La idea comenzaba a formarse en la mente de Nathan. Con suerte caería algún soldado imperial y eso podía ayudar al clan a provisionarse de armas y armaduras de mejor calidad.
Asiento a los dicho. Seremos mercenarios sin paga...
-Es todo. No creo que necesitemos nada más. Lo que surja lo iremos resolviendo en el camino-, afirmó el capitán Hansel al tiempo que guardaba los mapas. –Será mejor que se den prisa y preparen todo, partiremos en un una hora. Nos veremos en el camino-.
Con ello la reunión de planeación en la que los mercenarios del clan Sombra lunar dirigidos por su peculiar líder Jaime, sabían ya que les depararía en los próximos días en su camino hacia la ciudad de Karak Azgal.
Ya de vuelta en la fortaleza, en una zona cerca a donde se encontraba los carros incluyendo el suyo, los miembros se encontraban en lo que era su pequeña caza de campaña. Allí, algo dudoso de lo que estaba por venir, el mediano Jaime meditaba mientras los demás se apuraban a guardar las cosas.
-Aun podríamos escapar- exclamó, -ahora están muy ocupados, en el caos no se darían cuenta-.
-Nos están esperando, y aunque lo consiguiésemos, la velocidad del carro haría que nos alcanzaran al poco tiempo- señaló Valdia con cierta molestia. -Además, no hay mejor opción para llegar allí que la que nos propone el capitán. O si tienes una mejor idea para atravesar las tierras de las tribus de pieles verdes dínoslas, por que hasta ahora solo has causado problemas-.
Jaime no respondió, y aunque sabía que Valdia tenía suma razón, no estaba nada contento con la situación, al igual probablemente no lo estaban otros aunque por diferentes motivos.
Mientras el kislevita Domochievsky preparaba a los corceles y se encargaba de sacar el carromato, el anciano Igor buscaba con vehemencia entre las pertenencias del clan, al parecer había perdido de nuevo su espada y su armadura. Quizá por lastima o quizá por que costumbre ya después de tanto tiempo, nadie se atrevía o le importaba decirle que el no tenía espada ni armadura.
El viaje no obstante había dejado por sentado que aquel anciano no era una persona común, y que por ello, el motivo central por el cual Valdia y Jaime le arropaban se hacia aun mas intrigante.
Todos: Ultima ronda de post, me gustaría que agregaran los pensamientos finales de sus personajes respecto a todo lo que ha pasado en su viaje desde el imperio hasta el lugar donde ahora se encuentran; a la par agreguen lo que sientes sus personajes respecto a lo que se les viene el futuro. Con ello habremos de concluir la partida.
Todos: De paso a fin de determinar su suerte con la cacería de los pieles verdes, he de pedirles que lleve a cabo una tirada 1d100 y elijan si quieren un valor alto o un valor bajo (eso es para cada quien, no general), su elección debe estar en la tirada, no se puede elegir después de hacerla. En general hay 5 rangos (1 a 20, 21 a 40, etc.) de posibilidades, cada una de ellas contempla un resultado final de su avance con respecto al avance de los orcos, así por ejemplo algún resultado podría indicar que atrapan a los pieles verdes justo tras cruzar Barak Varr y otro que se los tienen que atrapar ya muy adentro en las tierras yermas; dicho valor tiene otras 20 posibilidades que contemplan que tan fácil tienen todas las circunstancias externas, así por ejemplo, podría ser que esta escala fuera desde combatir con los pieles verdes cansados y sin ayuda a enfrentarlos frescos con el problema de tener a mas tribus inmiscuidas. Las posibilidades no están en orden, las he generado yo al azar por lo que no tiene sentido intentar adivinar xD.
