Los cielos amanecían nítidos y despejados, con el brillante sol de Los Ángeles deslumbrando las gafas de sol de los chulo playas y los escotes de las bañistas. En las cercanas colinas, el cartel reluciente de HOLLYWOOD se hacía ver como un faro guiando a los desesperados, los locos y otros bohemios, dispuesto a ofrecer fama a cambio de vida en un diabólico pacto en el que el talento era lo secundario mientras se tuviera buena imagen. En el centro de la ciudad, los rascacielos se habrían paso entre pequeñas concentraciones tóxicas de gases contaminantes producidos por el humo de la segunda ciudad más poblada de los Estados Unidos de América. La gloriosa nación de la Independencia, la Liberta, el Pollo Frito, las Armas, la Comida Basura, y todos aquellos valores que convierten a los USA en el país que todos adoramos con fervor rayano lo demente.
Podríamos estar todo el día hablando de lo bueno que es el mejor país del mundo. Quizá lo hagamos. Pero hoy no es ese día. En un punto de la ciudad aparentemente alejado del tráfico y el desasosiego, una multitud enfervorizada grita con pasión coreando el nombre de sus héroes o de gente desconocida. Se oyen gritos. Se oyen llantos. Se escuchan el vocerío de varios vendedores de perritos calientes, tacos, palomitas y otro tipo de utilería barata. En definitiva, algo está pasando.
En la carretera, más allá de unas barreras con agentes de seguridad que impiden el acceso espectadores, varios vehículos de las más diversas formas, colores, y medios de locomoción aguardan en fila a la espera de que llegue su momento. Y desde un podio superior, varios VIPS, servidos con las mejores atenciones que el dinero puede comprar, miran hacia los conductores con interés y desprecio. Pero sobre todo desprecio, que para algo ellos son ricos y el resto chusma.
La megafonía, dispuesta desde puntos estratégicos para que se oiga por toda la explanada, se activa con un sonoro chirrido que hace que la gente se estremezca de horror y dolor de oídos. Una vez calibrada, la voz del presentador se hace eco por el lugar.
- ¡¡¡BUENOS DÍAS-DÍAS-DÍAS-DÍAS-días!!! ¡¡¡¡QUEEEEEEEREEEEEEMOS DARLES LA BIENVENIDA-IDA-IDA-IDA-ida A ESTA PRIMERA JORNADA-ADA-ADA-ADA-ada DE LA GRAN CARRERA-ERA-ERA-ERA-era!!!!! ¿¡QUE DIABLOS PASA-ASA-ASA-ASA CON ESTE MEGÁFONO-ONO-ONO-ONO?! ¡¡SERVICIO TECNICO-ICO-ICO-ICO, POR FAVOR-VOR-VOR-VOR!!- La voz se corta, dejando hacer de nuevo a esos chirridos de corrección de volumen, eco y demás cuestiones técnicas tan propios de chismes que se han montado deprisa y corriendo y que no se han probado antes. Cuando se reanuda la comunicación, la voz está mucho más normalizada.- ¡Esto está mejor! ¡Bienvenidos a la primera jornada de la Gran Carrera! ¡Esta competición será recordada como el desafío automovilístico del milenio! ¡Quince participantes darán todo de si por superar un circuito lleno de peligros! ¡Solo uno puede ganar, y como trofeo le aguarda la desorbitarte cantidad de un billón de dólares! ¡Dios santísimo, con ese dinero se puede comprar un país pequeño! ¡Es una locura! ¡Y estos hombres y mujeres han aceptado el reto! ¡Allí pueden verlos! ¡Todos dispuestos, todos atentos a sus vehículos! ¡Y es que la competición va a comenzar! ¡Algunos no habrán dormido! ¡Maldita sea, yo no he podido pegar ojo! ¡Pero no piensen en mi, si no en esos valientes! ¡Ya está! ¡Se acabó la espera! ¡Me comunican que la cuenta atrás da comienzo!
¡LA GRAN CARRERA VA A COMENZAR!
¡Diez!
¡Nueve!
¡Ocho!
¡Siete!
¡Seis!
¡Cinco!
¡Cuatro!
Tresdosuno y ¡YA!
Comienza la carrera. En esta primera recta de salida, que pasará por la autopista aledaña a los Angeles, despejada para la ocasión, no hay obstáculos, si bien los conductores pueden putearse entre ellos siguiendo las reglas ya mencionadas en la sección reglas. La tirada ha de hacerse igualmente, por que añadir excepciones provoca confusión a las pobres mentes de los jugadores y críticos. Libertad para describir vehículo, salida, momentos anteriores, o lo que habéis vomitado esta mañana. Tenéis hasta el viernes, jamijos.
El sol brillaba en la ciudad de Los Ángeles a todo trapo, haciendo que la carretera fuese un hervidero de alquitrán. No hasta el punto de que los neumáticos se llevaran parte del trazado como si de un chicle medio deshecho por mascarlo demasiado se tratase, pero sí tanto para que desde lejos se viese el calor ascendiendo del asfalto en forma de imagen distorsionada, como en esas pelis tan chulis del desierto de Arizona, donde está todo plagado de cactus, bolas de plantas rodadoras correteando a su aire y lagartijas que cruzan una vacía carretera y finalmente son devoradas por una serpiente de cascabel que acabará en el cinturón de algún vaquero, ou yeah.
Y sin embargo, esta comparativa innecesaria con pelis cutres del desierto de Arizona no tenía ningún sentido, porque ni hacía tanto calor ni la carretera estaba tan vacía, sino que estaba llena de gente y expectación.
