No me sentía muy cómoda con aquellos chicos, porque nunca había congeniado mucho con ellos. Hicieran lo que hiciese, siempre me quedaba un poco marginada. ¿Sería por todas esas manía suyas?
No, no, pensé. Tiene que ser porque no entienden lo que quiero conseguir. Seguro que si se lo explico, me verán con otros ojos.
-Yo estoy deseando ver la exposición porque Willy es el ejemplo perfecto de un hombre que consiguió su fortuna sin usar ninguna tecnología especial. Sí, sí, era un pirata y todo eso, pero hoy en día, estoy segura de que ese tal Willy le habría ido igual de bien. Mirad, os voy a repartir unas pegatinas para que os deis cuenta de lo que quiero decir.
De mi mochila saqué unas pegatinas y le di una a cada uno.
Cada vez que mi padre encuentra una, se enfada muchísimo, pero yo voy a una tienda que me hace un montón a un precio muy bajo y sigo dejándolas por todas partes. ¡Podéis coger las que queráis! -dijo, emocionada.
Mientras os saludábais todos, vuestros padres también hacían lo mismo. Mientras algunos lo hacían de forma animada por verse después de bastante tiempo, otros parecían algo más tensos. "Bocazas" era demasiado energético y el olor a cerveza que desprendía no parecía ser del agrado de todos. Brand parecía algo incómodo a su lado, pero se alegró de ver a Mikey después de algún tiempo. "Gordi" también parecía animado, al igual que Steff y Andy. Todos se pusieron a hablar de lo que estaban haciendo y algunos de sus proyectos.
.... estoy preparando un documental sobre una tribu que es in-cre-i-ble...
...La verdad es que tengo una reunión más tarde, así que espero que no tardemos demasiado...
... hemos recogido tantos pedidos que he tenido que contratar varios ayudantes que me ayuden a coser. La verdad es que me va...
... yo estoy deseando ver lo que nos han preparado. Hace mucho tiempo que no veo a Willy y le debo mucho...
...He "taído" a mi hija conmigo, pero creo que yo estoy más "isulionado" que ella. No sé qué hacer con ella...
... Mierda, creo que me está llamando mi representante. Esperad un momento, tíos...
... Pues estamos a punto de abrir otro restaurante en...
Aquella chica, la chica rubia de pelo liso se había dirigido a él. No, no podía ser, no la conocía de nada. ¿Le había lllamado por su nombre? Sí, eso creía. Aquello se estaba volviendo un poco raro. En un momento pasaron mil y una explicaciones a cual más absurda por su mente a fin de darle una explicación a aquello. Desde que le hubieran visto en alguna revista de la prensa rosa junton a su padre, pasando por pensar que en efecto se conocían pero que él no lo recordaba y concluyendo en lo más probable, Lex y aquella chica eran amigas y en alguna ocasión había estado presente durante sus aventuras cibernéticas.
¡Qué vergüenza! Pensar por un solo momento que aquella chica le había escuchado hablar y narrar la partida como si un comentarista deportivo se tratara le aterraba. ¿Por qué Lex no se lo había dicho? De haberlo sabido habría cerrado la bocaza y no habría hecho el ridículo frente a una desconocida. ¡Que además, por como vestia, se movía y por la seguridad que demostraba en si misma, era por lo menos animadora! Aquel era uno de esos momentos de tierra tragame.
Finalmente aquel joven niño que ya había entrado en la adolescencia se armó de valor y dio un paso al frente y luego otro hasta llegar junto a aquella efusiva chica. ¿Le había pedido um beso? ¡Él se lo daría! ¡Para morro el suyo! Para cuando estuvo a su lado sus manos estaban temblorosas al igual que su voz. Al intentar darle un beso en la mejilla chocaron sus narices. Ambos sonrieron pero Scott en su interior se dijo a si mismo — "idiota" — por suerte a la segunda si logró culminar un beso en la mejilla de aquella chica y para entonces una segunda desconocida, aunque por descarte tenía que ser sin duda la hija de Data también le saludó.
— ¿Anne, verdad? — Le preguntó. No, no era un Sherlock Holmes. No había deducido su nombre a través de la observación de sus rasgos y su comparativa con todos los padres allí presentes. No, simplemente había oído su nombre instantes atrás en boca de alguno de los chicos. — Yo soy Scott... — Remarcó lo evide. — ¡Un placer! — Le dijo a las dos y entonces llegó Lex exclamando su nombre.
