Siguió a sus compañeros a regañadientes. No se opuso a sus decisiones y se limitó a defender la retaguardia, pero hubiera mentido si dijera que aquella aventura del tesoro le parecía entretenida. Estaba agotada y, aunque había salido bastante bien parada en comparación, consideraba que lo mejor sería informar del éxito de la misión. Cuanto más husmearan, más probabilidades había de ser asesinados. La serpiente le había parecido una señal de mal augurio.
Esma miró por encima de la cabeza del enano y se fijó en los movimientos de Gvaldi y Caronte.
-¿Hay... hay algo interesante?- preguntó con timidez y un cansancio palpable en su voz. La exploradora entonces echó un vistazo anhelante al pasillo, como si deseara subir la trampilla cuanto antes.
- Hay que saber retirarse a tiempo...- murmuró en voz muy baja.
Sintiéndose en un compromiso, investigó por encima la estancia. No podía considerarse una exploradora si no exploraba, valga la redundancia.
¿Hay que hacer tirada para buscar?
Gvaldi empieza a golpear con mayor insistencia el cerrojo y...
¡Funcionó! Un leve "¡Clack!" Delató el mecanismo de seguridad cediendo ante la presión empleada por la punta de la daga. El cofre estaba abierto.
Con una sonrisa socarrona, el halfling se atrevió a abrir el nuevo baúl. Envalentonado por la dicha de su propio éxito.
Motivo: Destreza
Tirada: 1d6
Dificultad: 15+
Resultado: 4(+2)=6 (Fracaso) [4]
Motivo: Destreza
Tirada: 1d20
Dificultad: 15+
Resultado: 16(+2)=18 (Exito) [16]
Ignorad la primer tirada, a saquear!
En la Marca del Este hay que sacar por debajo de tu habilidad para que sea un éxito. ¿?¿?¿?
Correcto. Fallo mío que me lié con otro manual que estoy leyendo con lo de la dificultad. No obstante, la tirada sigue siendo válida y exitosa dado que el resultado (16 - 2 = 14) está por debajo del nivel de habilidad de Gvaldi (17). Ahora os narro lo encontrado.
Gvaldi sonrió cuando el familiar sonido de la cerradura al soltarse le indicó que había alcanzado su objetivo. El episodio de la serpiente le había pillado por sorpresa pero el mediano parecía haber recobrado la confianza y la alegría con aquel pequeño episodio de eficacia.
Con cuidado, levantó la tapa, asegurándose de mirar primero por una pequeña rendija de no encontrarse con ninguna otra desagradable criatura.
El interior del cofre era sencillo, con la madera en bruto sin tapizar. Allí encontró 125 monedas de oro, agrupadas en un saquito de lino así como una gargantilla de oro y plata[1]. Por otro lado, metido en una caja de madera, encontró un pergamino con pinta de ser mágico. Tras pasárselo a Caronte descubrió que se trataba de un pergamino de oscuridad, realmente útil en multitud de situaciones. Un vial de vidrio verde etiquetado como Veneno de Ojos Derretidos se encontraba junto a una bolsita llena de fresca hierba ennegrecida y húmeda que contenía un repugnante globo ocular humano perteneciente a un niño.
El mediano siguió escarbando entre sus pequeños nuevos tesoros y, entre algunos trapos, descubrió un escalpelo metálico de excelente factura[2], un bloque del tamaño del puño de un gnomo de plomo para derretir y un bote de cerámica torneada de cuello alargado con un líquido anaranjado en su interior. El bote no estaba marcado de ninguna manera y ninguno supo adivinar de qué podría tratarse. Desprendía un ligero vapor frío a través de su capuchón de estraza y, a primera vista, no les transmitió mucha confianza. Finalmente, envuelta en una tela negra con pequeños símbolos rúnicos, encontró una excelente daga con la hoja de un singular metal azulado pulido[3]. Esto sí parecía un tesoro digno del riesgo que habían corrido. Por último, una pelota de cera amarillenta con un alfiler clavado en ella descansaba contra una de las esquinas.
[1] Otras 25mo de valor.
[2] 2mo de valor.
[3] De momento, lo que sabéis de esta daga es que se trata de una daga +1.
