Partida Rol por web

Katarzyna alargó la mano para recoger su abrigo del regazo de Roxana.  No se lo puso, sino que aguardó unos segundos, esperando que la primera y su compañero se dirigieran hacia alguna mesa, momento en el cual:

- Deberíamos salir poco a poco.  -  propuso sin esperar respuesta.
- Bueeenoo, jeje, no os olvidéis de pagar la cuenta, vaya que nos llame la camarera a voces.  -  dijo, con cierta picardía.
- Venga, yo primero.  -  susurró

Se dirigió hacia la salida, haciendo un esfuerzo para no mirar atrás.  No era la primera vez que tenía que salir discretamente de un lugar público, pero siendo occidental, y tan pequeñita, era demasiado fácil de recordar en este lugar.

Yamamoto asiente y dice:

- Muy bien, nos veremos en el hotel entonces, yo iré a conseguir algunos ingredientes que necesito, nos vemos después allí.

Mientras terminan la conversación los chicos pueden ver como al pareja se sienta y hablan, parecía una escena normal y corriente, ella respondía a lo que le decía el chico, parecía que ella era bastante tímida y educada, el parecía mucho más animado, según salían podían ver como realmente no les prestaban mucha atención, a fin de cuentas para ellos eran unos desconocidos y no tenían porque fijarse en ellos

Y ahi la vi entrar con su novio en el café. El corazón me dio un vuelco. La ultima vez que la había visto estaba en un charco de sangre y mis manos estaban llenas de ella. Tuve que reprimir las ganas de salir corriendo para abrazarla. Pero no podía ser. Por lo que opte por apurar el vaso de Sake de un solo trago.

La verdad es que para mi lo importante era Maki. Lo sentía por Natuk. Pero Maki estaba primero. Pero claro mis compañeros en parte pensaban lo mismo que yo. Solo esperaba que se pudieran salvar las dos.

Escuche como la reunión llegaba a su fin.

​Si creo que lo mejor será marcharnos.

─Sí, supongo que será mejor no alterar nada... todavía ─pensé, mientras me levantaba después de las demás─.

Me incorporé con suavidad, evitando hacer movimientos bruscos y llamar la atención. En aquel café reinaba la paz y armonía, y no iba a ser yo quien quebrase esas reglas no escritas.

─Sí, vamonos...

Tras levantarnos todas, decidí seguir los pasos de Rina.