Esta es la historia de otro de los asesinos de la Casta y de su objetivo, Dan Maxwell.
Este tercer objetivo no fue elegido por ninguno de los otros personajes, de manera que aquí se cuenta qué es lo que pasó.
Y también se cuenta lo que ocurrió después. Una vez que todo hubo acabado...
http://633.www.C_A.org/contrac/6778543
DE: A.DiLuca
PARA: Agentes Libres CA
Encargo: Tres paquetes.
1- A recoger en Venice, Rose Avd., 451, West LA, a nombre de Duncan Munch 310-52-44-883. 5 millones(5.000.000)$. Recoger Recibo.
2- A recoger en Inglewood, Florence Avd., 244, West LA, a nombre de Dan Maxwell 310-69-31-590. 3 millones(3.000.000)$. Recoger Recibo.
3- a recoger en Compton, 136 th., 178, South LA, a nombre de Hipolito Rios ?. 2 millones(2.000.000)$. Recoger Recibo.
Condiciones: Si solo un mensajero completara el servicio se recompensaria con 2 millones(2.000.000)$ de plus en acciones del Golden Ocean Casino en Las Vegas.
Plazo: 48 horas a contar desde las 12:00 am del martes. Recoger pago en el Palace Hollywood Hotel, habitacion 1567.
Es martes y son las 12:00 del mediodia, comienza la caza.
Tras recibir el correo en su PDA, John sale del Starbucks Coffe caminando con amplias zancadas; viste un traje de color claro y gafas oscuras y silba una cancioncilla. Parece como si le acabaran de alegrar el día.
Sin dejar de caminar, marca un número telefónico memorizado y espera mientras la llamada es redirigida de un satélite a otro por una ruta que la hace imposible de rastrear.
¿Qué coño quieres? Responde una nerviosa voz de hombre al otro lado. Estoy en el trabajo ahora mismo, no puedo atenderte.
John gruñe. Tú trabajas para mí, cabronazo. Por eso te pago tanto dinero ¿capice?
Al otro extremo de la linea John le oye tragar saliva. Vale, vale, ¿qué pasa?
Si fueras tan bueno como dices ya lo sabrías, listillo. Te estoy mandando por mail la información que me han pasado. Envíame tan pronto como puedas un perfil de cada uno de estos tipos. Lo necesito para ayer.
El veterano asesino cuelga y vuelve a marcar otro número. Mientras, llega hasta su Ford Crown aparcado y se sienta, dandole al contacto y arrancando el motor.
¿Qué ocurre jefe? Resuena la voz de Vasile a través del manos libres.
John acelera y adelanta un Audi cruzándosele por delante. Acabo de abrir una operación. Ya conoces el procedimiento. Ponte en marcha con el Nissan y sigue mi posición en tu GPS.
Entendido. ¿Adónde nos dirigimos?
John piensa por un segundo. Después ladra: Los Ángeles Oeste.
Doe conduce con furia, y aprovecha toda su habilidad al volante para llegar cuanto antes a Inglewood. Mientras, sigue dando instrucciones a Vasile por el manos libres.
Descarga fotos de satélite de la dirección de nuestro objetivo primario y mándamelas a la PDA. Y avisa a mi abogado, quiero que esté disponible las próximas 48 horas. Necesito que prepare mis cuentas para posibles ingresos fraccionados. Dile también que puede que tenga que recoger algún que otro recibo. John sonríe desagradable. Él lo entenderá...
Aprovechando los semáforos en su camino, John actualiza por mail a su informante anónimo.
DE: DOE
PARA: [Destinatario Oculto]
ASUNTO: Update 12 : 11
El segundo nombre de la lista pasa a ser el prioritario en cuanto al orden de información. Los otros dos irán después.
Me interesa también los movimientos de miembros de la Casta Asesina en L.A. Comunica cualquier incidencia.
