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Jaime viendo que nadie se anima a hacer lo que había que hacer y siendo conciente que ninguno de sus hombres aceptaría dañar por si mismos a los pequeños Grifos ni que tolerarían ver como algún hombre del capitán lo hacia, optó por hacer lo que le parecía era lo mas razonable.
-Domochievski, toma a los grifos y llévatelos lejos del campamento; no regreses con ellos. Supongo capitán, no habrá problema con que uno de mis hombres se encargue de las bestias-. Puntualizó Jaime con cierto descontento, ante lo que era inevitable y que tampoco le agradaba.

Satisfecho por la decisión que el aparente líder de aquel grupo había tomado, el capitán Mike asintió con la cabeza al tiempo que respondía al respecto.
-No intervendré, escoltaré a su hombre hasta los bordes del campamento para que pueda partir sin problemas al cruzar el campamento. Agradezco su atención y les pido no tomen esto como una ruptura en una posible cooperación futura entre nosotros-.

La elfa se había retirado al carromato tras su intervención, poco le importaba ya lo que se pudiera decir, pues sabía que la decisión del capitán era firme, si bien el elevado tono de la conversación llegaba sin problemas a sus agudos oídos y a los de Dama que estaba junto a ella.

Por fortuna, la cría de grifo no entendía el idioma común. De hacerlo estaría horrorizada, pues acababan de condenarla a muerte, más rápida o más lenta, pero a la muerte al fin y al cabo pues todavía no tenía la capacidad de conseguir sus propias presas. Así que o bien moría de hambre o bien lo hacía en manos de alguna bestia.

Luego una fugaz visión se coló por su inconsciente, con un poco de suerte y con la cantidad de pieles verdes que había por la zona, sería un orco el que la tomaría, un Shamán la adiestraría y en unos años se convertiría en una estupenda montura de un poderoso jefe orco que unificara varias tribus y asolara el imperio.

- Por Ranald y por Verena. La suerte y la justicia. - brindó la elfa en su interior por el nombre que los imperiales daban a dos de sus dioses.

En aquellos pensamientos estaba cuando escuchó la voz de Jaime dando instrucciones a Domochievski para encargarse de los grifos. Cuando este se presentó para cumplir con el encargo simplemente le dijo - No hay necesidad de que te alejes del campamento para cumplir con el encargo, cuando nos movamos con los imperiales al amanecer los abandonaremos aquí a su suerte. Díselo a Jaime y al Capitán, no creo que le importe. - 

A Jaime no le importaron las palabras de Lorantha, estaba deseoso de deshacerse de los grifos e incluso desde un principio no había estado del todo convencido de traerlos consigo.
Domochievski, atendiendo a las órdenes se marcho con el huevo y la cría que lloraba al alejarse de la elfa. Algo más de una hora después regreso sin las bestias para volver a apartarse a hablar con Jaime, tal como lo habían hecho antes de que el capitán Mike apareciera.
Habían perdido definitivamente a los grifos, los enanos se habían marchado y ellos eran parcialmente prisioneros del imperio; las cosas habían cambiado por completo en las últimas horas. Ahora Irian al sur, a los reinos fronterizos; siendo para esto, escoltados en todo momentos por las fuerzas imperiales comandadas por el mismísimo Mike; quien según había asegurado, les dejaría marcharse sin problemas apenas cruzaran el paso de fuego negro.