Partida Rol por web

William niega con la cabeza al ver los intentos de tus compañeros.

No podéis cambiar el pasado. Lo ocurrido ya ocurrió. Estos no somos nosotros. Son los anteriores siete.

Luego vuelve a mirar hacia el ritual.

Ellos nos han hablado para comunicároslo a vosotros. Debéis evitar que ocurra, así como se evitó en el pasado.

Mira atónita como sin ningún tipo de miramiento y viendo que le da exactamente igual que ella este allí degolla a la victima, se levanta y va hacía la victima "viva" más alejada del ejecutor -¡¡Jack, ayudame maldita sea!! son demasiado pesados para mi sola, con uno solo que falte ya no se cumplirá el ritual- dijo prácticamente gritando al Brujah, viendo que los demás estaban poco dispuestos, si quiera a moverse.

- No podemos detenerlo- dijo, ahora más tranquila- Esto ya ha sucedido. Estamos... Viendo el pasado- declaró, sin querer contemplar la escena- Son los siete sacrificios de hace años. Nos muestran esto, para que evitemos que otros siete vuelvan a ser sacrificados.

- Pero... ¿Y cómo podemos detenerlo?- preguntó, aparentemente sin referirse a ninguno de los presentes, pero esperando una respuesta.

-Cállate, zorra- espeto a nadie en concreto, en apariencia, aunque en realidad me refiero a esa maldita fantasma que se afana en cabrearme para hacerme estallar. Por el momento no me dejo llevar por la molestia que puedan provocarme sus mordaces comentarios, he aprendido a controlar un poco mejor a la Bestia, pero está claro cuáles son sus intenciones.

Hago un amago por correr en la dirección en la que se encuentra Lidya pero la declaración de Lily consigue detenerme en seco, observando la situación con una nueva perspectiva. Eso explicaría que ninguno de los sacerdotes nos preste atención incluso aunque una de nuestras compañeras esté delante de sus narices -Lillian tiene razón, esto no puede ser real- relajo un poco el cuerpo -Sólo podemos detenerlo volviendo a este sitio o encontrando a los sacrificios antes que ellos- deduzco a pesar de que una cosa es decirlo y otra bien distinta conseguirlo.

Me acerco hasta la escena, colocándome en el centro del círculo para confirmar de manera drástica que realmente no estamos ahí ni podemos interrumpir el proceso pero si es así quiero fijarme bien y de cerca en todos los detalles que pueda. El lugar, el suelo bajo nuestros pies, la puerta e incluso las túnicas de los tipos que elevan sus cánticos.

Se paró al escuchar a Lillian, si quizás tuviese razón, después de todo, si eso fuese verdad, muchas cosas sobraban sentido -muy bien pues pónganse cómodos y "disfrutemos" del espectáculo- se quedo mirando con atención todo lo que ocurría, tendrían que estar atentos si querían poder remediarlo después.

-Lo que pasa.... ¿no sería mejor localizar a los ejecutores que a las victimas? los ejecutores ya sabemos quienes son, las victimas no, y las victimas son más- dijo sin dejar de mirar el espectáculo.

Al escuchar las conclusiones, Kaela decidió abandonar su escondite y explorar el lugar, buscando observar algo que les diera pistas de lo ocurrido.

Si realmente debían parar el ritual que se iba a llevar a cabo en su presente, debían conocer todo lo que les fuera posible de éste.

- Creo que es importante conocer ambas. Más fácilmente nos guían los ejecutores a las víctimas, aunque considero importante conocer ambas -. 

Más calmadamente, avanzáis en grupo, observando la escena dantesca desde un punto más cercano. Los degollamientos se van sucediendo, y la sangre avanza, dando más y más nitidez a la puerta.

Pese a que sabéis que no es real, muchos de vosotros sentís repugnancia al ver la frialdad con la que mueren los sacrificios. Miráis los rostros, pero no os suenan de nada. Los memorizáis, por si en un futuro pudieran cruzarse en vuestro camino, pero no os dan indicio alguno de pistas.

