Partida Rol por web

Los aventureros llegaron a Montes Lejanos ante una asamblea de los pocos supervivientes que quedaban en el pueblo. Expectantes, escucharon las nuevas que les llevaron, viéndose incapaces de creerlas: Irena no podía asimilar la muerte de su esposo, de igual modo que Saavorn no podía aceptar la traición de su maestro. La breve asamblea quedó disuelta al momento que supieron que, debido a la contaminación de Cyric sobre las aguas, se verían forzados a marchar.

A la mañana siguiente, Montes Lejanos celebró una última congregación, llevada a cabo justo frente a la mina que tantos problemas había causado. Esta reunión fue simbólica y emotiva: en primer lugar, los antiguos vecinos se abrazaron y despidieron entre sí, en segundo, cada uno de ellos expresó formalmente su agradecimiento a los aventureros que, aunque no habían podido salvar su pueblo centenario, si habían salvado sus vidas.

Por ello, cada uno de ellos recibió un presente especial: de parte de Tithus, Thalgrog recibió un magnífico escudo, Lynx un hermoso arco y Moxie una elegante ballesta. De parte de Saavorn, Elaxidor recibió un celoso libro de antiguo saber, y Zancada un bello ídolo tallado con el infinito símbolo de Mishakal. En este momento, el halfling devolvió los restos del arma que encontró al lado del cuerpo de Wilhelm. Así pues, de parte de Irena, Galahad recibió la espada fragmentada, y con ella el ruego de repararla para que él mismo pudiera blandirla con honor en el campo de batalla.

Conclusos estos honores, Brendan y Targon sugirieron que, pasado un año, deberían reencontrarse en Montes Lejanos, para comprobar si la maldición de Cyric habría menguado. El Viejo Neb, convencido de que el embrujo podría revertirse con una enrevesada fórmula que involucraba su cencerro, asintió entusiasmado. Llenos de optimismo, comenzaron a discutir cómo debería organizarse el pueblo para prevenir, en un futuro hipotético, una catástrofe similar. Pero entonces el cielo se tornó gris, poblado de densas nubes que hicieron atronar el cercano crujido de un poderoso relámpago.

Pronto, la tormenta estaría sobre sus cabezas. Había llegado el momento de partir.

Gandalfelgris, Ankha, Reper, SheldoR, Kabkar, Igtrua, Ildaen.

~Fin.

Thalgrog cogió su parte del botín y comprobó que era más de lo que podía cargar. Durante su aventura había demostrado ser un buen guerrero y además había hecho nuevos amigos. ¿Para que quería tanto oro? La mejor recompensa la llevaría por siempre en su corazón. Así que donó la mayor parte a los afectados del pueblo para que rehicieran sus vidas y se quedó con cien monedas. Exactamente las mismas que tenía al llegar. Le devolvió el cencerro al viejo Neb y recibió con entusiasmo el escudo que le regaló el herrero. Lo llamaría La redención de Tithus en su honor.

- Ha sido pan comido hahaha. Ahora cuidaros bien ¡y no malgastéis el oro! Seréis todos bienvenidos a Ogrett si queréis visitarme. - les dijo a sus compañeros de aventura y a los habitantes del pueblo.

Les hizo un mapa detallado para llegar a su mina. Un revoltijo de cruces, rayas discontinuas, ríos, montañas y árboles mal pintados. Probablemente se perderían por el camino pero si habían sobrevivido a la mina de Montes Lejanos nada malo les podía suceder.

Era hora de volver a casa... ¿o tal vez no? Había cumplido su misión pero algo le decía que el clan no perdonaría la deshonra de cortarse la barba. Puede que lo mandaran al exilio. O aún peor: que no creyeran la historia de nigromantes, muertos vivientes y peras voladoras. ¿Serían capaces de encerrarlo por loco en una mazmorra?

- Antes de volver a casa me quedaré una temporada vagando por ahí. ¡En busca de aventuras! ¿Alguien se apunta?

Aunque para Lynx era prioritario avisar al pueblo, no podía discutir que el templo les pillaba de camino, además de que si el alijo estaba donde se dijo eso no dejara duda sobre la verdad de las palabras de Alard… ¿No?. Y al llegar pudieron comprobar que el hombre decía la verdad. La habitación estaba llena de riquezas, aunque a Lynx realmente no le interesaban demasiado. Al final la semielfa se quedó con el doble de con lo que llego al pueblo, 240 monedas de oro más las 20 que no había gastado, con este dinero podría tirar perfectamente durante un tiempo.

Después de la gran administración de los bienes recién adquiridos, se dirigieron al pueblo para dar las malas noticias, al final los habitantes del pueblo tendrían que trasladarse pero al menos podrían vivir, en la opinión de Lynx la vida de el viajero no era la peor posible. Al día siguiente el grupo fue recompensado y Lynx recibió un arco, la verdad es que el suyo ya empezaba a sentir los años, por ello lo recibió de muy buena gana. Pero al final los tiempos de calma deben terminar y así lo recordó una tormenta que se aproximaba a lo que dentro de poco sería un pueblo abandonado.