Avenida Florence, Iglewood. Doe camina vestido con un mono de trabajo, gorra y gafas de espejo. En su maleta de herramientas, una Barret Light .50 desmontada pasa totalmente inadvertida.
John ha aprovechado el viaje para memorizar y estudiar los mapas por satélite del lugar donde se encuentra su objetivo, Maxwell, y los alrededores. Ahora, sobre el terreno, hace sus últimas comprobaciones. Es hora de tomar una posición.
Su dilatada carrera como francotirador le permite averiguar con seguridad cuál es el mejor lugar desde el cual disparar sobre su objetivo. Es precisamente por eso que no se dirige hacia ese punto, sino a otro. Un puesto desde el cual pueda tener linea de visión al objetivo, pero que también pueda vigilar el lugar óptimo que un francotirador elegiría para disparar.
Doe sabe que la competencia será dura. Ojalá. ¿Qué gracia tendría si no lo fuera? Cazar a un objetivo inadvertido es casi aburrido. Cazar a otros asesinos como él... bueno, es cierto, no da dinero... pero sí reputación.
Doe está en posición, tras haber montado el Barret con la delicadeza que utilizaría en la construcción de la maqueta de un barco velero.
Conectado a la mira telescópica del rifle, una minicámara registra todo lo que queda bajo el punto de mira de John en un pequeño grabador óptico. Es un sistema que usa desde hace unos años. ¿Se extrañaría mucho la gente si supiese que guarda registros de sus asesinatos y que verlos en su pantalla de plasma de 50 pulgadas le levanta el ánimo los días en los que se siente deprimido?
Un auricular en su oreja le mantiene en contacto con Vasile, que conduce el Nissan por el barrio, listo para acercarse a su posición para recogerlo o entrar en acción si hiciese falta. De momento, todo queda a la espera que le llegue la información que necesita ya que ni siquiera conoce el rostro de Maxwell.
Lo único que John puede hacer es vigilar el piso de su objetivo, controlar el puesto de francotirador que un competidor podría utilizar y estar atento a todo el que entre en el edificio. Sus rivales pueden tener cualquier aspecto, pero a Doe no le engañarán si los puede mirar a los ojos. Sabe reconocer los ojos de un asesino.
Los ve todos los días cuando se levanta y le observan desde el espejo del baño.
El movil de Doe comienza a vibrar, es su contacto.
A ver si esto te vale, es lo que he podido conseguir por ahora. Duncan Munch tiene esposa y una hija, vive en un chalet de dos plantas en Venice... creo que tiene guadaspaldas;
del otro, Dan Maxwell, tenemos poco: esposa Sandra y dos hijos Dan y Robert, vive en un piso 8 de Inglewood. Parece que es el segundo de a bordo de la organizacion de Munch.
El tercero es el peor, jefe de una banda en Compton, es muy peligroso. Si tengo suerte te matará.
Te mando fotos de todos ellos.
De la Casta Asesina, nada de nada, sabes que a veces usamos la organizacion asi que no voy a quitar clientela.
El informador cuelga sin mas. Afuera no hay mucho movimiento en la calle y por ahora no ha entrado ni salido nadie del edificio.
Vasile. Susurra Doe al manos libres. El objetivo tiene rostro. Te mando su foto. Situate en una posición desde la que controles la entrada del edificio y permanece atento. Utiliza un disfraz que te haga pasar desapercibido. Muévete.
El asesino pulsa un botón de su PDA e inmediatamente se inicia otra llamada.
¿Señor Bennet? Responde la voz de Curtis.
Sí. Contesta John, que con su abogado utiliza ese alias. Necesito que en las próximas horas se encuentre en, o en los alrededores del Palace Hollywood Hotel. En el momento en el que reciba de mi parte un archivo de video, deberá dirigirse inmediatamente a la habitación número 1567 y entregarselo a la persona que allí se encuentre. Esa persona, tras verificar el archivo tendrá que realizar un ingreso de 3.0 millones de $. Fraccione el pago y transfiéralo a tres de mis cuentas.