La idea de Jaime de huir era muy tentadora, sin embargo Baldia lo había regresado a la tierra, sus palabras no carecían de verdad y realmente lo que mas nos convenía por el momento era seguir las ordenes del capitán.-Pues no le demos mas vueltas al asunto, solo me servirá de consuelo saber que mataré a algunos pieles verdes.- Al momento que me preparaba para partir junto con mis compañeros recordaba todo lo que había sucedido, incluso desde el momento de haber llegado desde el norte con la intención de buscar los mas grandes tesoros del mundo y poder convertirme en un maestro forjador de runas; sin embargo al encontrarme con mis compañeros las cosas habían sido un tanto singulares, pasamos por infinidad de peligros y de una u otra forma todos habíamos logrado sobrevivir. No era casualidad, quizá el destino nos tenia deparado a todos una proeza mucho mayor en la cual todos eramos piezas de valor incalculable, por lo cual teníamos que mantenernos unidos y no podíamos fallar en este obstáculo que se nos había interpuesto.
Tenia mentalizado salir victorioso, no dejaría que nadie interviniera en mis planes, llegaría a nuestro destino y vería con mis ojos los enormes tesoros que nos aguardaban, no sin antes convertirme en el mas grande maestro forjador de runa que el norte jamás hubiera visto.
Motivo: Valor Alto
Tirada: 1d100
Resultado: 86
No podía negarse que Sir Hugo estaba cómodo trabajando para el Imperio. ¿Bretonia y el Imperio están enemistados? la verdad es que hay una rivalidad propia de dos vecinos que se avienen sólo de cuando en cuando. Pero desde luego prefería trabajar para una causa noble, al menos de vez en cuando.
Los imperiales pretendían dar caza a un grupo de pieles verdes, eso siempre era una buena noticia. No es que Sir Hugo fuese un carnicero o les quisiese ver a todos muertos, era sólo que cuanto más lejos estuviesen de cualquier lugar habitado por el hombre mejor, había espacio de sobra para ellos en las tierras de los No Muertos y del Caos, su presencia en los bosques humanos no era otra cosa que una profanación.
Lo haría aunque no sacasen nada a cambio, pero dadas las circunstancias, les iban a ayudar hasta llegar cerca de su destino, viajando más seguros y dos nuevos hombres de cierta moral en el grupo no les vendría nada mal para contrarrestar el egoismo materialista de Jaime y la intransigencia del kislevita. Mejor dos imperiales en el grupo, aunque a decir verdad, cada vez estaba más cómodo con sus compañeros, por más amorales que pareciesen algunos.
Ahora se consideraba que Sir Hugo había hecho suficientes méritos como para ser nombrado al fin caballero y para que se le entregase el feudo prometido, aunque Sir Hugo no pensaba tomar posesión efectiva de dicho feudo. Quizás nombrase un administrador o se lo encomendase al propio corredigor de las tres aldeas que abarcaban sus futuras tierras. Una tierra fronteriza semi-boscosa de difícil acceso y poca tierra para trabajar.
Por fin llegó la hora de la partida y el bretoniano, de muy buen humor se apeó al caballo y miró al cielo mientras murmuraba una oración de agradecimiento a la Dama por permitirle llegar hasta allí y tener la oportunidad de servir al Bien y la Justicia al menos una vez más.
Motivo: Suerte. Elijo valor ALTO
Tirada: 1d100
Resultado: 88
Kurt tenía clarísimo que era un hombre sin suerte. Si la tuviera, para empezar, no estaría aquí, sino disfrutando de sus ahorros y las ganancias que el juego le habría reportado. Pero no, había tenido que perderlo todo... Y se había tenido que ver arrastrado a esta aventura que cada día era un poco más descabellada. Ahora tenían por delante un nada recomendable viaje en pos de una tribu pielverde, además de escoltar a los dos hombres del capitán y su carga.
Pero ya era tarde para quejarse o echarse atrás. Las cartas estaban echadas. Por desgracia, el mercenario tenía la desagradable sensación de que ocurriría lo mismo que le ocurría cada vez que las cartas se repartían de un modo más literal: que le tocaría perder.
Motivo: Valor alto
Tirada: 1d100
Resultado: 38
Mi suerte no falla...
"Grunt había vuelto particularmente taciturno y meditabundo de su último encuentro con el capitán. Y durante buena parte de las horas que siguieron tan solo se limitó a observar con aire ausente el fuego de una hoguera que presidía aquel improvisado asentamiento. No comió, ni bebió, y apenas si dio alguna que otra cabezadita somnolienta durante la noche.
