Tyr en el 189º era del rey en el año del Desierto Adormecido, 39 días después del sol bajo.
Las tres personas que salieron de aquella sastrería tenían poco que ver con el exótico pero poco llamativo grupo que había entrado. El primero era un templario de la orden de hierro con el uniforme oficial, algo que no solía verse y que siempre indicaba problemas graves para alguien. Justo después salió una mujer muy maquillada, con un aspecto salvaje y exótico, con un conjunto de dos piezas de un verde apagado y una finísima capa color turquesa. Y detrás de ella uno de los salvajes halflings, vestido con un tosco cuero sin curar (cuya procedencia se prestaba a rumores) y un acolchado de hierba seca del color del oro que portaba una lanza de madera de aspecto maligno.
Nadie se cruzo en vuestro camino por la calle hasta el coliseo, y más de uno dio media vuelta para alejarse de vuestra inquietante comitiva. Pero aun así fue una sorpresa cuando cruzasteis la arcada que llevaba a la arena, flanqueados por docenas de soldados, media docena de semigigantes y un puñado de templarios guerreros que no solo no os detuvieron ni un segundo si no que se pusieron firmes a vuestro paso. Bueno, igual Tretor iba a resultar útil después de todo.
Vuestro templario os guió con paso firme y rápido por las entrañas de aquella enorme estructura con la seguridad que da la experiencia. Cruzasteis varios puestos de guardia más, algunos testimoniales y otros con tropas de élite. Visteis a docenas de esclavos limpiando el coliseo para los siguientes juegos o entrenando para derramar su sangre en ellos.
Finalmente llegasteis a la parte donde el coliseo y el zigurat se unían y os adentrasteis en este último. La cantidad de guardias era más reducida en el interior del zigurat, pero casi todos eran templarios-soldado y fuerzas de élite. Desde luego en ese espacio cerrado no sería nada rápido, y si muy sangriento, avanzar luchando.
Pero con el templario apresurándose, lo cual siempre indicaba problemas para alguien, y vosotros dos con los gestos ceñudos ni siquiera os detuvieron con las cortesías. Aunque claro tampoco parecía que Tretor tuviese muchos amigos entre los suyos a juzgar por las miradas que le echaban (la mayoría a sus espaldas).
Finalmente Tretor se encontró con el templario encargado de la seguridad exterior de esa área del zigurat. Janderon era alto y fornido, aunque no musculoso, con una media melena de un dorado brillante y un rostro que parecía más adecuado para un bardo que para un templario. Tan solo necesitasteis unos segundos y media docena de frases para daros cuenta de dos hechos sorprendentes. El primero es que era simpático. No es que se estuviese haciendo el simpático para pelotear (después de todo tenía el mismo rango que Tretor), si no que era de esas personas que sin ser estúpida se solían mostrar alegres y abiertas. Y la segunda es que parecía considerarse amigo de Tretor, aunque este no le trataba distinto de como hacía con todo el mundo (que era exactamente como os trataba a vosotros, y dejasteis de sentiros tan especiales, vamos que el tipo era odioso por naturaleza), aunque si que había cierta familiaridad entre los dos.
Janderon estaba esperando la visita de Kalava (la mujer que Kaireen había suplantado) y su guardaespaldas halfling, aunque no esperaba que fuese Tretor el que la acompañaba, pero pareció tomárselo como algo bueno en lugar de con la suspicacia que se esperaría de un templario. Por lo visto era parte del plan de Tretor, aprovecharse de la amistad de Janderon.
