Ubicada en el barrio de Boedo de la Ciudad de Buenos Aires, la Capilla del Callejón Primigenio se haya ubicada en el pasaje El Artesano, una pequeña calle muy poco transitada llena de casas pequeñas, edificios chicos y galpones. Todos los que viven en el Callejón forman parte de una pequeña comunidad mágica. Un pequeño grupo de 4 magos encabeza el orden del Callejón y las familias que allí habitan sirven de aprendices, acólitos y ayudantes. Cada mago dispone de su propio hogar y cada vez que necesitan reunirse para algo, alguno de ellos oficia de anfitrión en su propio hogar. El Ambiente del callejón es bastante tranquilo, los niños juegan seguros en las calles, se organizan bailes y festejos los fines de semana en la calle, a la cual asisten todos los miembros del Callejón y algunas veces vienen invitados del barrio.
Cualquiera que camine por el Callejón, podría decir "El Artesano esta realmente vivo" sin siquiera saber que aquellas palabras ocultan una verdad irrefutable. El Callejón en verdad estaba vivo. El Espíritu despertado del Callejón protegía a sus miembros de los peligros del exterior y para aquellos que sabían cuidar de él, les brindaba acceso al corazón de su energía, un Manantial oculto en su interior del que brotaba quintaesencia en estado puro.
El Callejón nunca estaba en silencio, si no había fiesta en las calles, la música sonaba desde las ventanas de los vecinos. Y cuando todo sonido parecía apagarse, podía escucharse alguna explosión proveniente de la casa del Profesor McNeal, siempre intentando construir una gran máquina para resolver sus pequeños problemas. O el silbido del vapor de las estruendosas máquinas de la Dra. Alice Dobbins, rememorando con nostalgia y amor la era del Vapor y llevandola a un nivel mas allá con la gloria del Steampunk. Por último, Aurora hacía ronronear como un gatito a los motores de sus vehículos, para luego hacerlos rugir como un león al hacerlos recorrer las calles de Buenos Aires a máxima velocidad.
Era un ecosistema bastante extraño a la vista de todos pero, de algún modo, ellos lo hacían funcionar.
Referencia en Google Maps: -34.638968,-58.433522
Era uno de esos días. Me ha bían llamado para arreglar uno de esos ford de los años ochenta que parecen cubículos. Pasé buena parte de la mañana reparando pequeñas piezas desgastadas por el uso y el tiempo a la vez que consolaba y escuchaba al vehículo pues apenas circulaba y cuando lo hacía era por la ciudad y anhelaba viajar ligero como a cien por hora, por buenas carreteras y sintiendo la brisa salada del mar en un día de verano. Al terminar aconsejé al dueño del coche que por el mantenimiento usara prolongadamente el vehículo y a ser posible en trayectos interurbanos. En ocasiones la felicidad de alguien se halla en mentir un poco.
Trás eso volví para intentar relajarme un poco y conectar conmigo mismo y con otras cosas. Me había dedicado durante demasiados días a tareas mundanas, aunque reparar cosas, y fregar platos ayuda a mantener firme la locura; pues sabía de otros artesanos de la voluntad que alejados de las acciones cotindianas había perdido contacto con la misma realidad. Y No deseo para nada entrar en un silencio.
No obstante, y como los ultimos dos días me rondaba una serie de códigos de pequeña escala: Algo así como una combinación de 0 y 1 juto con algunos caracteres alfanuméricos y cirílicos repartidos ocasionalmente, que además, se retorcía para forma alguna clase de figura acorde a lo que codificaba. Era un espíritu realmente encntador, pero llorón; lo que otros llamaría Inanimae en fase temprana y que para mí era un bebé del otro lado. Parecía perdido y asustado y sólo el mantenerse junto a mí debía haberlo salvado de algún otro código mayor y hambriento o una purificación del tejido por parte de arañas estáticas.
Dí por imposible en concentrarme y me acerqué a la serie de códigos; después de unos minutos tratando de encontrar una frecuencia espiritual en la que comunicarnos ambos me dispuse a enterarm ele motivo del singular acoso, aún cuando suponía que se había sentido atraído por la resonancia de mi avatar. El espíritu daba lástima. Su discurso era inconstante, su intelecto más bien escaso y su forma no me resultaba reconocible, ni siquiera muy fácil de discernir, pero no tenía dudas que había salido de algún videojuego infantil. Según entendí era una configuración de datos que al producirse un error de carga y colgarse la consola portatil se corrompió y quedó en suspenso sobre la mesa de la cafetería. El espíritu sentía que le necesitaban y echaban de menos.