Había ocurrido demasiado durante los últimos meses. Y el Clan de la Sombra Lunar había atravesado circunstancias terribles, que no solo habían puesto en peligro la unidad del grupo, sino también las propias vidas de sus miembros.
Sin embargo, Grunt no pensaba mucho en ello. Ni siquiera en las sangrientas batallas en las que había participado durante las últimas semanas. Donde, rodeado de enemigos y casi sin esperanzas de sobrevivir, había luchado codo a codo con sus camaradas hasta alcanzar la milagrosa victoria. Algo inimaginable para alguien que, hasta entonces, apenas si había empuñado alguna vez un arma. Probablemente aquellos recuerdos todavía lo seguirían acosando durante largo tiempo en sus sueños y pesadillas, pero de momento se hallaban muy lejos de sus pensamientos.
Grunt tampoco pensaba en la gente que había conocido durante este tiempo, ni en los lugares que había visitado. Aunque en su corazón todavía guardaba una pena amarga y profunda por aquel olvidado mausoleo que no había podido investigar en las montañas. Todas las noches se había juramentado a si mismo que volvería a desenterrar aquellos misterios, pero sabía que las probabilidades de encontrar de nuevo aquella ruta eran minúsculas.
En verdad, lo cierto era que, por aquel entonces, mientras su mirada iba y venía por las crepitantes llamas de la hoguera, y mientras sus labios rumiaban algunas frases ininteligibles y a medio pronunciar, el enano solo podía pensar en una cosa. Algo que le causaba ansiedad e incertidumbre en proporciones similares. Y quizás también algo de solapada intranquilidad. Tal vez incluso miedo.
Después de años de errar por tierras desconocidas, de deambular sin rumbo por los más remotos rincones del Imperio, el hijo perdido volvía a casa. Y no estaba muy seguro de lo que podía encontrar a su regreso…"
Motivo: Misterios del Director (Valor Alto)
Tirada: 1d100
Resultado: 39
Por cierto, dame un par de días para postear. Estoy releyendo un poco para no quedar tan descolgado con el epilogo.
Palabras. Palabras. Más palabras. Aquel imperial no paraba de hablar. Trojan tenía la certeza de que un caudillo guerrero debía luchar en la batalla, no hablar sin parar. El norsca jamás terminaría de entender cómo funcionaban los ejércitos del Imperio, peor sí sabía que eran más fuertes que los norscas.
Pero los norscas no queremos luchar en guerras, sólo en batallas por botines.
Según había entendido, a Trojan le costaría averiguar qué había dicho con tantas palabras, debían perseguir a los pielesverdes porque era lo que el capitán les pedía, y luego llevar un valioso objeto a los señores enanos de la montaña del tesoro, también porque el capitán se lo pedía. Muchas cosas pedía aquel hombre.
Motivo: Valor bajo
Tirada: 1d100
Resultado: 80
Todos: Me pregunto si en una situación real un oficial imperial se tomaría tantas molestias en explicar su plan a sus soldados, o sólo hace una deferencia porque somos PJs. XD
La elfa que no había sufrido daño alguno en el asalto al basión, había tenido más que tiempo suficiente para meditar sobre los acontecimientos que les habían llevado hasta aquélla situación. Incómoda situación podría decirse, aunque, si bien en la mayoría de los casos Jaime era el responsable, no pensaba que el favor que se quería cobrar el imperio con ellos se debiera a su intervención.
Estaba todavía por aclararse el asunto de Gundred, pues ya desde que abandonaron a toda prisa Grenzstadt habían tenido problemas con ellos, y la elfa intuía que aquellos problemas venían de antes, pues durante muchos días anduvieron sin descanso hasta que Valdia decretó el alto en la ciudad fortaleza y no era normal que por la historia que había contado Jaime se hubiera movilizado semejante contingente para enfrentarlos.
También quedaba por aclarar qué había ocurrido en el puesto fronterizo, aunque posiblemente nunca llegasen a saberlo.
