Partida Rol por web

pues vayamos para allá, aquí no hacemos nada - espetó furiosa Venria

Karras bajó la voz, hablando fuera del micrófono.- Si el capitán está aquí abajo, o es un traidor enormemente imbécil, o no está en el ajo. Y los comisarios se encargan de que los imbéciles no prosperen.- Se volvió a girar al aparato.

La voz de Karras crujió a través de la estática.- Aparte del encuentro con los traidores al aterrizar? Ha habido movimiento de vehículos no identificados en la zona. He minimizado las posibilidades de contacto, dada la situación actual.

Escuchaba la conversación mientras comía una barrita energética de mis raciones y le daba un par de tragos a la cantimplora. La herida seguía molestando y como no podía cambiar los planes del cosmos, me acomodé lo mejor que pude para que no rozara con las prendas o la armadura. El peso extra que llevaba no hacía nada bien tampoco, pero así estaban las cosas y ahora solo tocaba intentar mejorar la mano que nos había tocado en esta partida.

¿Vehículos? ¿Vehículos blindados? ¿Transportes de tropas? ¿Bípodes? Necesitamos información, sacerdote.

Karras dudó unos momentos antes de responder.- Creo que era un chasis de chimera, pero no he podido identificar más allá del sonido de orugas y la sombra al moverse.

Qué exigente, solo pide información y él no nos da ni una sola palabra de donde están ellos -pensaba sin parar. No le gustaba nada el cariz que estaba tomando esa conversación y, junto con la paranoia de los traidores se estaba empezando a poner nervioso. 

Al fin y al cabo, seguían en un territorio hostil. Asique opté por intentar fijarme en lo que había alrededor, no fuera que hubiera alguien acercándose o acechándonos.

Un chasis de chimera...recibido. Buen trabajo, sacerdote. Vamos hacia allí, nos aproximaremos desde...des el sudeste.

Recoged el equipo, nos movemos. Nihilus, tú abres la marcha. Los heridos al centro. Nada de luces y atentos a todo. Bebed agua, no quiero cargar con nadie por deshidratación. Paso ligero.

Vamos - le dijo a su compañera dispuesta a seguir la marcha bajo las ordenes de aquel capitán inútil

    Resignado, Grish se colocó en su posición habitual de la formación y sacando su odre de la cincha que lo sujetaba dio un buen trago de agua. Se refrescó unos instantes antes de comenzar aquella marcha que con el peso que llevaba sería dura, muy dura.

Andaba pesadamente con el sobre peso del equipo, aun habiendo quitado la mochila que ya no nos servía de nada. Con un gesto cansado tiré a un lado las vendas manchadas en sangre de mi herida que aun se resistía y me puse en pie utilizando el fusil laser como muleta. Acto seguido me di cuenta que había hecho aquello que tantas broncas me causó en la instrucción y rápidamente limpie el cañón de tierra. Nada pues, ahí vamos. Esto parece más serio de lo que pintaba… Seguramente, y era una opinión clínica, no duraríamos mucho. El optimismo tampoco es que fuera mi punto fuerte, eso lo sabían todos.

Tras las líneas amigas
Carretera 13

Guiados por el cada vez menos apreciado capitán Septus los restos del regimiento avanzaron hacia Casilla. El bosque dio paso a los árboles aislados, y estos a una carretera de cemento flanqueada por una larga pared rocosa a su lado izquierdo: la cadena montañosa en la que estaba construido Ishmael, debían estar muy cerca.

La larga noche del planeta seguía en su hora más oscura, pero los cronos indicaban que sólo quedaban dos horas de oscuridad. Dos horas antes de que la luz iluminara el teatro de operaciones y el enemigo descubriera el rastro que los soldados de Eolo habían dejado.

En Casilla no vieron al otro grupo de supervivientes, pero sí vieron, a su espalda una gran hoguera donde antes había estado la zona de salto. El enemigo quemaba los cadáveres de sus compañeros.

Sentí una lastima enorme al ver aquello, pensando sobre todo en que yo podría haber estado en aquella pira funeraria improvisada, pero también recordando que en algún momento había atendido de cosas de menor importancia a casi todos ellos en las practicas. Habían bromeado, fanfarroneado, habían compartido recuerdos y ahora estaban todos sirviendo como perfecta biomasa y desprendiendo bien de calor. Aparté la mirada de ahí y me agaché como mandaba el reglamento mientras avanzaba. Cuando llegué al próximo lugar de descanso tengo que mirarme bien esta herida porque me está matando, literalmente. A este paso no duro otro paseo. Las probabilidades de infección en ese ambiente tan húmedo eran muy elevadas incluso habiendo tratado bien la herida, en mi caso, que no se había hecho correctamente por el problema de que me había tenido que atender el manazas de Drake, era infección seguro.

     Grish apretó los dientes intentado llevar el paso de la escuadra. El peso que acarreaba le resultaba como una losa de marmol y sudaba profusamente. Las correas se le clavaban en el cuerpo y los pies le dolían horrores. Seguramente las ampollas que tendría al día siguiente sería dignas de pictografiar para algún manual del oficio medicae. Se reprendió a si mismo por sus silenciosos lamentos, ya que otros de sus compañeros había sufrido terribles heridas o incluso habían muerto. Su padecimiento de hombre débil no era nada comparado con lo que otros soportaban. No tenía derecho a quejarse.

Algo, o alguien se acerca. Ruido de botas. ¿Amigos? ¿Enemigos?

¿Dónde está ese sacerdote? -murmuró el capitán- Nihilus, Venria, encontradlo.

Karras señaló a sus aliados.- A cubierto. Que no os vean hasta que los hayamos identificado. - Karras salió con cuidado de su cobertura, intentando mantener algún obstáculo cerca por si necesitaba volver a cubrirse. La luz piloto del lanzallamas brilló en la oscuridad de la noche.- ¿Quién va? - Dijo en voz firme pero no excesivamente alta en dirección a la oscuridad.

¿Quién va?