Al ver como Lex se acercaba, su pulso se disparó. Había hablado con ella un millón de veces. Habían compartido aventuras en la red, se habían salvado la vida mutuamente y habían muerto juntos un montón de veces. Se podía decir que eran amigos íntimos, pero en las distancias cortas era diferente. Aquel compañero de batalla se había convertido en una chica alegre y simpática y por si fuera poco, era de las guapas. Tragó saliva antes de abrir su bocaza. Tenía que tratar de decir algo inteligente...
— Si, al final he venido... — Dijo. — ¡No capullo! ¡Habíamos quedado en decir algo inteligente, no algo obvio! — Entonces vio algo que sería la clave. Algo que sin duda le dejaría en buen lugar. — Te ha salido un grano... — Señaló la mejilla derecha de Lex.
Y así fue como Scott perdió aaquella partida. Rodeado por tres chicas y contando sólo con catorce años , le pudo la presión. Nada más se podía esperar de un chico de esa edad en uns situación tan "comprometida" como aquella. Scott supo al instante que había metido la pata. La cara de su amiga era un poema. El se puso blanco y luego colorado. Empezó a sudar y no pudo centrar su mirada en otro punto que no fueran las puntas de sus zapatillas.
— ¡Qué cagada, Scott! — Exclamó en su interior. — ¿Pero en qué mierdas piensas?
Anne, tendría que haberlo puesto en comun. Acorde con Lex y Patrick que al vivir mi pj en Portland, solo les conocía a ellos y solo por internet. Es cierto que una vez coincidio.en persona con Lex, pero nunca más.
El sonido de una moto atrajo la atención de Lex, abstrayéndose de lo que estaba sucediendo a su alrededor. Para suerte de Scott. Finalmente con cierta decepción al ver que nadie entraba en el aparcamiento volvió de nuevo su atención al chico que tenía frente a ella, encontrándose con un dedo cerca de su mejilla. No teniendo muy claro de que iba aquello, mirando el dedo “acusador” tan de cerca opto por hacer una gracia y con un sonoro castañeo de sus dientes, fingió que iba a morder el dedo de Scott.
-Bueno, si hemos acabado... – entono con entusiasmo – no se vosotros, pero yo me muero de ganas por entrar ¿vamos?
No espero por nadie, ni tan siquiera a los adultos, con decisión se dirigió a la entrada del museo. Sabía que Patrick la seguiría de cerca, casi podía sentirlo a su lado y los demás si estaban la mitad de emocionados que ellos también lo harían.
En su camino a la entrada del museo aprovecho para consultar su teléfono móvil, procurando que Emiko no la viera y confirmando así lo que ya se temía. Jason no acudiría. Sabía que era una posibilidad, su hermano había dejado caer que para lograr que el tío Brandon fuera a la inauguración a él le tocaría hacer horas extra.
Vamos a darle un respiro al pobre Scott, así que Lex no va a "comerselo" en esta escena. No prometo que su integridad física se mantenga intacta en la próxima "metedura" de pata XD
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Así me llamaba Lex, me había bautizado con aquel apodo cuando le enseñé ciertos trucos del Assassins Creed, al principio me había fastidiado un poco, algo en lo que Lex era una máquina pero luego le llegué a coger cariño-¡Eso espero! Yo he estado preparándote una buena, ésta vez no lo vas a conseguir- reí imitando una risa malévola para luego sacarle la lengua, me separé unos centímetros para poder verla mejor, desde luego había pegado un pequeño estirón y la definición de niña iba pasando a la historia, más vale que no se pusiera más guapa o tendría que partir piernas, la quería como una hermana, significaba mucho para mí-¡Espero que sí los tengan! Es una de las cosas más chulas, seguro que le han dejado puesto el parche con la perla para que a los flojos no les dé grima-estaba entusiasmado con la idea de ver un cadáver momificado, ahora que lo pensaba sonaba un poco raro..-Eso sí, parte del tesoro seguro y espadas!- según salía la retaila de posibles objetos expuestos, más ganas tenia de entrar. Lex y yo lo habíamos hablado toda la semana y nos habíamos estimulado la imaginación mutuamente, montándonos todo tipo de suposiciones.