Tras comprobar la correcta transferencia, salga de allí y espere nuevas instrucciones. ¿Alguna pregunta?
No, señor Bennet. Contesta Curtis, tras lo cual cuelga. Doe sonríe, es lo bueno de estos abogados jóvenes de las firmas importantes. Son tan ambiciosos y despiadados como él mismo, sino más.
Queda una última comprobación. Saber si el objetivo está en su domicilio. Con otra pulsación el número de Daniel Maxwell se marca automáticamente. Mientras suenan los pitidos, el asesino recuerda la retahila de costumbre que va a utilizar:
Buenos días, el día de hoy va a cambiar su vida. ¿Sabe que podría ahorrarse la mitad de lo que paga en su seguro de automóvil...?
Pero lo único que oye son los pitidos del teléfono, que siguen sonando: siete, ocho, nueve, di....Cling
Somos los Maxwell, en estos momentos no estamos en casa, dejenos su mensaj....
Doe cuelga, era una voz de mujer, joven.
El Sol esta ya en lo mas alto.
Doe mueve la cabeza, ligeramente contrariado.
Dan, ¿por qué me pones las cosas difíciles? Yo te habría volado la cabeza y ni siquiera te habrías enterado. Comparado con la que te pueden dar otros yo te puedo proporcionar una muerte instantánea...
John considera sus opciones. La información de su contacto ha sido ridículamente exigua. Tendrá que obtenerla por otros medios.
Click! ¡Vasile! Ni el objetivo ni su familia están en su domicilio. Infiltrate en su piso y busca información sobre su lugar de trabajo, el de su mujer y el colegio de los niños. Cualquier cosa que nos pueda decir dónde está ahora.
Dan... ¿me vas a obligar a usar a tu familia para encontrarte...?
Al poco de llamar a su ayudante, John lo ve cruzar la calle y entrar en el portal. Llevaba en la mano un maletin, que sabe lleva las herramientas de cerrajero.
Tarda mucho en llamar, pero al final el movil comienza a vibrar.
Lo siento, ha sido dificil, debo irme, he oido ruidos en la escalera. El ascensor lo he bloqueado en esta planta. La mujer parece que trabaja cerca de aqui a dos manzanas, en una tienda de ropa.
Cuelga rapidamente.
Mierda Vasile. Espero que no te pase nada... todavía te necesito.
Desde su posición, Doe espera noticias de su ayudante. Espera una nueva llamada de su informador. Espera a su objetivo aparecer en cualquier momento. Espera...
Cualquier otro sentiría la presión, el nerviosismo a medida que pasa el tiempo, la impaciencia de que algo (lo que sea) ocurra de una maldita vez.
Pero John es un perro muy viejo. Ha sido francotirador toda su vida, y tiene más de cincuenta años. Es muy paciente y nunca pierde los nervios. Disfruta de los momentos de espera para matar a su objetivo como un abuelo disfrutaría de cuidar a su nieto.
El movil vuelve a vibrar, en la pantalla sale el nombre de Vasile, Doe descuelga de inmediato.
Me acabo de cruzar con los crios en la escalera. Estan entrando en el piso, ¿hago algo o te encargas tu?.
No me daría tiempo. Responde Doe. Interceptalos cuando lleguen a la puerta de la entrada de su piso. Hazte pasar por un vendedor de seguros y pregunta por el padre, si está en casa y cuando llegará. Ya sabes, la rutina de siempre.
Si alguien puede hacerse pasar por vendedor de seguros, ese es Vasile. Jamás he visto a nadie con una pinta más aburrida que ese maldito esloveno.
El movil vibra a los diez minutos.
-Unos chicos muy majos, muy bien educados, su padre no viene hasta las ocho o las nueve, pero la madre no tardara mas de media hora. ¿Que hago ahora?.
Doe piensa. Hasta las 8 o las 9 de la tarde... Demasiado tiempo.
