Partida Rol por web

Los dos hombres se dirigieron hacia el lugar donde estaba Kratos, sin saber que se acercaban a la muerte. El primero de ellos no lo supo nunca, pues su cuello fue cortado de un sólo golpe por la espada del tahedorán antes siquiera de que su mente tuviese tiempo de procesarlo. El segundo fue atravesado en el hombro por una flecha de festus, lo que le desconcertó. Soltando un alarido de rabia y de dolor, embistió ciegamente contra el maestro de espada, como un animal que embiste contra el depredador que está a punto de convertirlo en su almuerzo.

Estos matones de pueblo lo ponen muy fácil. El hombre estaba claro que no había tenido tiempo a reaccionar y darse cuenta que enfrente suyo estaba un maestro tahedorán. Con un sencillo golpe oblicuo causó un enorme corte en su pecho, muy posiblemente mortal.

El segundo guardia murió antes de poder darse cuenta de qué estaba pasando, pero para cuando Kratos consiguió llegar hasta él, la flecha de Festus se le había clavado en el cuerpo, y él había proferido un grito. Abajo, comenzó a oirse un murmullo, y los tambores se detuvieron poco a poco, como si la ceremonia se hubiese ralentizado hasta detenerse.

Varios de los hombres abandonaron la hondonada y se alejaron hacia donde se encontraban los aventureros. Al parecer, habían escuchado el grito de su compañero.

Aunque un par de hombres a solas no representaban un gran inconveniente para un tahedoran o un ibtahan, allí abajo había al menos doscientas personas... tal vez más. Incluso aunque Kratos y Derguín consiguiesen matar a todos, Festus y Llywellyn no saldrían indemnes en caso de ser descubiertos... 

Los magos, entre tanto, no parecían dar señales de vida.

Derguín tuvo un instante de vacilación al ver lo que pasaba. Parecía que habían detectado a Kratos por el grito de aquél desgraciado. Los magos le habían dicho que avanzaran y, si empezaban a luchar antes de la distracción, quizá no pudieran protegerse cuando está ocurriera.

Finalmente decidió seguir avanzando. Confiaba en Mihka pero esperaba que se diera prisa, desconocía a que nivel podía llegar Kratos, pero esos hombres seguían siendo demasiados y  aunque el Tahedoran quizá podría zafarse, no así Festus y Lly.

-Lly..Pensó mientras rezaba a todos los dioses para que la distracción llegara a tiempo.

Me mantengo oculta entre el follaje, a la espera de ver qué hacen los guerreros. Se que puedo defenderme yo sola perfectamente, pero no de una multitud...