Kaireen casi sonrió al ver al mediano ataviado de esa guisa. La verdad es que le pegaba mucho más que sus ropas habituales… de alguna manera. Se alegraba de no quedarse sola con Tretor, aunque hubiera preferido que fuera uno de los otros. Hubiera sido conveniente que las dos personas con talento telepático no quedaran confinadas al mismo grupo…
Lo comentó con Ukos en un momento en que Tretor quedó ocupado con el mul; aquello era algo que prefería que el templario no supiera. -¿Crees que resultaría conveniente crear un enlace telepático con alguno de los otros? Por si pasara algo… aunque yo, al menos, no creo que pudiera mantenerlo mucho tiempo. Yo había entendido el otro día que tú estarías en el otro grupo. Pero yendo los dos juntos… no hay forma que los otros puedan contactarnos. -Claro que, ¿qué podrían hacer ellos si algo iba mal con el otro grupo, o viceversa? Kaireen suspiró, conociendo bien la respuesta.
"Espero que todo salga bien". Kaireen alisó la tela de su vestido, sintiéndose más extraña de lo que se había sentido en toda su vida. Pero no dejaría traslucir eso ante Tretor, ni cualesquiera otros ojos que la pudieran observar aquel día. Siguió a Tretor envuelta en su manto de impasibilidad habitual, y en su camino hacia el ziggurat desanimó a los curiosos con una mirada altanera que disuadía de observaciones ulteriores. Parecía encajar con el comportamiento que pudiera esperarse de la aborrecible mujer que le habían descrito.
Pero finalmente llegaron al exterior del ziggurat. Kaireen no supo si alegrarse o no porque aquel primer obstáculo viniera en la forma de un templario dicharachero. Ciertamente, uno desconfiado hubiera sido mucho peor. Pero cada palabra que pronunciara podía ser un detalle erróneo que echara por tierra su tapadera. Kaireen ni siquiera estaba muy segura de cómo sería el acento de Kalava, aunque con suerte, aquel templario tampoco tendría la menor idea. Fingiría hablar tyriano con muy poco acento, como había visto que lograban hacer algunos extranjeros que tenían buena soltura con el idioma, y confiaría en que aquella ambigüedad fuera suficiente.
Y no hablaría más de lo necesario. Sin duda, eso era lo más sensato. Tretor parecía ser capaz de tratar con aquel tipo, después de todo. En realidad, era una lástima que Tretor no se pareciera más a él, en vez de ser el miserable excremento de kank que era.
Kaireen metió las manos en las mangas de su vestido, e inclinó la cabeza en señal de saludo cortés hacia aquel Janderon, y luego esperó, escuchando la conversación entre ambos templarios con una seria atención. Ahora sólo quedaba ver si Tretor podía manejar toda la interacción, o si Janderon la implicaba en ella…
A Ukos le resultaba raro ir vestido tan vestido, pero no tanto como que se le ordenase a alguien que tuviese que vestirlo. La idea de tener que arreglarse para parecer un salvaje le resultaba muy artificial e incomoda. Los "altos" tienen costumbres que no atienden a ninguna lógica. Aunque era cierto que Boca-De-Jefe había visto realzada su belleza natural con los ropajes que le habían puesto.
Pero bueno ya estaban en el ajo y no era momento de darle vueltas a la cabeza. Había que concentrase y hacer el trabajo bien y rápido para que la Manada pudiera reunirse toda de nuevo.
-Contacto largo ser cansado. Ukos poder mantener, pero agotar energía para combatir con mente.- Le dijo a Kaireen en bajito mientras miraba suspicazmente hacia todos lados- Yo poder contactar si ellos no lejos cuando Boca-De-Jefe querer y poder hablar todos juntos. Ser mejor hablar solo uno pero yo poder conectar todos... si ellos no resistir mucho claro- Ukos desconocía la capacidad psiónica de sus compañeros, pero si no eran iniciados, el contacto solo sería complicado si estuvieran realmente lejos.
Kaireen no se había sorprendido ante la respuesta de Ukos. Más o menos, era lo que esperaba escuchar, aunque no dejaba de ser una decepción. Sin duda, él tenía mayor aguante que ella, pero un contacto prolongado le iba a resultar igualmente agotador.
