Partida Rol por web

Los Cinco Reinos

[Lucrecio] - Hirsch

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21/05/2008, 23:30

No somos dueños de nuestro propio destino, al menos eso se suele decir. El hombre no es más que una marioneta que se mueve al son de unos hilos tirados por caprichosos dioses, o eso nos han hecho creer.

Ni aún permaneciendo sentado junto al fuego de su hogar puede el hombre escapar de su destino, pues este pasará a buscarle allá donde se encuentre.

Pero en ocasiones, sólo en muy pocas ocasiones, el hombre se ha alzado con mayor o menor fortuna en contra de su destino con pequeñas acciones... y es entonces cuando nacen las historias.

Historias, mitos y leyendas que alegran nuestros corazones y nos hacen soñar con emocionantes aventuras y lejanos parajes.

Y ésta que os voy a contar es una de esas historias, en la que unos pocos hombres se alzaron para hacer frente a su destino y cambiaron el rumbo de la humanidad.

Todo comenzó cuando una calurosa tarde de Junio el azar quiso unir en la misma mesa a dos hombres cuyos destinos cambiarían el mundo.

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29/05/2008, 17:18
Lemur

Os levantáis tras un reparador sueño y bajáis a tomar el desayuno, cuando lo hacéis veis que Lemur ya está allí preparado esperándoos.

Vamos chicos, hay que coger fuerzas, las necesitaremos.

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29/05/2008, 17:30
Dominic

Dominic se había dormido tarde, estaba muy nervioso por lo que comentó su maestro sobre la casa encantada.
Al final el cansancio pudo más y termino durmiendose, pero en la sala común se habían escuchado los murmullos del joven.
Cuando se despertó y no vió a Lemur a punto estuvo de darle un ataque, hasta que recordo que el anciano siempre solía levantarse antes que él. Se vistió deprisa y bajo corriendo las escaleras, y allí estaba.

Cita:

Vamos chicos, hay que coger fuerzas, las necesitaremos.

Sí maestro, de hecho tengo tanta hambre que me pienso pedir un buen desayuno.

Miro con afecto al anciano, ahora mismo era toda la familia que tenía.

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02/06/2008, 09:09
Pyotr

Pyotr pasÃ^3 la tarde dando un paseo por las afueras del pueblo. SÃ^3lo era un grupo de casas de gente que se afanaba en vivir su vida sin complicaciones, pensando Ãonicamente en tener comida para sus familias y seguir en paz.

Tras la cena subiÃ^3 a su cuarto. Le gustaba mÃ!s la tranquilidad de la lectura que el bullicio de los parroquianos tras la dura jornada. Al poco rato se quedÃ^3 dormido.

Al amanecer, ya estaba despierto. Nunca habÃ-a dormido mucho y le gustaba la quietud del alba para ensayar sus poderes. Se aseÃ^3 con agua frÃ-a para despejarse y se sentÃ^3 en el suelo con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en la pared.

...tranquilo, respira profundamente...

Tras unos minutos tuvo que resisitir. Cuando intentaba concentrarse para utilizar sus poderes siempre le asaltaba el recuerdo de sus madre moribunda. Hastiado recogiÃ^3 sus cosas y bajÃ^3 a desayunar. En una de las mesas ya le esperaba Lemur.

- Buenos dÃ-as, ha llegado la hora.

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02/06/2008, 09:09
Pyotr

Pyotr pasó la tarde dando un paseo por las afueras del pueblo. Sólo era un grupo de casas de gente que se afanaba en vivir su vida sin complicaciones, pensando únicamente en tener comida para sus familias y seguir en paz.

Tras la cena subió a su cuarto. Le gustaba más la tranquilidad de la lectura que el bullicio de los parroquianos tras la dura jornada. Al poco rato se quedó dormido.

Al amanecer, ya estaba despierto. Nunca había dormido mucho y le gustaba la quietud del alba para ensayar sus poderes. Se aseó con agua fría para despejarse y se sentó en el suelo con las piernas cruzadas y la espalda apoyada en la pared.

...tranquilo, respira profundamente...

Tras unos minutos tuvo que resisitir. Cuando intentaba concentrarse para utilizar sus poderes siempre le asaltaba el recuerdo de sus madre moribunda. Hastiado recogió sus cosas y bajó a desayunar. En una de las mesas ya le esperaba Lemur.

- Buenos días, ha llegado la hora.