Lester Montgomery miraba con sus ojos entrecerrados al infinito, con una espiga de trigo en la boca, y dio un par de cariñosos golpecitos a su vehículo: LA BESTIAJA. Así, con mayúsculas. Había conseguido que dos importantes marcas de vehículos agrícolas como eran John Deere y Lamborghini se unieran en un monstruoso proyecto para desarrollar el mejor híbrido tractoril que se hubiera creado nunca.
Mitad titanio, mitad chapa oxidada, con veinte ruedas (nota: puede que 12 de ellas no se aprecien en la imagen), con un cañón sacado de un tanque descapotable propiedad de un ex-comunista soviético reconvertido al bendito y patrio capitalismo estadounidense, y quien sabe cuantos más secretos e inventos mecánicos, LA BESTIAJA había sido desarrollada secretamente en un laboratorio del Área 51 (a recomendación de Lester, ya que tenía contactos allí) sin escatimar en ningún gasto. Hasta tenía un reproductor de cintas de cassette, la última moda en el siglo del mp3 y de la música streaming. Bueno, pues eso, que LA BESTIAJA valía lo mismo pa un roto que pa un descosío, o lo que era lo mismo: para una segunda guerra de Vietnam o para la Gran Carrera. Y si en esta maldita competición uno de esos amarillos busca arroces de Vietnam tenía la cara dura de presentarse como competidor, se las vería con Lester Montgomery. Vaya que si lo haría.
- No queremoh chinitos aquí, no señóh -dijo, como si toda la algarabía de sus pensamientos fuese una conversación hablada en alto.
Montándose en su bólido, digo en su tractor, perdón, en LA BESTIAJA, metiendo una cinta de cassette (por la cara A) y cogiendo el volante, se preparó para la salida cuando de repente...
Lo vio.
ESE CONTRINCANTE. VERDE. CON OJOS ARANJADOS CON PUPILA VERTICAL AL MÁS PURO ESTILO SAURON. ¿Eso era un extraterrestre? ¡Por la más rabiosa de las zarigüeyas! ¡Después de tanto tiempo en las sombras tras la invasión alienígena que sufrió su maizal, por fin habían aparecido para cobrarse venganza y condenar a la humanidad con el dinero del premio!
Recórcholih, tengo que impedih que gane este bicho, por la seguridáh de la Amaleen y de mi destilería clandestina!, pensó muy heroico él.
En cuanto el semáforo se puso en verde, aceleró para ponerse a la altura del alien Anadrius Pentatoicus (aunque todavía no sabía que se llamaba así) y, mirándole con sus ojos entrecerrados de mala leche, le mantuvo un rato el ritmo aunque él fuese muy rápido, muy lento, hacia delante o hacia atrás: para intimidar, LA BESTIAJA era... pues eso, una bestiaja. Finalmente, le gritó por encima de los rugidos de los coches:
- Oigah, marciano, cuidadito con quien te meteh, que esto es una carrera pa terrícolas y gente mu patriota de la tierra. Y el premio no ehtá en dólares espacialeh. Así que las lagaritijah como tú que se vayan por ahí pa la luna o pa'l barrio de los negros, que aquí no os queremoh -dijo, mientras acariciaba sin darse cuenta una pegatina del habitáculo que decía "I DON'T WANT TO BELIEVE". La invasión extraterrestre había comenzado y él era el único que lo sabía. La humanidad (o al menos, la humanidad que vivía en el estado de Alabama) aún tenía una esperanza.
Motivo: Cosa que quiera hacer y que aún no he decidido
Tirada: 1d6
Resultado: 4
* Finalmente mi tirada es para acercarme al alien y mantener su ritmo.
Por qué la Tierra tiene que tener un sol de ese maldito color azulado?? Ese día brillaba más que de costumbre. Los sensibles ojos de Anadrius.. (Desde ahora le llamaremos Ana, aunque a él no le guste. Es más, si no le gusta, mejor)
Ana entrecierra los ojos, sin reconocer el patron de esas luces anaranjadas (verdes en realidad) que indican que empieza la carrera. Pero al observar a todos como arrancan sus vehículos inundando la salida de humos, los gritos del publico, el gilipollas del presentador... Arranca su chatarra andante! La cual creó a partir de los restos de su nave extinta.
Se oye el sonido de una cafetera de bar calentando café (grooouushshshshshssssshhhh...) sale un humito blanco del enorme tubo de escape, se encienden lucecitas por todas partes. (incluso por debajo..) Una de las luces deslumbra al propio Ana que maldiciendo en su idioma, golpea una y otra vez hasta romperla. Mientras todos lo adelantan...
Todos?? No!! Un cateto de la américa profunda con su horripilante música terrícula y una chatarra más enorme que la de Anadrius osa ponerse a su lado (que incluso con esa mierda de tirada lo consigue..) y.. Le insulta?? Ana no es la primera vez que es repudiado. Ni será la última.. No le preocupa, le da vidilla!!
-Maldito bastardo mal nacido!! Hijo de mil padres!! ya te pillaré, hijo de una hiena de Julisjoeiw!! Cuando encuentre mi palanca de cambios, te la meteré por el culo, luego te afeitaré esas cejas y te haré comer los pelos como si fueras un Auytoijowes!!!
