Partida Rol por web

La noche os ha caído encima.

Hace frío y una niebla gruesa como una buena manta empieza a flotar en el aire.

Ya llevais varios días de viaje juntos.

Habíais contratado a un mercenario, pero viendo que no pasaba nada, os habeis arriesgado a dejarlo en el último pueblo. Le habeis pagado lo acordado y todos felices, sobretodo Borkoff, el mercenario.

Era mediodía cuando habeis dejado la última posada.

Ya os habían avisado que quedaba un buen trecho y que os arriesgabais a estar en el camino de noche. Aún así, habeis decidido seguir caminando. Un pueblo más, es una noche menos que pagar y, en general, no estais muy boyantes.

De repente, todo se calma.

Parece que habeis dejado el bosque, la niebla se ha hecho más espesa, y si ya os costaba ver el camino, ahora ya es casi imposible.

Pero esta tranquilidad en los animales del bosque, sólo quiere decir una cosa. Estais dentro o muy cerca de una aldea.

Avanzais un poco más, y empezais a dislumbrar una esperanza.

Parece que hay unas luces un poco más adelante. Probablemente sea de una posada, o al menos, esperais que sea una taverna con cuadras para caballos.

Elena se encuentra completamente congelada, se arrebuja en la capa, pero hace demasiado frío como para encontrar un leve atisbo de calor en esa fina prenda. Llevan todo el día caminando, por aprovechar al máximo las horas de luz, finalmente se les ha hecho de noche, y continúan en los caminos, sin encontrar ninguna aldea ni nada parecido.
Encima, para empeorar las cosas, esta niebla que se ha levantado les impide ver mas allá de sus narices. La joven prefiere callar, y no atemorizar a sus compañeros con los pensamientos funestos que le van viniendo a la cabeza. Esa niebla acompaña a imagenes que solo anidan en su mente... Elena, olvídate de esas tonterías... Se dice intentando tranquilizarse. Pero el temor a que aparezca cualquier asaltante sigue anidando en su corazón.

Bueno, alegrémonos, al menos hemos conseguido salir de ese bosque. Comenta la joven, más por romper ese silencio que la está poniendo nerviosa, que por tener ganas de hablar. Siente la boca seca, ya hace rato que no ha bebido, pero en estos momentos no tiene ninguna intención de detenerse para poder aclarar su garganta.

A lo lejos, le parece ver unas luces brillando entre la niebla. Elena sonrie, y casi sin percatarse sus pasos se aceleran levemente. Bien, parece que por fin estamos llegando a algún sitio. Venga, acelerad el paso antes de que se me congele mas la nariz. Y bien que dice a algún sitio, desconoce la zona, y no sabe donde pueden hallarse, pero al menos tiene la esperanza de poder dormir bajo un techo, aunque sería pedir demasiado que un fuego también acompañara sus larga noche...

- ¡Oh! ¿Qué ven mis ojos? Un tenue resplandor - digo mientras mi estómago aulla - a ver si es una posada donde me puedan poner un buen guiso, me muero de hambre...

Rodrigo empieza a acelerar el paso, igual que el resto de miembros de su grupo. Pero no descuida los alrededores, ya que está curtido en la profesión de mercader, la cual le obliga muchas veces a recorrer las comarcas y conoce lo que puede pasar a estas altas horas de la noche...

¿Estáis viendo también vosotros una luz?-digo mirando aliviada al resto al comprobar que no tenía imaginaciones , pues el reto también parecían haberla visto y se acercaban a ella - Menos mal . Creí que esta noche íbamos a tener que dormir al raso.

"Con toda la niebla que hay no lo habría soportado"- pense para mis adentros mientras comenzaba a caminar para no que darme atrás , pues los otros ya empezaban a acelerar el paso y si se alejaban mucho no podría verlos a traves de la niebla.

- Menos prisa… Parecen polillas, ven una luz y enseguida van hacia ella. ¿Sabían que es un viejo truco de bandidos colocar linternas o antorchas y esperar a que los idiotas se acerquen? – digo con aspereza, aunque poco me importa si me hacen caso o no.

-¿De verdad  pueden ser asesinos , Borkoff?- digo mirando al frente e intentado disimular mi temor hacia esa luz.

-Quizas Borkoff tenga razón y no sea buena idea ir tan deprisa , ni siquiera deveriamos ir...- pero se calla al ver que nadie le está haciendo caso y sigen avanzando hacia la luz. El tambien sige por temor a que derse solo.  Tranquilízate Luis , no va a pasar nada , Borkoff se puede equivocar alguna vez - digo para mis adentro intentendo calmarme.

- Es posible que tenga razón... - digo aminorando la marcha - Pero espero que sea una posada, que tengo hambre - y acto seguido restablezco mi ligero paso.

-¿¿¡¡Como puedes pensar en comer en un momento como este!!??- digo impresionado por la confianza de Rodrigo en si mismo- Podríamos ser atacados por bandidos  y solo piensas en comer, todos tenemos hambre y sed pero hay que aguantarse.- digo muy excitado.

Avanzais unos pasos más, y poco a poco van definiendose los faros de una posada con un cartel muy bonito con letras rojas, una jarra y una cama.

Las paredes del edificio, a poco más de un par de metros, os suenan a caserón viejo, grande y nobiliario, venido a menos.

Pero lo más importante sigue siendo el cartel.

No las teníais todas, pero al final habeis encontrado una posada dónde dormir calientes.