-De acuerdo. Yo preguntaré cuál es el camino, estoy algo desorientado. Y preguntaré qué podemos encontrar, qué podemos hacer... en fin, me voy a informar. Cuida de ella.
Se inclina sobre la "camilla" que no era tal y le observa.
- Aprovecha también y come algo, estarás hambriento. - le dice con aire paternal.
-Te traeré algo.-Asegura, y se marcha.
Tú permaneces con Faera un rato, hasta que después de casi una hora, ves que empieza a despertarse.
Casi se ha dejado caer en el suelo de la larga espera. Acaba reuniendo algo de arena para sentarse cómodamente en aquel lugar mientras dejaba sus pensamientos vagar por la inmensidad de aquel... limitado y cerrado espacio. Pero el tiempo llega y por fin despierta.
Se inclina rápidamente y le acaricia la mano, esperando no asustarla.
Hay algunos montículos para las personas que esperan, un par. Son cómodos, aunque a simple vista no lo parecen. Cuando te levantas y le acaricias la mano ella abre los ojos poco a poco. Te mira, confundida, aunque se le escapa una sonrisa.
-Ho-hola...-Murmura, y arruga el ceño, mirando alrededor.-¿Dónde estamos?
Le coge la mano como si esta fuera de la misma arena y se fuera a deshacer para dejar un beso en ella, y le devuelve la sonrisa.
- En un remanso de paz donde te han sanado.
Aprovecha y acaricia tu mejilla, sonriendo suavemente.
-Qué bien... ¿Tú estás bien? ¿Y Kouta?
Ella podría sentir como aspiraba el aroma de su piel, cerrando los ojos.
- Estamos bien, apenas ha pasado tiempo, por lo que ha sido espera breve.
Sonríe, suspirando con algo de tristeza.
-¿Sabes? Tengo miedo de dormir y volver a despertar con la noticia de que ha pasado mucho tiempo...
- Pero no ha sido así. - le dice, mostrándose despreocupado. - Estamos aquí, los dos, en apenas un intervalo de tiempo y en paz. Olvídate de esa pesadilla y refúgiate en el ahora.
-Vale...-Dice, sonriendo un poco, intentando incorporarse.-Me gustaría verlo.
Se levanta y busca incorporarla con tranquilidad.
Así le mostraría ese auténtico paraíso en el que... quizás no le importara vivir si no tuviera un alma tan inquieta.
- Cuidado con la luz, deslumbra...
Sonríe, incorporándose lentamente y con cuidado. Parece aún algo mareada, pero la ves visiblemente mejor que cuando la trajiste.
La ayudas a ir al exterior y poco a poco sentís de nuevo el calor sobre vuestra piel.
-Vaya...-Murmura, haciéndose a la luz.-Parece una ciudad en mimiatura.