- ¿Cielo? ¿Infierno? Esas cosas no son de mi conocimiento. Mi nombre es Dinh Kah, soy lo que tu pueblo conoce como Djinn. - La forma en la que pronuncia sus palabras te causa escalofríos. - He permanecido encerrado en aquella caja mucho tiempo, más del que podrías imaginar. Al liberarme firmaste un contrato de sangre. Mira tu mano.
Obedeces, notando que en tu palma se ha marcado una extraña cicatriz con forma de pata de gallo.No sientes dolor alguno, tampoco sabes cuándo apareció allí.
- Maestro, no debe temerme. Bajo ese pacto, no puedo hacerle daño o seré desterrado de este mundo para siempre. - Las últimas palabras se esconden detrás de una sonrisa tan filosa que no pareciera preocuparle mucho el aparente castigo que sufriría este ser.
+1 a los Mitos.
Gonzalo no había oído nunca hablar de "llins" y "nialtecs", pero sí conocía la antigua historia árabe del genio encerrado en la botella: un genio que concedía deseos a su liberador. Sin embargo, nuestro párroco era ante todo un hombre de Dios y estaba perfectamente advertido contra el Demonio y sus pactos traicioneros. Tomar una decisión en base a esta mezcolanza de cuentos infantiles y enseñanzas bíblicas le llevó un tiempo. Tragó saliva.
—¿C-cuáles son los términos de este pacto? —dijo al cabo de un rato.
+1 Mitos: hecho.
Pobre Gonzalo: aún faltan cuatro años para que se estrene "Aladín"... : P
El Djinn no pudo ocultar su maligna sonrisa. Por algún motivo, esa mueca te daba muy mala espina.
- Yo obedezco tus órdenes y cada vez que me llames me alimento de tu vitalidad. Sólo es un poco, te sentirás cansado unas horas al principio, Maestro. Te recuperarás en poco tiempo.
Convocar al Djinn: Con sólo abrir la caja y decir su nombre, el Djinn se manifiesta en la habitación. Cada vez que lo llames pierdes 1 punto de magia. Darle una orden resulta en la pérdida de 1d4 de magia. Por día, recuperas un punto. Si pierdes todos los puntos te desmayas y despiértas a las 8 horas, entumecido, atontado y con 0 puntos. Puedes convocar al Djinn todas las veces que quieras al día. No hay un límite de deseos y lo queno puedes pedir está limitado a muy pocas restricciones físicas que...bueno, tendrás que averiguar más adelante.
Aquella mueca de maldad avivó el recelo de Gonzalo, a cuya mente vinieron de repente dos recuerdos: el primero, de una mujer descarnada advirtiéndole contra "el sirviente" de "la caja", a quién debía "encerrar"; el segundo, la historia de los viajeros de la oscuridad y de cómo desaparecieron. Señales de Dios: Este demonio es mi enemigo, supo al momento. Debo volver a encerrarlo... ¿Pero cómo? Y sobre todo: ¿Es mi único enemigo en esta casa? El hachero fantasma, la voz en el teléfono, los sueños, la mujer descarnada (¿una aliada?) y la mujer de la ventana, la extraña muerte de su tío y sus apariciones... Muchos eran los interrogantes. Quizás Dios había puesto a Dinh Kah en su camino para que lo utilizase. Sí, así debe de ser.
—Busco el diario de mi tío Gustavo, que vivió en esta casa hasta que falleció hace unas semanas... ¿Puedes encontrarlo por mí y traérmelo aquí? —preguntó finalmente, algo más relajado ya, aunque sin dejar de agarrar con fuerza el atizador.
-Lo buscaré, maestro. - La criatura desaparece bajo una nube oscura que surge de la nada. Ni bien quedas completamente solo, sientes una punzada en un costado, la cual te obliga a tomar asiento. Por algún motivo, la cama se te antoja muy cómoda. Quizás sería el costo del que hablaba el Djinn.
Tira los dados. Tengo un examen muy importante en unas horas, por eso no escribí nada más. Luego de la tirada te respondo el resultado.
Motivo: Orden al djinn
Tirada: 1d4
Resultado: 1
AJAJÁ, DINH KAH! La magia es fuerte en Gonzalo! No podrás con él! MUAHAHAHA!
Pues eso: que sólo pierdo 1 PM. (Ya me lo he descontado.) Ahora elija la opción correspondiente:
"Ánimo y suerte con ese examen, máster!" / "Seguro que ese examen te ha ido de perlas, máster!"
Pasan las horas y tu sirviente no regresa. Ya sin poder resistir más, pierdes el conocimiento y te entregas a un sueño reparador que te aleja de todas aquellas extrañas vivencias.
Mañana abro la otra escena con la continuación. ¡Ah, y me fue bien, por un pelo llegué al mínimo para aprobar!