El día siguiente amaneció claro, muy claro, como si la más grande de las tormentas hubiera azotado la localidad y la región entera y una calma constante reinara por doquier. Pronto oísteis a los sirvientes, tras vuestra puerta, de aquí para allá, por los pasillos. Sin duda madrugaban para tener todo a punto y dispuesto para un nuevo día, aunque, sin embargo, no era menester despertar y hacer madrugar a lo invitados.
Maese Lobo levantose el primero en su dormitorio de privilegio. Pronto le atendió personalmente el fiel Hernán e informó que don Nuño había salido al pueblo, a Lara, para hacer unas gestiones, pero que no había recados ni mensajes para él, pues al parecer comenzaría Manuel con el encargo de su amigo. Luego os levantásteis el resto. De nuevo se armó jaleo para prepara el desayudo, que sería servido, por supuesto en el mismo comedor donde vuestra cena del día anterior tanto os agradó. Los sirvientes pusieron un cubierto en la mesa grande y cinco en la pequeña.
Luego os condujeron a los asientos, invitándoos a sentaros. El desayuno constaba de huevos, leche, frutas diversas y pedazos de carne de codorniz.
Francisc se levanto con los ojos legañosos, no estaba acostumbrado a dormir en lugares así, lo suyo era el campo, pero no tenía pensado rechazar esta oferta tan generosa. Tras ser conducido de nuevo al comedor junto con el resto de la comitiva, pudo observar que su señor ya estaba preparado y sentado en la mesa.
El desayuno se encontraba preparado y tenía una pinta excelente, la boca de Francisc empezó a salivar al ver aquellos manjares todo dispuestos. Que extraño, tanta hospitalidad. Pero a caballo regalado...
Miro de reojo al señor Lobo y armandose de valor se dirigió a él. Mi señor, ahora que estamos todos aquí, creo que es el momento de retomar la conversación de ayer. Aún no entiendo por que el señor Lara nos ha llamado a nosostros en particular a resolver un asunto de brujería, lo más sencillo sería colgar al cura y el problema sería resuelto, no cree?
Por otro lado estoy totalmente de acuerdo las palabras dichas por Alonso ayer, si debemos ir al bosque deberiamos ir nosotros y si el chaval y usted lo permiten, nos podría acompañar, tal vez aprenda algo.
Diego abrió el ojo en cuanto las pisadas de los sirvientes le alertaron de que el día comenzaba en el hogar de los Lara. Se levantó, estirando la muda con la que había dormido y volviendose a colocar sus prendas encima, unas ropas sencillas aunque de buena factura que ya notaban el desgaste del camino y del paso inevitable del tiempo.
Bajó a desayunar con todos y, sentando a la mesa, echó de menos los desayunos alrededor de un fuego, compartiendo una hogaza, un queso y un pichel de cerveza aguada, de mano en mano, que tantas veces había tomado. En cambio, el lujo, los sirvientes y todas esas florituras no eran algo que fueran con su caracter. A lo sumo, una buena cama en una posada calentada por la moza del posadero...
Observó al almogávar insistir con el señorito sobre cómo organizarse. Él en cambio, miró al noble y le dio lo que quería; si quería jugar al gran noble y no hacer caso a los consejos de aquellos con más veteranía en lides menos nobles, al menos había traído caballo propio para llevarle el cuerpo a su padre. Señor Lobo, ¿cómo desea que nos organicemos? ¿Qué tareas desea encomendarnos?
Después de un descanso medio reparador bajé junto a los demás para desayunar. Tenía la sensación que todo lo que había pasado desde la partida había sido un sueño, no obstante, las palabras Francesc lo devolvió a la realidad al mencionar "asunto de brujería". Las palabras fueron ofensivas "tal vez aprenda algo", como si no fuese hábil con el arco y en cazar pocos le ganaba. Las mejillas se sonrojaron de rabia. Será cretino.
Si su merced lo permite - comenté tratando de disimular mi rabia - puedo dar muestras de mi talento como cazador si vos me lo permitís, Don Lobo.
Me desperté con la dulce Margarita desnuda en mis brazos, después de haber pasado una agradable noche con ella, y luego, después de vestirnos, fuimos al comedor a desayunar y dar las ordenes pertinentes por mi parte.
Mientras comíamos, mis hombres me hicieron las preguntas que esperaba y les respondí de manera directa:
- Nos dividiremos en tres grupos: Rodrigo y Diego iréis al bosque en el que se supone que aparecerá la criatura en unos días acompañados de un guía, quiero que os familiaricéis con el bosque y me informéis de cualquier cosas poco común que encontréis; Margarita y Francisc irán a casa de párroco para buscar cualquier pista de interés; mientras tanto yo y Antonio iremos a interrogar al cura y luego iremos a reunirnos con el grupo de Margarita para interrogar a los vecinos del prisionero.
Diego, mientras comía un pedazo de carne de codorniz, arreó una colleja a Rodrigo tras las palabras de Lobo. Ale, chaval, veremos si la fama que te has ganado entre las mozas del pueblo son ciertas o simples bravucanadas.
Después hizo un gesto con la cabeza al señorito. Cuando el Señor mande, el muchacho y yo estamos listos para salir.
La muchacha fue la ultima en entrar al comedor; bien es sabido que una mujer tarda mas en arreglarse para el día que un varon, ellas tienen mas preocupaciones que los peludos hombres. Tras un leve saludo, se sentó para desayunar en silencio y con juiciosos bocados, tenia hambre, pero no le apetecía que su apetito fuera objeto de las miradas de sus "compañeros".
