Partida Rol por web

La Tercera Via

[Partida] 2.2 La Torre Roja

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27/04/2015, 11:41
Director

Tyr en el 189º era del rey en el año del Desierto Adormecido, 39 días después del sol bajo.

Aghar esperó, quieto como una estatua, hasta que Tretor salió de la sastrería, en cuyo momento hizo un gesto seco con la cabeza a las esclavas que estas obedecieron gustosamente largándose a toda prisa.

- No se que os habrá contado Tretor pero imagino que es bien poco. Y no me apetece dejarme matar por que los que están a mi lado no saben que tienen que hacer. Así que escuchad y si tenéis preguntas hacedlas cuando termine.- Dijo el mul con su desagradable voz ajada y mirándoos fijamente con sus ojos de pez muerto.

- Nuestro objetivo es la Torre de Control, más conocida como la Guarida del Sendero. Entraremos en el coliseo como parte del equipo del templario Tretor y nos reuniremos con mi grupo antes de entrar en los cuarteles de los corrales adjuntos a la Torre. No habrán problemas ni para una cosa ni para otra, es algo cotidiano.

Una vez dentro tomaremos posiciones, aseguraremos (eliminando a los menos guardias posibles) silenciosamente el comedor de la guardia cuya pared da a la Torre. Tretor nos ha preparado un artefacto que debería abrir un boquete en ella sin producir sonido alguno. Si eso se cumple entonces pasaremos a la segunda parte del plan.

- En esta parte golpearemos duramente aprovechando la sorpresa a los guardias y liberaremos a los esclavos alterándolos lo más posible. Esto nos dará una pantalla de tiempo ante el resto de las tropas y confundirá la percepción de los senderistas. Una vez conseguido eso una parte de mi grupo quedara abajo para asegurar la salida mientras nosotros y el resto subimos a por los senderistas y los eliminamos.

- Hay un total de seis maestros del sendero. Están en trance para poder controlar lo que ocurre con los esclavos y la entrada del zigurat, pero si alguno ha percibido algo extraño es posible que haya despertado y sera muy peligroso. Una vez eliminados los objetivos saldremos, nos dividiremos en grupos y yo os llevaré hasta donde Tretor y vuestros compañeros deberían haber asegurado la entrada.- Terminó de explicar el mul en un tono muy militar que os hizo dudar de vuestra primera valoración de él como gladiador.

- ¿Alguna duda? Por que quiero que esto quede claro, una vez salgamos de aquí no quiero dudas ni peros. Yo dirijo el operativo y si alguien tiene algún problema con eso que lo diga ahora.- Termino el mul dirigiendo su mirada muerta directamente a Tandras como si esperase algún gesto, en un sentido u otro, por su parte.

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28/04/2015, 23:15
Akiva

Akiva hizo un ligero gesto de despedida cuando las aterrorizadas esclavas salieron corriendo ante la silenciosa orden del acolito de Tretor. Repentinamente, la sensación abandonar el fuego para caer en las brasas cobró fuerza en el pecho de la joven al quedarse frente a frente con el Mul. Ni las anchas espaldas de Tandras ni el feroz afan de Ukos parecian reconfortar a la clériga.

De natural educada, el tono empleado por Aghar cortó de raíz cualquier necesidad de presentrse asi misma o a sus compañeros y se limitó a escuchar con atención el plan de acción de su grupo.

"Acostumbrate, Akiva, pues este es el precio a pagar... Acostumbrate y presta atención, ya que ellos confian entí tanto como tú confias en ellos..."

Con un rápido parpadeó y un suspiro, Akiva apartó aquellos pensamientos para centrarse en unos más siniestros, a medida que comprendia lo que se pedia y esperaba de ella y de su grupo. Acostumbrada a cuidar a otros y a aliviar sus sufrimientos con sus conocimientos y habilidades especiales, la idea de asesinar a sangre fria le resultaba repugnante. Habia algo extraño en la sensación de ser una de las peores criaturas de todo Athas: un esclavo esclavista.

"Asi que eso es lo que quiere Tretor... Que unos pobres esclavos mueran para que nosostros podamos dar muerte a los sirevos de Kalak..."

