- Por cierto, Glasstaff, antes de continuar nuestro camino...- hago una pausa y le miro fijamente para estudiar su reacción- Recuerdos de Halia.
El derrocado Iarno traga saliva al sentir el afilado acero de Kwame amenazando su garganta.
¿Halia? Ahh claro - contesta tímido y procurando que su nuez no se encuentre con el filo -, supongo que ya habéis tenido vuestro reencuentro. Ella siempre apuntó alto y así fue finalmente. Su puesto en el gremio le permite seguir extorsionando y malversando aunque de una forma más... legítima.
Hay rumores que dicen que está relacionada con los Zentharim... su corazón sigue siendo tan corrupto como oscuro.
Dicho esto, Iarno os dirige a través de la puerta secreta al pequeño almacén al norte de la grieta. Desde allí otra puerta secreta paralela os permite acceder a un pequeño pasillo con dos puertas. Iarno os dirige a la del sur.
Abre la puerta con cautela y pronuncia en voz alta y clara:
ILLEFARN
Sorprendidos por ello, accedéis finalmente a una polvorienta cripta con tres grandes sarcófagos con sendos esqueletos humanos descansando sobre ellos. Las falsas columnas en los muros están talladas con la imagen de robles con ramas extendidas. Las puertas dobles en la esquina sureste están forradas con láminas de cobre deslustrado.
Desde allí accedéis a la prisión. En ella, dos guardias están literalmente durmiendo y parece que eso no le sienta muy bien a Iarno.
¡Gandules! - exclama con cuidado de no encontrarse de nuevo con el frío filo -. ¡Se supone que deberíais estar vigilando a los prisioneros y repudiando a los intrusos! Hasta un osolechuza podría haber entrado aquí destrozando la puerta y no habríais sido capaces de reaccionar antes de que os sacara las tripas.
Ambos guardias se cuadran rápidamente y empiezan a ser conscientes de la escena.
Pero... ¡Pero señor! - dice uno aferrándose a su espada corta.
Iarno levanta una mano en señal de calma.
¡No! Ya es tarde. ¡Estáis despedidos!
Ambos guardias se miran y se encogen de hombros, lanzan sus espadas y sus capas carmesí al suelo y abandonan la prisión.
La gran sala está dividida en otras tres, con barrotes de metal creando un muro en el norte y otro en el sur. Jergones mugrientos se alinean en el suelo de estas celdas, cada una de sus puertas está cerrada con cadenas y candados. Un par de mujeres desaliñadas están retenidas en la celda del sur, mientras que un muchacho está confinado en la norte. Todos están vestidos con simples túnicas grises y llevan grilletes fijados alrededor de sus cuellos.
Un montón de ropa desecha está apilada sin ningún cuidado contra la pared más alejada.
Después de registrar la estancia del mago y no encontrar nada Soveliss se siente un poco defraudado, pues esperaba encontrar el libro de hechizos de Glassftaf.
No obstante todo lo que cuenta le pone bastante nervioso pese a tratar de ocultarlo. Está demasiado tranquilo para todo lo que le viene encima. Aunque no cree que Sildar deje estar todo aquello tan facilmente como piensa el lider de la Marca Roja.
Al llegar a la habitación de los prisioneros y ver que los guardias tienen la intención de marcharse, el elfo lanza un rayo de escarcha a los pies de uno de ellos.
No, no, no. De aquí no os vais a ir así como así. Sois miembros de la Marca Roja, vais a caer junto con vuestro jefe. Fijo que hay sitio para todos en la prisión. ¿Quién sabe? A lo mejor los guaridas que os vigilan son como vosotros y os lleváis bien.
Le preocupan los prisioners, y su aspecto no es muy sano que digamos. Pero no pueden dejar que ninguno de los miembros se marche de allí. Quién sabe si van a avisar a alguno más y prepararles otra emboscada.
En cuanto los guardias sueltan las armas y hacen ademán de irse los paro. ¿Qué es eso de despedidos? Aquí se van a la carcel todos. Faltaría más.
Por cierto. Como no me has dicho nada, entiendo que no encuentro el libro de conjuros de Gasstaff ¿no?
Disculpad que tengo MUCHAS ganas de acabar este episodio y me he dejado cosas sin contestar.
Encuentras sólo dos pergaminos, uno de hechizar persona y otro de bola de fuego.
El elfo no deja que los guardias se marchen. Aún están demasiado sorprendidos por la escena para reaccionar, pero saco mi espada para estar preparada si lo hacen a algún gesto u orden de Glasstaff.
- ¿ A qué esperáis? Abrid las celdas... ¡Vamos!- apremio a los estupefactos carceleros
Un montón de ropa llama mi atención al fondo de la sala. Me acerco y lo inspecciono con cuidado, sin tocarlo y revolviéndolo con mi espada. Si encuentro un trozo de tela que pueda emplear de mordaza lo usaré para cerrarle el pico a Glasstaff. No me fío de que dé una orden a sus guardias que nos pueda poner en aprietos.
