Partida Rol por web

El hobgoblin cae abatido por las numerosas heridas que impregnan su cuerpo de sangre. El llamado "Diente de Hierro", pelea hasta el final aunque poco a poco han ido cayendo sus aliados y aún peleando solo se presentó como un adversario admirable, pero entre todos conseguís darle el golpe de gracia y acabar con su miserable vida.

Tras el último golpe, la cueva queda sumida en un extraño silencio, solo interrumpido por el agua de la cascada que cae ininterrumpidamente contra las rocas, pero del cual ya os habéis acostumbrado. Los gruñidos de Neel que parece debatirse de nuevo entre la vida y la muerte también resuena ahora en la caverna.

La pelea ya acabado y habéis salido victoriosos, aunque habéis perdido a un camarada y parte de otro, pero se puede decir que habéis acabado con la amenaza kóbold.

Angakok en su carrera para atender a Neel vio como el ataque de su espíritu totémico acaba con el hobgoblin y como Torinn acaba con la amenaza que suponía el kobold restante. Estaba exhausto pero todavía había cosas que hacer.

Inclinado sobre el paladín comprobó sus constantes vitales y rápidamente, con manos expertas, accedió a su bolsa donde portaba su material de curandero, para taponar sus heridas y conseguir al menos que dejara de perder sangre. Cuando vio que el paladín recuperaba la consciencia, le dijo - aguarda un poco, no te esfuerces ahora. Descansa un momento mientras reuno fuerzas para invocar de nuevo a los espíritus.-

 El mago se acerca corriendo a Neel.

-Neel, ¿cómo estás? -entonces comprueba que las técnicas sanadoras de Angakok están devolviéndole la consciencia- Gracias otra vez, compañero. 

Chamán, que Bahamut esté contigo una vez más. El combate ha sido duro y sin tu ayuda no habríamos podido vencer.

Después, se acerca al cuerpo tendido de Neel.

Se recuperará, pero la próxima vez, debemos de tener más cuidado para evitar estas cosas, ya hemos visto que Neel es muy dado a lanzarse a la batalla de lleno.

Empieza a mirar a su alrededor, buscando en los cuerpos de los kobolds algún signo identificativo, para demostrar la victoria del combate.

Sin duda lo mas significativo es la cabeza del que llamaban diente de hierro, un hobgoblin con la cabeza pelada y un extraño tatuaje de una cabra perfilada. Sin duda la cabeza de ese monstruo y el hecho que manden a un explorador para confirmar vuestra hazaña será prueba suficiente para el mayor de Refugio Invernal.

Es una practica normal reclamar las cabezas como trofeos, o simplemente para colgarla de una estaca en la entrada del pueblo para alardear de la gloria de esa derrota i ahuyentar a futuros bandidos de la zona.

Q! que ha pasado?... no puede ser, otra vez he sido derribado ><... Neel ve al chaman, Supongo q una vez mas te debo la vida Angakok, es una lastima que la vida de nustro otro compañero no haya corrido la misma suerte. Despues de lo dicho, el paladin se dispone a inspeccionar los demas rincones de la cueva en busca de cualqueir otro ratsro significativo mientras su amigo draconiano hace los honores con la cabeza del hobgoblin.

 -Bueno, -el mago se está limpiando el polvo y la suciedad de los ropajes- ¿cual es el siguiente paso?

Torinn se queda mirando al hobgoblin durante un momento, sin decir nada.

Hay que cortar la cabeza de este monstruo pero... -levanta la mirada hacia Liham- Preferiría que fuera otro quién se la cortara.

Liham escupió en el cadáver del hobgoblin.

- Estaré mas que encantado de cortarle la cabeza a este maldito perro - dijo mientras desenvainaba su poco usada espada y la mantenía firmemente encima del cuello de Diente de Hierro. Con un rápido movimiento y determinación, decapitó a aquel humanoide con cabeza de perro y la metió en un pequeño saco que tenía en su mochila.

- Acabemos de revisar esta cueva por si hay algo de valor y podemos volver a Refugio Invernal - concluyó el elfo, fríamente.

Tras rebuscar por la cueva, encontráis un pequeño cofre con un unas 15 monedas de oro dentro. Cerca de ese cofre había otra caja, algo mas grande que contenía una armadura de buena factura: una cota de mallas enana, y debajo de ella una pequeña bolsa de cuero con gemas, de un valor aproximado de 420 monedas de oro).

- Saldrá de esta – respondió Angakok a la pregunta de Adenath mientras notaba como este se acercaba a su lado a observar los cuidados que con delicadeza procuraba a su compañero. Luego llegaron las palabras de agradecimiento, primero del propio Adenath y acto seguido las del dracónico, así que durante un momento giró la cabeza para mirarles y media sonrisa se dibujó en su rostro a modo de “no hay de qué”.

Gracias al chamán, Neel se recupera mas o menos para tenerse en pie mientras sus compañeros habían estado rebuscando en la cueva por objetos de valor. Como todo aventurero, al final de una aventura todos estaban deseosos de recibir un buen botín. La cota de mallas tenía un encantamiento defensivo y podía seros muy útil, aunque en primera instancia había sido creada para un enano, seguramente haría falta que el herrero del pueblo le echase mano para arreglar cuatro detalles y que os la pudierais poner cualquiera de vosotros.

Sin duda el montón de monedas y gemas no podían haceros olvidar de la pena por haber perdido a vuestro compañero, el siempre silencioso Vered. Pero había luchado con valor y había muerto con su dios entre los labios, lo que para él seguramente haya sido una muerte honorable.

