Partida Rol por web

Me lanzo contra la abominación y la rodeo a toda prisa para poder atacarla sin entorpecer la trayectoria de tiro de mis compañeros. Como no estoy seguro de cuáles son sus puntos vitales, doy un salto y comienzo a correr por su cuerpo deforme, lanzando una serie de patadas y puñetazos rápidos para tratar de descubrir su punto débil. Gracias al poder chi, mis brazos y piernas golpean al monstruo a una velocidad tan endiablada que parece que mis brazos y piernas se hayan multiplicado. Primero un puñetazo contra una protuberancia, seguido de una patada casi instantánea al sobaco de una garra, codazo a una pústula y rodillazo a un tentáculo gomoso, al que me agarro y uso como liana para para estrellarme  contra lo que parece un ojo con el puño por delante y después propinarle un pisotón a una especie de verruga cercana.

-¡Kiaaaaaaaaaaaaah! -grito con furia.

Acribillada por decenas de balas que se le clavan en la carne como molestos mosquitos, la deformidad con patas da un manotazo sobre su espalda para apartarse a Chan como si de una mosca se tratase. A pesar de acertar con su golpe, el Chino sigue corriendo sobre ella y asestandole golpes a diestro y siniestro.

La bestia sangra por tantos lugares que es difícil determinar cuántas heridas tiene, pero sí podéis comprobar horrorizados que las más leves de ellas comienzan a curarse a una velocidad endiablada, fruto de alguna habillidad de regeneración.

En el suelo, junto a vosotros, Arnold está hecho un ovillo mientras murmura algo como "Vamos a morir todos, vamos a morir todos..."

- Pero qué...? - Pancho mira sorprendido cómo las heridas de la bestia empiezan a curarse y entra en pánico. Sin nisiquiera mirar, dispara dos veces casi con ojos cerrados mientras pide ayuda a la virgensita. Ésta parece poco dispuesta, y sus dos disparos ni siquiera llegan a impactar contra la bestia. Al ver que ni siquiera ha acertado y que esa abominación es capaz de regenerarse, corre hacia el gorila y le da un puntapié - Haz algo, mono! Ayuda al menos!

-Si vamos a morir todos espero que el bicho ese vaya por delante. No te quejes tanto y haz algo util. Busca una serpiente de esas que muerden y ponsela de bufanda, quieres? Que las heridas se le curen a tanta velocidad me desconcierta, pero lejos de acobardarme aprieto el gatillo una y otra vez sobre el engendro.

El Espíritu del Águila y del Oso me dominan, la sangre del monstruo hierve en mis mejillas. Comulgo con mis ancestros y empiezo a danzar alrededor del monstruo, buscando los lugares donde puedo dispararle y hacerle más daño. De mi boca surge un lamento, un quejido atávico.

- Iaaaahiahhhiahhhh!!! -chillo como un poseso- Iaaaaiahaaaaiahhaaaa!!

Y, justo al terminar el último grito, disparo de nuevo.

A pesar de su poder de regeneración y de su inhumana resistencia, la bestia parece incapaz de resistir el torrente de balas y golpes al que la estáis sometiendo. En un desesperado intento de acabar con vosotros veis como una de sus gargantas se hincha y deja escapar por su boca un río de ácido pestilente que afortunadamente no logra alcanzaros y derrite algunas rocas y arbustos cercanos.
El último esfuerzo del monstruo es para volver a meterse por el agujero del que salió, pero le resulta inútil. Pierde sus últimas fuerzas y su horrible cuerpo queda inerte en el suelo, incapaz de seguir regenerándose.

El gorila levanta la cabeza al dejar de oír los incesantes gruñidos del monstuo y al verle derrotado os mira con expresión de asombro.
-Vosotros... Habéis acabado con la abominación... pero... ¿Como?
Pero sus balbuceos se ven interrumpidos por una voz serena a sus espaldas.

Un hombre oriental, alto y serio está de pié muy cerca de vosotros. Parece que ha observado el combate y por la expresión de Arnold s posible que se conozcan de antes. El oriental comienza a hablar de cosas incomprensibles para vosotros.
-He visto muchas películas hablando de la existencia de verdaderos gurreros en esta coyuntura, pero nunca pensé que pudieran ser tan fieles a la realidad. Escuchadme bien, pistoleros; el mundo necesita guerreros como vosotros y yo puedo enseñaros el verdadero camino de...
Hasta que Arnold le interrumpe.