Akiva contuvo un estremecimiento mientras su tranquilo y delicado mundo se rasgaba de nuevo, endureciendo un poco más su inocente corazón. Limpió con el dorso de la mano una lagrima antes de que se escurriese, reveladora, por su mejilla. Se miró desde los pies hasta las manos, comprobando que su equipo quedaba disimulado y asegurado entre sus ropajes. Giró la cabeza para mirar a Tandras. Una arruga de preocupación ensombreció la frente de la joven, mientras se preguntaba que le depararía el futuro y si podía confiar en su nuevo compañero.

- Ha quedado claro.- Akiva tragó saliva y alzó la vista hacia los vacuos ojos del Mul.- Entramos haciendonos pasar por servidores de Tretor de Tyr...- La joven evitó, con decisión. dirigirse al traidor por su cargo... Por si acaso cometía una locura y le atacaba.- Aseguraremos el comedor, evitando causar excesivos daños a los siervos del Rey-Hechicero, para llegar hasta nuestro verdadero objetivo, gracias al artefacto que portas.- Si Akiva se dió por enterada de la contradicción entre evitar causar daño a unos guardias y la orden de matar a todos los adeptos del Sendero, decidió disimularlo.- Una vez sublevados los esclavos del Zigurat, ase... acabaremos son los seguidores del Sendero y nos dirigiremos al lugar donde debemos reunirnos con Tretor de Tyr.

La muchacha guardó silencio, contemplando la expresión del ceñudo servidor del templario antes de tomar la decisión continuar. El plan parecia estar claro y no parecia haber más preguntas realmente importantes o necesarias... a excepción de una.

- ¿Como podremos reunirnos con Tretor si nos separamos de tí?

 

Notas de juego

Director, veo que estan desmarcados Kaireen y Ukos. Ya comenté en el Off-Topic cual era mi opinión pero que no me importaba abrir mis respuestas a personajes que no estan en la escena. Asi que, si quieres abrir la escena, por mi no hay problema :)

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29/04/2015, 10:26
Director

AGHAR

 

- No ha quedado claro. En la toma del comedor trataremos de eliminar o dejar inconscientes a la menor cantidad de guardias para no alertar a los senderistas. Pero una vez iniciada la distracción con los esclavos hay que eliminar de cuajo toda posible resistencia. Eso convierte a cualquier templario que encontréis en un blanco prioritario. En estos casos, cuanta más sangre corra mejor.

- ¿Si os separáis de mi? Con mucha suerte.- Respondió el mul sin el menor amago de humor en su rostro.- Tanto Tretor como vuestros compañeros deberían haber asegurado para entonces la entrada al complejo interior. Y si siguen vivos es donde estarán.

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30/04/2015, 21:32
Tandras Sul

El fornido gladiador asintió ante las aclaraciones de Aghar; un Aghar que no cejaba en su empeño de mirar fijamente al gladiador. Bien, pues si no apartaba la mirada, él tampoco lo haría, ni se dejaría amedrentar.

Tandras ya se había concienciado de lo que seguramente fuera a suceder allí; una masacre de la que serían partícipes. Todo por un bien mayor, pero no dejaba de ser una masacre. Akiva lo   miraba preocupada, entendiendo quizá ahora el resultado nefasto que aquella acción iba a tener.

-Si no somos nosotros, sería Kalak o sus sirvientes quien acabase tarde o temprano con la vida de muchos –dijo seriamente para intentar que viese aquella realidad Akiva-. Muchos están sentenciados por solo trabajar o conocer aquel lugar, o parte del mismo. No es una excusa, es la voluntad de Kalak, pero no nuestra voluntad.

Tandras se mostró serio y firme a la hora de hablar a Akiva, intentando ser pragmático; seguro que le horrorizaba lo que fuera a suceder, pero al menos no sería en vano.

-Y sí, la idea es hacer al principio el menor ruido posible, y luego aprovechar la incertidumbre para actuar. Y si crees que me voy a dejar matar fácilmente, estás equivocado –dijo al mul, para después añadir- y claro que si puedo evitarlo, no dejaré que caigáis. Por mi parte, no tengo ninguna duda.

No añadió más; no debía dar explicaciones de cuan diestro era ante aquel Mul. Lo era y lo pondría en práctica. ¿Acaso todos los Mul eran unos belicosos malnacidos? Ya era una buena cantidad la que había abatido de esa raza, y que se habían mostrado de lo más arrogante. Claro que era comprensible, si nacían y se criaban para la lucha. 

