Una hora mas tarde sois rescatados donde os encontrais en la isla y llevados hasta el centro de control militar y vueltos a la civilizacion en helicoptero, tomáis tierra en la base militar a las afueras de tokyo donde sois trasladados con vehículos policiales hacia el centro ( todos en el mismo furgon) , donde seréis recibidos por la población y cámaras.
-¡Hohoho!- Dijo Rikafu Rude mirando a Goshi- Sinceramente, me hubiera imaginado que entrarías a la zona de peligro y te volarían la cabeza; pero al parecer no caíste en mi trampa... ¡Chico listo!. Me encantaría jugar contigo a algo alguna vez...
Entonces se giró hacia Aratani y su ceño se frunció.
-Y tu... "La Favorita"... no tengo ni idea qué pasó allá arriba, si luchasteis entre vosotras -como pensaba que haríais al caer en desesperación por no encontrarme- si ellas se sacrificaron para salvarte, o si el Goshi se cargó a alguna... pero bueno, he de admitir mi derrota... ¡Has ganado el afecto del público!.
Estaba decaído. Es verdad que había salido vivo y con sola una muerte en mi pantel, pero eso no lo hacia menos doloroso.
Pero Rikafu me obligo a levantar la vista y mirarla. -¿Era una trampa? Sabia que lo de las armas no podía ser verdad, pero pensé que querías una alianza de verdad. -Volví a mirar mis zapatillas. -Entonces... ahora me alegro de haberte perdido tu rastro... -Dije con tono triste. -Gracias por no atacarme cuando estuve en lo alto de la montaña. -Le agradecí. Antes de mirar a Aratani.
-La verdad es que yo no he hecho nada contra ellas. Cuando escuche el ultimo comunicado supuse que era cosa tuya, Rude-san. -Volví a mirar a la tercera "ganadora" quise decirle algo, pero nada mas abrir la boca la cerra e intente fijar la mirada en ningún punto concreto.
Cuando Aratani leyó el comunicado agachó la cabeza y lloró amargamente, liberando la tensión acumulada, dejando caer las armas. Miró alrededor, a las dos chicas que había tenido que asesinar por estúpidas. - Se lo merecían, quise confiar en ellas...y mira. - pensó, mirando sus cuerpos. - ¡ZORRAS, NO VOLVÁIS A INTENTAR ENGAÑARME!¡NADIE LO HARÁ! - les gritó.
Desde luego, ellas no lo harían.
Su corazón había encontrado a alguien especial allí dentro, y se lo habían arrebatado absurdamente, sin causa aparente. Allí olía a podrido, pero no era el momento ni el lugar.
Inclinó la cabeza y rezó a sus antepasados, dándoles las gracias por protegerla en ésta abominable prueba.
Pero una cosa estaba clara, Aratani salía de allí más fuerte que nunca.
***********
Horas más tarde, algo más aseada tras aprovechar el tiempo que tardaron en limpiarse y acicalarse un poco, comer y beber, estaba subida a un helicóptero con el gordo y la zorra. La mirada que ella les dirigía era indescifrable, pero la frialdad que transmitía era desde luego una sensación aterradora. Su resolución estaba más que fortalecida, había hecho una promesa ante millones de personas, y la había cumplido hasta el final. Su nombre era aclamado por las masas, los followers en sus cuentas sociales subían como la espuma, y sabía que ya estarían habiendo movimientos en las altas esferas que su familia tanto conocía para reclutar a tan prometedora futura CEO de los negocios de sus padres. Todo el mundo sabía qué podía esperar de ella, y eso era algo que a la gente le encantaba, conocer a sus personajes favoritos, identificarse con ellos. Ella había demostrado que era una adolescente normal, con sus problemas, como todos, y que a pesar de encontrarse en una situación donde les había liberado de toda moral, dejando que expusieran su verdadero yo ante el mundo, había conseguido transmitir una fuerza moral, una resolución y una creencia en sus ideales y palabras que demostraba que quizá, sólo quizá, aquel concurso era una mentira. Muchos se lo estarían pensando, y eso era una gran victoria moral para ella.
Las palabras de Rifaku le resbalaron por encima de su piel con tanta suavidad como si fueran lluvia, esa lluvia que había sentido con él a su lado. - Parece mentira lo profundo que pueden llegar los sentimientos en tan sólo unas horas. - reflexionaba Aratani.
- Exacto, no lo sabes, pero lo sabrás. Estoy segura que no podrás evitar curiosear y saberlo, saber qué hice para sobrevivir, para ganarme al público. Y cuando lo sepas...rezarás a los dioses dándoles las gracias por no haberte cruzado conmigo. - le dijo, con una sonrisa en la cara y una voz tranquila.
Fijó su mirada al frente, pensando ya en cómo iba a llevar su vida a partir de ahora.
Evidentemente, ambas jovencitas tenían muchas diferencias, al menos las justas como para querer distanciarse, al menos el gordo no se había tomado tan mal el hecho de que quería verle sin cabeza al caer en una trampa demasiado obvia como para caer en ella. Sea como fuere, Rikafu Rude se acomodó en su asiento, claramente estaba incómoda y el camino iba a ser largo...