-Yo también podría hacerlo… y tu energía psíquica es más valiosa que la mía… tú sabes caminar por el Sendero, yo apenas sé dar un par de pasos por él. Si fuera necesario establecer un vínculo, si quieres, lo intento yo primero. Así tú podrías reservar tus fuerzas para escudarnos contra los psiónicos que nos puedan salir al paso -le había dicho-. Los senderistas podrían ser nuestra perdición. Y necesitamos tus fuerzas para contrarrestar sus trucos, mientras que mi auténtica valía no reside en el Sendero, sino en mi magia. Lo que no sé… es cómo sabremos que necesitamos efectuar el contacto. No hay forma de que ellos nos puedan avisar en caso de lo que necesiten…
Ahora, mientras esperaba que Tretor terminara con las formalidades, no podía hacer otra cosa que preocuparse y esperar. El señor Grim parecía estar muy seguro de la lealtad del templario, pero ella no acababa de fiarse. Por lo que había dicho el semielfo, Kaireen había llegado a la conclusión que lo que quiera que pretendiera Kalak con el ziggurat iba en contra de los intereses del propio Tretor; y hasta tal punto que estaba a dispuesto a arriesgarse a la ira de su dios-hechicero. Seguramente, Kalak no se mostraría suave con una traición así, y Tretor tenía que saberlo. "Tretor sólo mirará por su propio pellejo", pensó Kaireen, sabiendo que lo que quiera que se estuviera cociendo allí tenía que ser muy gordo para activar el instinto de supervivencia de Tretor por encima del conocimiento de lo que le pasaría si le pillaban traicionando a Kalak.
Aquel otro templario, en cambio, parecía muy alegre y despreocupado. Tal vez no supiera tanto como Tretor, seguramente estaba más bajo en la jerarquía templaria. O tal vez lo supiera y en su fanatismo le daba igual. O tal vez ella estaba especulando demasiado osadamente, y en realidad Tretor trabajaba a dos bandos, o con un propósito personal que ella no alcanzaba a vislumbrar.
Kaireen se recordó su intención de no hablar más de lo imprescindible, por el bien de su coartada. Aun así… bah. ¿Qué sabía nadie de Kalava? Incluso la reputación de una persona decía bien poco de su forma de actuar. Una arpía aborrecible como Kalava, sin duda, también podía ser encantadora cuando se lo proponía. Un cuchillo envuelto en un guante de seda.
La maga dirigió una mirada lánguida y cómplice a Janderon y le dedicó una sonrisa cautivadora y muy personal, el tipo de sonrisa de "tú-y-yo-contra-el mundo", que no carecía de un toque irónico que parecía desdeñar la altanería de Tretor y la vulgaridad de todas las otras personas de los alrededores. Kaireen -no, Kalava- se encogió de hombros, un gesto que parecía reafirmar su opinión de que al fin había encontrado a alguien con sentido común en aquella ciudad extranjera.
-Tantas vueltas y retrasos. Y nadie capaz de informarme adecuadamente -se quejó en un tono de voz frío y ofendido. Pero la mirada que dirigió a Janderon era irónica y divertida, como haciéndole partícipe de una burla privada-. Los templarios de Tyr parecéis tan abstraídos. Demasiado trabajo, sin duda -con una mirada de reojo, muy intencionada, a Tretor, antes de volver sus ojos oscuros hacia Janderon-. Es un gusto conocer a uno con modales tan agradables.
Tendió la mano al templario, en un ademán arrogante que al mismo tiempo tenía cierta complicidad. Sí, aquel ademán seguro de sí mismo esperaba un tributo cortés como respuesta, pero al mismo tiempo dejaba a Tretor en un plano secundario.
-En realidad nadie me ha informado adecuadamente de mis nuevas obligaciones aquí. ¿Qué puedo esperar ahí dentro? -hizo una seña perezosa hacia el edificio, y esbozó una nueva sonrisa, sólo para el templario.