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01/05/2015, 23:02
Akiva

Akiva asintió lentamente ante la reconvención del ceñudo Mul, mientras apretaba con fuerza los puños.

Un estremecimiento de terror recorrió la espalda de la joven, a medida que aceptaba en su interior que quizas, habia vendido su alma por una causa... "Una causa que se protege mediante el engaño y la mentira... Tan profundamente arraigadas estan esas salvaguardas que, a veces, cuesta distinguirla del Mal que pretende combatir y destruir..."

La muchacha inclinó la cabeza, dejando que sus cabellos callesen sobre su rostro y cubriesen sus ojos, subitamente  humedecidos por las lagrimas al escuchar las palabras de su compañero Tandras. Un dolor sordo, como nunca antes había sentido, se le clavó en el corazón al comprender que no habia otra opción.

Notaba la presencia de ambos luchadores, percibiendo su violencia apenas contenida, la huella del dolor marcada en sus cuerpos, el perfume de la muerte, la arena y el sudor.

"La libertad bañada en sangre... Kalak tiene mucho por lo que pagar... Solo espero que, antes de que llegue ese día, mis manos no esten tan manchadas como las del maldito Rey-Hechicero..."

Akiva alzó la vista y volvio a asentir.

- Entendido.- La amargura rezumó de los labios de la joven como la miel de los Kanks.- Podemos empezar cuando queraís... El tiempo corre.

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02/05/2015, 17:33
Director

Tyr en el 189º era del rey en el año del Desierto Adormecido, 39 días después del sol bajo.

 Entrasteis en el coliseo armados y por la puerta principal. Desde luego, considerando el pequeño ejercito que había allí, aguantar a Tretor merecía la pena. Aghar os llevó con paso firme a través de los barracones de esclavos y los cuarteles de guardia hasta un edificio achaparrado que se alzaba apoyado tanto en el zigurat como en el coliseo. Y a decir verdad no parecía para nada una torre.

El “equipo” de Aghar estaba esperando en unas toscas mesas a la sombra cerca de la entrada del edificio. Un grupo de ocho tipos duros, seguramente alguno ex-gladiador pero más de uno tenía pinta de ser un ex-soldado e incluso un ex-bandido o quizás ni siquiera el ex, y una pequeña y preciosa mujer pelirroja que parecía una muñeca, fuera de sitio entre tanta cicatriz y testosterona. Tras un breve intercambio de gestos la mujer y un enano de aspecto hosco se os unieron mientras Aghar daba algo al guardia de la puerta y el resto del grupo se dedicaba a flexionar los músculos anticipando la acción.

- ¿Es tuyo?- Preguntó la mujer a Akiva mientras echaba a Tandras una mirada que calificaríais como ávida. Pero había algo mal en aquella muchacha que apenas tendría algún año más que Akiva. No era su voz, que era suave como la seda. Pero había algo en ella que inquietaba. Y tampoco era su mirada, a pesar de tener un ojo negro como la noche y otro azul como el agua limpia. Pero a pesar de ello había algo roto dentro de aquella mirada.- ¿Me lo dejarás después? Prometo no romperlo... mucho.

- Asha. Basta.- Dijo Aghar secamente haciendo que la mujer hiciese un mohín y, tras pasar un dedo por el bicep de Tandras se lo lamió. Solo entonces se dio cuenta el gladiador que le había cortado sin darse ni cuenta. Era bonita si, pero peligrosa como una serpiente de cristal.

- Tenemos paso hasta el comedor, el comandante nos recibirá allí cuando acabe con su entretenimiento.- Os explicó Aghar dejando bastante claro que el entretenimiento del comandante que os “obligaría” a esperar en el comedor no había sido debido a la fortuna. Otro punto para Tretor.

Una vez en el comedor las cosas fueron como podía esperarse. Asha, entretuvo a un pequeño grupo de oficiales que estaban en la cantina con unas pocas bromas guarras y algunas caídas de cejas muy bien ensayadas mientras el enano instalaba lo que parecía una caja de música de hueso del tamaño de una cabeza junto a una pared mientras realizaba algunos cálculos. Tras apartaros un poco de esa zona y mirar hacia otro lado por recomendación del mul el artefacto funcionó. No podía llamarse a eso explosión pues no hubo ningún sonido, tan solo un fuerte brillo, que pareció dejar ciego a uno de los oficiales que miraba hacia allí y buena parte de un grueso muro de mampostería se había convertido en arena junto a la caja.

