Partida Rol por web

El tiempo era oro (literalmente) la estatua había caído y se había hecho pedazos en el suelo soltando las pequeñas joyas todavía adheridas a los pedazos de roca. Por otro lado abajo se escuchaba el enorme ajetreo proveniente de los imperiales que ya casi estaban sobre nosotros. Sin perder mas tiempo trate de desincrustar las joyas para poder ocultarlas, trabajé lo mejor que pude lo mas rápido posible sin embargo no fue perfecto. -Tomé todo lo que pude y me dirigí escaleras abajo para pasar desapercibido al momento de que los cerdos imperiales irrumpieran.-

La elfa, enojada por la sorna del mediano, contuvo sus palabras de desprecio, hasta una mejor ocasión. Esta, no obstante, se presentó en forma de pregunta del Capitán imperial. - Dejamos uno con vida Capitán. Dejamos a uno que es capaz de responder todas las preguntas, aunque posiblemente se las tengáis que sacar a golpes o con un hierro al rojo. Hemos dejado con vida al causante de todo esto.-

- Jaime, creo que es el momento de contarnos de qué ha pasado aquí. - concluyó diciendo con una maliciosa sonrisa. 

-Un brujo!- exclamó el capitán algo sorprendido aunque tras pensarlo un momento le encontró sentido. –No es descabellado lo que dices y dadas las circunstancias he de creerte; aunque aun así, me hubiera gustado poder interrogarlo-.

El capitán Hansel se adentró en el lugar de la batalla observando detenidamente a cada uno de los bandidos. -Creo que tendré que informar de esto a...- Su concentración fue interrumpida por lo sucedido en las escaleras, los soldados que acababa de mandar a explorar el siguiente piso se habían encontrado con Grim quien bajando sin prisas parecía hablar solo.

Dichos soldados al verse sorprendidos, parecían tener las intenciones de arrojarlo al suelo para amagarlo pero la reacción de Jaime fue más que oportuna. –Es Grim, un enano extraño, no le hagan caso, seguro ha encontrado algún pedazo de metal en que trabajar y esta algo emocionado- el mediano en la realidad sospechaba acerca de lo que realmente habría de haber estado haciendo el enano allí pero no dijo nada.

Tras dar la orden de que dejaran en paz a Grim, el capitán Hansel volvió a lo suyo y al acercase a Lorantha, ésta no se contuvo y expreso sus pensamientos acerca de lo que había ocurrido.

Jaime se sorprendió de inmediato por lo dicho por la elfa, al parecer no se lo esperaba en lo absoluto, aunque a la par era conciente de que el mismo la había provocado. Aun así, el mediano si algo sabia hacer bien, era jugar su papel de charlatán.

-Ya te he contado esa historia, se los conté la vez que estos mismos sectarios nos atacaron para secuestrarme. Solo teníamos que ahuyentarlos pero ustedes en vez de eso los mataron a todos, de hecho tú misma mataste a un sacerdote de esta secta-. Explicó el mediano sin explicar realmente nada de lo que se le preguntaba. –Si no mal recuerdo de hecho- dijo caminando en torno al capitán Hansel quien lo miraba con cierta diversión, como quien mira a un bufón, - creo que tu misma mataste a ese sacerdote- señaló el mediano apuntándola ligeramente con el dedo para luego darle la espalda y llevarse la mano a la quijada.

-Quizá, este sacerdote era hermano del que mataste. Y mira que conveniente, como mataron a todos aquellos yo seguía siendo el único chivo expiatorio y por eso estos me buscaban de nuevo a mí. Curiosamente tuviste la astucia de escapar en vez de enfrentar tus acciones- el mediano ahora se notaba un tanto fuera de control y el lo sabia por lo que rápidamente intentó buscar algo mas que cambiase la dirección en la que estaban moviendo las cosas.