Sus ojos miraron por un momento a Tretor, luego parecieron pasarlo por alto, como si se hubiera cansado de los modales del hombre y considerase que no merecía la pena perder más tiempo con él. Con todo, tiempo suficiente para ver cómo se tomaba el templario su actuación… y sentir una punzada de diversión a su costa. "¿Con que no merezco los modales reservados a una dama, Tretor? Trágate ahora el trato de alguien que se considera mejor tú, porque lo delicioso es que Kalava seguramente no habría actuado de forma diferente si estuviera aquí en mi lugar…"
Incluso dirigió una sonrisita irónica a Tretor, una que Janderon podría interpretar como "no tolero que me ignoren, amigo", y Tretor podría interpretar como lo que era "¿te gusta mi actuación?"
-Tretor ha sido muy eficiente, desde luego. No puede esperarse menos de alguien de su posición. Pero no parece disponer de mucho tiempo para informes -le confió Kaireen a Janderon, mientras deslizaba su mano ociosamente hacia la bolsa de componentes, en un además arrogante vindicativo de su esatus-. Y tengo que confesar que no estoy acostumbrada a eso.
Tyr en el 189º era del rey en el año del Desierto Adormecido, 39 días después del sol bajo.
Janderon era el alto templario encargado de la seguridad de la bancada exterior de zigurat durante ese turno, y por ello era el encargado de mostrarle a Kalava el trabajo de los esclavos y explicarle los sistemas de trabajo y productividad que aplicaban. Por un momento no pudisteis evitar sorprenderos de que fuese tan fácil entrar en el zigurat, pero pronto quedó claro que toda la parte exterior del zigurat no era más que una bonita carcasa vacía. O más bien un simple envoltorio para el zigurat interior, una estructura dentro de la estructura, que estaba cerrado a cal y canto y más protegido que el palacio real.
El amable templario os mostró todo esto haciendo especial incapie de que incluso las invitadas y los más devotos seguidores de su majestad no podían acercarse a esa zona por orden expresa del rey-hechicero. Pero pronto se centro en el objetivo de la visita, los esclavos. Al propio Janderon parecía preocuparle el estado de los esclavos, y tenía cierto resquemor por lo que fuese a hacerles la necromante para “aumentar su productividad” pero no se le ocurría cuestionar ni por un instante la palabra de Kalak.
Tras un recorrido por aquella penosa muestra de hasta que punto podían ser rotos los seres vivos Janderon os invito a los aposentos del templario de guardia para tomar un refrigerio. Y por lo visto ahí comenzaba el plan de Tretor.
- Recuerdas que siempre te digo que siendo tan amable acabaras metiéndote en líos con su majestad?- Preguntó Tretor que ojeaba la exigua biblioteca que Janderon mantenía allí mientras supervisaba a su esclava en la preparación de unos combinados de zumos que el mismo había diseñado.
- Claro que si. Y yo siempre te digo que eres un exagerado.- Respondió Janderon de buen humor y ampliando su sonrisa pero concentrado en exprimir unos pequeños frutos de color verde oscuro.
- Pues tenías razón, amigo.- Contestó a su vez Tretor en un tono gris que por algún motivo se os antojo cargado de tragedia.
Janderon también debió notar algo raro puesto que se incorporó y abrió mucho los ojos. Pero es todo lo que pudo hacer antes de que su amigo lo degollase de un certero tajo. La esclava se quedo completamente pálida y horrorizada, aunque no gritó, señal de que las luchas de poder de los templarios no se libraban solo en la arena política. Parecía que la mujer iba a decir algo, pero no tuvo oportunidad, un gesto de Tretor y las costillas de la mujer crujieron y su caja torácica pareció achicarse un cuarto de su tamaño. Todo había sucedido en unos segundos. Tretor ni siquiera había cambiado su expresión cuando se arrodilló para dejar la daga de hueso en manos de la esclava y dirigirse hacia la puerta.