-Ya veo que eres una "hardcore gamer" de esas... Yo soy casual, prefiero tomarme la vida con más tranquilidad, relajación y paz... ¿Alguien tiene un mazo de cartas? Quizás podamos echar algo en el viaje de vuelta en vez de hablar sobre "Lo sanguinaria que fui matando a gente con mis propias manos y comiendo su corazón en directo para toda la nación mientras me bañaba desnuda en su sangre" o algo así...
En ese aspecto giró su rostro hacia Goushi, implorando con su mirada que sacara entre sus lorzas un mazo de cartas con el que poder echar alguna partida, cualquier mazo, incluso un "UNO" era algo aceptable antes de tener que pasar por horas con "La Favorita" y sus "logros".
-Goushi, no te lo tomes a mal, yo he jugado a este "juego" de una forma un tanto pacífica, hasta que llegó ese guarro que me metió mano... o el otro que me metió mano mientras dormía... Aggg... ¿Es que no puede haber un chico "normal" en un juego de asesinato mútuo?.
-Sea como sea, la única vez que levanté un arma fue cuando me dispuse a golpear con la mochila a alguien que podría salir de la cabaña, y eso ni siquiera lo hice, porque me emboscaron y huí al bosque... dejando al pervertido morirse... Estúpido King...
-También vi a otro en una zona de peligro, parecía medio catatónico y aunque quizás lo mejor hubiera sido ir hacia él y robar su mochila, decidí seguir moviéndome... aunque he de admitir que un arma me hubiera sentado bien... ¡Hablando del arma!. No saqué mi arma hasta que necesitaba cortar algunas ramas... por desgracia unos puños americanos no eran el arma más adecuada para ello...
-¡También tenía un aguacate duro con una anilla!, lo tengo por algún lado... -dice la joven mientras buscaba entre su ropa- ¡Uy! Creo que la anilla se soltó... Jooo... yo quería enseñarlo con anilla...
Aratani ignoró a Rikafu, manteniendo su rostro una ligera sonrisa mientras pensaba en sus cosas. Las palabras de aquella inconsciente, y lo que había podido vivir en la Isla, le hicieron cambiar de opinión en una cosa sobre la Ley BR.
- No está mal la Ley, está mal el proceso de selección. Hay mucha mierda en la sociedad, y hay que limpiarla. Hay gente que no merece entrar en ésa Isla con psicópatas como ésta loca, que aún piensa que ha sido un juego. - Ni siquiera quería pensar los típicos "cómo es posible que..." ni nada similar. No valía la pena.
Ojeó la tablet leyendo los comentarios de los espectadores y sonrió a la cámara, con el rostro algo relajado y tranquilo, pudiéndose leer en su mirada el cansancio acumulado y el alivio por salir de allí.
*Un relámpago de su resolución, voluntad y dureza se reflejó en sus ojos antes de apartar la mirada hacia un objeto que caía al suelo rebotando...
*Indico ésto sólo "porsi" (ya que no creo que suceda...peeero, si tú tienes derecho a escribir, yo a contraréplica), desde ahí vendría una descripción bastante cruenta de cómo en el espacio de 2-3 segundos Aratani le mete la granada en la boca a Rikafu saltándole todos los dientes, se abre la portezuela del helicóptero y desde una cámara exterior se ve a Rikafu salir volando con una patada en el culo de una hermosa pierna femenina, esbelta y fuerte, y la portezuela se cierra con un golpe seco.
Unos 6-7 metros más abajo, y a una distancia considerable del helicóptero en movimiento, Rikafu estalla desapareciendo en el aire.
Goushi, paralizado por la mirada que Aratani le lanza, se porta muy bien porque en ésa misma mirada adivina que va a ser recompensado por su buena conducta y amabilidad, se da cuenta que quiere ser empleado bien remunerado en la empresa de Aratani, a sus órdenes y rodeado de secretarias macizorras, y así tener su vida, y la de su familia, resuelta, siendo un miembro respetable dentro de la misma.
Fin.
- Copón con las tonterías ya, joooder. - Aratani powah dixit.
XD
logicamente no vais armados, ni tablet ni nada, solo vuestra ropa . no son tontos...
Dejar de esnifar locura xd
-¡Hohoho! -Dijo la joven riéndose de Aratani- ¡Tenías que haberte visto la cara!. Si tuviera una granada la hubiera lanzado al trío-peligro, o se la hubiera dado a Goushi como regalo, a ver si el la usaba o se inmolaba con ella.
Rikafu Rude se acaricia el pelo, y mira a Goushi, quien seguía cohibido por todo lo sucedido, y por algún motivo, parecía no creerse haber ganado aún.
-Por poco parecía que me ibas a coger del brazo, cogerme el "aguacate sin anilla" metermelo en la boca y lanzarme del helicóptero. -Volvió a reír mientras cruzaba un brazo por encima del hombro del joven- ¿A que sí, Goushi?. ¡Joder! ¡Esta chica es un apostadora dura!. Normal que el público la aclame...
Susurrando a Goushi:
...los edgy-boys, los intensitos y los psicópatas de manual...
Deje que las chicas hablaran de sus problemas. Yo aun repasaba lo sucedido en aquellos largos cuatro días, aun pensado en Sato-san y Honda-chan. Preguntándome, de no dejarles solos, si les hubiera podido salvar o no. Por eso mismo apenas repare en lo que decía una y otra, solo asintiendo a Rikafu cuando nombraba mi nombre.
Al parecer estaban contentas con el resultado, lo veía normal, habían sobrevivido y supongo que ellas no estaban apegadas a nadie.