Habían ido llegando el resto de compañeros, a los que fui saludando, entre ellos Scott al que sólo había conocido jugando online y por lo poco que me había comentado Lex. El chaval parecía bastante cortado-¿Scott verdad?- comenté animado con una sonrisa y extendiendo mi mano a modo de saludo como hacían los mayores-al fin nos conocemos tío, te odio, no se puede ser tan bueno al Gran Turismo-le dije con pequeño guiño de ojo.
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Anne era como un grano en el culo pero al final la había terminado cogiendo aprecio, así que aguantaba sus bromas con buen ánimo-Mejor, no quiero oler tu apestoso todo aliento-reí de nuevo después de su amistoso toque. Al final parecía que ya estábamos todos reunidos y el ansia crecía en mi interior aunque desde luego en unos se notaba más que en otros.
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-¡Vamos Lex, que aquí fuera no hacemos nada!-dije excitado por los nervios mientras seguía a mi prima a paso ligero, tenía tantas ganas como yo de ver aquella exposición y ya habíamos hecho bastante con las formalidades presentándonos ante todos.
Casi al mismo tiempo que Lex y Patrick se movieron para entrar en el museo, vuestros padres lo hicieron también. Al final, el grupo entero parecía ir acercándose a la entrada, los padres hablando entre ellos de sus propias cosas y vosotros, de las vuestras.
Cuando os acercasteis a la entrada, os recibió el cartel de la exposición, que estaba pegado en la puerta y también colocado a mayor tamaño, justo al lado de ella.
Cuando nos encontramos ante el enorme cartel pude ver la cara de aquel hombre famoso, que se parecía a una suerte de Gandalf para cualquier ingorante de su vida-¿has visto Lex? ¡el profesor Armitage!-dije sorprendido, con lo que nos gustaba el tema, ya habíamos leído cosas que él había publicado, investigaciones, descubrimientos, era una maldita leyenda-Como nos deje hacerle preguntas nos parte por la mitad con un sable pirata-reí entre dientes mientras entrábamos en la gran sala.
Que la había cagado era un hecho. Decirle a una adolescente que tenía un grano era sin duda una buena forma de ganarse una marca roja de cinco dedos en la mejilla y un buen tiempo sin que le dirigiera la palabra. Por suerte Alexandra simplemente le ignoró. Aunque por dentro todavía llevaba candente su error, respiró aliviado ante la forma en la que Lex se lo había tomado. Era sin duda una chica genial y el un pre-adolescente torpe y aunque normalmente se mostraba muy hablador y no le costaba hacer amigos, por alguna razón ante aquellos chicos se mostraba introvertido y vergonzoso.
Por suerte Patrick pronto se dirigió a él y sacó uno de sus temas favoritos. Los videojuegos eran junto al beisbol su hobby por excelencia. Y sí, era muy bueno al Gran Turismo. Aquella manera de romper el hielo hizo que todo su cuerpo se relajara. Ahora que tenía un tema del que hablar y del que era conocedor, podía empezar a mostrarse tal y como él era en realidad.
- Tu tampoco es que seas un noob, en el Call of Duty... - Dijo. - Cada uno en su campo. - Bromeó.
El grupo empezó a moverse camino del museo. Scott ya no se movió de al lado de Patrick. Aquel chico se había convertido en su referencia en aquel lugar. Le tenía más confianza a Lex, al menos por internet, pero ahora que la veía tan imponente en persona, tan alta y tan... guapa, parecía que no le salían las palabras ante ella y las que le salían era mejor que se quedaran en su boca.
- ¿Lo conocéis? - Pregunté ignorante. - ¡Se parece a Gandalf! - Bromeó. Aunque nada más decir aquello, una corazonada le dijo que lo que en su instituto sería la comidilla de todos, aquí podía molestar a muchos.
