Al salir de la 'oficina' de Geoff llegáis a la plaza grande de Niom (Lo de grande es un apelativo algo cómico en este caso) dónde os encontráis con un gran revuelo entre las gentes que por allí pululan. Veis unos tablones hechos astillas en el suelo y, por lo que deducís por las charlas de los que pasan a vuestro lado y el resto de componentes de la escena, deducís que ha habido un accidente en una obra.
Se está construyendo un nuevo colegio (que podéis ver ya casi finalizado en frente vuestra, con una torre que debe estar esperando un par de humildes campanas que descansan en el suelo) y una polea se ha roto, llevándose casi por delante a dos extranjeros, a la nueva profesora y a uno de sus pupilos.
No tardáis en ver que esos dos extranjeros son Alek y un Sam renqueante del que todavía cuelgan algunas plumas y un peculiar pelaje atigrado que termina de desprendérsele por completo, algo que muy probablemente tiene que ver con que haya realizado varios cambios de forma consecutivos. Parece tener un tobillo torcido.
Junto a ellos una joven de cabellos rubios y ojos avellanados increpa a una turba que parece querer zurrarse con los operarios de la polea rota tratando de llamarles a la razón, apaciguándolos, peor está claro que este accidente ha terminado por mostrar que el pueblo, por mucho que trate de ocultar sus heridas, es un polvorín esperado el más mínimo imprevisto para estallar en una furia de dimes y diretes previos a una buena reyerta o algo incluso peor.
Parece que al menos la joven, posiblemente la profesora de la que habéis oído hablar, está teniendo suerte en su cometido.
Podéis hablar con vuestros compañeros o la profesora si así lo queréis.
Mientras Molla trata de poner orden entre los enfurecidos trabajadores, plantándose ante los pálidos operarios de la polea rota, podéis ver cómo Sir Taddeus y Stella llegan a la plaza.
Esperad a que hablen ellos antes, pero podéis hablar libremente entre todos.
Todo pasó tan rápido... Sam se incorporó como pudo mientras comprobaba el estado de su pierna derecha. Dolía, le costaba apoyarse, pero no era tan grave.
Morris: - Me... Me ha salvado usted...
Molla: - Sois un cambiaformas mediano, ¿No es así? Una vez vi a uno de los tuyos ofrecer una demostración en mi escuela. Gracias por haber salvado a Moris.
La pequeña Alimaña miraba de lado a lado con cara de confundido. -Si, lo he salvado... ¿Pero tu de dónde has salido pequeño? Debes tener mas cuidado- Le increpaba al chiquillo que era casi de su misma estatura. -Oh! ¿En serio has visto otro cambiaformas?- Indagó a Molla algo asombrado -Nuestra gente no suele salir del Bajovalle... Pueden llamarme Sam- Puso los brazos en jarra adoptando una pose... ¿heróica?
Excelente destreza Sam - le dijo - ¿cómo está esa pierna? tenemos un día largo por delante -
-Que, ¿esto?- Dijo señalando su pierna- Sabes que se necesita mucho más para que me paren los pies jijijijiji- Reía de manera graciosa intentando hacerse el fuerte. -¿Y los demás?
—Pero, ¿se puede saber qué ha pasado?
Creo saberlo, pero prefiero que me lo digan ellos mismos.
—No hemos venido aquí a armar lío, más bien todo lo contrario. ¿No habíamos quedado en que saldrían a buscar pistas? ¿Qué hacen montando un campanario?
Doy un suspiro y trato de dirigirme a la gente del pueblo.
—¿Qué no ven que se rompió la polea esa? ¡Ni siquiera es culpa de ellos! Si hubieran sido otros los que jalaban en el momento de romperse, ¿qué iban a hacer? ¿iban a estar a los gritos entre ustedes también?
No, es demasiada gente, no me van a hacer caso.
—Vengan los tres, por favor, tenemos que hablar y planificar lo que haremos —les digo con gesto severo a mis compañeros—. El ambiente está delicado y lo más seguro es que tengamos que resolver el problema de la niebla por nuestra cuenta.
Taddeus se aproximó a Sam.
- ¿Estás bien? ¿Es grave? ¿Puedes caminar?
Luego se acercaría a los aldeanos. Se los veía nerviosos, preocupados. Cuando se asegurase de que lo de Sam no fuera grave, se acercaría a la turba, los trabajadores y la muchacha rubia, abriendo las manos, tratando de calmar los ánimos.