Todo eso le da tiempo a decir a Ana, puesto que la velocidad a la que van es ridícula y ya casi la gente ni los mira, cuando todos los demás estan por delante. Y así seguirá siendo mientras no encuentre su palanca de cambios (entre toda esa chatarra) porque irá en primera.
Motivo: Pooodeeer del insultooo
Tirada: 5d6
Dificultad: 5+
Resultado: 22 (Exito)
Motivo: Pooodeeer del insultooo
Tirada: 5d6
Dificultad: 5+
Resultado: 1, 5, 3, 4, 1
Exitos: 1
La primera tirada (la del 22) No vale, porque no estaba desglosada, por eso he hecho otra. ;)
Motivo: Poodeer del insuultoo
Tirada: 1d6
Resultado: 1
Joder, la estaba cagando con los dados, Perdon!! Ahora sí..
Thor había viajado desde las lejanas tierras cubiertas de Nardos de su patria hasta Los Ángeles utilizando el sagrado puente del arcoiris cruzando tierra y mar. Afortunadamente, su maravilloso vehículo era "todoterreno", y mágico, y genial, y maravilloso, por lo que no tuvo problemas en embarcarse en tamaño viaje junto a los argonautas hacia las geniales tierras de América ('Muricaaa!).
Preparado en la línea de salida, concentró todas sus energías y rezó a la gente de su pueblo para que le prestaran su poder, y poder quedar primero en la carrera. Ignorando las palabras del comentarista (tampoco decía nada interesante), extendió sus manos al cielo y comenzó a gritar.
-¡Oh, Ciudadanos de Asgardd de los NARDOs! ¡La HORA de cumplir mi destino ha LLEGADO! ¡PRESTADME vuestro PODEEEERRRRR!!!
En ese momento, en sus manos comenzó a arrejuntarse una inmensa bola de energía imaginaria que crecía y crecía hasta alcanzar el inmenso tamaño de un guisante. Eso sí, un guisante enoooorme. Thor entonces intentó transferir sus energías a su confiable corcel, y colocó sus manos hacia delante. El caballo, al principio, no parecía inmutarse. La carrera iba a comenzar, todos los pilotos realizaban los últimos ajustes, las luces de salida parpadeaban. ¡Y VERDE, SEÑORES! Entonces, para la sorpresa de todos, Thor incluído, su jamelgo relinchó con una fuerza y magnitud incomparables, haciéndose oír por encima del rugido de motores y extraños sonidos provenientes de otros vehículos. Su relincho atravesó los tímpanos de todos los allí presentes, y resonó a través del continuo espacio-tiempo llegando incluso a otros universos, mientras el vehículo salía disparado hacia adelante cual Thor-pedo. Esquivando participantes y obstáculos (ah, no, que no hay obstáculos), el vehículo de Thor ganaba la delantera. ¡El poder de Asgardd había funcionado! ¡TEMBLAD, CORREDORES, PUES YO SERÉ EL GANADOR! ¡MUAHAHAHAHAHAHAHA!
Lo que Thor no sabía, era que mientras él hacía el indio sobre su extraño cacharro, una maligna abeja se había abierto camino entre las posaderas de su equino, y con una malicia digna del mismísimo Loki había atacado donde más duele, provocando el pánico desmesurado de Javier (Pues así se llamaba nuestro protagonista animal) y la súbita y mágicamente genial arrancada que había colocado a Thor casi en cabeza.
Motivo: Super Dado del Poderrr!
Tirada: 1d6
Resultado: 5
El Ciclón rugió como un tiranosaurio rabioso, soltó una humareda rosada tras de sí y salió disparado como alma que lleva al diablo.
Chuck "Bravo" saludó al público con la mano izquierda mientras exhibía su dentadura abrillantada para la ocasión (sin mucho éxito).
Por esto estoy metido en este negocio, pensó satisfecho mirando a la multitud, por la gloria, por la velocidad...
Tocó el claxon como un demente (con la música de Escándalo de Raphael) al pasar delante de un grupo de monjas con banderitas. Se chupó los dedos obscenamente mirándolas con cara de vicio.
... y por las tías.
Las monjas demostraron su admiración con un coro de grititos que quedó apagado por nuevos bocinazos de Chuck, cada uno con una música más estridente que el anterior (Cucurrucucú Paloma, Whisky on the Jar, Agua Dulce/Agua Salada...).
La Gran Carrera había empezado. Era una amante cara y viciosa que Chuck pensaba beneficiarse.
Y su fálico coche sería el encargado de ayudarle.
A lo lejos, un coche aparece a gran velocidad. Apenas se puede distinguir el modelo, pues una nube de polvo se ha formado alrededor suyo y la gente, emocionada, se pregunta entre bostezos "Oooohhh… ¿quién será ese misterioso conductor cuya identidad nos tapa esa arenilla californiana tan convenientemente levantada a su alrededor?". Los hombres otean el horizonte y mueven las cabezas de un lado a otro intentando ver algo en la distancia; las mujeres fingen desmayos por la expectación... o por que no tienen nada mejor que hacer.
El vehículo va tan rápido que casi parece que vuela por el asfalto; tiene suerte de que la Guardia Civil de EEUU no haya aparcado detrás de un seto con el radar móvil, pues esta entrada en la pista tan espectacular le quitaría todos los puntos del carné. Si existiese la Guardia Civil de EEUU. Si en EEUU tuviesen puntos en el carné. Si el conductor tuviese carné. Si hubiese conductor en ese coche porque…
…cuando el vehículo se para con un sonoro derrape y el polvillo vuelve a su sitio, se ve que es…
¡¡EL FAMOSO RAYO MCQUEEN!! ¡¡¡¡Y CONDUCE SIN CONDUCTOR, OOOOOHHHHH!!!!