Apenas escucho las palabras de ellos, tenia claro que debía hacer ese día y no necesitaba volver a escucharlo.
Dirijo una mirada asesina a Diego, pero luego de unos segundos agacho la cabeza con resignación. Recuerda las palabras de su padre.Si quieres ser un hombre, tienes que aprender a saber cuál es tu sitio y aprevechar cualquier oportunidad que te brinden para demostrar la valía de un hombre, que suele hacerse con hechos y no palabras. Para los hombres de nuestra clase no existen las palabras lisonjeras sino las hazañas.
- Espero demostrar mi valía al servicio de mi señor Manuel Lobo.
Fue un sueño realmente reparador. Pero cuando todos empezaron a levantarse decidí hacer lo mismo, aunque bien me hubiera quedado un largo rato mas en aquella buena cama, pocas veces podría disfrutarla. Me deshice de las sabanas y me prepare con parsimonia.
Tras seguir al resto y ver que desayunamos en la misma sala donde cenamos ayer una sonrisa aflora en mi rostro, no tardo en perderme de nuevo mirando los detalles del gran comedor.
Las palabras de mis compañeros de viaje, así como de mi señor, acaban por despertarme del todo y atiendo para conocer cual va a ser mi tarea. Seguía sin gustarme el tema que nos había traído hasta aquí y parece que no era el único. Al igual que Francisc pienso que un tema así podría solucionarlo el señor de Lara con mucha facilidad, ¿que esconde todo este asunto en realidad?.
- Estaré preparado para cuando usted guste, mi señor -
No sabía muy bien que papel tenia reservado para mi en el interrogatorio, pero prefiero pensar que soy capaz y me centro en el desayuno del que casi no he probado bocado, no quiero que me entre el hambre en medio de las tareas.
Francis se quedo pensativo ante las órdenes de su señor, mientras sus mejillas se iban tornando de un color rojizo. Ir yo solo con Margarita? que suerte la mía, es una chica tan bonita y a la vez tan inalcanzable. Lo mejor será que me olvide de mis fantasías y dedique todo mi esfuerzo a la labor encomendad, no parece muy peligrosa, pero si fuera verdad lo de ese párroco? No eso son supercherías. Qué bonita es... Mientras da un leve suspiro.
De acuerdo señor Lobo, hare lo que ordena, buscaremos en la casa del párroco. Dice Francisc saliendo de su ensimismamiento. De todas maneras mi señor, que espera que podamos encontrar allí? Y perdone si lo considera insolencia, pero aún no ha contestado a mi pregunta, de porque Lara nos ha convocado a nosotros aquí?
Miró a Francisc, ceñudo, obviamente molesto porque su siervo no parecía haber entendido o no haber prestado atención a nada:
- Nos ha llamado por este motivo, investigar este misterio y descubrir una manera de vencer a ese ser. Sobre lo de encontrar en la casa, cualquier cosas que se salga de lo normal: Símbolos o textos fuera de lo común, ¿entendido?.
En esos momentos llegó Hernán y vio al séquito de Lobo preparándose.
Veo que ya ha dado órdenes, don Lobo -dijo. Ya sabe que estoy a su disposición, y don Nuño me dijo que le ayudase en todo lo posible ¿a quién de ustedes acompañaré? Sin duda consejo puedo darles en casi cualquier menester.
Miro al guardia y le informo de mis intenciones:
- Eso depende, he dividido a mi grupo en tres tareas: Uno irá al bosque donde se supone que aparecerá ese ser y necesitará un guía para que se lo enseñe palmo a palmo, el segundo irá a la casa del párroco a investigar y el tercero, en el que yo me encuentro, iremos a ver al cura para que confiese sus pecados...
Dije esto último con un leve toque de amarga ironía, dando a entender la mucho que podría haberme disgustado la caída del hombre de la iglesia a las prácticas malignas.
Vos diréis, señor -se limitó a decir.
Francisc se quedó en silencio ante la hosca respuesta del señor. Con un gruñido dijo: Hare lo que ordena mi señor, buscaremos posibles respuestas en la casa del párroco.
Mirando hacía Margarita y dulcificando su voz, Cuando estés lista para partir, sal al exterior, te estaré esperando.
Sin más dilación Francisc se levanto de la mesa y salió al exterior del edificio, donde no paro de caminar de un lado a otro esperando que saliera su acompañante. Algo oculta tanto el señor Lobo, como el señor Lara, pero está claro que son cosas de nobles y si fuera inteligente por mi parte, no lo volvería a mencionar. Simplemente debo hacer lo que me enseñaron estar con los ojos abiertos y solo actuar en el momento oportuno.
Miré a Hernán y le respondí:
- Cada grupo necesitará un guía: El del bosque debe de conocerlo a la perfección y enseñarselo a mis hombres para que también lo hagan. Los otros dos solo lo necesitaran para ir de la casa a la aldea, una vez que sepamos el camino no harán más falta...
Llamaré a un mozo de cocinas para que vaya a la casa del tal párroco con sus hombres -respondió Hernán. Y le digo esto porque yo conozco el bosque bastante, que anduve de más joven mucho por allí y en tal caso ordenaría don Nuño presto. Si me disculpa iré a coger mi capa. Ahora vengo mi señor.
Hernán se dio la vuelta y se fue. Las tareas repartidas quedaban, el misterio parecía aún perdurar.
Escena cerrada. Ahora os dividiré en las escenas pertinentes.