Gvaldi se iba embolsillando todo cuanto encontraba entre los pantalones, los bolsillos de su mochila, debajo del sombrero y dentro de sus calzones. Las cosas que no le llegaban a interesar, como el pergamino o el vial eran entregadas a sus compañeros sin dudarlo ni un segundo.
—¡Buen hallazgo, jefe! ¡Si señor! Parece que ahora sí que nos hemos pagado un buen seguro por las molestias.
El halfling mordió una de las monedas y cogió la brillante daga azulada. Se la acercó al grupo en general para que diesen su opinión antes de marcharse de aquella torre.
Esma soltó una pequeña risita mientras observaba a su compañero halfling. Le puso una mano amistosa en el hombro.
-Esa daga te va a venir genial- Esma dio unos toques a su espada larga, intentando mostrar que con su arma le bastaba y que la daga que colgaba de su cinto no era más que el último recurso desesperado.
-Pero el dinero... hay que dividirlo...-dijo en voz baja- ¿Nos marchamos ya?
La chica se acercó a la puerta de la habitación.
-¡Oh, la cuerda de maese Gvaldi sigue colgada fuera de la Torre, no podemos olvidarla!
Bajo mi atenta mirada vi cómo el ágil halfling abría el cofre y ante nuestros ojos aparecieron bastantes cosas útiles. El pergamino me lo guardé, podría venirnos bien, al igual que esa extraña poción que desprendía un halo frío al tacto.
-"Buen trabajo Gvaldi. ¿Podrías intentar abrir las otras puertas? Parece que no tenemos las llaves, ¿o sí?. Quizá haya más tesoros como este en las otras habitaciones."
Probé con las llaves que teníamos.
Gvaldi asintió con un movimiento ágil y seguro. Casi como si estuviese saludando al capitán de un ejército. Ahora que estaban libres de peligro y el punzante dolor de su mano desaparecía con la extasiante vista de tesoros nuevos, el ánimo del aventurero estaba renovado.
—¡Será pan comido! Venga ya, chica humana. Pronto podremos, digo, saldremos de aquí con los bolsillos forrados de dinero como sigamos revisando... ¡Solo un poco más de exploración!
Se dispuso a guardar la daga en el cinto tras tantear el peso y compararlo con la vieja. Parece que tenía una nueva predilecta a abrir cerraduras y cajones. Luego se encaminó fuera de aquella sala para buscar la última puerta por abrir.
Con lentitud se acercó y empujó para asegurarse de que no estaba arrancada. No sin antes esperar a que sus compañeros se posicionasen dónde podrían incurrir sin ser hallados desprevenidos.
Si no estoy mal creo que nos faltan dos habitaciones
Vamos al lío!
Día 2 - Nidaros (La vieja torre)
14o día del 1er mes de Cosecha
Llovizna - Brisa Fuerte - Anocheciendo
Efectivamente, quedaban dos habitaciones todavía por registrar pero, pese a los innumerables intentos de Gvaldi, no hubo forma de conseguir que las cerraduras cedieran a sus intentos. Incluso Ulkhan trató de forzar las puertas a base de fuerza bruta pero no los férreos goznes no se movieron ni un milímetro de su posición inicial.
Los cinco observaban las viejas pero poderosas maderas que impedían su paso tratando de localizar algún punto débil, algo que se les hubiera pasado.
- Pues parece que hasta aquí hemos llegado- rezongó Hulfur finalmente- tal vez sea ya hora de poner fin a esto.
Las palabras del enano rezumaban sabiduría aunque también cierto poso a derrota, la que cualquier aventurero siente al saber que se está quedando algo sin descubrir después de haber llegado tan lejos. No obstante, nada les aseguraba tampoco que tras aquellas puertas no hubiera nuevos peligros en lugar de recompensas. En cualquier caso, la realidad era que no parecía haber manera de abrir aquellas puertas sin la llave adecuada así que se imponía, nuevamente, la necesidad de decidir cual sería su siguiente paso.
Gvaldi se encogió de hombros, todavía curioso por saber que podía encontrar detrás de las puertas cerradas pero con las suficientes razones y botín como para desear volver al pueblo para disfrutar de un merecido descanso.
Se giró a ver a sus compañeros y negó con la cabeza.