La archiconocida estrella de Disney Pixar pone la mejor de sus sonrisas, la que siempre pone en todas las fotos y la única que tiene: es su lado bueno. Tras unos instantes bañados por un único flash esporádico y alguna tos seca en medio del silencio, Rayo (sin variar la sonrisa lo más mínimo) dice entre dientes:
–¿Ya? ¿ya habéis hecho las fotos para la exclusiva?
Y a continuación, como si fuera otro coche totalmente diferente al de las películas de Cars, frunce sus ojos de luna delantera, pone su habitual cara de amargado tras las cámaras y se saca un pitillo que fuma a través de su boquita de matrícula con ansia desesperada.
–Sí, lo sé, llego tarde, ¿y qué? –dice malhumorado–. Soy el maldito protagonista de este bodrio. LA JODIDA ESTRELLA DE LA PELÍCULA. Puedo llegar a la hora que me dé la gana. A ver, que alguien me pase el guión, no he tenido tiempo de leérmelo este fin de semana, estaba más ocupado con esas cachondas groupies Fiat 500 de Barbie. Ja, son más tontas que una piedra, pero uhhh, chico, como mueven esos parabrisas… –dice más para sí mismo que para los demás. De repente para de hablar abruptamente y se da cuenta de la gente le mira desconcertada con cara de "¿de qué habla este coche?"– ¿qué miráis? ¡¡MOVEOS!! ¿o es que lo tengo que hacer todo yo? Diossss, que inutilidad.
En ese momento unas fans (tal vez las únicas) japonesas, venidas directamente de la mismísima tienda de Sushi que hay tres calles más abajo del circuito, han conseguido saltarse el control de seguridad y se acercan corriendo a Rayo para hacerse una foto con su ídolo.
Rayo vuelve a poner su sonrisa típica de Cars 1 y 2 (y 3, hasta que desaparecieron las latas del film) y habla con su voz amistosa y amable de la película:
–¡Hola chicas! Vaya, ¡qué disfraces más guays! ¡casi no os diferencio de mis compañeros de carreras en Cars, ja, ja, ja, ja! –la risa es suave y risueña– Una foto y a trabajar, tenemos un día duro de rodaje pero será super-divertido, ¡¡yupi!!
Las cosplayers se hacen un par de selfies con Rayo y se van tan contentas como han venido. Al contrario que el coche que conduce sin conductor.
–Malditas pesadas… ¿hasta dónde se van a meter estos fans? ¿no comprenden que yo también tengo vida? ¿y qué cutrada de disfraces eran esos? Espero haber salido bien en los selfies, tengo una reputación en Instagram que mantener… ¡PERO AQUÍ NO HA VENIDO LA DE MAQUILLAJE! ¿¿HOLA?? ¡¡MAQUILLAJE!! El polvo de esta asquerosa ciudad me está dejando la carrocería hecha unos zorros.
El semáforo se pone en rojo, lo que quiere decir que La Gran Carrera está a punto de comenzar, y eso hace que los ojos de Rayo se pongan como platos.
–Dejad el dichoso maquillaje para después, YA NO HAY TIEMPO. Estamos a punto de empezar a rodar, y ni siquiera hay un becario que tenga controlado al equipo –se acerca a toda velocidad a su posición en la parrilla de salida y vuelve a poner su cara de majísimo, puesto que supone que las cámaras estarán preparadas para rodar en alguna parte– Ni una triste claqueta, dios, esto es un desastre. Un rodaje DE PENA –dice entre dientes sin flaquear ni un momento su enorme sonrisa.
Y tras el pistoletazo de salida (un momento… ¿qué pistoletazo? ¡Pero si no han sonado ni un solo tiro! ¡Aquí solo se ha puesto en verde un semáforo! ¡Vaya una salida! ¡Este rodaje es un desastre!), Rayo arranca a toda velocidad con decisión:
–¡Vamos, amigos! ¡El Pequeño Timmy necesita el dinero del premio para poder salir del orfanato y encontrar una familia que le quiera! ¡Tengo que ganar esta carrera en su nombre y aprender una valiosa lección en el camino, sí! –dice improvisando con mucho entusiasmo y alegría. Internamente, en cambio, está malhumorado: "Seguro que he acertado con la trama a pesar de que no sé ni dónde tengo el guión; total, siempre tengo que decir las mismas chorradas. Que ganas tengo de que se acabe esto ya y cobrar mi billón de dólares de sueldo como actor de esta patraña", piensa. "Abuela Sauce, ayúdame a aguantar este calvario", reza al espíritu guía que tiene en su salpicadero.
Motivo: Adivinar la trama de "Cars 4: La Gran Carrera" sin haberse leído el guión
Tirada: 1d6
Resultado: 5
Tenía la boca pastosa y le costaba tragar pero mantenía la mirada fija en el coche que permanecía delante de la Coñoneta. Los motores encendidos rugían cuando los conductores pisaban el acelerador. Tenía un regusto desagradable en la boca, fruto de los copazos de vodka que se había tomado la noche anterior. No quería haber salido, pero sus amigas le habían obligado a ello. Querían despedirse antes de que se embarcase en la trepidante y peligrosa carrera del billón de dólares. Sentada al volante de la Coñoneta se había puesto realmente nerviosa.