En unos segundos Asha había degollado a tres de los oficiales con unas dagas de metal que parecían haber salido de la nada, mientras que en la entrada se escuchaba un tumulto que indicaba que los hombres de Aghar hacían su aparición.

- Por aquí. Hemos de llegar a los psiones antes de que den la alerta o peor aun, despierten.- Dijo Aghar mientras había camino por el boquete en dirección al boquete del muro que daba a unas escaleras de caracol estrechas que ascendían.

Hubo lucha durante la ascensión, y hubo sangre y gritos, heridas y muertes. Los guardias no cedieron ni un palmo de terreno, con una devoción fanática, o quizás con un miedo atroz. Pero aun así no eran rival para vosotros, no estaban preparados, y eso les costó la vida. Tandras Sul demostró estar a la altura de su reputación, y Aghar no quedarse atrás. Las flechas diestramente lanzadas de Arkleris marcaron la diferencia. Mientras que Akiva, casi que con lagrimas en los ojos, no se quedó atrás en el combate, y sus poderes de sanación salvaron la vida a más de uno.

Y finalmente llegasteis arriba. Tan solo quedaba un guardia, un joven que apenas si habría alcanzado la mayoría de edad y los psiones. Seis ancianos tumbados encima de una especie de divanes, en letargo aun, que simplemente parecían plácidamente dormidos.

Notas de juego

Dejo el turno ahí pero vosotros incluidme como os ocupais de los psiones. Sea que los matais como fuese o que se lo dejais a Aghar y Asha.

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04/05/2015, 15:42
Akiva

Akiva trató de mantener una actitud tranquila y discreta mientras seguia a Aghar y a Tandras a traves de las puertas del coliseo. Apenas habia cruzado unas palabras con ambos, desalentados sus esfuerzos por ser sociable por las miradas aviesas y los gruñidos entre dientes.

Por fortuna, ninguno la habia mirado como Tretor lo habia hecho antes y Akiva habia dado gracias en silencio por ello.

El rostro de la joven clériga había adquierido un tono ligeramente ceniciento al darse cuenta de la realidad de la dificultad de la tarea que tenian que acometer. Abrumada, se retrajo dentro de si misma, consciente de que muchos de ellos, tanto sus aliados como enemigos, pronto habrian de morir.

Un escalofrio helado la hizo estremecer, a pesar del agobiante calor de aquellas horas. Se limpió el sudor que perlaba su frente y tomó aire, antes de entrar a la sombra de la mal llamada torre.

El grupo de apoyo de Aghar consiguió estremecer un poco más a la muchacha que, instintivamente se colocó a la sombra de Tandras. Al parecer, ese movimiento atrajo la atención de una mujer que dirijió una mirada apreciativa al fornido luchador que estaba a su lado. Automaticamente, Akiva sintió miedo, asco y repugnancia ante la inquietante presencia de la mujer.

- N..No... No es de m... No.- Akiva dudó y tartamuedeó antes de tomar aire.- Él decidirá lo que desee hacer.

Por fortuna, la intervención de Aghar sirvió para que Akiva disimulase su incomodidad. Sin embargo, la grosera insinuación de Aghar y de los motivos por los que tenian que esperar hizo que se sonrojase de la cabeza los pies y se le escapasé un velado oops. "Voy a matar a Tretor..."

La joven se reafirmo en su proposito cuando tuvo que apartar, con firmeza, las manos de un atrevido oficial que habia decidido considerarla a ella como a Asha. Por fortuna, la mujer acudió en su rescate, agarrandole del pelo e incrustandole la lengua en la boca hasta la campañilla.

Aghar hizo un gesto hacia el enano que habia permanecido sumido en un mutismo absoluto y hosco, que coloco una extraña caja junto a una pared, indicandonos a continuación que apartasemos la mirada.