-¿¡el profesor Armitage!?- exclamó al mismo tiempo que su primo junto a ella, deteniendo su paso y agarrando la manga de su padre al pasara junto a ellos, reclamando su atención - ¿¡el profesor Armitage es el jefe de la exposición!? ¿¡El encargado de catalogar y restaurar el tesoro de Willy!? ¿¡y no me lo habías dicho!? - recrimino a su padre con un fingido enfado que quedaba eclipsado por la emoción que brillaba en sus cristalinos ojos verdes. Miro a Patrick un instante y volvió a su padre - ¿¡podremos conocerle!? ¿¡hacerle pregutnas!?
Su padre fue a abrir la boca para contestar todas esas preguntas pero ella ya había tomado la mano de su primo y tiraba con fervor de él hacía el interior.
-Si que parece a Gandalf, sí – rió al escuchar el comentario de Scott – es uno de los mayores eruditos en el campo de la recuperación de tesoros navales y también en la piratería, mi padre trato que fuera el mentor de su tesis pero estaba inmerso en un proyecto personal y lo rechazo...o eso cuenta siempre él
Entre los libros de historia de su padre y los suyos propios contaban con casi todos los ejemplares que el profesor Armitage había publicado hasta la fecha, lo había visto envejecer en cada publicación y en la contraportada del libro, en el que se había dado cuenta del parecido con el viejo mago, no había dudado en añadirle ábilmente el gorro picudo y su bastón. Su padre se enfado considerablemente hasta que efectivamente vio el parecido y decidió reírse también, en lugar de castigarla.
-¡Oye Caleb! - reclamo la atención del hijo de Gordi casí cruzando el umbral de la puerta tras los mayores- ¿sabes si Sloth va a venir? Esto no sería lo mismo sin el grandullón
Hacía años que no veía al único decente de los Fratelli, sabía por Caleb que había tenía algunos problemas de salud y que en los últimos años había pasado algunas temporadas entrando y saliendo del hospital. Siempre era agradable verle y sin él quizá no hubieran salido nunca de la gruta en la que se encontraba el barco.
Acepté la pegatina que me ofrecía Emiko, dedicándole una sonrisa a la joven de rasgos orientales. El padre de Emiko había sido todo un genio por lo que me había contado mi padre y, por lo que parecía indicar, su hija había heredado el mismo intelecto que su padre. Aún no sabía dónde colocaría aquella pegatina, aunque algo se me ocurriría.
Viendo que todos entrábamos al museo, decidí engullir el Fozkito apresuradamente, sabiendo que mi padre podría considerar que entrar a un museo comiendo dulces podría ser un gesto de mala educación. Algunos de los chicos, como Scott y Patrick, habían hecho comentarios al respecto sobre el profesor Armitage, el hombre que al parecer era el jefe de la exposición.
-Máz que a Gandalf, a mí me recuerda a Mazneto el de loz X-Men -comenté, observando el rostro de aquel anciano que tenía cierto parecido con el mago más famoso de la Tierra Media y el malvado mutante capaz de manipular el metal-. A un Mazneto dezcuidado que ze ha dejado barba, todo hay que decirlo, claro.
Me disponía a comentarle a Lex que íbamos a tener a otro miembro de la Comunidad del Anillo en la exposición, en referencia a su padre, que siempre me había recordado al hobbit Sam, pero justo entonces la chica me preguntó por un tema más serio.
Sloth. El grandullón había sido adoptado por la familia de mi padre después de la aventura del barco de Willy el Tuerto y desde entonces había sido un miembro más de la familia Cohen. Habían pasado los años y Sloth ya estaba mayor, dado que debía rondar los setenta años y padecía algunos problemas de salud que habían mantenido muy preocupado a mi padre, ya que se había convertido en uno de sus mejores amigos, aunque en los últimos meses no había habido nada que lamentar.
-¡Oh! ¡Sloth eztá bien! Ha eztado pachucho eztoz añoz, pero ahora eztá mejor -expliqué, aunque prefería no pensar en qué podría estar haciendo Sloth solo en casa con mis abuelos. ¿Quizá viendo una maratón de Piratas del Caribe?-. Aunque nueztro médico de familia le ha quitado el chocolate de su alimentación. A zu edad tanto chocolate no puede zer bueno para zu zalud.
Entonces recordé un detalle. Tomé mi móvil y decidí mostrar al grupo una foto que había sido tomada poco después de que Sloth fuera adoptado por mi familia. En ella se podía ver al grandullón vistiendo de una forma más elegante a la que acostumbraba llevar cuando vivía con los Fratelli, aunque luciendo una camisa roja idéntica a una que solía llevar mi padre en su adolescencia.
