Partida Rol por web

Mientras os saludábais todos, vuestros padres también hacían lo mismo. Mientras algunos lo hacían de forma animada por verse después de bastante tiempo, otros parecían algo más tensos. "Bocazas" era demasiado energético y el olor a cerveza que desprendía no parecía ser del agrado de todos. Brand parecía algo incómodo a su lado, pero se alegró de ver a Mikey después de algún tiempo. "Gordi" también parecía animado, al igual que Steff y Andy. Todos se pusieron a hablar de lo que estaban haciendo y algunos de sus proyectos.

Claro que los pequeños concentraban casi todas las atenciones, sobre todo de las mujeres. 

Laura: Son preciosos. Pre-cio-sos. Estoy intentando convencer a Steff para ir a una clínica, pero todavía no lo he conseguido.

Steff: No tenemos prisa, te lo he dicho muchas veces. Prefiero esperar un poco más.

Brand: La verdad es que tengo una reunión mañana por la mañana.

Mikey: Creo que deberías intentar relajarte y disfrutar de un día como el de hoy. ¿Cuántas ocasiones crees que tendremos de volver a vivir todo esto?

Monique: Pues yo estoy pensando hacerme un estiramiento aquí y aquí...

Andy: Pues yo te veo guapísima. No sé por qué....

Gordi: Sloth quería venir, pero no se encontraba muy bien. Es mejor que descanse. Está ya algo mayor, el pobre.

Data: Ahora estoy diseñando un nuevo modelo levolucionalio. Es como una tlampa para los sistemas...

Era como si no hubiesen pasado los años, y aunque era más que evidente que el tiempo había cambiado a todos, también había un lazo invisible que los unía.

Ey... Guebecca... ¿me das otra cagta a mi? - dije a la chica, a la vez que un brazo mecánico me salía de la manga y señalaba otra del abanico que aun mostraba... 

Esa misma me viene bien... 

No pude dejar de mirar por el rabillo del ojo a nuestros padres saludándose... por muy diferentes que fueran, por muy distanciados que estuvieran o por muy mal que se les hubiera ido en la vida personal de cada uno... a todos se les veía un brillo en los ojos especial... 

En esos momentos uno se sentía agusto con la vida... ojalá nuestra generación sea capaz de crear alguna vez ese vínculo...

¿Y bien? - pregunté, volviendo de mi ensoñamiento - ¿que me dice el ogáculo?

"Brujita". Se lo dejó pasar porque sonaba  amistoso. Cariñoso, incluso. Y porque le molaba que la considerasen un poco bruja. Inclinó la cabeza y sonrió de manera siniestra hacia Billy.

Aguardó a su hermana, observando el cielo y el pueblecito. Aquí pasó la infancia y juventud su padre y sus amigos, y también donde sucedió su aventura más famosa. Pero que ya estaba bien de recordarla en todas ñas reuniones. Menudo rollo después de tantas veces.

-No se qué tesoro, mocosa. Siempre que nos vemos Billy habla de un tesoro nuevo. Se los saca de la chistera, como los magos las palomas y conejitos. Vigila a tu oso, que igual lo hace desaparecer. -Se encogió de hombros, distraída, y regresaron con el grupo. Pasó de la conversación de los mayores, echó un vistazo falto de interés a los dos bebés y se llamó a sí misma idiota por entregarle la bolsa entera de gominolas a Bernie. Menos mal que llevaba otra en su pequeña mochila.

-¡Jo, Gordi! Cómo te pasas. Sigues igual de tragón. Un día te vas a comer a ti mismo. Te quedarás siendo una cabeza en plan zombie. Graa, graaaao agg...- Becca empezó a dar dentelladas al aire, al Señor Pebbles y al propio antebrazo de Bernie, hasta que el brazo mecánico de Paul cogió una carta.

- A ver, quita, Bobobot. Hum. Temperanza. La Templanza. Al derecho. No debes preocuparte, Paul, tu vida va por buen camino, te desarrollarás y regenerarás sin grandes difucultades, iluminará tu camino. Eso sí, modera tu necesidad de placeres y deseos. Es decir, que no seas un guarro aunque estés en la edad.

Becca puso cara de circunstancias y dio un paso atrás.

