Partida Rol por web

Venria se preparó para lo peor, hizo un gesto y luego varios más con las manos indicando a los otros miembros de la unidad de que alguien se acercaba... entonces escuchó la voz, notaba las sienes palpitando por la presión del nerviosismo que sentía... afianzó el bolter deprisa y apuntó hacía donde venía la voz... - Exterminadores de herejes - dijo sin más

Exterminadores de herejes -dijo una voz de mujer.

El padre Karras esbozó una sonrisa, que se perdió en la oscuridad.- Eso es lo que me gusta oír, hija mía. Porque tenemos muchos herejes que quemar.

En ese momento me había distraído un poco pensando en nuestro equipo y su falta de eficacia. Deberíamos de robarles las células de energía a cualquier cadáver que encontráramos y así podríamos hacer un poco más.

En ese momento se escondieron casi todos, y yo me moví a intentar ocultarme tras unos árboles. Cuando escuché la voz del sacerdote preguntar tuve un momento de tensión, hasta que una voz femenina contestó.

Si hubiera podido hubiera sonreído, pero en ese momento de tensión y paranoia no todo podía ser lo que parecía, y la respuesta de la mujer parecía un cebo y bien jugoso.

Decidí quedarme quieto y sin moverme mucho mientras esperaba alguna respuesta, asomándome lo justo para ver cuantos eran los que venían con la mujer que había contestado.

Apretó los dientes con fuerza, casi que deseaba haber abierto fuego, pero se contuvo... levantó el arma y le indicó al cura que se acercara para guiarlo con el resto de su unidad - menos mal, ya era hora - dijo al fin con una exhalación al levantar la pesada arma - resto de inútiles - sonrió - capitán - dijo con cierto tono de burla -aquí tenemos al inútil con sotana y su amigo el marciano - su humor no era algo que hiciera gracia a casi nadie, pero a ella... si, y eso era lo que le importaba

     Al ver a los sacerdotes aparecer al fin exhaló un suspiro de alivio. Todo el que siguiera con vida era un regalo del Emperador en las condiciones en que se encontraban ahora. Dos rifles láser mas para intentar llevar la misión a buen término. El apoyo espiritual y el servicio mecánico que serían tan útiles para continuar el camino hacia Ismael.

Ya era hora, joder -bramó el capitán- Me da igual que seamos pocos, tenemos una misión que cumplir. Nos vamos a proteger Ishmael, de Casilla que se ocupen los que avancen por el frente. Karras, Firro, conmigo. tenemos que hablar de lo que os ha pasado.

Con un gesto ordenó a sus hombres que siguieran la marcha por la carretera, separados en dos grupos en ambas cunetas. No era precisamente el oficial más popular de la Guardia Imperial; pero mientras estuviera vivo (alguna idea se le pasó a alguien por la cabeza) era su superior.

Él fue con los dos sacerdotes, indagando e informándose sobre lo que habían visto en aquellos bosques mientras él comandaba al grupo más numeroso.