- ¡Guardias! ¡A mi la guardia por Kalak!- Rugió Tretor haciendo que el tranquilo silencio de los pasillos se rompiese en mil pedazos calzados con sandalias de cuero.
- ¡Una revuelta de esclavos! Poned a la guardia de la puerta en máxima alerta. Mandad aviso al coliseo, a palacio y a los cuarteles de la fuente. Enviad un destacamento al arsenal, que lo pongan en alerta y lo aseguren ¡Y lo quiero para ya!- Rugió Tretor que había pasado de ser un político blando a un veterano sargento del ejercito en meros instantes.
- Centurión Graff, encontrad de inmediato al templario Gerrard, ahora él es el alto templario de la Puerta del Coliseo. Entretanto y por la ley de hierro tomo el mando provisional.- Ordenó Tretor a un joven con armadura de oficial que seguramente sería un templario-soldado. Este se cuadró y se marchó corriendo en el acto.
- ¿Si subalterna Laxmir? ¿Algún problema?- Preguntó Tretor en tono agresivo a una mujer de formas musculadas y rostro duro enfundada en una semicoraza de hierro y con insignias de rango de los templarios.
- Tret... Templario de hierro Tretor esto resulta altamente irregular.- Dijo la mujer frunciendo el ceño, y os resultó muy obvio que pretendía decir algo mucho más fuerte.
- Lo es sin duda. Pero un puesto de su majestad no puede quedar sin un mando apropiado y menos dada la situación. Así que ¿Que proponéis? ¿Queréis asumir el mando en tanto Graff trae al sustituto de Janderon?
- N..No ¡Por supuesto que no templario de hierro Tretor! Con vuestro permiso encabezaré personalmente el grupo que se dirige a la armería.- Dijo la mujer saliendo a la carrera en cuanto Tretor le hizo un gesto afirmativo. No sabíais el por que de su repentino cambio de opinión pero estabais seguros de que vuestro templario la había manipulado usando la intrincada política templaria.
- Bien, lo más difícil aquí ha terminado.- Os dijo Tretor tan pronto os habíais quedado a solas con los cadáveres volviendo a su burlona calma habitual al instante.- Ahora solo queda desplazar lo suficiente la fuerzas que hay aquí para que cuando lleguen vuestros compañeros puedan pasar sin impedimentos.
Os explicó el templario en una inusual muestra de locuacidad por su parte justo antes de agacharse y cerrarle los ojos a Janderon.
Kaireen mantuvo el rostro inexpresivo durante la visita guiada; Kalava no se hubiera impresionado por las condiciones de vida que tenían que soportar los esclavos, se recordó a sí misma. Y una vez más dio gracias por haber nacido en la casa Atrea. Cómo me gustaría tener el poder suficiente para pasar a todos los templarios por fuego. Para matar a ese desgraciado de Kalak. Por desgracia, aquellos eran deseos un tanto fútiles.
-No nos acercaremos a esa zona -mintió Kaireen, en respuesta a las advertencias de Janderon.
Maldición, el hombre era simpático. No debería ser así, todos deberían ser repelentes para poder odiarlos mejor y no tener que lamentar su ruina. Porque aquel hombre estaba condenado; Kaireen había calado lo suficiente a Tretor como para poder anticiparlo, como para seguir desconfiando de él. Vistos a los esclavos, tampoco podía lamentarlo… demasiado. Un poco, sí.
-Pero dime, ¿por qué está levantando tu amo esta estructura? Es impresionante. ¿Va a ser algún tipo de edificio público? Al menos la parte exterior… -Kaireen preguntó esto ociosamente, fingiendo indiferencia. La pregunta de una extranjera en una ciudad nueva, con algo de curiosidad pero sin mucho interés.