-Todo esto no tiene sentido- estalló el kislevita. –Cualquiera pudo haber matado a ese estupido sacerdote, si no lo hubiera hecho ella yo mismo lo hubiera hecho. Cualquiera habría matado a este otro tal como ha hecho Kurt. Todos sabemos lo que ha pasado aquí y todos sabemos que la culpa la tiene Jaime por meterse en problemas, pero todos los conocemos ya de años, que caso tiene todo esto. Estoy cansado, tengo sueño, deseo darme un baño y comer algo, si no les molesta dejemos estas peleas de faldas para mas tarde-. Domochievski aunque tenia suma razón en el fondo se burlaba tanto de la elfa como del mediano por su lo que consideraba, una estupida discusión.

- ¡Que por que los matamos a todos! - grito Walter desde su camastr. No tenia demasiadas fuerzas que gastar pero su enfado seguia presente a pesar del shock sufrido por las heridas - Id a la habitación de ahi al lado y cuando acabeis de echar las tripas a fuera podeis venir a darles mas espazados a estos hijos de puta -

Ya había dicho todo lo que podía. Sin embargo, y a paesar de conocer al mediano. Todo este vuelo de dagas afiladas y acusaciones veladas entre Lorantha y Jaime le desconcertaba bastante.

Estaría al tanto de todo.

"Ya estamos otra vez..." pensó con amargura el mercenario, al ser testigo de todo aquello. No pensaba entrar en otra maldita discusión, no estando todos cansados, y muchos heridos. Ante el capitán, se limitó a responder lo que le parecía más evidente.

-De niño, los sacerdotes me enseñaron lo peligrosos que son los brujos, y lo corruptor que es el Caos. No vi ningún motivo para correr riesgos. 

- Mis compañeros dicen la verdad. No soy partidario de matar a nadie a sangre fría, pero no podíamos dejar a ese brujo con vida, dominaba poderes muy peligrosos y podía haber causado más muertes de haberle dejado con vida. Era un riesgo que como dicen, no podíamos correr. Esta discusión es absurda, lo hecho, hecho está. Ahora deberíamos irnos de este lugar horrible y descansar.

-Creo que tienen razón. Este lugar no es apropiado para hablar. Mis hombres se encargaran de resolver este problema-. Indicó el capitán quien también estaba incomodo ya con el olor a sangre y muerte.

Cierto era que el lugar no tenia buen aspecto, que ahora probablemente así como en aquel lugar, habría muchos muertos en el exterior y por ello aquella sensación a muerte no se iría fácilmente.

-El combate se ha extendido por toda la fortaleza, y aunque actualmente la victoria es nuestra, aun hay algunas querellas dentro y en los alrededores-, continuo el capitán quien ya había ordenado a algunos de sus hombres improvisasen una camilla para sacar a Walter de allí. –Por ello quizá tengan que descansar uno o dos días junto a sus cosas. Ahora su compañera esta allí, revisando que todo este en su lugar para evitar que sus cosas se vuelvan parte de la recompensa de mis hombres-.

Lo ultimo dicho por el capitán Hansel, quizá no gustaba a los miembros del clan; no obstante era lo primero lo que realmente les preocupaba. El capitán había afirmado que tendrían que descansar allí uno o dos días, ¿a que se estaba refiriendo realmente? A esto, fue Jaime quien intervino para explicarlo.

-El capitán nos ha tomado como prisioneros- dijo contundentemente recibiendo una mirada de sorpresa e incomodidad de parte del mismo Hansel. –Bueno, el dice que seremos sus huéspedes-, sonrío –lo que importa es que estaremos con ellos varios días, hasta que sus fuerzas puedan reorganizarse y nosotros nos repongamos. Al parecer Lorantha ha pactado con ellos y tenemos una deuda que cumplir. Y no, no hace falta que nos expliques Lorantha, se que has hecho lo que tenias que hacer por el bien de todos- concluyó el mediano con claro sarcasmo en sus palabras.

La camilla para Walter estaba lista, y con ella el capitán no perdió tiempo y ordenó que se les escoltará a todos fuera de allí; ya habría tiempo para hablar.