Otro de los asesinos podría adelantarse, o quizás Maxwell podría empezar a sospechar algo si el resto de los objetivos empiezan a caer. No, va a ser necesario cambiar el plan.
Llamada a Vasile mientra comienza a desmontar la Barret:
Atento. Nuestro nuevo objetivo será Sandra Maxwell.
Sal del edificio, cambia de apariencia y situate con el Nissan lo más próximo que puedas a la entrada del garage del mismo. Yo también estaré cerca, dentro de tu campo de visión, para verificar cuando llegue la señora Maxwell. Te avisaré para que interceptes el automóvil con el Nissan. Ten preparada a mano la miniporra de impacto eléctrico.
Una vez recogida el arma se quita el mono de trabajo. Bajo él aparece un traje claro de sport. La maleta de herramientas se camufla en una bolsa plana de deporte. Tras deshacerse de la peluca, colocarse un bigote falso y añadir unas gafas finas semioscuras el disfraz está completo.
Doe baja las escaleras. De camino a su posición. En cuestión de minutos la mujer aparecerá con su coche. El veterano asesino no cree que le acompañe algún guardaespaldas (los críos iban sin protección). Por si acaso, oculto bajo la chaqueta, la Glock con el silenciador permanece preparada. Con una bala en la recámara y el seguro quitado, lista para ser desenfundada con rapidez de la pistolera.
Al salir del edificio saca un móvil y empieza a hablar, como si mantuviese una ligera y agradable conversación con una novia.
Pero tras las lentes sus ojos lo escudriñan todo. Atento a cualquier detalle.
Me has obligado a meter a tu mujer en esto Dan. Tú. No yo.
Pasa un cuarto de hora antes de que el coche de la victima se acerque, va muy despacio asi que no hay problema es ella, tiene otro corte de pelo y otro tinte pero no es suficiente como para despistar a John, que hace una perdida a su agente.
Todo se desarolla a gran velocidad, cruza su coche, haciendo frenar en seco a la mujer, esta se queda inmovil, no sabe como actuar. Doe abre su puerta y corta limpiamente con su navaja el cinturon de seguridad (un verdadero engorro para estas situaciones), y la saca del pelo (un viejo truco de la academia, nadie se resiste a un buen tiron del cabello).
La mujer comienza a chillar, pero Vasile ya esta a tu lado y la deja KO con la porra electrica. Atais sus manos a la espalda con una correa plastica y la tirais al asiento de atras, montais y os largais de alli.
Tiempo total 12 segundos, no esta mal.
Un secuestro, que recuerdos, allá en Bogota...
Vasile conduce, mientras John revisa los planos en su PDA hasta que localiza la ubicación perfecta para llevar a cabo su jugada.
No es la primera vez que usa este truco para eliminar a un objetivo y, hasta ahora, nunca le ha fallado.
Una vez tiene el lugar, revisa la agenda del móvil de la mujer de Maxwell hasta dar con el teléfono de su marido. Pulsa la tecla de llamada.
Daniel Maxwell responde a los pocos tonos, pero John le corta con rapidez. Al hablar utiliza una voz mucho más grave de lo normal, y un discurso previamente memorizado.
Escucha atentamente, Daniel, porque la vida de Sandra depende de ello...
Esta noche puedes cenar junto a tu familia como cualquier otro día o puedes tener que explicar a Dan y Robert que su madre está muerta porque fuiste lo suficientemente imbécil como para no seguir unas sencillas instrucciones.
Prepárate para realizar una considerable transferencia de dinero a una cuenta que te proporcionaré dentro de exactamente una hora, cuando discutiremos los detalles de este intercambio. Contactaré directamente con tu móvil. El lugar en el que has de estar es en el cruce de la avenida Chester y la 96, junto a la fuente.
Recuerda. Chester con la 96. En una hora a partir de ahora. Tú sólo.
Si no apareces yo habré malgastado una bala y tus hijos serán huerfanos. ¿Quién crees que tiene más que perder?