- La patata me late tan heavy que parece que se me va a salir de los pechos.- El corazón no se le salía del pecho, era una metáfora, pero sí que los pechos luchaban por escapar del apretado escote. El potente sol californiano deslumbraba a los participantes de la carrera. Eso no era inconveniente para una Zoraida siempre preparada para todo. Llevaba sus enormes gafas de sol D&G para protegerse los ojos. El único inconveniente es que las enormes pestañas postizas que llevaba chocaban con los cristales hacinedo que fuera realmente incómodo.
- Antes muerta que sencilla.
Para proteger la piel de los perjudiciales rayos UV (ultravioleta) llevaba un bronceado a base de spray bronceador y sesiones de rayos uva. Odiaba la fruta. En concretos las uvas. Había crecido en una mansión rodeada de campos de viñedos que su padre cultivaba para hacer vino. Había acabado “hasta el coño” de dicha fruta y sus amargas pepitas que se metían entre los dientes como la lengua del Kevin. Pero sí reconocía el beneficio que las uvas otorgaban a la humanidad con sus saludables rayos. No entendía el mecanismo pero eso daba igual mientras broncearan su piel como a ella le gustaba.
Su novio Kevin, el dueño de la Coñoneta, había muerto hacía dos semanas en un accidente de tráfico. Por eso estaba ella allí, pero eso es otro cantar que escucharemos más adelante. Usó el retrovisor para ver su impecable aspecto, mientras adoptaba la típica pose de “selfi”: morritos que hacían los labios gruesos y carrrillos chupados para acentuar los pómulos. La verdad es que no hubiera hecho falta resaltar más sus rasgos faciales pues sendas intervenciones quirúrgicas habían engrosado los labios y aumentado los pómulos. Era como llevar un air-bag incorporado. Cual fue su sorpresa al ver el coche que iba detrás. ¿Era la zorra de Alana la que lo conducía? Cuando volvió a poner la atención en la carretera el semáforo ya estaba en verde.
No tenía mucha experiencia conduciendo la Coñoneta del Kevin. Su coche era automático pues tenía el dinero suficiente, sus padres al menos, para comprárselo así. Zoraida, en su ingenuidad, pensaba que los coches con marchas eran de pobres. Pisó el embrague y trató de meter primera, haciendo sonar la caja de cambios como una matraca, con tan mala suerte que metió la trasera. No era la primera vez que sufría algo así aunque la otra había sido en la cama con el Kevin y no en la carretera. Al menos era la excusa que le había dado él. Pero bueno, eso también es otro tema. El caso es que al acelerar fue hacia atrás y no hacia adelante, pegando un fuerte golpe al coche de Alana. Con un rápido movimiento alcanzó el bolso y sacó el móvil*. Tecleaba a una velocidad vertiginosa, enviando por whastapp a Alana un mensaje.
Qè тe deeeη × cυℓoh ηιñaaaтa
Inmediatamente cambió a primera y salió disparada.
Motivo: a por Alana!
Tirada: 1d6
Resultado: 3(+1)=4
*Objeto
-IIIIIIHHHHHH UUUUUUHHHHH AAAAAAHHHHUUUUUAAAAAHHHHHUUUUUUHHHHHAAAAAA!!!
La carrera estaba por comenzar y el coche rojo no paraba de distraerlo con su cháchara. Pe Jota adelantó su bólido hasta la línea de largada, procurando quedar lo más alejado posible del japonés o terminaría golpeando su cabeza contra el parabrisas repetidas veces, algo que definitivamente no le convenía si quería ganar.
Orgulloso de su bólido, adquirido meses atrás a un uruguayo ex-agente secreto de su país, escuchó la perorata del presentador pensando que tal vez pudiera pedir que el billón se lo dieran en bananas melones (justo Zoraida pasaba por su lado), aunque si el premio venía así, tendría que modificar su lanzador de cáscaras, porque estaba preparado para bananas y no melones.
Cuando se dio cuenta que estaba divagando, la orden de salida había sido dada y varios de los competidores (entre ellos el insoportable coche rojo) habían apretado sus aceleradores a fondo.
-IIIIIHHHHH##@@@%&%&UUUUHHHH!!! -puteó en idioma simiesco mientras introducía la primera marcha y salía pitando, mientras las ruedas de su termotanque de guerra agujereaban el asfalto y una nube negra de hollín cubría a los rezagados en la competición.
Motivo: adelantar a los demás
Tirada: 1d6
Resultado: 5
Motivo: Caña al acelerador
Tirada: 1d6
Resultado: 6
Vale, olvidaba la tirada: mi coche ruge y corre cual bestia parda.
Audevius permanecía dentro de su vehículo Ford de 1931 (al cual los niños del pueblo llamaban el coche de Hitler y a los cuales les corría a hostias con el garrote por ello), esperando a que diera comienzo la carrera mientras observaba el entorno completamente cabreado (bueno, siempre esta cabreado así que no debemos extrañarnos que ahora lo esté mucho más debido al panorama de mierda que tiene la carrera). Aún recuerda aquella vez que con diez años le mangó el coche a su padre para intentar atraer a una bella señorita de ocho años para invitarla a una piruleta en la gran ciudad... que mal acabo todo piensa con una sonrisa en la boca.