—Parece que hasta aquí nos ha llevado el camino, señores. Mejor volvamos al poblado, digo, así daremos la noticia de nuestro éxito.
Al ver que mis compañeros no lograban abrirlas, me dispuse a mirar por el pasillo, por si hubiera algún mecanismo secreto que las abriera, ya que no habíamos encontrado las llaves de esas puertas. Después, al no ser capaces de abrir las puertas con destreza, lo intenté por la fuerza. Cogí algo de impulso e intenté tirarlas abajo con el hombro. Si no lograba nada, sería hora de irnos de aquí...
Tirada oculta
Motivo: Derribar puerta
Tirada: 1d6
Dificultad: 2-
Resultado: 6 (Fracaso) [6]
Tirada oculta
Motivo: Encontrar mecanismo secreto
Tirada: 1d6
Dificultad: 1-
Resultado: 6 (Fracaso) [6]
No ves nada ni consigues forzar las puertas.
Día 2 - Nidaros (La vieja torre)
14o día del 1er mes de Cosecha
Llovizna - Brisa Fuerte - Anocheciendo
Al abandonar la torre, los compañeros sintieron de nuevo el golpe de la llovizna sobre piel. Esma levantó la vista al cielo y dejó que el grío purificador le empapara la cara como para recordarle que, una vez más, seguía viva. Se preguntaba si alguna vez dejaría de preguntarse lo mismo al terminar un trabajo. Tal vez fuera una mala señal el día que eso llegase a occurrir.
En verdad parecía que había pasado mucho tiempo pero, realmente, apenas llevaban unas horas fuera del pueblo. Tras algunos segundos en los que parecieron salir de un mal sueño, se arrebujaron en sus capas y taparon sus rostros con las gruesas capuchas mientras emprendían el camino de regreso a Nidaros.
Por el camino, sintieron como el cansancio iba haciendo presencia en sus extremidades mientras trataban de evitar los charcos y el barro del camino. No era la mejor noche para salir a dar un paseo.
. . .
Los parroquianos se giraron casi al unísono cuando escucharon la puerta de gruesos maderos de El Vado Brumoso dejar pasar el frío del exterior. En el umbral, cinco figuras cruzaban empapadas y con necesidad de comida y descanso. Jisa se acercó complaciente y enseguida les ofreció un buen asiento en un lugar cercano a la chimenea. La joven de pelos dorados sonrió con malicia cuando Caronte pasó a su lado y dejó a la compañía mientras iba a buscar unas jarras de cerveza y algunas viandas calientes por orden del hombre que esperaba en la misma mesa en la que se habían sentado: Miton Annord.
- Espero que esta vez me traigais buenas noticias- el estirado mayordomo de la familia Iras no esbozó ni el más mínimo gesto ni se molestó en preguntar por el estado de aquellos que habían peleado por recuperar el patrimonio de su señora. Parecía que lo mismo ofrecía una taza de té que unas condolencias.
El camino de vuelta fue pesado debido a la intensa lluvia. Malheridos y cansados, llegamos por fin al pueblo. Dentro de la posada se encontraba nuestro contacto. Me senté al lado de él, con cara y gesto serio.
-"Sí, tenemos buenas noticias. La torre está limpia de sectarios y criaturas impías. Una secta, adoradora de Orcus, había hecho de ella su base. Pero ya no volverán a molestarles, ya que les expulsamos. Ahora, páguenos lo acordado y asunto zanjado. Estamos heridos y magullados. Necesitamos cenar algo y descansar."
Miré a mis compañeros para ver si querían añadir algo más. La aventura se había acabado y tocaba disfrutar de lo ganado...
Por primera vez desde que lo conocieran, el mayordomo pareció relajar el rostro, incluso en algún momento hubiera jurado Caronte haber distinguido una ligera sonrisa aunque no podría asegurarlo. Alivio es lo que sin duda reflejaban sus ojos. Gvaldi, avispado como todos los de su raza, pensó que los Iras no debían ser una familia fácil para servir.
- Bien- asintió. Por un momento pareció que todo quedaría ahí pero, finalmente, Miton levantó de nuevo la mirada- por la mañana enviaré a unos hombres a confirmar vuestras palabras. Si todo va bien, recibiréis vuestro pago por la tarde, en este mismo lugar.