- ¡Tranquilos! -interrumpió con un vozarrón que salió con un eco desde bajo su yelmo. Su intención era ubicarse entre quienes reclamaban y los operarios, en el centro del ajetreo. ¡Sabemos que las cosas no están saliendo como quereis, pero no es motivo para ejercer la violencia por un accidente! - su voz sonaba grave, e intentaba interponer su autoridad. Vamos, calmados, no hay motivos para pelear. Yo ayudaré con el trabajo, y luego, como muchos de ustedes saben, me pondré manos a la obra, con mis compañeros -a quienes abarcó con su mano-, y encontraremos a los niños perdidos, por Ashur que lo haremos. Sé que muchos han perdido la fe, pero Él es justo, y si nos esforzamos conseguiremos traer la paz a Niom. Vamos, quien quiera ayudar, que ayude, mientras antes terminemos con esto, antes podremos trazar planes para que no desaparezca ni un niño más. Las siguientes noches juntaremos a los niños y los cuidaremos entre todos -lo decía como un hecho, su mente no aceptaba que alguien pudiese negarse-, ya sé que no sois guerreros, pero yo si lo soy, y mis compañeros también. Vamos, ¿voluntarios?
Luego se quitó la cota de escamas, y salvo algún otro problema, se pondría a trabajar a la par de los operarios. Dar el ejemplo era un gran paso para reconfortar a los habitantes de Niom.
Si alguien había destacado entre los aventureros que habían venido a socorrer a la aldea de Niom, a ojos de sus habitantes este era el blindado baluarte de la fe de Ashur que respondía por Sir Taddeus, así que cuando este se interpuso entre Molla y los trabajadores arengando a los posibles voluntarios y comentando su intención de ayudar, todos se pararon a escucharle.
Sir Taddeus, diría que activas el movimiento Parlamentar, sobre todos los habitantes de Niom presentes, no sobre un mero PNJ, así que tira 2d6 + CARISMA (En tu caso tienes +2).
* Con un 10+, hacen lo que les pides, tornándose voluntarios y volviendo al trabajo.
* Entre 7 y 9, harán lo que les pides, pero tendrás que dedicar el día a ganarte su favor trabajando con ellos.
Motivo: hablar a las masas =)
Tirada: 2d6
Dificultad: 10+
Resultado: 9(+2)=11 (Exito) [4, 5]
Hago la tirada!
Aparentemente tu arenga y tu claro ejemplo, Taddeus, poniéndote manos a la obra, tratando de ser uno con ellos mientras les jurabas y perjurabas que no habría más desapariciones, hicieron mella en la furia y malestar generales, haciendo que las gentes de Niom se viesen a sí mismas a través de tus ojos por unos momentos.
Se habían criado juntos, prosperando lentamente en aquel lugar durante unas pocas generaciones y el ver cómo su descendencia desaparecía, cómo se les escapaba entre los dedos sin que pudiesen hacer nada, les superaba y sacaba lo peor de ellos, pero tú, paladín de Ashur, les dabas esperanzas, había alguna posibilidad, y a fin de cuentas, todavía tenían que proteger a los jóvenes que quedaban, era eso o reconocer que no valían para ser padres y enviarlos a alguna otra parte, disgregando la comunidad y rezando para no volver a tener pesadillas en las que la niebla se los pudiese llevar en cualquier momento.
te habías preparado para ayudarles, cambiando las cuerdas de la polea y pidiendo que te trajesen los tablones necesarios para las labores del último piso de la torre, haciéndolos subir con ayuda de uno de los trabajadores al que se le había roto la cuerda, causando el ya casi olvidado incidente. Aquello hizo que la gente volviese a congeniarse con aquellos asustados legos, que ya se veían cubiertos de patadas y moratones.
Tras hacerlo varias personas se te acercaron y te juraron que les habías inspirado, que sí, que lucharían por sus niños. Nadie era tan valiente como para arriesgarse a decir que recuperarían a los niños perdidos, pero sí que formaban una piña para decir que ninguno más desaparecería. Si tal cosa pasaba, estaba claro que no habría arenga que los volviese a unir.
En pocos minutos todos había vuelto a la actividad, procediendo a subir la primera de las campanas, dejándoos a un lado, estaba claro que teníais una misión y un compromiso con aquellas gentes, y este no era el ayudarles a rematar su peculiar nueva escuela o arreglar otros desperfectos de sus fincas...
