Partida Rol por web

Visto que no queréis rendiros...morid todos!!!! -dice Roderigo con una rabia poco usual en el, pero hasta ahora, en todas las acusaciones que le habían echado, ninguna habia sido sin fundamento- AAAAAAA!

Juan gira sobre si mismo y de un corte limpio rebana la cabeza del traidor a la altura del cuello. El cuerpo queda durante un momento estático, momento en el que Juan atraviesa el pecho del hombre como para cerciorarse de que estuviese muerto. Después una ralla roja aparece en el cuello del hombre y la cabeza cae hacia detrás seguida del cuerpo.

Roderigo ataca al Traidor 6 pero falla sus dos ataques.

Malik estaba enfrascado en intentar salvar la vida de Alonso, que se le escapaba entre las manos... Era ajeno completamente al combate, y ni tan siquiera sabía si sus compañeos iban ganando.

Malik sirviéndose de todas sus artes sigue atendiendo a Alonso, parece que logra frenar ligeramente una de las hemorragias y el estado de Alonso mejora, pero sigue necesitado de un milagro Árabe para sobrevivir.

Fiel 1

Ataca al Traidor 5, con la primera lanzada atraviesa el costado del hombre empalándolo, después de sacar la lanza le pincha en el brazo derecho.

El hombre cae al suelo agarrándose la herida, poco después se desmaya.

Fiel 2

Ataca al jefe de los traidores, en su primer ataque traspasa de lado a lado al hombre que suelta una gárgara y empieza a echar sangre por la boca, después saca la lanza y taja al hombre en el brazo izquierdo.

El jefe de la banda se desploma con los ojos en blanco hacia delante.

Fiel 3

Muere

Traidor 1

Muere

Traidor 2

Muere

Traidor 3

Muere

Traidor 4

Tendido en el suelo a punto de morir.

Traidor 5

Inconsciente, a punto de morir.

Traidor 6

Inconsciente, a punto de morir.

 A ver si hay suerte, en caso de que sirva de algo, gasto mis puntos restantes de suerte (7 si mal no recuerdo)

Con todos los traidores muertos o heridos de gravedad y uno de los hombres del corregidor también muerto y otro herido, además del propio Alonso que gracias a las atenciones de Roderigo ( quién lo iba a decir ) está gravemente herido pero fuera de peligro, la batalla ha terminado.

Los dos hombres del corregidor os saludan con la cabeza en señal de respeto.

Camina hacia vosotros todavía con cara de susto mientras comenta:

-Habéis luchado bien , mis hombres y yo os debemos la vida. No habríamos podido con ellos de no ser por vosotros. Mi nombre es Diego de Córdoba y soy el corregidor de esta villa. ¿ Quiénes sois ? al darse cuenta de Alonso ahce un gesto al sus dos hombres para que vayan a echar un vistazo a Alonso.

 Roderigo se sienta contra la pared cerca de Alonso para vigilarlo (hace poco parecía estar muerto), con un claro gesto de alivio y soltando un suspiro por el fin de la batalla.

-Por fin ha acabado este infierno - hace una pausa-  nosotros somos 4 viajeros que por motivos varios elegimos la taberna del cuevo borracho, regentada por un tal Pedro, para pasar la noche antes de proseguir camino, cada uno hacia su destino. Estábamos apaciblemente cenando cuando ese sucio bastardo - se le encienden los ojos, llenos de rencor y odio- vino con una docena de hombres armados acusándonos de profanar tumbas y saquear cadáveres... y nos metió al calabozo. Luego un tal Íñigo nos dijo que nos ayudaría a salir, que dejaría la puerta abierta, que tendríamos que venir a hablar con usted para conseguir nuestra libertad, pues habíamos sido víctimas de una especie de complot para robarnos... - dirige la mirada hacia el corregidor - tanto a vos como a nosotros nos han manipulado y tendido una trampa, creo que pretendían matarle y echarnos las culpas. Espero que la ayuda que le hemos brindado sirva para esclarecer toda sospecha hacia nosotros y para devolvernos a la tranquilidad de nuestra vida cotidiana - Roderigo se queda mirando a la espectativa de una respuesta...-

La cabeza del hombre que hace unos segundos le intentaba atravesar con una lanza llace ahora a los pies de Juan, que permanece erguido, con la espada asida con ambas manos, sudando y respirando con profundidad por efecto del combate. Ha podido ver como Roderigo y los leales al corregidor abatían a los enemigos sobrantes. Ahora que todo ha acabado es cuando toma conciencia de lo peligroso de la situación que han vivido, y suelta temblorosamente la espada al suelo, secandose la frente con la mano. Entre Roderigo y Malik consiguen parar la hemorragia de Alonso, que está palidisimo pero consiente en el suelo. Las palabras de agradecimiento del Corregidor, blanco de miedo pero conservando sus maneras que denotan un noble orígen, llegan a sus oídos, y a duras penas consigue articular una respuesta.

- Soy Juan de Cuervo, natural de la villa de Gijón, mi señor. Junto con mis amigos, llegamos esta mañana a Lorca, cada uno por preocupaciones diferentes, cuando fuímos apresados . Creo que esos hombres querían hacernos culpables de la muerte de su persona, mi señor, tal y como os cuenta Roderigo.

El hombre queda pensativo mientras sus hombres examinan a Alonso e intentan levantarlo pero finalmente deciden dejarlo tal cual. Uno de sus hombres ( el sano ) se le acerca y le susurra algo al oído al momento el hombre responde- Ve inmediatamente a llamar a Raimundo y llama a Gabriel , Ernesto y los demás. Rápido- el hombre del corregidor asiente con la cabeza y baja las escaleras.

El corregidor tose varias veces antes de contestar:

- Tiene bastante sentido lo que decís. Ese que yace en el suelo es Fernando Martínez, el merino de la ciudad. Para nadie es un secreto que ese hombre está , o estaba dentro de poco, podrido y corrupto. Desde mi llegada a Lorca hace varios meses ese cabrón no ha hecho más que ponerme trabas. Ya estaba al corriente de varios de sus asuntos sucios pero ésto es el colmo.

 Mantengamos a este hombre con vida, Fernando decís que se llama, deberá responder ante la justicia, y vaya si lo hará!!!

Una tenue luz saca a Alonso de la penumbra desconcertante en que se hayaba sumido. Un montón de hombres le rodean, entre los que puede reconocer los rostros de sus compañeros. Le duele todo, y en su pecho hay un enorme boquete de lanza que sale por la espalda y le dejaría las entrañas a la vista de no ser por la constante atención que le brindan Malik y Roderigo.

Un sudor frío le asalta la frente a la vez que se horroriza al estar rodeado de cadáveres y cuerpos moribundos. Varios hombres hablan, pero apenas entiende lo que dicen, no tiene fuerzas ni para gemir, ni siquiera sabe por qué demonios no se lo ha tragado ya el infierno en lugar de dejarlo aquí arriba desangrándose como un cochino en día de matanza.

Ante la insistencia de salvar a Fernando, Diego concede y permanece impasible.

- Sois piadosos, ese hombre no merecía vivir pero por Dios que tendrá su merecido, se le juzgará y seguramente será condenado a muerte.

Varios hombres aparecen en la escena con una camilla bastante rústica en la que cargan a Alonso, el resto de hombres examinan los cuerpos y todos están de acuerdo en una cosa: Sois héroes, no villanos.