Una gran cantidad de retrasados esperaban eufóricos para ver a sus ídolos (menudos ídolos) quemar rueda en el asfalto y con un poco de suerte pegarse un batacazo con lo primero que pillaran. Algunos intentaban llegar a primera fila golpeando, apuñalando y disparando a los que tenían delante. Otros intentaban saltarse la zona de seguridad para llegar a la carretera y tumbarse en esta para que las chatarras de mierda andantes los mega cochazos pasaran por encima de ellos. Audevius miraba a toda esta panda de subnormales buena gente con un cabreo de un par de cojones "Maldita sea, ¿de dónde han salido toda esta panda de degenerados? ¿qué clase de padres dejan que sus hijos vengan a un evento como este? Seguro que sus padres son unos hippies malolientes que están demasiado atareados metiéndose drogas como para dar unos buenos azotes a sus hijos. Qué asco de época." pensaba apretando fuertemente el volante intentando controlar su ira y no mearse en el pañal. "Joder mira esa con las tetas al aire, habrase visto que desvergüenza la muy guarra.".
En lo siguiente que presta su atención Audevius es al grupo de subnormales de corredores con una serie de cachivaches que duda mucho que anden. "Veamos... ahí tenemos a un tipo completamente verde que seguro que es un puñetero drogadicto que se ha quedado así de vete a saber que mierdas que se ha metido... ahí tenemos a un tipo que me da un poco de asco mirarle y que seguramente sus padres sean hermanos... ahí tenemos a una de esas jóvenes furcias de hoy en día que parece que no saben escribir... y eso... ¿¿qué cojones?? ¿¿un mono?? ¿¿¿UN JODIDO MONO??? ¿¿¿Pero de que cojones trata esta carrera??? ¿¿Y un papel de azúcar?? Y... oh dios mío... no puede ser... ese... ese coche... esos ojos... ¿es..? ¿ES...? !!!RayoMcQueen¡¡¡ tengo que conseguir un autógrafo, amo sus películas".
Sin darse cuenta, el enorme semáforo se pone en verde y todos salen disparados (bueno, casi todos). Esto hace que Audevius entre en cólera gritando -¡¡¡NOOOOOOOOOOO!!!- y a punto está de cagarse en el pañal del enfado que coge. Pisa el acelerador de forma automática y su Ford acelera lo máximo que puede. A falta de nada se queda de estamparse contra el vehículo que parece un supositorio enorme, muy parecido a los que les daban en la residencia, que está parado en mitad de la carretera. Sacando medio cuerpo por la ventanilla y olvidándose por completo del control de su coche comienza a increpar al joven piloto drogadicto levantando los dos puños en alto -¡¡¡Jo putaaaaaaa!!! ¡¡¡Si no sabes correr vete a tomar por culo, payas...!!!- y su dentadura se descoloca de su posición original comenzando a bailar por la boca de Audevius, aunque este sigue con lo suyo -¡¡¡Argh blfman gpiloffs dnn cmmudifffb...!!!- (y bueno para que seguir).
El coche comienza a dar bandazos de un lado a otro de la carretera. La gente atemorizada intenta salvarse como puede, empujando y tirando al suelo a los más débiles (por supuesto niños y ancianos) pensando que el coche tiene vida propia e irá a atropellarles a ellos primero para robarles su alma (si es que a una carrera de estas solo pueden venir subnormales...). Todos gritan y piden auxilio llamando a subnorman el cual es posible que esté metido en la carrera y la acabe ganando.
De todas formas, no es necesario que se preocupen mucho ya que posiblemente aquel viejo con el coche asesino se acabe tragando su propia dentadura y se acabe asfixiando.
Motivo: No tragarme la dentadura.
Tirada: 1d6
Resultado: 6
Joe o J.R. como le llamaban sus amigos (o nadie porque su primo se los robaba), ya llevaba por la 6º lata de:
Y estaba a tope, tan a tope que se olvido de quitar su tope de la rueda delantera y tras marcar la salida aun estaba en ella, sin poder arrancar, aunque es verdad que no le parecía importarle, porque estaba tocando la marcha de los Stormtroopers con su armónica de pitillo incorporado, que pensó que seria un toque mas que chulo para empezar la carrera, lastima que sin amigos no tenia chofer y sin chofer o tocaba o conducía, por lo que se quito los zapatos, escupió al tope mientras tomaba aire para seguir tocando su instrumento. Y dio un aceleron usando los pies, unos pies que eran negros sin necesidad de calcetines.
Por fuerte su "buga" o codazo, como incomprensiblemente le llamaba, no necesitaba de mucha maña o inteligencia para conducir, así que no tardo en ponerse cerca de los conductores mas lentos sin casi esfuerzo.
Usando los pies para conducir y las manos para sujetar su arma su instrumento, estaba listo para ganar su carrera, el tío era de los duros de la época buena de pajares, esa de Makinabaja y los yonkis del estilo, Por lo que ni siquiera su tupe se despeinaba al son de su música, incluso se dejo adelantar por un niño rata, para dar un aceleron con su dedo gordo, embestirlo y gritarle un soneto, o lo que coño fuera.
-¡Niño cabrooooon, vuelve a tu bungaloooooon!-Si, no era lo mejor que había compuesto, ni lo peor, aun quedaba mucha carrera y muchas malas canciones en su cabeza hypeada.
Motivo: ¿acer locuras? eso va con h
Tirada: 1d6
Resultado: 4
4 - Justito. Haces lo que quieres sin sudar demasiado, aunque podría haber ido mejor.
Una caja de cartón en la cuneta de la carretera.