Vuestros padres se empezaron a mover, dirigiéndose sin dejar de hablar hacia el museo, provocando que algunos de vosotros siguieses su estela, ya fuera por simple inercia o porque algunos de ellos os hicieron una señal para que les siguieseis. Así, poco a poco, fuisteis acercandoos al museo.

Cuando llegasteis a la entrada, os recibió el cartel de la exposición, que estaba pegado en la puerta y también colocado a mayor tamaño, justo al lado de ella.

Siguiendo a mis padres y al resto de sus amigos llegamos al museo de la localidad donde pudimos ver el cártel anunciando la nueva exposición del mismo y que, por lo que me imaginaba, había sido la responsable de que la reunión anual fuese precisamente este fin de semana arruinando mis planes.

- ¡Oh que bien! - exclamé sin hacer el menor esfuerzo en ocultar el sarcasmo en mi tono - Willy el tuerto... -

Un murmullo generalizado se sucedió, a raíz del intercambio de impresiones y saludos de nuestros padres. No pude evitar dirigirle una mirada a mi padre, quien sacaba a relucir todo su espíritu aventurero y soñador cuando se juntaba con sus amigos. Ojalá lo mantuviera en su día a día; aquí, en estas reuniones, se le veía además especialmente feliz. Nos miré a nosotros, pensando que tal vez, algún día, fuésemos la viva imagen de ellos; un reflejo de lo que fueron. Y que a lo mejor pudiésemos forjar una unión como aquella que habían mantenido con el paso de los años. Pese a la distancia, las rencillas y las disparidades en la vida de cada uno, todos acababan volviendo siempre al punto de partida.

Antes de darme cuenta, noté cómo nos invitaban a seguirles para acceder al interior del museo, pues al parecer estaba a punto de comenzar la exposición. "Tengo que hacer fotos de todo lo que haya expuesto si me dan permiso" —pensé mientras iba tanteando en uno de mis bolsillos para coger un caramelo de menta. Justo cuando me lo llevé a la boca, me fijé en el cartel  de la entrada que servía de presentación al tema.

—¡Guau, el profesor Armitage! —mi expresión se tornó a una de entusiasmo—. Papá me ha hablado muchas veces de él y de sus estudios. Es una eminencia en su campo. Aunque... ¿soy yo o tiene toda la cara de un mago de la Tierra Media? —pregunté girándome hacia mis amigos con gesto risueño. Había visto varias veces la trilogía por recomendación de mi padre, quien era un gran fan del universo de Tolkien y de sus adaptaciones en particular. Cualquiera diría que se identificaba con alguno de los personajes—. Ya verás, Alex —miré a mi primo—. Te va a encantar. Seguro que tiene un montón de cosas que contarnos sobre el tesoro y Willy "el Tuerto". 

Cuando Rebecca regresó, ya me había comido todos los gusanitos y me estaba chupando la punta de los dedos. Siempre se quedaba un poco de polvo de gusanito en ellos y tenía un sabor delicioso. Al referirse a mi como Gordi, me sentó un poco mal, no me gustaba que me llamaran así, pero bueno, a ella se lo perdonaba. Y más cuando me cogió del brazo e intentó mordérmelo, me puse algo colorado. A la orden de mis padres, empecé a andar dirección a la entrada del museo. Estaba bastante ansioso por entrar y ver todo lo que allí había.

-"Vamos chicos, hay que ir hacia el museo."

Una vez en la entrada, me fijé en el póster al cuál se refería Billy. Es verdad que el profesor se parecía a un actor que salía en las películas esas donde salían elfos, orcos y demás razas raras.

-"¡Ohhh, chicos! Esto va a estar genial. ¿No os lo parece?"

Becca se caló las gafas de sol y caminó hacia la entrada del museo, rodeada por el grupo de adultos y chicos, cada cual hablando de sus cosas. Tironeaba de la mano de su hermana -Muévete un poco más rápido, que no quiero quedarme atrás, enana ¡¿Por qué a mí, por qué a mí?! -gritó de pronto toda dramática para llamar la atención. Aunque luego le dio la risa hasta llegar a las puertas del edificio.

-¡"Guau, el profesor Armitage"! -Se burló y dio una vuelta alrededor de Billie junto con su hermanita. -¿No estáis hartos ya de la misma historia de Willy el Tuerto? ¡Es que no hay más piratas! ¡Mujeres piratas, que os sacarán las tripas y se montarán un collar con ellas! Jajaja, grumetes de agua dulce, os rebanaré el pescuezo y os patearé culo!