Por su parte el enano, “ofreció un lugar” en su hogar y hasta les dio un mapa de dudable calidad, pero al final Thalgrog era un guerrero no un cartógrafo. -Supongo que no querrás volver hasta que te crezca la barba-, esto podría ser una broma, pero teniendo en cuenta que los enanos realmente apreciaban sus barbas…, -Yo me dirigiré a la población más próxima, en busca de más trabajo, si quieres puedes venir además sigo teniendo el aro-, lo que el enano no sabía, es que la semielfa trataría de convertirlo en un protector del orden, que no de la ley o la bondad, además tenía que hacer algo con la temeridad de Thalgrog o acabaría muerto de una forma fácilmente evitable.

Elaxidor dio las gracias a Saavorn por el regalo recibido, y acto seguido fue a presentarle sus respetos y condolencias a Irena por la pérdida de su compañero. Dirigiéndose a todos los que podían oirle dijo: podéis estar orgullosos tanto de Wilhelm como de ella, han demostrado su valor y lo han dado todo por este lugar. Os pido es que no dejéis nunca sola a esta mujer que ahora es cuando mas os va a necesitar.

Acordó con sus camaradas que su parte del oro sería para la manutención de la familia de Wilhelm e Irena.

Dirigiéndose a Thalgrog: Compañero, si vuelves a tu tierra y quieres mi compañía durante una parte del camino, podríamos viajar juntos, yo no tengo un lugar en concreto a donde ir, y aquí no me voy a quedar. Además, aún no deseo volver a mi hogar.

Hablando ahora para todos sus camaradas: Espero que algún día, nuestros caminos se vuelvan a cruzar. Sea para pasarlo bien bebiendo en la posada o para la lucha, ojalá nos volvamos a encontrar. Hasta la vista.

- De momento me quedaré con Lynx. ¿Nos acompañas? - Respondió a Elaxidor - Yo tampoco tengo pensando volver a casa. Al menos hasta que me crezca la barba hahaha.

Entonces quizá nos encontremos en otra ocasión, ya que yo pretendo ir más lejos de lo que Lynx tiene pensado, pero podemos ir juntos hacia la aldea más próxima y desde allí yo emprenderé mi camino.

Dijo al enano y a Lynx.

Sanadores tuvimos un montón de estiércol, ¿cómo lo cogemos?, me gustaría hartar de comer merda con una pócima que me quite el olor. ¿Quam dice Elaxidor?, en quam a ti Thalgrog creo que con esa magnificencia pudamos ver tu montón. ¿No querías alardear de mojones? Todo depende del dinar que nos cojamos... quizás ser bona luz comer en algún lugar, tener una chatarrería estable y a partir de ahí ver cuantas más queremos. ¿Qué decís?

Traducción:

- Señores tenemos un montón de oro, ¿cómo lo distribuimos?, me gustaría poder gastar el oro en una pócima que me permita ser comprendido. ¿Qué opinas Elaxidor?, en cuanto a ti Thalgrog creo que con esa riqueza podríamos ir a tu región. ¿No querías enseñarme tu ciudad? Todo depende del dinero que nos agenciemos... quizás sería buena idea asentarse en algún lugar, tener una residencia estable y a partir de ahí ver la dirección a tomar. ¿Qué opináis?

Haciendo verdaderos esfuerzos por contener una carcajada, Elaxidor va traduciendo:

- Señores tenemos un montón de oro, ¿cómo lo distribuimos?, me gustaría poder gastar el oro en una pócima que me permita ser comprendido. ¿Qué opinas Elaxidor?, en cuanto a ti Thalgrog creo que con esa riqueza podríamos ir a tu región. ¿No querías enseñarme tu ciudad? Todo depende del dinero que nos agenciemos... quizás sería buena idea asentarse en algún lugar, tener una residencia estable y a partir de ahí ver la dirección a tomar. ¿Qué opinais? 

Dirigiéndose a zancada:

Amigo mio, vamos a intentar mejorar tu habla. Antes de que me vaya repasaré mis viejas notas e intentaré encontrar algun conjuro que te pueda ayudar. Dalo por hecho.

Le había dicho a Zancada que le enseñaría su mina. Y a Lynx que se iría con ella de aventuras al pueblo más cercano. Empezó a contar con los dedos y no le salían las cuentas. ¡En menudo lío se había metido!

- ¡Maldición! - Le habló a Zancada sonrojado - Es verdad, te dije que te enseñaría mi hogar. Podemos hacer una cosa... Nos vamos un tiempo con Lynx a ver mundo. Ella ha viajado mucho y seguro que conoce lugares interesantes para ver. Podríais buscar un lugar decente para vivir y construir una casita de madera. Yo os ayudaré, se me da muy bien manejar el martillo. ¡Mejor que el hacha! ¿Os he contado de aquella vez que me machaqué el dedo gordo clavando un clavo?¿No? Bueno da igual... Pero yo... tarde o temprano debo volver a la mina. Mi hogar está en aquella montaña. Además soy demasiado joven para independizarme. Cuando me crezca la barba un palmo volveré a Ogrett y si quieres acompañarme te enseñaré la mina.