Suspiré, era tan triste, tan tierno. Pensaba que seguramente en unas pocas semanas el niño ya no tendría sentimientos tan fuertes hacia ese personajillo, fuera cual fuera. Debía encontrarlo y reintegrarlo al programa...más después de varios días no iba a ser tan fácil seguir la pista al niño, aunque con suerte volvería a la cafetería. Mientras tanto colgé un delgado hilo de cobre de uno de los botones de mi abrigo y até temporalmente al espíritu al hilo. Estaría más seguro así que libre a merced de cualquiera.
Trás eso me tomé un respiro en dicha cafetería, con suerte encntraría alguna pista.
Tener el post semi-listo y que se recargue la página es un fastidio.
Martes 19 de Junio del 2012, 12 pm.
Entró al bar donde Mournbringer estaba relajándose, miró a ambos lados buscándolo, una vez que lo encontró, volvió a mirar a ambos lados, esta vez viendo por las ventanas hacia el exterior. Cuando estuvo tranquilo, se acercó y se sentó en la silla frente a Mourn.
El Profesor Caleb McNeal Tarlington II, mas comúnmente llamado Profesor McNeal, era un hombre de mediana edad, gordo de aspecto bastante desprolijo. Se afeitaba, según sus propias palabras, una vez cada mes y medio, cuando la barba le molestaba lo suficiente como para recordar que estaba allí y debía ser cortada. Dadas sus hormonas, el rostro no le duraba correctamente afeitado mas que unas horas. Normalmente vestía de manera cómoda, jeans y chomba, lo que era común en el era usar camperas gruesas, de esas que están llenas de bolsillos por todos lados y es bastante común que saque de alguno de esos bolsillos extraños y aparatosos instrumentos con objetivos tan diversos como, en muchos casos, inútiles. Sin embargo, McNeal siempre tenía la herramienta necesaria en el momento necesario.
En cuanto se sentó, le hizo señas a la moza para que se acercara.
Un café cortado, mas café que leche, por favor. ¡Ahh! Con 3 de azúcar Gesticulaba con las manos a medida que hablaba, un vicio muy común en él. Y unas medialunas, ¿Puede ser? La moza se alejó asintiendo al pedido. McNeal abrió su campera y con ambas manos sobre la mesa miró a Mourn. El clima de Buenos Aires esta cada vez peor, hace dos días hacían 25 grados, ni siquiera llovió y hoy ya están haciendo 8 grados. Esta bien que estemos en invierno, pero no debería pasar del calor al frío tan rápido. ¡Uno ni siquiera sabe que ponerse a la mañana antes de salir!
Probablemente si el comentario viniese de alguien distinto, tendría sentido, sin embargo McNeal nunca se quitaba su campera, ni siquiera en verano. Solamente la cambiaba por una mas fina con la misma cantidad de bolsillos. La moza trajo el café con medialunas para él, tomó la taza y bebió de un sorbo su infusión.
¡Antes de que me olvide! Doña Rosa, del Callejón, preparó anoche empanadas de carne, con pasas de uva y azúcar. Dijo que si querías que pases a buscar, te separó una porción. ¿Te gustan las pasas de uva? Bueno, no importa, a lo que vine. Dio otro sorbo a su café, el Profesor siempre estaba acelerado, cuando le preguntaban que es lo que lo mantenía tan apurado, siempre contestaba que él no iba rápido, sino que el mundo iba muy lento. Aurora solía estar de acuerdo con ese pensamiento.
Rebuscó entre los bolsillos de la campera, primero en los externos, abriendo cierres, separando abrojos y luego de unos segundos comenzó a buscar en los internos. Enseguida que metió la mano en el interior de la campera encontró lo que buscaba. Era una hoja de papel blanco, doblado en cuatro. Cuando la desplegó, había escrito un mensaje escrito a mano por él mismo.
Llamó un tal Erick James, dijo que era de la Orden de Hermes. Quiere reunirse con vos para almorzar en esta dirección. Extendió el papel hacia Mournbringer, girándolo para que la palabras quedaran al derecho hacia él. Es un bar en San Telmo, una zona tranquila y de poco movimiento de gente. Dijo que te esperaba hoy para almorzar. McNeal miró la hora en su reloj de bolsillo, hecho completamente en plata. A diferencia de otros relojes, el de él tenía 16 agujas y 8 anillos que podía ajustar, quitar, poner o apilar, cada uno marcando cosas distintas. Nadie mas que él había logrado entender alguna vez la hora en ese reloj. ¿Tenes idea de quien es o que quiere? Guardó el reloj y tomó una de las medialunas, ofreciendo la otra a Mourn.
La entrada del profesor en el bar era realmene un hehco digno de ver y grabar. Aún cuando mi ensimismamiento no me hizo verlo hasta que se encontraba ya conmigo. Escuché sin entender la mayor parte de lo que me comentaba con réplicas casi automáticas. La conversación era agradablemente mundana y la estaba disfrutando.