-En serio, esto no es nada... ¡Estoy bien!- Exclamaba sonriente la pequeña alimaña al paladín mientras caminaba simulando una leve cojera. No podía evitar lanzar una que otra mirada curiosa a la mujer que se había presentado como Molla. ¿Acaso el emisario que había visto sería..?
-¿Hace cuanto viste a este Cambiaformas y como era?- Preguntó a Molla en voz baja para no interrumpir el discurso inspirador del paladín que en ese momento se dirigía a las gentes de Niom. -¿Y hace cuanto están construyendo ese edificio?-
Luego de eso se acercó hacia donde estaba Stella, parecía enojada por algo. -Woow... Cálmate un poco Stella- Sacudía los brazos enérgicamente en negación. -¿Que fue lo que les dijo el alcalde para hacerte enojar así?
Voy a esperar las respuestas de Molla para compartir información.
—El alcalde nada, me preocupaba la susceptibilidad de esta gente —le respondo a Sam—. Pero nuestro amigo Taddy ya se encargó de todo y eso me deja más tranquila.
Menos mal que el paladín habló por él, porque no pienso ponerme a hacer trabajo de albañil.
—Pensaba que sería una pérdida de tiempo el ayudarlos con la escuelita, pero veo que nos será de gran ayuda para motivarlos y ganarnos su confianza.
- Vaya, veo que a los paladines de Ashur no les cortan la lengua, como dicen las malas lenguas.-Bromeó la joven rubia que había intercedido por los apesadumbrados trabajadores antes de que Taddeus interviniese.
Se unió al círculo de aventureros y volvió a presentarse ante aquellos a los que no había saludado antes. - Soy Molla, la nueva profesora del pueblo. Realmente me crie aquí, era la hija del anterior herrero, ahora mi hermano ocupa su lugar, pero me mandaron a la capital hace unos años para estudiar y formarme como maestra para la zona.
Procedió a explicar con bastante agilidad cómo había llegado hacía una semana para supervisar las obras y hacerse cargo de los niños en las horas diurnas antes de agradeceros efusivamente el que vinieseis a Niom para ayudar al pueblo en estas horas oscuras.
- Yo misma querría ir a la ciénaga a ayudar en la búsqueda de esos infantes, o creáis que no tengo arrojo, atuendos y callo para ello, pero ya veis que todos consideran que mi lugar está ahora mismo velando por estos diablillos. ¿No es así, Moris?- Preguntó a un niño de rizados cabellos dorados y enormes ojos azules mientras tomaba de su mano algo que este trataba de mantener oculto a su espalda, antes de alargárselo a Sam. - Creo que esto es suyo, gran druida. Pues ahora que preguntas por aquella demostración, el druida en cuestión era un tonelete simpático que nos sorprendió a todos transformándose en un oso, un jabalí y una marta plateada en breves instantes, formaba parte de mis clases sobre anatomía animal, en este caso viendo su relación con las singularidades capacidades de un druida instruido en vuestras artes. Iba acompañado de otra joven mediana de más o menos vuestra edad, hasta diría que se os parece un poco físicamente. No sé sus nombres, peor creo que conservo unos rápidos apuntes sobre su muestra que podría enseñaros si recupero mi libreta de mi baúl de viaje. Mañana podría tenerla.
Intento ocultar una risilla.
—Pff. Sam, está diciendo que pareces una chica.
—Vale, bien por la información, pero ¿de qué nos sirve esto? Estamos perdiendo el tiempo. ¿O dices que esas dos personas andan por aquí cerca y nos podrían ayudar? De ser así sería estupendo, si no, no me interesa.
—Y Molla, no pienses que cuidar a los niños es tarea menor, además si te agobia podemos turnarnos, por mí no hay problema. Lo importante es estar pendientes de que pueda ocurrir algo extraño y no quitarles nunca los ojos de encima a ninguno.
Alek miró a Stella y no pudo evitar compararla con Molla. Lo que sea que haya concluido en su mente lo avergonzó de alguna forma, porque pronto volvió a realidad.
- Sam, tú y yo iremos a la ciénaga a explorar. - le dijo al druida - Tendríamos que salir cuanto antes para aprovechar la luz del día -
- Taddeus y Stella iban a quedarse organizando al pueblo para la noche, pero la inspiración del paladín pudo haber hecho el trabajo. Tal vez puedan venir con nosotros -
-¡Chiquillo travieso!- Exclamó luego de comprobar que la pequeña figura de madera no estaba en su bolsa para después recibirla de manos de Molla. Le dedicó una mirada recriminatoria al niño y no dijo nada más.
