El forajido ve pasar la piedra que le lanza Rod a varios metros de su cabeza pero a pesar de eso da un respingo. Viendo ahora claramente a ambos hombres, dispara dos veces al aire a modo de advertencia y después los encañona.
-Vaya, vaya, que tenemos aquí. Dos alimañas arrastrándose por el lugar equivocado. No movais ni un pelo u os voy a llenar de plomo. Jeje, el jefe estará satisfecho.
El bandido sonríe con dientes negros y escasos, convencido de que Pancho y Rod son los únicos intrusos en el lugar mientras, alertados por los disparos, otros hombres de la banda salen de sus tiendas ajustándose las cartucheras.
- Mierda... - Pancho refunfuña con la cara aún en el polvo. Para una vez que intentaba hacer las cosas suavesito... Con un rápido movimiento, se da la vuelta y se levanta justo frente al hombre. Sonríe al hombre un momento y aprovechando la sorpresa de éste le asesta su mejor puñetazo chicano, tal y como le enseñó su padre en los desiertos de Sinaloa.
Su inteligente y maravillosa imitación de un coyote llega demasiado tarde. El centinela ya ha visto a sus compañeros. Le parece a pesar de la oscuridad que el mexicano va a intentar golpearle, aunque parece bastante difícil que lo consiga, porque tendría que trepar por la madera.
Podría quedarse quieto, al fin y al cabo todavía no les han localizado a ellos, pero ¿cuánto tardarán en salir a comprobar si esos dos iban solos?
Así que decide actuar.
- ¡Usad la dinamita, pendejos! -grita, mientras apunta al arma del centinela y dispara.
Pues eso, que le disparo al arma para quitársela de las manos, en plan peli total.
-Como quieras -dije en voz baja mientras cogía dos cartuchos de dinamita y los lanzaba con mucha fuerza y bombeados calculando un ángulo de cuarenta y cinco grados para que llegasen lo mas lejos posible.
Mientras iban volando desenfundé el revólver, y esperé a que estuviesen a poca altura y ya muy cerca de la puerta para dispararles y hacer que explotasen con mucha virulencia.
(Esta escena va a cámara lenta)
Al tiempo en que Pancho se levanta y una decena de hombres caen sobre él y Rod, dos cartuchos de dinamita estallan en el aire y su estallido de luz e imaginación quiebran el silencio nocturno y hacen temblar los cimientos de la misma montaña.
Una parte de la empalizada se derrumba y decenas de hombres armados comienzan un intercambio de disparos con los intrusos que tratan de entrar en el maltrecho fuerte.
El Indio entra en el campamento a hurtadillas, disparando sobre cuantos bandidos haya a su alcance mientras que losd emás se abren paso a golpes y disparos hacia la cueva donde se halla su líder.
Y éste aparece.
Jack Cuatrodedos, el villano más buscado de muchas millas a la redonda, aparece ante vosotros con una sonrisa en la cara, a pesar de encontrarse en una clara inferioridad ante vosotros.
-Vaya vaya, a quién tenemos aquí. El Rubio ha venido a por mi cabeza. ¿No es así? Y esa chica... ¿Buscando venganza? Ahora me arrepiento d eno haberme unido a mis hombres cuando disfrutaban de tí. Y los otros. ¿Un chino, un chicano un forzudo y un indio? ¿Es esto alguna especie de circo?
Jack ríe sonoramente mostrando una de las peores dentaduras que jamás hayáis visto y levanta un dedo que coloca frente a sus labios.
-Pero no digáis nada. No podría oíros aunque quisiera.
Entonces señala algo que lleva metido en sus oídos; una especie de tapones unidos por un cable a un trasto que sujeta con una de sus manos. Se asemeja a un maletín negro pero de formas irregulares y con un orificio circular rodeado de cables. Algunos de sus hombres que seguían de pié, parecen horrorizados al ver tal artilugio y tratan de abandonar la lucha para salir corriendo, pero no hay tiempo para ello.
El maletín negro emite un agudo pitido que rápidamente se introduce en vuestras cabezas y amenaza no sólo con haceros estallar los tímpanos sino también vuestros derebros. Instintivamente soltáis vuestras armas para taparos los oídos pero resulta inútil. En unos segundos tanto vosotros como los hombres de Jack estáis en el suelo hechos un ovillo y sufriendo el mayor dolor que jamás podríais haber imaginado.
Lo último que veis es a Jack acercandose, con su desagradable sonrisa.
Después, solo oscuridad.
Chicos y chicas, siento haber terminado la escena así, pero en estas últimas semanas, además de no haber estado presente en la partida todo lo que me habría gustado, he visto cierta falta de comunicación entre vosotros, ausencias de algunos jugadores y ello ha derivado en una descoordinación a la hora de planear este ataque y desarrollar la escena que me han puesto en un aprieto a la hora organizar el combate.
Pero no pasa nada, todo estaba previsto, o qué os creíais, etc...
Espero que perdonéis mi falta de habilidad masteril para manejar esto que quizás se podría haber reconducido con un poco de tiempo via off-topic, pero he preferido pasar directamente a la proxima escena a ver si la empezamos (lo antes posible) con mejor pié.
Pero como soy un hombre como dios manda, aceptaré vuestras críticas más duras, eso si, en privado. Podéis enviarmelas via correo ordinario a mi dirección:
Josep Capdemut
C/ Senda principal Nº4
Ittoqqortoormiit
(Groenlandia)