Y se encogió de hombros ante las preocupaciones de Janderon por los esclavos. -Todos hacemos lo que hay que hacer -le dijo seriamente, aunque el comentario no dejaba de encerrar cierta ironía. Los esclavos eran piezas sacrificables en aquel plan, después de todo, por más que ella odiara aquella parte. Los esclavos… y cualquier otro ser que se cruzase en el camino del grupo. Incluido Janderon.
Aun no había empezado lo peliagudo, y ya la tensión empezaba a culebrear en su interior. Kaireen tenía demasiado autocontrol para ceder a los nervios, pero así y todo la tensión estaba allí, haciendo que su estómago pareciera lleno de plomo. Quiero tener cosas en las que ocupar la mente para no tener que pensar en todo lo que podría salir mal.
La maga asintió cortésmente ante la propuesta de Janderon de un refrigerio, pero en cuanto el templario le dio la espalda, posó la mano sobre el hombro de Ukos y lo presionó en una silenciosa advertencia. -Mantente junto a mí, guardaespaldas. No toques nada -le dijo a su supuesto guardián, sin preocuparse de si los otros la oían o no, pues no era nada raro que diera órdenes a un protector a su servicio. La joven esperaba que Ukos entendiera la advertencia.
Kaireen siguió con su actuación de invitada extranjera y observó desde un segundo plano la escenita entre los dos templarios, el rostro impávido, la tensión firmemente aplastada entre su estómago y sus costillas. Templarios, qué delicia. Lealtad ante todo. Pero hizo una mueca cuando Tretor mató a la esclava, aunque siguió sin moverse del sitio. Aquel era el plan de Tretor, después de todo. Se deslizó junto a Ukos y le explicó, ahora que no había testigos:
-Sigue sin tocar lo menos posible. Observarás que he evitado coger ningún objeto, ni siquiera el vaso de zumo. No se lo pongamos fácil a posibles adivinaciones ulteriores -le murmuró, aunque se apartó cuando llegaron los otros templarios, volviendo a su papel de observadora pasiva.
En cuanto la templaria vapuleada verbalmente por Tretor abandonó la estancia (con el rabo entre piernas, no pudo menos que pensar Kaireen), se acercó a la esclava. Fiel a su propio consejo, no la tocó. Lo siento, pensó. Ojalá hubiéramos podido hacer las cosas de otra forma. Era un pensamiento amargo. Toda su vida había odiado la indefensión propia de la esclavitud, y ahora ella había pasado a estar en el otro lado. Entre los que constituían la ruina de los esclavos. Claro que a Janderon de poco le había servido su libertad y su poder sobre las vidas de otros.
No se volvió mientras Tretor hablaba. Pensó en cuanto odiaba a aquel hombre desleal, insensible y arrogante, pero fue un pensamiento vacío, hueco. Todos hacemos lo que tenemos que hacer, es verdad. Tretor no importaba, aunque cada vez se le antojaba más importante la motivación que le llevaba a hacer aquello.
-No, no creo que haya pasado lo más difícil -contradijo Kaireen con serenidad-. Esta podía ser una parte delicada, pero aun nos quedan todas las misteriosas guardas que el rey haya dispuesto y de las que no conocemos nada. Aun queda la posibilidad de que alguien se dé cuenta de que pasa algo anómalo, y se pongan a buscarnos. No demos por sentada la victoria todavía.
Giró sobre sus talones para mirar a Tretor, justo a tiempo de ver cómo cerraba los ojos a Janderon.
-Un detalle irónico por tu parte. ¿Para qué te molestas? -no le reprochó su traición a su amigo. ¿Para qué? Era algo necesario y por ella, que todos los templarios se destripasen entre sí. Incluso Janderon no merecía mejor destino.
Miró serenamente al templario. -Dime, Tretor, ¿Por qué haces esto? Este lugar pone en peligro tu propio pellejo, ¿no es así? Por eso quieres ayudarnos. -Y, calmosamente, añadió- : ¿Qué pretendes hacer a nuestras espaldas? -algo que la consumía desde que el señor Grim insinuara que Tretor pretendía hacer algo que posiblemente le costara la vida…
Levantó la mano para atajar la inevitable réplica de Tretor, sin duda desagradable y cortante, vistas sus contestaciones anteriores.