Jaime había perdido la confianza del grupo, había socavado incluso la confianza ciega de Walter y Sir Hugo y por el bien del clan el mediano tenía que hacer algo más que usar su charlatanería para curar la herida, sin embargo no parecía dispuesto a hacerlo y solo Valdia y Domochievski parecían tener el peso suficiente como para convencerle de la necesidad de hacerlo.
Un difícil camino se presentaba por delante. Karak Azgal estaba todavía demasiado lejos como para poder considerarlo como un objetivo cierto. Muchos frentes quedaban abiertos que si bien parecían acercarles a su objetivo podían apartarles de manera definitva.
Motivo: Baja
Tirada: 1d100
Resultado: 19
Tras casi cinco días de intensa marcha, las fuerzas imperiales que eran acompañadas por los miembros del clan sombra lunar se encontraban ya en las proximidades a la fortaleza enana de Barak-Varr. Habían atravesado el río de la calavera a la altura del poblado de Brovska donde se habían detenido por largas horas para darle descanso a los corceles y reaprovisionarse. De allí en adelante, el camino continúo circundando las colinas Varenka hasta el punto en donde ahora se encontraban.
Desde allí según los planes del capitán Hansel, habrían de adentrarse en las colinas hacia la ciudad de Barak Varr a fin de usar sus caminos para adentrarse por fin en las tierras yermas y poder darle caza a los pieles verdes que habían huido de la batalla en el paso de fuego negro.
Por esto, el capitán había mandado exploradores un día atrás a fin de consultar a los enanos de Barak-Varr acerca de la posibilidad de que se les permitiera el libre paso, así mismo, el capitán Halsel deseaba consultarles acerca de los pieles verdes que marchaban hacia las tierras yermas a través de las cercanías de su fortaleza.
La respuesta de los enanos les llegó justamente al anochecer del quinto día de su viaje, justo cuanto hacían una parada en las proximidades de Barak-Varr temerosos de incordiar de algún modo a los enanos si se adentraban mas sin su permiso. Los mensajeros enanos habían llegado con gran premura y sus noticias eran alentadoras; el señor de Barak-Varr no solo les daba la bienvenida a sus tierras y el permiso para cruzarlas, también les comunicaba que un contingente de sus fuerzas se había adelantado y asediando a los pieles verdes a lo largo de las tierras fronterizas los había obligado a acercarse demasiado a la Roca de Hierro en las montañas del fin del mundo.
Consientes de las intenciones de los pieles verdes de escapar a las tierras yermas cruzando el río de la sangre, los enanos les habían dado el espacio suficiente para que estos girasen hacia el río e intentasen cruzarlo. En palabras del mensajero, el señor de Barak-Varr invitaba al capitán del imperio a unirse a la batalla, los enanos caerían sobre los pieles verdes apenas estos cruzaran el río a fin de tenerlos entre la espada y la pared. Con cierta emoción en sus palabras, el capitán había aceptado la propuesta del señor de Barak-Varr. Con ello, enseguida el capitán Hansel, victima de la euforia ante la cercana batalla, ordenó desmontar el campamento que aun no terminaban de montar.
El camino estaba marcado, y si bien había cambios en los planes presentados días atrás, las noticias de los enanos les indicaban un aparente mejor futuro del que habían vaticinado en un principio. Mas allá en el camino, sobre las tierras yermas, por sobre los márgenes del río de la sangre, se estaban gestando las condiciones de lo que en el futuro seria recordado como la batalla de los tres ejércitos.
Todos: Bajo las tiradas han sacado un 59 (promediado de un modo secreto) y han elegido en mayoría alta. Dicha elección da como resultado que el enfrentamiento se geste apenas cruzar el río de la sangre, o de otro modo es la opción que implica que han alcanzado a los pieles verdes en la mejor posición posible. No obstante, como han elegido alta, la complicación de las circunstancias como todo se genera ira de 1 a 20 con 20 con la mayor dificultad. Así pues en resumen intentaran cazar a los pieles verdes mientras estos cruzan el río de la sangre pero tendrán un gran numero de contratiempos y dificultades.
Fin de la partida