Y, en un instante, todo cambió. Flores de sangre brotaron en el pecho de los oficiales del coliseo. Cuchillos de metal abrieron siniestras sonrisas en sus rostros asombrados. Cayeron al suelo, sujentandose el cuello o las tripas, mientras expiraban.

Akiva se recuperó lo más rápido que pudo y cumplió con su cometido lo mejor que supo, blandiendo sus bastones con firmeza y gracilidad. Sin embargo, cuando quedo claro que llevaban las de ganar, se hizó a un lado y se dejó que los profesionales se ocupasen de la situación. Usando sus conjuros para salvar a los más graves y sus conocimientos para atender a aquellos cuya vida no corria peligro, Akiva se abstrajo del caos y la violencia de su alrededor.

Sus manos, empapadas en sangre, sudor y agua, se movian con destreza, mientras los ojos de la joven se velaban por la lagrimas. Entre dientes, despues de cada pelgaria, los labios de Akiva repetian una y otra vez el nombre que Ukos le habia otorgado.

- Manos-que-curan...Manos-que-curan...Manos-que-curan...

Y, finalmente llegó el momento que tanto habia temido la joven sacerdotisa... El momento de acabar con el grupo de psionicos que custodiaban la Torre Roja y que combatian en el reino de los sueños, sin ser conscientes de que su muerte se acercaba tan rápido como una tormenta de arena.

Akiva le abrió paso hasta la primera linea de luchadores y se detuvo frente al único defensor que les quedaba. En su mano derecha sostenia con firmeza su bastón de madera, grueso y duro como una roca. La magia de Akiva le habia dotado de una firmeza sobrenatural, confiriendole la resistencia de un Mekillot y la capacidad destructiva del puño de un semi-gigante.

- Rindete y viviras.

Dejó caer el bastón al suelo, golpeando y rebotando un par de ocasiones antes de rodar ligeramente a la derecha, mientras la joven sostenia la mirada del aterrado guardian. Esbozando una sonrisa tranquilizadora, Akiva dió un unico paso antes de empezar a bailar frente a su extraña concurrencia. Lentamente, deslizando la punta de sus pies en el suelo, estirando los brazos, arqueando la espalda y ejecutando extraños movimientos, Akiva empezó a rodearse de una niebla polvorienta. La niebla, tan fina como el Mar de Polvo, serpenteó en torno a ella, expandiendose y retrayendose a medida que la sacerdotisa evolucionaba. Metro a metro, la sala se oscureció, impidiendo la visión de todos los presentes.

Akiva acabó actuación a la vez que completó su conjuro, arrodillada en el suelo. Sin apenas tiempo para recuperar el aliento, la joven transformó su bastón de ratan en una recia arma encantada, con el peso y la resistencia de un martillo de cantero que arrojó con todas sus fuerzas directamente contra el estomago del guardian... Elevando una silenciosa plegaria al elemento que daba la vida para que su plan tuviese exito.

 

- Tiradas (3)

Notas de juego

Akiva ejecuta una prueba de Bailar: 15 o menos.

Akiva lanza Oscurecimiento.

Akiva lanza Martillo Espiritual.

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10/05/2015, 21:21
Tandras Sul

Tandras entró en el coliseo. Aquel lugar le inspiraba una mezcla de respeto y repugnancia. Sí, dos sentimientos encontrados afloraban al ver aquel lugar, donde había muerto mucha gente tiempo atrás, y donde seguirían muriendo para diversión de unos cuantos. Pero fue breve el tiempo que paró a pensar en todo aquello, cuando vio al grupo de refuerzo que tenía preparado Aghar.

Un grupo de varios tipos duros, y una muñequita de porcelana, lo que significaba que si se encontraba allí era por algo. Luego confirmó sus sospechas cuando ella “tanteó” el terreno, atrevida. Akiva contestó indecisa, y de una manera que se le antojaba inocente, ante aquella arpía.

-No soy de nadie ahora, domadora de leones –dijo con contundencia, a aquella pequeña y atrevida mujer-. A menos que yo lo quiera –completó con cierta sonrisa socarrona, para seguir su juego y mostrar que no se amedrentaba ante nadie.