Mientras bajaba las escaleras los imperiales ya me esperaban, listos para escoltarme a un cómoda celda, pero gracias a la intervención de Jaime se evitó cualquier clase de mal entendido. -Fuera de mi camino cerdos, son mas obtusos que un trozo de metal nórdico de baja calidad.- Mascullo en voz baja mientras me alejo de los imperiales. -Bien capitán, supongo que mis compañeros ya le habrán explicado nuestros motivos para barrer con todos en este lugar de mala muerte, y corroboro sus motivaciones, yo mismo en un momento pensé en dejar vivo al sacerdote para exprimirle la verdad, sin embargo hubiera sido un grave error ya que si se le dejaba con vida sería darle la oportunidad de matarnos a todos de una sola vez, así que créame, ese hombre perverso esta mejor en donde está, muerto.- Sin decir mas me alejo del capitán, despidiéndome con un saludo seco mientras me quedo cerca de mis compañeros en espera de las ordenes del capitán imperial.

Fuera como fuera, ahora no les quedaba más remedio que quedarse con los imperiales, aunque lo cierto es que se preguntaba que grado de verdad tendrían las palabras de Jaime respecto a la elfa. Con algo de esfuerzo, el mercenario se puso en pie, y se preparó para seguir al grupo a donde les fuera a "hospedar" el capitán Hansel. Al menos, tendrían la ocasión de descansar y recuperarse relativamente a salvo, lo que no era poco. Y, además, iban a recuperar sus cosas. 

Es en esos momentos. Cansado y apaleado como un perro, que me acuerdo de mi fiel amigo perruno, Straego, mi buen corcel y Morr, el cuervo.

¿Estarán vivos todavía? Esperaba que sí.

Al pasar cerca de Lorantha apoyo mi mano en su hombro y asiento. Ese gesto de confianza y respeto es lo más que puedo hacer en estos momentos.

Al pasar por la sala del Rey, y ver los cadaveres no puedo evitar pensar que mis heridas sanarán más tarde o más temprano. Pero las familias destrozadas de estos crios no volverán a ser las mismas nunca más. Destrozadas por siempre por estos canallas.

Gundred... no olvidaría el nombre y acabaría con todo sacerdote de esa aborrecible secta.

Walter volvio a agradecer a sus compañeros los cuidados recibidos tras las heridas sufridas pero ahora sabia que le esperaba una fuerte batalla contra la fiebre y el dolor, y sabia que debia tener mucho cuidado para que la horrible herida de la pierna no se infectara. Si no sabia por la experiencia de compañeros que no habria mas remedio que amputarla y de aquella sus dias de aventuras estarian proximos a sus fin.

Compañeros. Me vendrían bien un par de pistolas. Son caras e intentaré negociarlas con el Capitán.

Aunque si no me equivoco los bandidos del piso de abajo portaban pistolas. ¿No habrá cogido ninguno de vosotros las pistolas por casualidad?

La elfa decidió ignorar a Jaime durante todos aquellos días y se puso al servicio del cirujano de la compañía para ayudarle a atender a los heridos, no solo a sus compañeros sino también a los soldados imperiales que participaron en el asalto y requerían atención médica.

Ya desde el primer momento, y tras disolverse el parlamento se procuró todos los enseres que consideraba que necesitaría, flechas en cantidad suficiente, una armadura de cuero completa, y material suficiente para hacer sus flechas incendiarias. Aunque también y antes de abandonar las habitaciones del torreón buscó un pequeño espejo o hacerse con un trozo de uno grande.

No disponía de equipo médico en condiciones, pero la verdad es que tras ayudar al matasanos imperial sin descanso todos aquellos días, esperaba poder obtenerlo como recompensa por sus "desinteresados" servicios.

A Valdia fue a quien le recordó la necesidad de adquirir material sanitario suficiente y equipo de escalada y abrigo, pues si se dirigían al sur y las montañas les harían falta.