Nota mental: no ser un guarro...

Pensé, mientras esbozaba una sonrisa... esperaba mil cosas de Rebecca, pero ¿templanza? Interesante...

De repente nuestros padres nos llamaron la atención, pues ya se dirigían hacia la entrada del museo... Yo hubiera preferido tomarnos un batido de fresa antes, para así poder charlar un poco con los amigos que hacía tanto que no veía pero...

No pensé demasiado, de hecho, la pequeña desilusión fue efímera, pues si no podíamos tomar un batido antes de entrar, tomaríamos un refresco al salir... la vida recompensa al que sabe esperar... o al que espera con templanza...

Así que, mientras exclamaba ¡¡yupi!! en encaminé hacia la entrada, recortando el camino a mis padres.

Justo en la misma vimos el cartel que anunciaba además una exposición temporal a cargo del ¡¡¡profesor Armitage!!! - ¿¡has visto papá!? El pofesog Agggmitage... ¿has tuaido nuestos cuadegnos? - le dije, pues era bien sabido que el profesor dedicaba cierta atención a... mmm... como decirlo, a ciertos objetos que pudieran facilitar su trabajo cuando encontraba un pecio... Igual le podíamos venderle alguno de nuestros diseños...

¿Un mago de la Tiega Media? Jajaja... bien visto, Billy

Negué con la cabeza al notar el retintín con el que me imitó Rebecca. Mira que le gustaba provocar y burlarse un poco de todos en general.

—Rebecca, si hubiésemos experimentado lo que vivieron nuestros padres nos pasaría lo mismo que a ellos —afirmé con convencimiento—. Imagina tener al alcance de tu mano un tesoro antiguo, descubrir un barco pirata real e incluso el cadáver de su capitán. ¡Y todo con la ayuda de un mapa del tesoro auténtico! —a medida que hablaba me iba motivando yo solo de imaginármelo—. Es el sueño de cualquier niño y una experiencia imposible de olvidar. Daría lo que fuera por vivir algo similar... —musité para que solo me escucharan mis amigos. 

Sin embargo, al haber tocado ella un tema que me apasionaba, continué dándole a la sin hueso sin poder remediarlo:

—Pues hubo varias mujeres piratas destacadas; dos de ellas gozaron de fama en el siglo XVIII: Anne Bonny y Mary Read —expliqué—. Si quieres puedo traerte la próxima vez que nos veamos un libro que habla sobre las figuras más importantes en el mundo de la piratería —le ofrecí con amabilidad, aunque conociéndola, lo mismo ponía cara de fastidio y soltaba alguna perla de las suyas.

Sin soltar la mano de Rebecca, caminamos hasta llegar a las puertas de aquel sitio. Ahora que el señor Pebbles estaba más tranquilo, estaba más animado. Miré hacia arriba y vi una gran cartel, y la fotografía de un hombre mayor, con el pelo y la barba blancas.

Alguno dijo algo de un mago, pero yo no lo entendía. Lo qué si me parecía era que allí dentro, podía haber algo interesante, porque estaban todos muy nerviosos. Papá llegó entonces, junto con Monique, y todos los demás. Entonces me solté y alargué los brazos.

-Papi, cógeme.

Bocazas suspiró, resignado. Monique no era el mejor ejemplo de una madre, pero él sí que se preocupaba por sus hijas. Quizás no fuera todo lo buen padre que debía, pero no por ello dejaba de intentarlo, cada día, y siempre que estaba en casa. Al ver a su pequeña llamándole, se acercó a ella y la cogió en brazos.

-Ven aquí, princesa -le dijo, mientras la subía hasta que su carita estuvo junto a la de él.

Después, con ella y el señor Pebbles en brazos, se volvió para mirar a los demás.

-Bueno, supongo que habrá que entrar ya, ¿no? Porque yo no sé los demás, pero cuanto antes entremos, antes podré tomarme una cerveza.

Aunque por razones diferentes, el resto de vuestros padres asintieron y fueron entrando con vosotros, unos detrás de oros. LA aventura de Willy el Tuerto, estaba a punto de comenzar.