Aún así parecía que por casualidad habíais conocido a un nuevo compañero que bien seguro que sería un gran y valioso sustituto ante esa perdida.

...

La noche empezaba a aparecer y ya estabais mas o menos descansados. Era el momento de decidir qué hacer.

 El mago estaba extenuado.

-¿Vamos a caminar en la oscuridad de la noche? -el tono que utilizó en la pregunta dejaba patente su necesidad de descanso.

La batalla habia terminado y con sus heridas recuperadas Neel propone a sus compañeros el desacnsar esa noche en la cueva y partir rumbo al pueblo al otro dia por la mañana.

-Adenath tiene razon, mejor descansar hoy y avanzar mañana, ademas, pese a q las heridas han sanado, me siento sumamente agutado, el ritmo de caminata seria muy lento.

Tras acordar con sus compañeros, se dedica a dar sepultura a sus enemigos enterrandolos bajo piedras y ramas, y haciendo las oraciones pertinentes. "Que la estrella de plata se apiade de sus almas y desgarre cielos e infiernos por q descansen en un lugar mejor y encuentren el arrepentimiento que en vida no conocieron."

Por ultimo y antes de ponerse a descansar, va junto al chaman y le agradece por toda su ayuda "una vez mas te debo la vida Angakok, muchas garcias"

Angakok no sabía a ciencia cierta la distancia que les separaba de Refugio Invernal, pero el dirigirse allí para comunicar lo acontecido le parecía mejor idea que el acercarse a las distintas granjas que le habían hablado de las incursiones Kobold.

Nadie le había respondido de forma expresa a la pregunta lanzada sobre si les importaba que les acompañase, pero las constantes muestras de gratitud, no le hacían suponer lo contrario.

Tanto Adenath como Neel propusieron descansar allí y partir al día siguiente. Neel se puso a dar sepultura a los enemigos caídos y Angakok le ayudó en la tarea, si bien por motivos distintos completamente. Si iban a descansar allí, mejor era limpiar la zona, para que el olor de la descomposición de los cuerpos no atrajera a bestias carroñeras. Alejar también los cuerpos del agua era una prioridad en orden a no contaminarlas.

Acabado el trabajo Neel volvió a agradecerle que le hubiera salvado la vida y el chamán, que todavía algo tosco en sus modales, le respondió. - De verdad que no hay porqué darlas. Los espíritus nos eligen para realizar una labor en esta vida, y debemos honrarles utilizando los dones que nos proveen. Tu has recibido el don de la fuerza y lo empleas al servicio de los más débiles, ¿qué menos que emplear los dones que a mi me han sido concedidos sobre alguien que vela por la seguridad y supervivencia de los demás? Además con expresar el agradecimiento una vez, es más que suficiente, la reiteración puede convertir en vanidoso al que recibe el halago. -

Luego inspeccionó la caverna en busca del lugar más seguro para acomodar el campamento para pasar la noche.

Buscáis un rincón alejado, dentro de la cueva para descansar, pues todos los cuerpos de aquellos reptiles muertos desprendían cada vez mas un olor mas putrefacto. A parte de eso, esa cueva era un lugar seguro, al estar escondida tras una cascada, era muy improbable que nadie accediera ahí, y el hecho de que hubiera sido la guarida de los kóbolds también otorgaba un punto mas de seguridad.

De todas maneras decidisteis hacer guardias para aseguraros y dormir tranquilamente, así que por turnos fuisteis descansando con cierta tranquilidad.

...

Un nuevo día amanecía en ese frío territorio. Sin duda en pocas lunas empezaría la estación invernal, pero de momento, aunque la temperatura era baja, no llegaba a ser del todo molesta. Poco a poco os fuisteis despertando todos, y aprovechasteis para llevaros algo en el estomago, aunque no habíais previsto acampar fuera, todos llevabais algo de comida de viaje que os había sobrado de la llegada a Refugio Invernal.

Era el momento de decidir vuestros siguientes pasos.

Neel se levanta con gran animo. durante la noche anterior medito sobre las palabras de Angakok sobre el agradecimiento y la reiteración y descubrió que muchas personas caían en ese error. "no caeré en la arrogancia de nuevo, las palabras de angakok son muy ciertas", pensó para si el paladin.

"Buenos dias compañeros! arriba todos, q es momento de partir rumbo al refugio"

El joven hecho mano a sus ultimas raciones y bebió un gran sorbo de la cascada mientras remojaba el cabello para terminar de despejarse el sueño.

Cuando todos estuvieron listos se dispuso a caminar rumbo al pueblo junto con los demás. Tomando las precauciones necesarias.

Los ronquidos del dracónido resonando en la cueva parecían romper con la aparente tranquilidad de ésta. Pero pararon en seco tras las palabras de Neel.

Mientras se iba acercando a la cascada para beber un poco, sus manos masajeaban su cuello y su espalda. Dormir en una cueva no era un problema para él, pero nada mejor que una buena cama mullida.

Buenos días. Parece que ha sido una noche sin sobresaltos. No creo que nadie quiera acercarse a esta cueva por un tiempo. -el olor a kóbold se percibía desde cualquier rincón de la cueva fuertemente- Deberíamos salir fuera, cuanto antes lleguemos a Refugio Invernal mejor.

Parecía que era claro cual era su próxima parada, así que no añadió nada al respecto, aparte de un escueto saludo a sus compañeros - Buenos días -. Recogió rápidamente sus cosas para no ser él el motivo de espera y aguardó a que se iniciase la marcha. Por suerte habían descubierto una entrada, aparte de la de la cascada y no sería necesario empaparse de nuevo antes de salir.