-Es cierto, no tiene nada que ver, disculpad- Respondió a Stella, ahora lo primordial era solucionar el tema de las desapariciones, pero según las descripciones que dio la mujer se trataban de Lechón y Tryni, de eso no lo quedaba duda. Se apartó junto a Stella, Taddeus y Alek en cuanto Molla se alejó para continuar con sus labores.
-En cuanto a eso... Tengo una corazonada- Añadió mirando al edificio en construcción y luego a sus amigos. -Hay algo en ese edificio que me inquieta. No conozco mucho de las construcciones humanas, pero juraría que esa torre se parece mucho a un campanario de esos que tienen sus templos... Además, según nos dijeron la niebla apareció hace unos dos meses y empezaron con esa construcción hace poco mas de un mes. ¿Porqué harían una "escuela" cuando deberían velar por la seguridad de sus niños?... No lo sé, mi instinto me dice que algo anda mal- Se rascó la cabeza y se mesaba la barbilla con preocupación. -Cambiando de tema, las aves me dijeron que la niebla asustaba, dicen que escuchaban voces que venían de más allá y que sus alas pesaban y les dificultaba el vuelo. Es todo lo que he averiguado hasta ahora-
Taddeus escuchó a Molla y a sus compañeros antes de hablar.
- Gracias por la información que nos habéis dado, Molla, todo suma para desentrañar el misterio de la niebla que asola este lugar. Tengo una última pregunta, ¿sabes algo acerca de la niebla que pueda servirnos? ¿la has visto?
Luego, independientemente de su respuesta, agradecería a la profesora nuevamente y se juntaría a hablar con sus compañeros a solas. Le interesó mucho la mirada de Sam acerca de la construcción, pero al no tener más que aportar, lo guardó como una nota mental, atento a unir cabos si se enteraba de alguna otra información.
- Yo quiero ir también -dijo a Alek. Creo que Ashur puede guiar nuestros pasos en la dirección apropiada.
Dire, quisiera utilizar las habilidades de Sentidos que ven a través de las mentiras cuando realizo la pregunta a Molla, y luego, si es que partimos, utilizar Un inquebrantable sentido de la dirección para llegar a los niños perdidos.
Si es que se puede, claro.
—No lo sé, Sam, ¿qué quieres que te diga? —digo encogiéndome de hombros—. Puede ser al revés. Tal vez empezaron a construir eso luego de las desapariciones precisamente buscando un modo de proteger a los niños.
Bueno, acabaremos yendo todos entonces a dar un paseo, parece. No tengo ganas de quedarme sola aquí, que igual me ponen a hacer trabajo pesado, así que decido seguir a los demás en silencio, por ahora no tengo más comentarios que aportar y de cualquier forma prefiero no hablar para no entorpecer los sentidos de nuestros queridos rastreadores.
Mientras andamos le doy distraída unos golpecitos con los nudillos a la gruesa coraza del paladín. Nunca entendí el porqué de las armaduras, son incómodas, pesadas, ¿cómo hace si le pica algo? ¿Piensa ayudarnos a buscar con eso puesto en la cabeza? ¿Cómo demonios hace para ver? Debe ser Ashur el que lo dirige para no chocarse con cosas.
—Claro, eso lo explica —pienso en voz alta.
El traqueteo del metal me pone nerviosa, rompe el silencio de una manera muy incómoda.
- Pues no, admirable Taddeus.- Contestó la profesora mirando fijamente al yemo del paladín, como tratando de intuir o imaginar qué rostro se escondería debajo. - Las nieblas que yo he visto, cuando me crie aquí eran fenómenos convencionales, no se llevaban a las gentes ni al ganado, eran humedas y en ocasiones hedionda, como la coliflor podre, peor nada que ver con lo que está aconteciendo ahora. No sé nada sobre ellas, peor como comentaba antes, soy una persona de temperamento curioso y tengo artilugios con los que podría estudiar si vuelve a acontecer, peor casi preferiría que no lo hiciese. - Comentó reaccionando como si le diese un escalofrío.
Al saber que ibais a encaminaros a la ciénaga, Molla os deseo mucos ánimos y dijo unas palabras de alago, por vuestra valentía por tan siquiera haber venido hasta Niom para ayudar, cualquier cosa que consiguierais a mayores ya la contaría como una bendición. Y con esto, se giró para seguir haciéndose cargo de los niños, tras propinarle un cariñoso capón a Moris, como reprimenda por haber 'tomado prestado' el mortero de Sam.