Cuando el último sacrificio esta a punto de ser ejecutado, un sonido empieza a invadir la sala. Llama vuestra atención, y cuando os giráis, os dáis cuenta de que el séptimo sacrificio se trata de un niño, un pequeño niño, que llora, nervioso y asustado.

El ejecutor levanta la daga ritual y le acerca a su cuello, sin temblar, sin sonreír, sin mostrar ningún tipo de sentimiento más que el de aquel que simplemente realiza un trabajo repetitivo al que está más que acostumbrado.

De pronto, un olor comienza a gestarse desde donde está el niño, a medida que su llanto aumenta. Poco a poco empezáis a verlo, la chispa de luz, el humo negro que desprende su túnica y, justo después, el fuego.

El ejecutor se aparta, asustado, y entonces podéis ver sus largos colmillos que salen, en una pose de amenaza. El niño sigue en el suelo, hecho un ovillo, envuelto en llamas.

Se extiende rápidamente, lamento las piedras del suelo y las paredes. Muchos del culto se desperdigan, algunos caen presas de las llamas, pero el ejecutor al parecer esta luchando contra todos sus instintis primarios al permanecer cerca de ese niño.

Para mí no tiene mucho sentido memorizar unas caras que tal vez pertenezcan al pasado en lugar de al futuro así que me centro más en rasgos generales, la indumentaria, accesorios como colgantes y cosas así. Las pistas que podemos conseguir observando la escena son escasas, no nos ayudan a saber quiénes ni dónde, pero si algo queda claro es que la pieza clave de todo el ritual es ese niño. O al menos eso me parece a mí.

Incluso tratándose de una especie de ilusión no puedo evitar retroceder instintivamente en cuanto las llamas se extienden -Si encontramos al niño no podrán llevar a cabo el ritual, ¿pero cómo saber cual es el elegido?- no he podido ver ningún tipo de rasgo distintivo en él así que sólo queda ver como acaba todo.

Vio la escena sin inmutarse lo más mínimo, y asintió -Sin duda la clave es el crío, pero... dudo que podamos saber como hacer para dar con el idóneo, pero lo que si esta claro es que los sacrificadores serán los mismos que en la visión ¿no? quizá vigilen al niño, y puedan "llevarnos" hasta él-

Las llamas avanzan por la sala. El aire se calienta. El lugar comienza a ser sofocante.

Podéis notar en la piel el calor, el humor que se va extendiendo y subconscientemente dais gracias de poder verlo desde la distancia, aunque algo os dice que esa cómoda posición no va a durar mucho.

El ejecutor busca la forma de acercarse al niño, pero es imposible. Las llamas comienzan a extenderse y aunque enarbola la daga en un burdo intento por acercarse a por la apuñalada final, no encuentras un espacio que le permita acercarse sin poner su no-vida en juego.

Al final da un par de pasos atrás, con la frustración cargando su mirada, mientras medita en silencio.

En ese momento, una nueva figura entra en la sala. Se trata de un hombre, de aspecto joven aunque mirada infinitamente experimentada. Entra en la sala como si esta fuera de su propiedad, mirando fijamente al ejecutor.

- Tu ritual ha fallado, Azael - grita, señalando al ejecutor con un dedo acusador.

El otro transforma su cara en una sonrisa que mezcla cierto sentimiento de suficiencia y tristeza. - Es la ventaja de nuestra condición, Mizkhal. Tengo todo el tiempo para poder planearlo de nuevo.

Sin mediar más palabra, ni esperar respuesta, Azael se gira y presiona una de las piedras de la pared, dejando ver un pasadizo por el que huye sin dejar rastro cuando este vuelve a cerrarse.

La imagen de la sala comienza a difuminarse lentamente, mientras aquel que responde al nombre de Mizkhal espera, desde la distancia, viendo como evoluciona el fuego...