El mayordomo hizo una seña para que Jisa se acercase y dejase platos de deliciosos manjares humeantes y espumeantes cervezas ante los sedientos compañeros.
- Jisa, estos hombres y mujeres son mis invitados, se quedarán aquí esta noche y la señora se hará cargo del coste de sus habitaciones y manutención.
Con un asentimiento de cabeza, la mujer se retiró sin dejar de esbozar esa sonrisa pícara que Caronte había descubierto apenas unos minutos antes.
- Descansad ahora- continuó Miton Annord mientras se levantaba del asiento para abandonar el Vado Brumoso de vuelta a sus obligaciones- vendré a veros mañana.
Y con esto terminamos. Dejo el tema abierto para que cada uno narre el final de su PJ, como recibe la recompensa y se despide o continúa con alguien del grupo, si se marcha de la ciudad o se quedará unos días en busca de nuevos trabajos.
Por el off-topic, además, os agradecería que me déis vuestras impresiones de esta corta aventura de La Marca del Este y vuestras impresiones sobre cómo ha ido la partida y mi estreno en la dirección, que soy consciente de que es muy mejorable.
La misión había acabado y era hora de recuperar fuerzas y recibir la recompensa. Por el camino, se había quedado el mago, cuyo cuerpo estaba enterrado en el cementerio del pueblo. Amarga victoria al final.
Esa noche, escancié unas cuantas jarras de cerveza junto a los que habían sido mis compañeros en este encargo. No se me permitía beber en mi congregación, pero creo que esta vez podía hacer una excepción. Juramos ser amigos hasta el fin de nuestros días y ayudarnos siempre que uno estuviera en peligro y nos llamara. La típica exaltación de la amistad cuando se bebe más de la cuenta. Pero aún con el alcohol invadiendo todas nuestras células, una mirada sincera salía de cada uno de nosotros y supe que no estaría en mejor compañía si volvía a embarcarme en una aventura.
A la mañana siguiente, despertamos con resaca... o por lo menos algunos. Estuvimos esperando por el pueblo la confirmación del éxito de nuestra misión, dando vueltas y hablando con la gente. Por la tarde la tuvimos y, con ella, el pago a nuestros servicios. Yo doné parte de ellos a la iglesia local de Valion y algo para los pobres. Solo me quedé con lo justo para poder seguir mi camino, el cual puede que fuera el mismo de mis compañeros o uno distinto. No sabía lo que me depararía el futuro, pero si estábamos juntos, seguro que sería estupendo.
FIN DE CARONTE
Esma estaba tan cansada que solo pudo asentir a las explicaciones de Caronte para confirmar sus palabras ante Miton Annord. Ella estaba tan aliviada como el propio Annord, pues no podía más con el estrés que le había generado la experiencia: nunca había perdido a ningún compañero. Siempre había viajado sola y había sobrevivido por sus propios medios, la responsabilidad y la culpa que sintió en cuanto vio morir al mago fue una cuchillada en su pecho.
La chica bebió y comió hasta que no pudo más y agradeció que esa noche la pasaran en el Vado Brumoso. Mientras compartían una agradable sobremesa no pudo evitar cierta tristeza en sus palabras. Por muy bien que le hubiera ido sola, la compañía no había estado del todo mal. Sin darse cuenta miró a Ulkhan y le sonrió amargamente.
Antes de irse a dormir palmeó el hombro del halfling y se despidió de Caronte y Hulfur. Deseó que sus caminos se volvieran a encontrar en el futuro. Sin embargo, se detuvo al lado de Ulkhan y le preguntó con una voz ligeramente melosa a causa del alcohol.
-¿Qué vas a hacer a partir de ahora? ¿Crees que... podríamos ser compañeros de viaje? ¡Puedes, puedes contestarme mañana!
Se acostó en la cama como si fuera la primera vez en su vida. Seguramente le rechazarían su propuesta, pero se alegró de haber dado el paso por una vez.
A la mañana siguiente recibió su recompensa e intercambió palabras de aliento y de buena ventura con sus compañeros. Realmente deseó que el siguiente viaje que emprendiera estuviera acompañada de grandes personas como aquellas. Definitivamente nunca les olvidaría, pasara lo que pasara.
FIN DE ESMA