Yo continuaría la búsqueda con la señorita Thornton. No debe ser difícil concertar una cita con una periodista. Estoy de acuerdo con el profesor.
-Eso, ¡Thornton! - ¿Cómo había podido equivocarme de nombre? El perfeccionismo de mi ego no me permitía admitir esos errores - Podemos entonces empezar por ahí, y luego seguir desenmarañando la madeja de conspiraciones que se ciernen sobre nosotros y el misterio que investigamos.
Ya no era tanto el saber qué le ocurrió a mi exalumno y amigo, sino también satisfacer ya una curiosidad malsana por aaber a dónde nos estaba llevando todo esto.
¿Los demás están de acuerdo?
- Es una buena opción. Deberíamos descansar, y buscar a la señorita mañana mismo.