Haz las cuentas.
John cuelga y desconecta el móvil, pasándoselo a Vasile. A los pocos segundos, el Nissan se detiene junto al Sedán de Doe, que pasa al otro coche y sale en dirección contraria a la que ha tomado Vasile. Ninguno de los dos habla. Saben exactamente lo que han de hacer a partir de ahora.
Doe revisa su reloj de pulsera. Chester con la 69. En Inglewood. Llegará mucho antes de una hora, con tiempo de sobra para colocarse en posición.
Media hora más tarde, el sedan de Doe pasa exactamente por la esquina de Chester con la 69. Mientras para ante un semáforo en rojo, el veterano asesino examina a traves de sus gafas oscuras una acera cercana donde se sitúa una cabina telefónica abierta. Un residuo en esta época de teléfonos móviles, pero todavía en servicio. Justo donde el plano la situaba. John se sonríe. Internet es genial, puedes encontrar de todo si sabes como buscar.
Su mirada examina el resto de la calle. Larga y sin obstáculos a ambos lados, con edificios de familias de clase baja de pocas plantas. Una visibilidad del cien por cien desde la mayoría de las azoteas. En unos segundos elige el edificio al que subirá. Uno con aspecto de estar casi abandonado, a unos ochocientos metros de la cabina.
Conduce hasta el edificio, aparcando en la calle trasera del edificio y llegando hasta él.
Las viejas escaleras de incendios le permiten llegar hasta el tejado. Tras revisarlo y encontrarlo despejado examina con su visor la linea de tiro. Limpia.
Doe busca un lugar en el tejado donde esconder el rifle en caso de tener que deshacerse de él pronto. Encuentra una canaleta de agua medio cegada en la que puede dejarlo metido en un charco de suciedad donde resultaría invisible.
Después, se oculta y comienza a montar el Barret Light 50, ajustándolo y tratándolo como si se tratase de un violinista probando un Stradivarius. El último paso del montaje es ajustar la minicámara al visor, y prepararla para grabar.
El tiempo pasa deprisa. Una última llamada a Vasile ata los últimos detalles. Cuando Doe vea a su objetivo en posición a la hora fijada, hará una perdida a su ayudante. Vasile llamará entonces a Maxwell desde el móvil de la esposa, que habrá conectado en ese momento. Dirá escuetamente que ese móvil no es seguro, que busque uno que ha ocultado en la cabina que tiene enfrente. En ese momento colgará y destruirá el móvil de la mujer, para luego deshacerse de él y salir de la ciudad.
Doe estará preparado para cuando su objetivo se acerque a la cabina y entre en el punto de mira de su visor.
Maxwell aparece a la hora fijada. Desciende de un coche en la esquina, tras dejar el automóvil sobre la acera.
Parece que está sólo.
Doe ajusta la mira para verle el rostro. Desencajado, preocupado, sudoroso.
¿Un día difícil en la oficina, Dan?
El objetivo se lleva la mano al bolsillo de la chaqueta y saca un móvil que se lleva al oido. La llamada de Vasile.
Maxwell asiente, cuelga el teléfono y se dirige hacia la cabina.
Doe ajusta la mira por última vez. Comienza a grabar con la minicámara. Pone el dedo sobre el gatillo. Su objetivo llega hasta la cabina. Se detiene. Su cabeza está en el punto de mira. John observa el punto rojo del laser sobre la frente de Daniel.
El Asesino aprieta el gatillo.
Más tarde, Doe camina por la calle. A sus espaldas, en la lejanía, oye sirenas.
Cuelga el móvil tras recibir la llamada de su abogado, que le acaba de informar que la transacción se ha realizado sin problemas.
Ahora queda por hacer una última llamada.
¿Vasile? Sí, la operación se ha completado con éxito. Vuelvo al punto de reunión. Sí. ¿Cómo dices? ¿La mujer?