-¡Mmm! Halia...--anota mentalmente Gustav para más tarde.
Cuando los dos carceleros hacen ademán de irse el heredero de los Corlinn iba a hacer o decir algo al respecto, pero el mago elfo se le adelanta y los detiene en seco.
-Eso es--refuerza el comentario de Soveliss al tiempo que se aproxima asiendo la gran hacha.
- Mira que bien, tres cadenas para tres presos. Sacad las cadenas a vuestros prisioneros y ponéroslas vosotros mismos, al cuello y manos a la espalda. Me quedaré yo la llave. Y mordazas para ambos, que tela hay suficiente. Y si el mago no tiene más que decir que sea de utilidad, amordacémoslo también. Las cadenas serán más útiles que la cuerda que esa que le he puesto, al menos sin llave nadie podrá liberarlo simplemente con un cuchillo.
Os recuerdo que había atado al mago ya. Pero mejor cadenas para los tres.
¿Pero...? ¿Y mi juicio justo? - se pregunta atemorizado Iarno mientras gira la vista tímidamente hacia Gustav -. Señor, usted dio su palabra. Encerrarme aquí solo me llevará a la inanición.
Tragando de nuevo saliva, el mago hace un ademán a sus hombres para que liberen a los presos. Éstos están muy intimidados como para mediar palabra. Desconcertados ante la situación se quedan prácticamente inmóviles, observando el desarrollo de los acontecimientos.
La pila de ropa es lo suficientemente grande como para pensar que al menos una docena de presos han pasado por estas celdas.
Mientras sus compañeros se ocupaban de los guardias y los presos, Kwame se centró en mantener vigilado a Iarno. No se fiaba de las tretas que podían llevar a cabo los magos en un abrir y cerrar de ojos. Y precísamente por eso, no estaba del todo convencido con la propuesta de Gundar.
-No me parece mal dejar a los guardias aquí encerrados, si queréis, para luego dar parte a las autoridades. No obstante, creo que a Iarno deberíamos llevarlo con nosotros. ¿Y si alguien volviese para liberarlo? O quizá él mismo se las ingeniase con su magia para escapar. Prefiero que sea ajusticiado como corresponde.
-¡Calma, calma!--solicitó el noble humano--Creo que no habéis entendido bien a nuestro amigo enano. Quizás sea por el acento, es normal. Lo que Gundar quería decir es que empleáramos esas cadenas para mantener a los tres delincuentes a buen recaudo, no que los dejáramos aquí a su suerte.
-Por supuesto que tendrás un juicio justo, Iarno. Tú y todos los que residan en Phandalin. Para eso mismo ha venido un servidor--prometió luego el guerrero al arcanista cautivo--Alguien cuya principal misión es ayudar a civilizar estas tierras.
- Evidentemente me refiero a coger las cadenas y ponérselas a ellos, no dejarlos aquí... aunque quizás no fuese mala idea después de todo, eso parece haber infundido al mago algo de temor, cuando al parecer ser entregado a las autoridades es algo que no parecía molestarle en absoluto. Supongo que cree tener comprada gente suficiente para salir indemne. Quizás el juicio lo haga yo mismo, y estos presos los testigos de la acusación, y mi martillo el que dicte sentencia, bien para romper las cadenas o bien para abrir cráneos. Ya veremos... Por el momento, revisad bien la ropa a ver si reconocéis las de nuestro empleador, si está su ropa pero no él quizás es que ya lo han asesinado.
Proporciono a mis compañeros más altos los trozos de tela para amordazar a nuestros prisioneros.
- Vamos a darnos un poco más de prisa...al final vamos a morir de inanición aquí todos. Mi mediano estómago empieza a protestar.
No sé si los guardias siguen "helados" o ya empiezan a obedecer, pero si siguen sin moverse los registro para coger las llaves e ir abriendo yo misma celdas y cadenas.
Con un ademán de Iarno, los dos guardias se ponen los grilletes y el mago también permite que se los pongáis a él mismo.
Los anteriores prisioneros están confusos ante la situación. De repente, la mujer se echa a llorar al regazo de Gustav.
Gra... Gracias por salvarnos la vida, señor - dice entre copiosos llantos y sollozos -. Estos salvajes mataron a mi marido a sangre fría sólo por desafiarles. Mis hijos y yo estamos aquí cautivos desde entonces - dice temblorosamente señalando a los otros dos presos -. Planeaban vendernos como esclavos.
Secándose las lágrimas toscamente, continúa -. No tenemos nada que ofreceros a cambio de nuestra libertad. Aunque si sois aventureros quizá os interese saber dónde se esconde una antigua reliquia familiar. Podría tener gran valor si la recuperáis.
Cuando era joven, mi familia y yo huimos de la ciudad de Árbol Trueno debido a una invasión de muertos vivientes. Mi familia tenía un negocio de alquimia y hierbas, donde había escondida una caja que contenía un collar de esmeraldas tras una sección de estanterías. Eché raíces aquí y jamás volví para recuperar esa caja. El negocio se encontraba en la parte sureste de Árbol Trueno.