-Es evidente que te interesa que triunfemos, o no estarías haciendo esto. Ya hemos llegado demasiado lejos para pensar en traiciones y demás tonterías, Tretor. Estamos todos juntos en esto, y es de interés mutuo el ayudarnos. Cualquier cosa que sospeches de la finalidad de este lugar podría ser valiosa. Cualquier iniciativa que cualquiera de nosotros tome por su cuenta puede poner en peligro al resto. Recurro a tu sentido común, templario. -De todas formas apelar a un sentido de la lealtad sería inútil en aquel caso, pensó, irónica-. Estamos en un punto de no retorno, y todos estamos juntos en esto. Ya no es momento para secretitos ni para dudas.
Kaireen se encogió de hombros, dejando que el hombre valorase el pragmatismo de sus palabras.
- No me supone ningún esfuerzo el hacerlo.- Respondió Tretor a Kaireen sin mirarla.- Aunque penséis lo contrario no obtengo ningún placer de esto.
- No sabes nada.- Añadió el templario una vez levantado mirando a Kaireen, y en su rostro, en sus ojos, solo había vacío. Ni burla ni pena, ni nada.- No os estoy ayudando. Os estoy usando para mis fines. Al igual que vosotros hacéis conmigo.
- Lo que se del zigurat ya se lo dije a Lamar, y es bien poco. De todos modos me interesa aun menos. No. Mi premio me lo va a traer Graff y por mi como si el zigurat se come toda la ciudad.
- Mis motivos son míos y no te incumben, al igual que las creencias de ese grupito vuestro son vuestras y no me incumben. No mareemos al kank.
Ukos se sentía como un pez fuera del agua. Aquella situación no era a lo que el estaba acostumbrado, manteniendo apariencias y viendo como el templario se entretenía hablando con un hombre que iba a morir. Sólo los humanos podían bromear con un congénere justo antes de cortarle el cuello. Lual nunca le había enseñado a hacer algo como eso, así que por miedo de arruinar la operación se mantuvo detrás de Boca-De-Jefe y mantuvo un perfil bajo.
Cuando la hechicera le indicó que no tocase nada, Ukos se imaginaba el motivo. Los psiónicos poderosos podían seguir rastros psíquicios y detectar auras si un individuo había estado en contacto con un objeto. Por lo que se estuvo bien quietecito detras de la mujer y dejó que el templario diera las órdenes, no sin algo de aprehension, ya que podía delatarlos allí mismo y morirían todos en cuestión de segundos mientras Tretor seguía con su cara de impasibilidad.
No obstante, no pasó nada y nadie delató a nadie.
-Nosotros avanzar, otro grupo estar camino.- dijo en susurros con miedo a que le oyesen en ese lugar lleno de enemigos- Yo poder avisar ellos para saber como ir nosotros y ellos.- terminó mientras esperaba que Boca-De-Jefe le confirmara la comunicación.
-Sí, que nos usabas para tus fines lo daba por sentado -replicó la maga a Tretor, mostrando por primera vez un atisbo de impaciencia. Le gustaba bien poco que la tomaran por tonta, y por lo visto, a Tretor le complacía hacerlo. "Espero que se te coma ese kank", pensó, sintiendo que cada vez aborrecía más a aquel hombre-. Muy bien, pues continuemos.
Kaireen ignoró al templario, y se dispuso a continuar. Pero, al hablarle el mediano, escuchó atentamente. Asintió; quizá resultara bueno saber cómo les iba a los otros.
-No te agotes mucho, te necesitaremos más adelante -le dijo a Ukos, y miró de forma hostil a Tretor. Le preocupaba sobremanera depender de aquel hombre traicionero para salir del zigurat.