Aceite de innumerables vehículos, restos del crack que pululó a sus anchas por los Ángeles en la década de los 80, sangre derramada de jóvenes estrellas que buscaban en Hollywood una salida fácil a sus deplorables vida y quizás tuviera algo que ver un billete de dolar arrugado, hundido en la compota de barro, alquitrán derretido y la muda de una serpiente de cascabel.
Ese billete cobró vida. Sus últimos recuerdos consistían en ser enterrado con Elizabeth Short, en el cementerio de Oakland. Qué hacía aquí, ahora, escapaba de toda lógica.
Mientras el dolar comenzaba su viaje de autodescubrimiento, la caja de cartón saltó de la cuneta a la carretera, cuatro ruedas y dos faros surgieron espontáneamente, como los granos de un adolescente y de las billeteras de todos los asistentes escaparon todos los billetes de un dolar que acabaron colocándose ordenadamente en la cuna de competición.
El piloto de este peculiar vehículo fue el último en colocarse, el primero, sintiendo el calor, el ánimo y a saber cuantas enfermedades contagiadas por humanas, a sus espaldas. El conjunto comenzó a brillar, como si recibiera el influjo mortal de su abanderado Don Papel y el poder inmortal de su dios Terrón de Azúcar.
Su objetivo sería rescatar a sus primos lejanos, el billón de dolares, y no permitiría que nadie se interpusiera en su camino.
Aceleró, adelantando a la mayoría de los vehículos, pasando por sus bajos, haciendo zigzag para evitar ruedas, orugas, cascos de equino, tubos de escape y pérdidas de aceite.
Motivo: Lucidez
Tirada: 1d6
Resultado: 6(+1)=7
Dios se había levantado esa mañana, como cada mañana, antes de amanecer. Se había levantado con resaca y había cocinado demasiado el huevo del desayuno. Se había comido la clara —recomendación de su entrenadora personal— y había pegado la yema, brillante y caliente como una quinceañera en el grupo de WhatsApp de los One Direction, al cielo de Los Ángeles. Iba a tardar horas en enfriarse, y los que entrecerraban los ojos allá abajo sufrían las consecuencias.
Él no entrecerraba los ojos. Lo malo de ser una estatua de cera era no poder mover los rasgos. La perpetuidad de su mueca victoriosa era inexorable, como la estupidez humana. Y de eso se libraba porque era una estatua de cera, no un ser humano. Y además famoso.
El curador del museo de cera de Los Ángeles lo había secuestrado cuando visitó Madrid. Fue un amor a primera vista, de esos de película, porque en hora y media no da tiempo a desarrollar una relación de verdad, de esas de varias citas antes del primer polvo, que además es una mierda porque para cuando ella tiene el pozo a rebosar, de la erección solo quedan el recuerdo y una mancha viscosa en la sábana. En una serie sí que da tiempo, pero los guionistas prefieren meter triángulos amorosos y malentendidos, que para alguien que se hubiera pasado toda la vida con la cabeza metida en un bloque de hormigón serían novedad si no se hubiera muerto antes de tener la ocasión de verlo.
Pero volviendo al tema, por mucho que se quejara por el calor, en el fondo no era capaz de culparle. Los tweets que acababa de enviar quejándose amargamente eran todo fachada, no los sentía en las vísceras, presumiendo que tuviera vísceras bajo toda esa cera. Él no se hubiera sentido mejor si su jornada laboral hubiera empezado tan temprano.
Sudaba copiosamente. Tirado encima del coche, la cera caliente escurría por la carrocería. Papá se sentiría orgulloso cuando volviera de comprar tabaco; nunca había tenido el R5 tan brillante. Una muchacha se había quedado en ropa interior y se estaba haciendo fotos en el reflejo del capó. Le hubiera pedido el Instagram, pero lo malo de ser una estatua de cera era que no se podía hablar, ni moverse.
Menos mal que no tenía que conducir él. De eso se encargaba el fantasma. Era un tipo negro, pero no como los negros de las películas, que eran más bien marrones. Este era negro del todo, como la parte de abajo de una sartén. Y precisamente, esa era la pinta que tenía. Se le había pegado cuando el coche pasaba por Valencia y desde entonces eran inseparables, porque el fantasma se negaba a soltar el volante y él no era capaz de moverse por sí mismo.
Cuando empezó la carrera, el espíritu aceleró sin compasión. Si sabía que el forocochero se encontraba en lo alto del vehículo, no dio muestras de ello.
Vean la estatua de cera deslizándose sobre su propia cerca, como una babosa capaz de arrancar destellos al coche. Observen a la adolescente de los selfies, una amalgama de carne, hueso y asfalto, levantando todavía el iPhone con su brazo destrozado, pulsando por última vez el botón que enviará su último instante a Instagram. Pulsando después “#photo #pic #instabeauty #picture #instacar #greatrace #crash #instacrash #beautiful #instagood #picoftheday #photooftheday #color #fullbody #decease #death #instadecease #lastwish #ghost #waxworks #asphalt #bloodonasphalt #deathselfie #instadeath #strangepose #femuronchin #brainsoverboobs #theregoesmytitjob #thinforreal #instathin #shatmyself #hot #instahot” antes de confirmar.
Contemplen el rastro de cera que deja el forocochero mientras el R5 lo arrastra por el asfalto ardiente, el gancho del remolque atravesando su pie.
