Partida Rol por web

Habiendo sido descuebierta, a la mujer no le quedó más remedio que acercarse al trío de hombres.

- En primer lugar, querido Taurnil, soy una dama, no una "tía". En segundo lugar, mi nombre es Serena, y venía a traerte un mensaje -respondió al semielfo y Kadran, saludando con una inclinación de cabeza-; aunque parece que mis modales son demasiado estrictos para la media de este local, atendiendo a como un harapiento y su mascota pueden interrumpir la conversación de dos caballeros en el momento que considere -terminó dedicando una mueca al hombre de la comadreja.

Indicando con una mano la puerta del Lady Rouge, continuó-. Ahora que sabéis quien soy, espero que no tengais inconveniente en reuniros conmigo fuera de esta taberna, cuando hayais terminado de departir con el dueño -dirigiéndose a Kadran -. Estoy convencida de que un señor de la talla de este Taurnil no tendrá inconveniente en pagar mi consumición. Que Erastil cuide este establecimiento y os proporcione beneficios durante muchos años.

Dicho lo cual, se dió media vuelta y comenzó a dirigirse hacia la puerta.

Taurnil mira de arriba a abajo al tipo de la comadreja y su raida túnica.

- Em... Sabes mi nombre... Mi fama me precede... Bien, quedate a escuchar mi actuación y tras ella subiremos arriba a hablar. - Taurnil da un sonoro golpe en el hombro del tipo de la comadreja y empieza a irse hacía fuera, de golpe recuerda algo y se vuelve hacia Kadran. - Oye, ahora te pago lo de la jovencita caliente que me espera fuera, ¡no quiero hacerla esperar y sabes donde trabajo! Tardo 3 minutos y empieza la actuación.

Taurnil alza los brazos en alto y comienza a vocear. - ¡¡No se preocupen, damas y tertulianos!! ¡¡Taurnil volverá pronto y el la canción de esta noche vale la pena, se lo aseguro, una historia de terror en el mercado alto!! ¡¡¡¡Y no falten dentro de 3 días!!! - susurrando - ... esa actuación si que será histórica...

Taurnil sale fuera y busca con la mirada a Serena. - Perdón por la confusión y la espera, dama... Me llamaste "querido Taurnil". - Taurnil tuerce el gesto y entrecierra los ojos- Ahora explicate y habla.

Escuchas cómo la puerta del Lady Rouge se abre y se cierra a tu espalda. La mujer y tú os giráis para ver cómo el señor interrupciones ignora tu propuesta de quedarse a ver tu actuación, cruza la calle y se mete en la Posada de Antón Taina.

- Jod... Bueno, Serena, habla. Se ve que demasiada gente me necesita...

- Sus compañías dejan mucho que desear, aunque no sea de mi incumbencia con quien se reune o deja de reunirse un caballero como vos - dijo Serena, señalando hacia la puerta de la Posada.

- Disculpad, en todo caso, mi familiaridad, y que vaya directa al grano. Un amigo común, Amras, me pidió que viniera a buscaros al Lady Rouge y os dijera que os reunais con él en "La Diana en el Pecho", o algo así -Serena dudó unos instantes-. Si pudierais conducirme hasta allí para demostrar el cumplimiento del encargo os estaría muy agradecida.

- ¡¿Mi hermano?! ¿Y para que... "labor"... me necesitará el GRAN Amras? Iré, pero no más de 10 minutos, mi público me espera, el pordiosero me espera, y estoy seguro de que ninguno de los tres teneis ni una maldita historia que merezca la pena ser contada...

Taurnil puso el brazo en gesto caballeroso y comenzó a andar hacia La Diana.

Taurnil salió corriendo en dirección a donde el tipo de la comadreja se metió.

Taurnil corrió como alma que lleva el diablo hasta el local de Kadran, según iba entrando iba sacando el laud y comprobando que todo estaba en su sitio y las cuerdas afinadas. Según entró sacó una moneda de plata y buscó con la mirada a alguna de las chicas.

- Ya estoy aquí, Kadran.

Taurnil subió al escenario mientras una de las chicas se le acercaba, le dió la moneda y en voz baja le habló. - Por favor, subo a la habitación donde tengo todo y empaca todo menos la capa de lana, las blusas y las salchichas. Si esta moneda (de plata) no es suficiente dime cuanto necesitas, por favor, te deberé un favor, mi vida, literalmente, depende de ello.

Sonrió a la chica y miró al escaso público. - Buenas noches y perdón por la espera mi amado público. Todos habeis oido sobre los pobres muchachos desaparecidos, sobre el hijo de Kreed y el resto... Una historia triste; pero os traigo esperanza, una canción que habla de varios tipos que os volverán a traer a los niños.

Después entonó una larga canción totalmente improvisada sobre una aventura de varios tipos que se adentraban en el bosque, luchaban contra arañas gigantes, enormes seres peligrosos, kobolds, lobos e incluso bandidos; hablaba de como al final rescataban a los niños, los traían al hueco del halcón y reinaba la alegría en el lugar. La historia acaba hablando del joven semielfo que llegó al hueco gravemente herido y tras el alboroto y la alegría, murió...

Taurnil alargó la canción hasta que la chica de Kadran bajó con el equipaje. Entonó la última estrofa y miró a Kadran fijamente, después asintió y se acercó a él. - Espero que no tengas incoveniente en que desaparezca un par de días. Tranquilo, volveré con los niños o con mi cadaver. - Taurnil sacó dos monedas de oro y se las tendió a Kadran. - Dame algo fuerte para estos días y cobrate lo de la señorita Serena de esta tarde.

El público, que venían siendo un grupillo de prostitutas y unos leñadores exhaustos, terminó de escuchar la canción de Taurnil y aplaudió sin un excesivo entusiasmo para después rascarse el bolsillo y tirarle unos cobres al bardo. No era una acogida precisamente calurosa, pero que la hubieran escuchado en ese local y en esas circunstancias ya era todo un logro que no estaba al alcance de cualquier intérprete.

Con su equipaje a la espalda, una botella de vinazo del peor en la mano y saldando cuentas con Kadran, Taurnil salió del Lady Rouge y se encaminó de vuelta a La Diana en el Pecho. Cuál sería su sorpresa al encontrar una nota en la puerta de la taberna que decía:

Hasta que los primeros rayos de luz iluminen el bosque es inutil buscar nada. Lyrdan y yo estaremos en el exterior de la empalizada con el primer rayo de la mañana.

Amras.

Taurnil miró al cielo intentando saber cuando tiempo quedaba hasta el alba, pero como era imposible para alguien como él se fué a la empalizada a beber y componer hasta que amaneciese. Una vez allí charló con los guardias y les invitó a beber con él hasta el alba.

Fin Día 1.