-¡Mira, papá! ¡Qué jóvenez zalíz todoz ahí! -exclamé, emocionado.
-¿Que?- Solté sin pensarlo cuando Scott dijo lo del grano en la cara de Lex.- Je...jaja...jajaja- Me eché a reir.
No era por Lex, era por Scott. No me esperaba que estuviera tan nervioso como para soltar esa perla. pero bueno, al final por eso, según me decían, también era un poco bocazas. Miré a Lex para ver al cara que ponía y desde luego era circunstancial.
- Jo, Scott. ¡Tu desde luego si que eres directo!-
Pero todo eso quedó en un segundo plano cuando llegaron el resto. Incluso la pegatina de Emiko. Al principio lo miré un poco extraño. Esclavos del móvil. Bueno, mentira no era. -Vaaale...intentemoslo, ¿vale?- Dije apagando mi movil y volviéndolo a meter en el bolsillo de mi cazadora.- Veamos la exposición sin móviles encendidos.
Miré al resto.
Ya se habían puesto en marcha. Los chicos hablaban de cosas frikis hasta que Alex menciono al profesor Armitage. Una celebridad en cuanto a Willy el tuerto. Incluso Caleb estaba super emocionado. Era un chico adorable, fantasioso, pero adorable. Y me hacia mucha gracia cuando intentaba hablar, explicando sus cosas. Lex le pregunto por Sloth y corrí a meter la cabeza entre ellos para ver la foto.
Mi madre me había hablado del gigante de Sloth. - Wow. Dije al ver la foto- Pues si que es grande... ¿No habéis pensado en meterlo en un equipo de Baloncesto? Yo podría enseñarle algunos trucos...
- Si que es grande... - Repitió Scott al ver la foto y escuchar el comentario de Anne. - ¡Y seguro que intimidaría a cualquier rival!
No quería faltarle al respeto a Sloth con aquel comentario. Lo cierto era que nunca había visto una foto de aquel hombre. Su padre le había hablado de él y de los Fratelli. Le había dicho que Sloth era un hombre peculiar, que había nacido con algunas deformidades y con un retraso mental bastante severo, pero también le había dicho que tenía un buen corazón. Scott nunca hubiera imaginado hasta que punto Sloth era un se deforme. La verdad es que le impactó bastante ver su rostro.
Su padre no guardaba demasiados recuerdos materiales de aquella época. Todo lo que necesitaba como recuerdo de su infancia, o casi todo estaba en su mente y muchas de aquellas cosas se las había contado a Scott años atrás. Por desgracia a medida que Scott se hacía mayor parecía que su padre iba dejando cada vez más atrás todo aquello. Scott deseaba que al menos durante aquel viaje, su padre dejara apartada su faceta de estrella del rock y recuperara su espíritu goonie. Aunque lo veía difícil.
- ¿Entramos ya, o qué? - Le dijo a Patrick, de quien no se había separado desde que se le presentara.
Toda la ansiedad, los nervios, toda la emoción que sentía hasta el momento de llegar a Astoria y poder ver la exposición, se esfumó de golpe al comprobar que los chicos ni siquiera parecía que me hubieran visto, ni siquiera me saludarin y mucho menos se dirigieron a mí. De pronto me sentí fuera de lugar y, por unos instantes, me arrepentí de no haber hecho caso a mi madre. Sólo Emiko se acercó aunque para darme una oegatina al igual que al resto
—Gracias —musité mirando el dibujo. Estaba de acuerdo con el mensaje pero me sentía tan abatida que ni siquiera me apeteció decir algo a la joven.
Me quedé un poco alejada del resto, escuchando sus conversaciones y viéndolos tan emocionados como había estado ya hasta ahora. Y, cuando por fin se animaron a entrar, lo único que hice fue seguirlos con la cabeza hundida entre los hombros. Si había una aventura esperándola, estaba claro que entonces no había llegado en buen momento.
Como empujados por un resorte, vuestros padres se giraron y os acuciaron para que entraseis. Aquella maravillosa aventura llamada Willy "el Tuerto", estaba a punto de volver a formar parte de vuestras vidas.