Partida Rol por web

Puede que el 101º hubiera sido exterminado, pero ellos eran los reyes de aquella ciénaga, e único enemigo que quedaba en pie estaba herido, y tras una cuchillada de Venria no aguantaría mucho más.

    Solo quedaba un enemigo en pie y Grish pensaba remediar aquel punto tan inoportuno. Apuntó cuidadosamente, pero por desgracia el miedo a acertar a una de sus compañeras hizo que el disparo saliese ligeramente desviado, pasando por detrás del hereje sin causarle daño.

Viendo la situación bastante controlada llamé a mi compañero sanitario y corrí hasta donde se encontraban nuestros dos oficiales saliendo del agua embarrada. Nihilius tiraba del Capitán Septus en un intento por sacarlo de las cenagosas aguas donde habia sido herido. Solo quedaba un enemigo por lo que parecía, despues de que yo mismo acabara con uno de ellos. Seguía sin poder creerme que lo hubiera hecho, tanto a nivel moral como a nivel de habilidad. Nunca había conseguido más de un 30 sobre 100 en los entrenamientos de la guardia. Pensaba ya en lo que tendría que hacer para atender a los dos heridos que se encontraban cerca de mí. Yo mismo no me encontraba muy bien, estaba bastante mal herido despues de que varios disparos me dieran de lleno. !Señor señor! La ayuda ya está aquí. ¿Donde le han dado? Pregunté mientras comenzaba a examinar si el oficial tenía alguna herida principal. !Drake, rapido aquí, hay heridos!

El padre Karras iluminó de nuevo la zona con su lanzallamas, en respuesta a la andanada que le impactó de lleno en el pecho. - Rendíos a la piedad del Emperador! - gritó mientras vislumbraba algo entre las llamas.

Veo a las dos figuras en pie y de pronto se giran y abren fuego, impactando sobre el Sacerdote. Asique me descolgué el rifle y comencé a disparar intentando obligarlos a buscar cobertura para darle tiempo al Sacerdote a que se reincorporara.

-Sacerdote, ¿está bien? -pregunté mientras hacía señas a 943 para que estuviera atento por si volvían a aparecer esos dos

La herida del capitán era una quemadura muy severa en su pierna izquierda, que le había inutilizado la pierna, quemando más allá de la superficie de la piel. Si no se le atendía podría quedar cojo de por vida, o incluso perder la pierna. En cualquier les retrasaría al huir, porque iban tener que huir, de un momento a otro.

 El padre Karras había alzado su lanzallamas, dispuesto a devolver el fuego, cuando identificó que se trataba de los suyos.- ¡¡ALTO EL FUEGO!! ¡Soy el Padre Hyeronimus Karras, adjunto del Ministorum al Rapaz! ¡Alto el fuego, en nombre del Emperador! - gritó, a la vez que encendía su quimiolanterna y dejaba que el lanzallamas colgase de su correa mientras alzaba las manos.

¡Muere! - gritó iracunda pero dejando que su ira moviera su puñal, logrando así ensartar al aire...

Arrastrando como podia al capitán, conseguimos salir del agua y lo tumbe al lado de un arbol mientras observaba la situación. Los chicos estaban luchando bien, aunque los nervios les podian a algunos. Pero no por ello dejaban de ser mortales.

- ¿Esta bien? El soldado Flavion se hara cargo de él. Pero ahora tenemos unos cuantos herejes que cargarnos. Mantengase a cubierto. 

El sargento Nihilus dejó al capitán en el suelo mientras le atendía Flavion, también estaban ahí otros dos soldados, observando la escena, embobados.

¡Ayudad a esa muchacha por el Trono! ¿Qué hacéis todos ahí mirando? ¿Tengo monos en la cara? ¡Luchad, panda de maricones!

Venria seguía luchando con aquel hereje en un combate a cuchillo y bayoneta. La furia de la batalla había hecho que destrozaran el terreno a su alrededor, las hierbas del suelo habían sido arrancadas por las pisadas de su botas mientras hojas en llamas y ramas completas caían del árbol donde Venria había aterrizado, en llamas.

El rugido de un motor, y la inconfundible lengua de fuego de un lanzallamas.

¿Cómo? ¿Padre Karras? ¿Está vivo? ¿Qué hace con esa luz, apáguela o nos matarán a todos!

El soldado se giró hacia su camarada que huía, arrastrándolo de la hombrera.

¡Vuelve aquí, malnacido! ¡Es de los nuestros!

Los dos soldados se aproximaron hasta los dos sacerdotes.

Todo esto es una mierda, nos han cazado como a moscas, creo que el capitán Septus ha muerto, y los artilleros, también el equipo de demoliciones, ¡y todos joder, y todos! La puta radio no funciona y nos persiguen cinco o seis herejes, hace un rato que les hemos despistado.

!Maldita sea capitán! En temas médicos yo mando aquí, así que no se mueva o tendré que sedarlo. Le dije no muy convencido de mis palabras, pues sabía que aquello no sería buena idea. Solo esperaba que el capitán se portara como era debido y dejara que lo curásemos. Cálmese maldita sea... Si usted cae, toda la cadena de mando se queda coja... Le murmuré mientras comenzaba a rasgar con mi bayoneta su pernera del pantalón y alumbraba con la linterna de luz roja de combate la herida de nuestro oficial. A mi lado el botiquín estaba abierto y de él empecé a extraer el inyector para ponerle una buena dosis de antibiótico para que aquella herida quemada y cauterizada con trozos de carne desgarrados no se infectara y tuviéramos que cortársela.

     Con cuidado de no acertar a sus compañeras, Grish inspiró de nuevo antes de presionar el gatillo. Ésta vez el haz de láser fue mucho mas dirigido que el anterior. Con un poco de suerte acabaría con la refriega y podrían marcharse de aquel lugar.

El padre Karras apagó la luz tan pronto como la había encendido.- Buen disparo, soldado. - dijo el Sacerdote. La armadura flak había absorbido buena parte del impacto, pero podía notar una costilla magullada. Se acercó a los hombres. - El tecnosacerdote Firro y yo nos hemos encontrado con un problema similar. Nos hemos separado del resto de nuestra escuadra en el salto, y al no poder establecer contacto con ellos, estábamos dirigiéndonos al punto original de reunión. -El Padre Karras miró al soldado un momento.- Cual era su plan de acción, soldado? Y ya que estamos, cual es tu nombre, hijo?

¡No se le ocurra hablarme así, recluta! ¡Cumpla con su deber! ¡Todos, cumplan con su deber!

Grish se apuntó un tanto al alcanzar hereje en una pierna, el cual trastabiló.

No puedo evitar mirar a los soldados que han disparado al Sacerdote y a los que casi disparo yo- Deberíais tener más temple para evitar daños a los aliados, ¿o es que ya consideran a todos los que no son conocidos como enemigos? -la voz metálica era monocorde, pero no se podía evitar un cierto tono en las palabras usadas, como una amenaza velada- ¿Está bien, Sacerdote?

Luz Vortger, padre, fusilero de primera clase -añade alzando su arma- siento haberle herido, ¿ha sido grave? Lo lamento otra vez, ingeniero, en estos bosques...¿quién sabe quién o qué te acecha? Nos persiguen.

Algo le pasa a estas armas, que no funcionan como es debido...

Hmpf! - resolló con los labios apretados después de haber aprovechado la oportunidad que Grish le había brindado y le hincó el puñal hasta la empuñadura en el brazo izquierdo... miró a los ojos de su adversario deseando ver como se le escapaba la vida...