Luego notó el corte en su bicep. ¿Cómo había sido aquello? ¿Rapidez sobrenatural? ¿Psiónica? ¿Magia? Sea como fuere ignoró aquel corte y dejó que la sangre le escurriese por el brazo. Era una herida superficial que nada tenía que ver con las que recibiese después; él era un guerrero, un hombre de armas, y ya había probado el filo de muchas armas en su carrera. Aquel gesto seguro que le daba cierta confianza a su “nueva compañera”, aunque él no deseaba para nada que lo fuese. No al menos de la manera que insinuó.

-No te preocupes, sé cuidar de mí mismo –le dijo a Akiva cuando Asha se hubo alejado-. Esto no es nada, y he conocido a peor gente. Pero deberías mostrarte un poco más… decidida ante tipejos y tipejas de esa calaña; así quizá duden de si deben seguir lanzando pullas. Es solo un consejo, aunque también puede traer problemas el provocar a quien no se debe.

Tandras quería tranquilizarla, y que además mostrase un carácter más… duro. En aquellas tierras ardientes, era una cualidad, y no un defecto, saber a quién encararse, y aunque no dudaba de las cualidades de la joven, sí que percibía en ella una inocencia rara de aquel mundo, y en parte eso le animaba. Por otra, también le preocupaba.

Abstraído en sus pensamientos, esperó a que la tormenta comenzase, teniendo siempre muy en cuenta el tacto de la empuñadura de su espada. Le iba a dar un buen uso pronto.

Y así sucedió.  Tras un destello, desenfundó su arma y comenzó a abrirse paso ante todo aquel que ofrecía resistencia, y por desgracia para ellos, fueron muchos los que así lo hicieron.

Aquel grupo era condenadamente bueno en aquello de aplastar cabezas, pinchar y cortar músculos, y segar vidas. Y por otra parte, Akiva los mantenía frescos para el combate, con alguna curación para sanar los tajos recibidos por el enemigo. Todo aquello iba demasiado bien, pero no se confiaría ni un momento. Ni siquiera terminaba de confiar en aquellos que los acompañaban, y nunca apartó la vista ni ignoró ningún movimiento que éstos hicieran en el ataque. Además de luchando, estaba evaluando a cada combatiente, por si las moscas.

Y lo que parecía ser la última barrera entre ellos y el grupo de Psiones, era un joven guardia, demasiado joven para encontrarse en un cargo de tal importancia. Al menos, Akiva mostró algo de contundencia, literalmente. Aunque le desconcertó la puesta en escena previa, pero bien sabía que algunas danzas tenían motivos distintos a los de entretener al público, amistosamente.

Por su parte, Tandras esperó a ver si caía de aquel mazazo recibido, o aquel joven verdaderamente aguantaría unos cuantos golpes antes de poder ir a por los psiones.

Con respecto a aquellos bellos durmientes, no tenía pensado dudar ni un solo momento. Sentía ganas de acabar con ellos rápidamente, para que no hubiese tiempo a que dieran el aviso de lo sucedido, y reencontrarse con el otro grupo para saber qué tal les había ido. Y por otra parte, alejarse de Asha, que no le gustaba nada, aunque haría todo lo posible para ocultar aquella repulsión. 

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10/05/2015, 22:02
Director

 Asha, Tandras y Aghar se ocuparon rápidamente de los seis psiones, alguno de los cuales comenzaba a rebullirse. Seis de los maestros del sendero de Kalak, eso por si solo ya seria una pequeña victoria. Pero el mul a continuación se acercó hacia el guardia que Akiva había dejado inconsciente y lo degolló. Aghar soltó el cuerpo como con asco y miró a Akiva con un rescoldo de ira.

- Esto es una revuelta de esclavos. Tu compasión puede costar más que una vida. Aprende o cambia de oficio.- Añadió el mul antes de largarse de aquella sala que parecía pintada con sangre.

Asha por su lado simplemente abrazó a la sanadora con ternura. Detalle estropeado por un beso que le dio en la mejilla mientras la soltaba que a la muchacha le sonrojo por libidinoso. Pero la luchadora no se quedó a ver la reacción de nadie, casi parecía haberse olvidado de Akiva. Estaba claro que aquella peligrosa mujer poseía una mente rota.

Pero Aghar no os dejó descansar si no que os dio prisas para reuniros con Tretor. El mul paso por las entradas exteriores del zigurat sin apenas oposición, tan solo unos pocos soldados que lo conocían.