueña de la casa para acompañarla como correspondía.

Señora Petula, le dijo entonces ni bien llego a su lado, yo le acompaño, es tarde y hace frio, no debe andar una señora sola por las calles y a esta hora.

Ni tarde ni mierda.

Que de caballero tenia lo que de trabajador legal.

Lo que me interesaba en verdad era escuchar lo que la vieja tenia para decir ante la pasma.

¡la pasma!, lo menos que quería era tener que ver con un asunto tan oscuro como este y menos con su prontuario al otro lado del gran charco.

Que estábamos lejos de Paris, ¡sí!, pero que para estas cosas no había distancias.

Iba a acompañarla claro, pero por el camino la convencería para que su nombre quedara bien limpito y si había que ensuciar a alguno de los otros para lograrlo,

Pues que así fuera.

Salimos del comedor y se escucha que la Señora Woliski habla un tanto disgustada, apenas vamos a subir cuando esquivamos a la Sra por muy poco de bajada, al parecer la acompañará el Sr Lusting por la policía.... Volteo a ver a la Srita Collins, dudando que sea necesario que subamos -Tiene razón señorita, no será muy agradable tomar té con un cadaver al lado- grito desde el fondo de las escaleras a los que quedan arriba, -¡¡bajen al comedor será lo mejor para pensar nuestro proceder!!-

Acompañas a Pétula a la comisaria, que queda lejos, a siete calles. Recorres junto con ella  Boston de noche, la oscuridad y el silencio es total, era a la madrugada. La mujer  lloraba de momentos pero no hablaba nada. Cuando llegaron a la comisaria, ella habló con un encargado, quien rápidamente llamó al médico y técnico de turno. Los cuales no les hicieron más preguntas, les llevaron a la casa de huéspedes en un camión patrulla. Antes de salir  viste al encargado llamar al detective del caso por teléfono, por la respuesta del secretario al parecer este no estaba muy feliz de ser despertado a la noche.

Llegaron en menos de 5 minutos a la casa. 

El detective llegaría después de los forences.

La señora Wolinski temblorosa se vistió rápidamente y acepto algo de té dela mujer que le ofrecía, estaba realmente aterrorizada así que acepto de muy buena forma que fuera acompañada por el señor Lusting.  Jonathan Bishop  salió posteriormente en búsqueda de un sacerdote (la iglesia quedaba más cerca que la estación de policía), así que fue sin encontrar mucha suerte, el sacerdote no vivía en esa iglesia, y desconocía donde era la casa cural. Igual a esas horas de la madrugada nadie abría las puertas.

Las personas en la casa se quedaron tomando el té, y pensando...¿qué le habrá pasado a la joven?

Había un ambiente de poca tranquilidad, y fue entonces que se abre la puerta e ingresa un equipo de  personas acompañadas por Pétula y Víctor. Un técnico con una gran cámara de fotografía, y un médico que pidieron a los residentes esperar en el primer piso mientras hacían las pesquisas.

Detrás de los técnicos venían dos personas más, un hombre de unos 45 años y uno más joven (uno podía concluir que se trataba del detective y el oficial de policía ayudante). El hombre mayor tenia cara de no haber dormido bien, mientras que el joven parecía más amable.

Por fuera de la residencia  parecia acumularse gente chismosa. Una ambulancia, una patrulla de la policia, y un camión oficial.

Curiosamente la investigación de los técnicos duró menos de lo que pensaron, por un tiempo estuvieron todos solos mirándose en silencio , hasta que escucharon  como  bajaban el cuerpo en una camilla y se escuchó claramente que el médico comentaba al detective (había tanto silencio que se podía escuchar)

"Parece homicidio por asfixia detective DiLuca, sin embargo encuentro poca evidencia, posible hubo una lucha por la disposición de los muebles. Ya Walters recogió muestras, tendrá el informe por la mañana"

En ese momento al escuchar eso todos se sorprenden: ¿homicidio?...¿pero cómo?. Petula   se tocó el rostro alarmada, mientras que cada uno de ustedes tenía una reacción particular frente a la noticia.

El detective no parecía muy interesado y le respondió con un: "Sí, sí, sí"

Fue entonces que al comedor ingresan los dos  detectives.

Buenas noches. Dice el hombre de manera parca. Soy el detective Di luca y este aca es el oficial Jhon O´Keeffee quien es mi ayudante.

No quiero perder mucho el tiempo, así que haré unas preguntas generales y luego  interrogaremos a cada uno de ustedes sobre el particular.

¿Que conocen de la mujer muerta?, su nombre, procedencia.

La mujer habla como dueña de casa de primeras.

Su nombre era Dolores Aguirre, ella es bailarina, no recuerdo ahora el nombre del establecimiento,  es cubana.... vive aqui desde hace un mes, exactamente. Ella..

Pero el detective la interrumpio con un tono despectivo.

¿Latina?... ya veo por donde va la cosa, esos  ( saben que si pudiera decir una maldicion lo hubiera dicho, pero limito a decir con displicencia) inmigrantes, siempre traen problemas...

¿sabe algo sobre la vida personal de la mujer?

No, ella... no hablaba mucho al respecto... no le gustaba... verá..

Dice la mujer de manera temblorosa, pero nuevamente es interrumpida.

Todos los latinos son iguales. Dice el hombre, Oficial Jhon O´Keeffee, anote  investigar si hay más latinos en el sector, muchos de ellos se matan como perros.

El ayudante procede anotar todo en su libreta.

 Digame una cosa señora, ¿cree que la mujer fue victima de robo?, su cuarto esta muy desordenado, pareciera que alguien buscaba algo.

Oh no señor, no... dice la mujer un poco apenada... el cuarto de Dolores, usualmente permanecia así, ella no era muy pulcra. 

Sin embargo evito que el policia la volviera a interrumpir y siguió hablando

Eh ella llegaba tarde de su trabajo, dormia mucho, a veces no desayunaba, siempre pagó puntual el arriendo, no le conocí amigos u otras personas que vinieran a preguntar por ella.

Pudieron seguirla hasta acá y matarla. Dice el  detective con poca delicadeza. ¿ sabe por donde pudo entrar el asesino?

La puerta principal yo siempre la cierro con llave- la mujer baja la cabeza culpable y dice- Pero la del jardin no tiene seguro, nunca la aseguré, este es un barrio de bien, aquí no hay negros o gente mala...