Quiénes están congelados son los prisioneros.
Soveliss estaba contento porque aquel último rescate hubiese sido sencillo, ya se temía tener que pelear contra los esqueletos. Que no le hacía especialmente gracia ya que estaban sin curaciones y cualquier herida podía resultar fatal. Y además el agradecimiento de los presos y el saber que les habían ahorrado un destino doloroso era para él recompensa suficiente.
No obstante el enano había dado con un punto interesante. El elfo también había notado que Glasstaff estaba muy alegre para ir a prisión, si bien es cierto que la alternativa era acabar muerto, por lo que habría que tenerlo en cuenta.
Creo que deberíamos dar con Sildar lo antes posible. Incluso antes de entregar a esta gente a los guardias, por si acaso.
Las palabras de la mujer le llenaron de emoción.
Muchas gracias señora, aunque su liberación y la de sus hijos es para nosotros una gran recompensa ya.
Master. Sé que quieres cerrar el capitulo cuanto antes, pero la verdad es que a mí todo eso me escama. Y uno es un poco paranóico. No obstante, si no va a pasar nada más importante y simplemente estamos perdiendo el tiempo (que no lo descarto XD) siempre podemos acelerar y que resumas tú todo lo que pasa. Al menos por mí, vamos. Que opinen también los demás. :)
- Oh, vamos... Soveliss... No hagas desprecio al agradecimiento de esta buena mujer. Y si hay que ir a recuperar la reliquia, se va, aunque tenga que ser en otro momento. Cierto es que ahora nos ocupan asuntos más urgentes.
Me dirijo a la mujer y pregunto:
-¿ No habréis compartido estas celdas con un enano llamado Gundren Rockseeker por casualidad?
Por mi parte, podemos acortar también e ir directos a la entrega de Iarno y los guardias.
Algo sorprendido al sentir el aroma de aquella pobre cautiva contra su cuerpo, Gustav termina por consolarla con un fuerte abrazo antes de sujetarla suavemente por los hombros:
-¡Rayos! ¡Huele peor que Gundar! Necesita un baño pero ya mismo.
-No es necesaria recompensa alguna, mi señora. La justicia debe imperar al margen de las debilidades mundanas. No obstante, como afirma mi pequeña compañera de gran corazón, trataremos de devolveros esa reliquia familiar llegado el momento. Ahora debemos encargarnos de esta gente.
-¿Sería mucho pedir que prestarais testimonio en el juicio? Un testigo de primera mano siempre aporta datos concluyentes.
-No os falta razón, compañeros. Quizá Iarno piensa que tiene tan comprado al burgomaestre que será incapaz de juzgarle justamente. Veremos qué ocurre. Confió en que ahora que estamos Sildar y nosotros en la ciudad, lord Western actúe como corresponde a su cargo.
Kwame prestó atención al relato de aquella pobre madre, pero no dijo nada. Tenían demasiados asuntos pendientes, aunque era interesante conservar aquella información para un futuro.
-Bien, pues pongámonos en marcha.
La mujer abraza a quiénes parecen ser sus hijos reconfortándolos con las pocas fuerzas que les quedan. Al tiempo, trata de responder a vuestras preguntas.
No... - niega a Lidda -, si recuperáis esa reliquia será mi pago por rescatar a lo que queda de mi familia.
En cuánto a su pregunta, no hemos compartido celda con nadie. Desde que nos retuvieron aquí sólo han pasado goblins y esos tipos con capas rojas.
Después se vuelve a Gustav.
Por su puesto que lo haré, no dormiré tranquila hasta que todos estos malhechores hayan pagado por la muerte de mi marido y por la de tantas otras personas extorsionadas y asesinadas en Phandalin.
Gustav gana inspiración.
Una vez devueltos a Mirna y a sus hijos a su hogar, os dirigís hacia la casa consistorial dónde os aguarda tanto Iarno como el burgomaestre. Éste último traga saliva al ver a Iarno y a sus secuaces encadenados, visiblemente acongojado.
Por su parte, Sildar se sorprende al comprobar que Iarno Albrek, su compañero y en quién confiaba, era la causa de la mayoría de problemas en Phandalin. Al principio no se lo podía creer, "si eres sólo un pobre hombre, ¿Dónde te has metido Albrek?" replicaba al mago.
Con la promesa de un juicio justo, Sildar Hallwinter os anima a continuar con la investigación y descubrir el paradero de Gundren Rockseeker.
Bueno pues concluimos aquí la parte 2.
Subid todos a nivel 3 en la escena correspondiente mientras preparo la siguiente escena.
Recordad dos cosas:
- Estamos usando exclusivamente las Reglas Básicas de D&D 5a. Cualquier habilidad, conjuro, etc. que no recojan estas reglas no está permitido.
- Si la tirada para puntos de golpe es inferior a la media, os quedaréis con la media.