Partida Rol por web

Poco a poco iban saliendo nuevas pistas que podían seguir, nuevos caminos se abrían donde pensaban que tan solo había un callejón sin salida. Gracias a Eritai ahora sabían algo más de Mizaab. Seguramente no podrían diferenciarlo por las ropas grises, pero el detalle de que fumase una pipa tallada era un gran detalle que Hodrum esperaba que pudiese servir de ayuda.

- Lamento si voy a parecer grosero, pero el tiempo es oro. - Hodrum sabía que su "fino" tacto no era de mucho agrado, pero lo de ser finolis y detallista con las palabras no era lo suyo. - Eritai, Talasek, lo digo de todo corazón. La compañía es grata, pero si no teneis más recuerdos o pistas que puedan ser de ayuda deberíamos empezar nuestra búsqueda. - Mientras hablaba miraba a todos, pero intentaba no detener mucho la mirada sobre Talasek y Eritai por las posibles caras de seriedad que pudiesen tener por sus palabras. - Debemos buscar a Mizaab, lo que me imagino que no sera una tarea fácil ni rápida. Y por desgracia el Halcón se empieza a recuperar sin nosotros saber su paradero. - No podía decir que la idea de visitar el gremio no le alegrase, pero después de lo vivido en la ciudad le urgía más el poder quitar de en medio la amenaza que acechaba en las sombras que hacer una visita a los suyos. - Creo que visitar la Casa del Gremio es un buen punto de partida. -

- Estoy de acuerdo, amigo Hodor. Cada momento que perdamos es un poco más de fuerza que tienen nuestros enemigos, hizo una pausa mientras reconsideraba la situacion.

- Si conseguimos un rastro fresco, Findar lo podrá seguir sin dificultad. Se giró al resto de la sala, directo como de costumbre, Partamos
 

Resignada, se levantó tras sus compañeros, dejando escapar un largo suspiro de angustia. Tenían razón, no se lo iba a negar, pero aún no se acostumbraba a aquellos modales. Demasiado directos, demasiado irrespetuosos con las personas que estaban frente a ellos, y que merecían un trato mucho más delicado. Una vez más, era ella quien sentía la necesidad de excusar el comportamiento de los demás.

—Disculpad la poca cortesía —dijo avergonzada—. Señores —siguió, dirigiéndose a los presentes, mirando especialmente a Sir Talasek—. Mi señora — continuó, con la atención puesta en Eritai—. Es cierto, sin embargo, que debemos aprovechar cada minuto. Iremos al Gremio y buscaremos cualquier pista sobre Mizaab. Informaremos con cada avance que hagamos. Contad con nosotros.

Tras cuadrarse y hacer una reverencia marcial, asintió complacida consigo misma y se giró para marchar también, en cuanto Raff les siguiera.

Raff notaba que estas prisas les podían costar caro.

—Momento, momento. Que ir de cabeza para volver con las manos vacías no sirve de nada— les dijo al mago y al druida. Luego se volvió hacia Eritai— Mil disculpas— le dijo con una inclinación de cabeza—. Somos buena gente, pero a veces nos falta paciencia. Dijo que Mizaab era algo hermitaneo ¿Verdad?— Raff hizo una pausa, tratando de buscar palabras amables— No se bien como pedirle ésto, pero me gustaría que nos acompañe al edificio del Gremio. Si Mizaab no quiere hablar con extraños, de nada nos servirá ir solos. Y si Eliman dijo que a través del Gremio Mizaab podía contactarse, si era a pedido tuyo... Bueno, tu presencia podría ayudarnos. Quizás un nombre conocido convenza al mago de mostrarse— el pícaro sabía que podía ser peligroso que la relacionaran con ellos, pero prefirió no mencionarlo si no era necesario.

Eritrai siempre parecía mantener la compostura y hablar de un modo convincente. Era una líder nata y su experiencia era un grado.

No, no confundais ambos edificios. Aunque tienen una estructura similar, no son lo mismo - explica la sacerdotisa a Élise -. La Universidad de la Magia es un tetraedro regular, sin embargo, la Casa del Gremio es un edificio piramidal con cuatro lados.

Para nada es usted grosero señor Hodrum - contesta ahora al mago -, es cierto que debemos actuar con presteza. Este es un asunto que requiere muchos aciertos en un breve espacio de tiempo. Me enorgullece poder contar con usted.

Eritai fija su mirada en Talasek para que responda a la petición de Raff.

Yo os acompañaré, amigos - responde el paladín con tono firme -. Tanto Eritai como yo gozamos de una gran reputación entre los magos colegiados de la Ciudad Libre y ella no puede desatender sus quehaceres aquí en el templo. Espero que no sea un inconveniente para ninguno de vosotros.

El paladín se vuelve hacia Findar a quién reclama con un leve silbido y una palmadita en el suelo. El felino se acerca sumiso al paladín y éste empieza a acariciar su hocico y su cabeza. Findar ya había dado su aprobación a la propuesta de Talasek.