Motivo: El Ser y la Cera
Tirada: 1d6
Resultado: 1
Mi humana anda últimamente muy preocupada con esto de la crisis, pues por su culpa la gente se está olvidando de las cosas verdaderamente importantes como el estado en que se encuentra gran parte de la raza canina, muchos de ellos obligados a sobrevivir sin las más mínimas condiciones en su vestido o alimentación. Por eso, como socia fundadora y presidenta perpetua de ACDC (Asociación de Caniches Desvalidos Calientacamas), y aprovechando la última reunión de sus amigas del Tea Party decidió organizar una subasta solidaria para recaudar fondos para la creación de un albergue de caniches para que mis compañeros más desfavorecidos puedan recobrar su dignidad y autoestima. O eso fue lo que dijo por teléfono a sus amigas. Pero no le hagan caso, ni mi humana ni sus humanas amigas son muy inteligentes, con decirles que son amigas de Sarah Palin está todo dicho.
Para tan noble causa whatsappeó a sus amistades y al resto de damas de la junta directiva del Tea Party, que sumando sus fuerzas han conseguido que el acto sea todo un éxito en lo económico y en lo social. Como en otras ocasiones, la reunión inició con una charla de un eminente homeópata canino (porque mi humana no iba a confiar tan importante labor en un psicólogo o un psicoanalista, esos "modernos hechiceros judeo-masónicos a los que bien les vendría terminar en la hoguera de un santo inquisidor. ¿Dónde hay un Torquemada cuando se lo necesita?"), que contó la enorme cantidad de casos llegados últimamente a su clínica con severos trastornos de personalidad, como la caniche adicta a la tecnología u otro que afirmaba ser el maestro Yoda. El inminente erudito subrayó el gran estrés al que se ven expuestos mis congéneres, obligados las 24 horas del día a satisfacer a sus dueñas sin preocuparse del gran desgaste mental que supone el rol de perrito faldero.
A continuación tomó la palabra la secretaria de ACDC, quien dio un repaso a la situación de los derechos de los caniches y su evolución en el último año, con unas conclusiones espeluznantes. Más de la mitad de la población caniche no tiene acceso a los servicios veterinarios básicos, tres de cada cuatro se tienen que conformar con las sobras de las hamburguesas de los McDonalds, no habiendo olido en su vida la comida para perros, y lo que más escandalizó a la concurrencia: la mayoría de los perros no pisa una peluquería en todo el año. Ante tal atentado a los derechos de los animales, todos prometieron elevar una queja a las más altas instancias del estado con fin de poner coto a tal estado de cosas.
Mientras esto sucedía, huí rápidamente antes que a mi humana se le ocurriera que yo podía tocar el piano y cantar para animar la velada frente a otros estúpidos humanos. Es lo que tiene haber nacido en un circo, los humanos se creen que estás para divertirlos. Maldita vida de perro. Con mis amigos nos reunimos en un aparte a charlar sobre nuestras cosas y compartir algunos placeres…
Ya de regreso al salón principal, vi que iniciaba el baile de disfraces y recordé el estúpido traje que mi humana me tenía preparado. Era demasiado. Así que tomé mi bicicleta (¿qué esperaban de una caniche nacida en un circo?) y aproveché el momento en que se abría la verja para dar paso al BMW de Reno y su humana Sarah Palin, gobernadora de no sé qué pedazo de hielo ubicado por allá lejos. El pobre no se había librado del grotesco disfraz que su humana habia comprado para la ocasión. Mal por él, pero bien por mí que sí logré escapar sin que los de seguridad me vieran abandonar la mansión.
Estaba cansada de mi humana, pero no podía dejarla así como así sin antes saber dónde y cómo viviría. No soy una perrita callejera como esas que andan revolviendo los botes de basura, tengo gustos caros y pretendo seguir así, pero sin un humano que me moleste con sus tonterías. Para eso necesitas dinero, me había dicho uno de mis amigos. ¿Y qué es eso? le pregunté Dólares, verdes grises (los perros somos daltónicos) billetes que te proporcionarán todo lo que necesites. ¿Amor también? Se puede comprar con dinero, aseguró.
Yo había visto algunos y no es que mi humana no tuviera de esos billetes (los tenía y a montones), pero es que ella prefería el dinero plástico. Es comprensible, la mitad de su cuerpo está hecho de plástico y es natural que se sienta atraída por él. Pero yo tengo otros placeres: me gusta romper los periódicos que llegan cada mañana (por cariño a mi humana, para que no sufra el disgusto de ver a ese otro humano al que ella llama “maloliente cosechador de algodón y último usurpador de la Casa Blanca”) y también me gusta desenrollar metros y metros de papel higiénico y arrastrarlo hasta la sala. Iba pensando en todo esto y en cómo solucionar mi problema cuando casi me atropella un…
Una… ¿Una caja de cartón con ruedas? Sí. ¿Con un fajo de billetes comestibles? También. ¿Y con el intrépido y muy dulce Papel de Azúcar nº17 al volante? ¡Pues claro! Sentí como mi corazón palpitaba de emoción. ¡Un verde gris billete rebosante de dulzura! Seguro que él podía darme todo lo que necesitaba: amor y dinero. Para comprar más amor y más dinero; y más dinero, y más amor, y más… Sin pensarlo dos veces, ajusté mi precioso collar de pulgas y me puse a pedalear con toda la fuerza de mi canino amor tras el dulce rastro de mi adorado Papel de Azúcar nº17.
¡GUAU! le ladré mi amor, segura de que él comprendería: estábamos hechos el uno para el otro.
Motivo: ¿?
Tirada: 1d6
Resultado: 6(+1)=7
+1 Dulce Amor Canino a Primera Vista ¿?