Al punto reveló el motivo de haber venido; alguien me buscaba. Acepté la media luna que me ofrecía No me suena mucho ese nombre, pero puede que llamara en nombre de otro que sí conozca, A lo largo de la existencia creamos más lazos de los que podemos sospechar. le comentaba mientras consultaba la hora en un viejo reloj de cuerda, de los de bolsillo. es cierto que podría haberlo hehco en algún otro aparato, pero lo teléfonos llamados "inteligentes" eran demasiado nuevos para tener personalidad, por útiles que resultaran a veces.
Le agradezco que me haya comunicado el mensaje, profesor. Aún engo tiempo antes de averiguar que es lo que desean de mí. Dígame -dije entre un mordisco y otro del dulce-¿en que se encuentra ocupado ahora?
Iré a la reunión cuando se vaya acercando el momento.
Los ojos del profesor se llenaron de alegría, entre todas las cosas de las que gustaba hablar, sus propios inventos y descubrimientos eran su tópico favorito. Podía pasarse horas hablando de ellos con emoción y entusiasmo, aunque solía agregarles dramatismo y misterio a sus relatos. McNeal tomó un par de servilletas de papel, se limpió cuidadosamente los dedos y los labios, las hizo un bollo y las dejó a un lado de su taza de café. Luego empezó a palmar sus bolsillos buscando.
No se si debería mostrártelo... Bueno, si, debería, no se si este es un buen lugar. Pero ya que preguntas y te ves tan interesado. Sonrió y, luego de palpar todos los bolsillos externos de la campera, empezó a buscar en los internos. Le tomó apenas un segundo encontrar lo que estaba buscando. En cuanto lo tuvo en sus manos, lo puso sobre la mesa, encorbándose hacia delante con el cuerpo como si quisiera protegerlo de la vista de los demás. Comenzó a susurrar para que solo Mournbringer lo escuchara, mirando a los lados de vez en cuando para asegurarse que nadie les estaba mirando. Lo llamo DEDTE como era normal en el profesor, solía poner nombres que describían exactamente lo que hacían sus objetos para luego llamarlos como las siglas de la descripción, sin embargo no pronunciaba cada letra por separado, sino que leía las siglas como si de una palabra se tratase: dédte. Descriptor de Experiencias Detalladas a través del Tiempo y el Espacio. Es un mal nombre, lo sé, lo sé. Pero no se me ha ocurrido nada mas y aún está en desarrollo, así que puedo cambiarle el nombre en cualquier momento.
Era un objeto ovalado, en forma de huevo, con una pantalla transparente en el centro. Debajo de la pantalla tenía 3 relojes de manecillas que se movían a distintos ritmos y marcaban distintas horas. Debajo de los relojes había un teclado numérico como si de un teléfono se tratase y, del otro lado, tenía no menos de 8 lentes de cámaras, posiblemente de celular. Parecía tener 3 centímetros de grosor, 12 de largo y 6 de ancho. Era del tamaño de un Smartphone moderno.
Cada cámara de aquí esta calibrada para leer un tipo de frecuencia vibratoria distinta, en conjunto llegan a captar un espectro en 6 dimensiones de cualquier cosa que le pongas delante. Una vez determinado el análisis, estos relojes de aquí empiezan a transportar ese espectro sextadimensional a través de cada una de las dimensiones y lograr capturar las experiencias de cada dimensión del objeto. Con este teclado podes acceder a las distintas experiencias que aparecerán listadas en la pantalla. De este modo podes acceder a toda la historia de un objeto, que hizo, donde estuvo, quien lo utilizó, para que, ¡Todo cuanto puedas imaginarte!
¡Ah! Y este botón de aquí es mi favorito Señaló un botón con el dibujo de una campana al final del teclado numérico. Lo presionó y al instante apareció un listado en la pantalla. Seleccionó la primer opción y apareció un juego de carreras de autos. ¡Es para la hora del descanso!
Realmente era asombroso el genio del profesor, aún cuando probablemente ni siquiera un clon pudiera seguirle por completo. Si no había entendido mal había estado trabajando en algún tipo de detector PES o en huellas psiquicas, resonancias o como las llamaran los entendidos en la Esfera de tiempo. Por supuesto, yo no estaba entre ellos, y el asunto me desbordaba más si cabe.
Llegado el momento, sin resultar descortés me incorporé disculpándome listo para irme. Disculpe profesor, nada me alegraría más que quedarme pero, ya sabes que me esperan para un asunto. Pero no se preocupes estoy fascinado por su hallazgo y deseando que lo complete con éxito.