-¡Deja de decir tonterías, viejo chiflado! No sabes hacer otra cosa más que enviar a tus Dragones a la muerte una vez tras otra. Si estos hombres tienen que luchar la Guerra Secreta más vale que lo hagan al lado de los Jammers.

-Los Jammers no sois más que unos fanáticos inconscientes que no pararéis hasta acaar con el orden natural del mundo. Los Dragones somos los únicos capaces de ver la verdad y lo sabes... Aunque a veces debamos pagar un alto precio por ello.

De pronto, en medio de la discusión de los dos curiosos personajes, notáis como el aire a vuestro alrededor crepita y se os eriza el vellos del cuerpo. Al notarlo, ambos dejan su discusión y se vuelven hacia vosotros,
-!Rápido¡ El tiempo está a punto de saltar. Seguidme y os llevaré al Inframuno. -Dice Doc
-¡No! Venid conmigo y os llevaré ante mi líder, Battlechimp Potemkin. -Replica Arnold.
En este momento sois conscientes de que si no tomáis una decisión inmediatamente, tendréis ese deja vu que borrará todos vuestros recuerdos y os llevará a vivir una vida completamente diferente.

Con una rápida mirada os ponéis de acuerdo y corréis detrás del chino extraño, dejando al mono solo; lo último que veis de él es cómo se saca una pequeña pistola extraña y dispara al suelo, abriendo una fisura de color extraño que lo absorbe a su interior.
El chino, por suerte resulta ser mucho más convencional y os conduce a una grieta entre dos rocas que da paso a una pequeña caverna cuadrada. Os introducís en ella apretandoos los unos contra los otros y el tal Doc revela una especie de panel luminoso con dos botones. Pulsa el que tiene una flecha apuntando hacia abajo y una puerta de metal cierra silenciosamente la grieta en las rocas, dejandoos aislados del mundo exterior. En seguida notáis cómo la estancia cuadrada comienza a descender con un zumbido y una leve vibración.
Cuando se detiene, la puerta se abre de nuevo y os encontráis en un túnel iluminado con esferas de luz artificial como las que utilizaban vuestros captores, aunque éstas penden del techo. El chino os sonríe.
-Bienvenidos al inframundo. A partir de ahora, vuestras vidas van a cambiar, y mucho.

Trotaba sobre mi vieja mula acompañado de mi fiel compañero cuadrúpedo, cuando una enorme columna de humo se veía en el horizonte, y de repente mis ojos brillaron y azucé al pollino y señalé aquel punto:

-Corre Trotón, ahí está nuestro destino...

Al cabo de un par de horas, me encontraba en medio del campamento rodeado de cuerpos inhertes por todos lados, trozos de miembros mordidos, extraños objetos que iba recogiendo, observava y desechaba hacia un lado.

Anomadamente mientras cantaba una canción -Caminando hacia el oeste mi caballo tropezó con la polla de un gorila que estaba tomando el sol... - iba metiendo los cuerpos uno enteros en la parte mas baja de la carreta, y los miembros haciendo presión a los lados.

Me encaminé hacia la ladera acompañado de Ran Tan Plan y me fijé en los cadáveres de varios esxtranjeros:

-Que raro, no recuerdo haberles visto por el pueblo, y que ropa mas rara -le saqué las botas a uno y me las puse, con ellas todo parecía pesar mucho menos, incluso creí que si saltaba podría llegar a volar, entonces vi un socabvón gigante ne el suelo rodeado de chorros de sangre oscura.

Pasé un dedo por encima y la olisqueé:

-Pufff, a saber que comería este animal, vaya peste -le di a oler al perro y Ran Tan Plan arrugó el hocico-

Dejé que varios cuerpos rodar por la ladera, y de uno cayó una especie de pistola muy extraña, a recogí y apreté el gatillo. me quedé boquiabierto cuando un extraño agujero rodeado de luz se hizo en la pared de la montaña. Miré al cánido y le dije:

-¿Entramos a ver si hay mas muertos? ya sabes que es lo que nos da de comer, y de beber, jajajajaja. -agarré al perro del cogote y lo tiré dentro del agujero mientras vi como desaparecía, y luego...