John calla por un momento, como si estuviera decidiendo algo. Su expresión no cambia.
Mátala. Deshazte del cuerpo de la manera habitual. Nos veremos más tarde.
Adios.
Esa noche. De madrugada.
John, en albornoz, se toma otro chupito de tequila mientras ve las noticias en la pantalla de plasma de la habitación del hotel.
Está solo. Las chicas que ha contratado ya se han largado, y ahora se dispone a emborracharse para celebrar el encargo completado.
La presentadora del informativo habla del día de violencia que ha vivido la ciudad de L.A. Un poco más de lo habitual, pero poco más.
Hoy el público no se escandaliza porque mueran unas pocas personas... sobre todo si no son celebridades.
John se sirve otro chupito. Brinda con la presentadora del informativo y lo apura de un trago.
Entonces oye un pitido procedente del ordenador portátil que tiene sobre la mesa. ¿Un nuevo mensaje? Cogiendo la botella de tequila, se levanta del sofa y va hasta el portátil, pulsando una tecla.
Doe lee el mensaje. Lo lee de nuevo. Se echa a reir ante la ironía de la situación.
Después, coge el teléfono móvil y llama a su compañía aerea para cancelar el billete de primera clase que tenía reservado para mañana a Buenos Aires.
El mensaje todavía puede verse en la pantalla del portátil:
Cita:
DE: D. Munch
PARA: J.D. (Agente Libre CA)
Encargo: Un paquete.
A recoger el próximo viernes, cuando el paquete sea revelado, a nombre de A. DiLuca. Pago (2.5 millones) a recibir vía transferencia.
Detalles: Ver archivos adjuntos.
Viernes, 11:26 AM
Conexión en directo de la cadena de noticias KCAL 9 con los juzgados de Downtown L.A.
En la pantalla aparece una reportera rubia, vestida con traje rojo y pintalabios a juego.
Buenos días.
Nos encontramos en la escalinata de salida de los juzgados, donde el juicio contra el mafioso Alfredo DiLuca ha dado un nuevo y sorprendente giro cuando el principal testigo de la fiscalía, Robert Munch, el contable que presuntamente blanqueaba el dinero de los negocios ilícitos de DiLuca y ahora testigo protegido del F.B.I., se ha negado a declarar contra su antiguo jefe cuando estaba sentado en el banquillo.
El caos que se ha sucedido ha obligado a suspender la sesión, pero todo parece indicar que sin la declaración de su testigo estrella, la fiscalía pierde su mejor baza, y es probable que la causa sea sobreseida.
Tras la reportera se empieza a distinguir un tumulto de gente que sale de la entrada principal a los juzgados. Un numeroso grupo de reporteros y cámaras se dirigen hacia allí rápidamente.
¡Ah! ¡Parece que justo ahora, DiLuca está saliendo! ¡Si, allí está, acompañado de sus abogados y de escolta policial! ¡Vamos a tratar de acercarnos y conseguir alguna declaración!
¡Señor DiLuca! ¡Señor DiLuca! ¿Qué puede decirnos de lo que ha pasado hoy? ¿Se considera ya un hombre libre?
De pronto se oye un grito, seguido de un tremendo tumulto. La imagen se desenfoca y se mueve como loca, como si el cámara estuviera huyendo. Se oyen más gritos, y por fin la imagen se estabiliza, mostrando un primer plano de la asustada cara de la reportera.
¡Ha pasado algo! ¡Creo que han disparado a DiLuca! ¡Me ha parecido ver sangre, mucha sangre!
La imagen muestra las escaleras, donde gente corre, otros gritan y varios se inclinan hacia el suelo, donde parece haber alguien caido. A su alrededor, la escolta de policías tienen las armas desenfundadas y apuntan al aire, a cualquier parte, mientras piden ayuda por sus walkies.
¡Dios mio! ¿Qué ha pasado? ¡Un Asesino! ¡Ha sido un Asesino!
Dios mio...